¡Hola!...Bueno, hoy tuve un día muy extraño, significando eso que tuve que arrastrarme a lo comando por toda mi casa para que no me vieran desde afuera (estaba sola y se que venían a buscar algo, pero me daba vergüenza salir). En fin...aparentemente eso hizo que me inspirase milagrosamente y escribiese esto. Ahora que lo pienso...no debería hacer eso.
Bueno, creo que de todos los fics que he hecho, este sera el que tenga más drama, lo cual me hace sufrir, porque odio el drama...:(
Espero que les guste, y les entretenga un rato. ¡Gracias por leer!
Lego House
Capitulo 1
-Creo que todavía me amas, pero no podemos negar el hecho de que no soy suficiente para ti-Explicó débilmente.-Sabía que esto iba a suceder, así que no te estoy culpando por enamorarte de otra mujer. Tampoco estoy molesta, tal vez debería estarlo, pero no es así. Solo siento dolor, mucho dolor, pensé que podía imaginar cuanto esto dolería y hacerme a la idea, pero estaba equivocada.
-Rach, yo...-Quinn trató de responder, pero las palabras estaban trabadas en su garganta.
-No digas nada, por favor, yo entiendo, esto es mi culpa, te pido perdón.-Estaba intentando no llorar, pero aquello estaba resultando más difícil con cada segundo que pasaba.
-Rach...-La rubia trató una vez más en vano.
-No digas más mi nombre, por favor Quinn, te lo ruego.-No podía escucharlo, no más. Cuando alguien te ama, la forma en que dicen tu nombre es diferente, porque sabes que tu nombre esta seguro en sus labios. Ahora ya nada se sentía así.
-No se que hacer, no quiero verte sufrir, no soporto verte así, pero...-¿Pero qué?, Quinn no sabia que es lo que ella misma estaba tratando de decir.
-Pero nada, tomaste tu decisión, quiero que seas feliz, aún cuando no sea conmigo.-Las lágrimas nublaban sus ojos. Es difícil dejar ir a quien amas. A veces parece que mientras más tratas de sujetarte a alguien o algo, este más tratará de alejarse. Se sentía casi como una criminal por sentirse así, por haber deseado el corazón de Quinn de vuelta. Por haber amado y querer ser amada cuando ya su tiempo había pasado. Estaba confundida, porque pensaba que sus sentimientos eran incorrectos, y eso la hacía sentir inmensamente pequeña. Es tan difícil mantener tus sentimientos dentro de ti cuando ya los dejaste ir y nunca volvieron. Cuando eso sucede, cuando tu corazón nunca regresa, te quedas tan solitaria que es difícil explicarlo. No hay nada peor que eso.
-Necesito irme, quiero que seas feliz, juro que te deseo lo mejor, pero no puedo estar aquí para verlo. Venia a despedirme.-Explicó con un nudo en la garganta.
-Rachel...por favor, no te vayas, no así.-Suplicó Quinn. No podía dejarla ir.
-No puedo quedarme Quinnie. ¿Qué se supone que haga?, ¿Que me quede sentada junto a ti mientras sales con ella y te enamoras?, ¿Mientras te casas con otra?.-Su voz tembló.-¿Que me quede mientras muero un poco más cada día observando?.-
-No, no quiero eso, pero no puedes pretender que esto es lo correcto, por favor...-Trató de hacerla razonar. Pero era inútil, sabía que Rachel tenía razón.
-No estoy pretendiendo nada.-Dijo con total claridad.-Te amo, y te amare hasta el día que muera, y si hay una vida después de eso, también te amare allí. Nunca será correcto para mi verte con otra. Quedarme sería aceptar romper mi propio corazón-Su voz se quebró.-Los corazones son fáciles de romper Quinn, tu y yo lo sabemos, y temo que incluso cuando se curan, uno nunca logra ser lo que antes fue, y no quiero eso.-
-No quiero perderte...-Sollozó Fabray sin saber qué más decir.
-No me estas perdiendo, nunca me perderás. Te amare por siempre. Cuando tu luminoso cabello este blanco, todavía seguiré amándote. Cuando la suavidad de tu juventud sea reemplazada por la delicadez de la edad, aun querré tocar tu piel. Cuando tu rostro esté lleno de líneas de cada sonrisa que has dado, de cada sorpresa que ha iluminado tus ojos, cuando cada lágrima que hayas derramado haya marcado tus mejillas, yo te atesoraré aún más. No me estas perdiendo, porque soy tuya para la eternidad, pero no puedo quedarme, porque no soy yo la que lo va a presenciar todo eso, no seré yo la que comparte su vida contigo. Quinn, te amo, y te voy amar hasta que el último suspiro deje tu cuerpo o el mio, pero no me interpondré en tu felicidad.-Quizás aquel sentimiento que inundaba su cuerpo, era lo que en cientos de historias llamaban como estar "enferma de amor". Tu corazón, tu estómago, y todo tu cuerpo en general se siente vació, dañado y expectante.
-¿Por qué tenías que tardar tanto?.-Preguntó la rubia con tristeza.
-No lo se, quizás necesitaba un empujón para notarlo, pero no pensé que eso me lanzaría por un abismo.-Rió amargamente -Solo necesito saber una cosa antes de irme, dímelo con honestidad, ¿La amas?.-
-Rachel...Por favor.-Suplicó Quinn.
-Dímelo, necesito escucharlo...-
-Si.-Y con eso todo estaba dicho.
Se quedó parada allí. Su mirada nublándose por las lágrimas. En ese momento oyó su corazón romperse, fue un sonido y limpio y claro, como el cortar el tallo de una flor.
-Rachel lo lamento yo...-
-No te disculpes.-Suspiró-¿Sabes?, te he escuchado todos estos años, no soy diva egocéntrica que todos piensan que soy. Se que no quieres promesas falsas de el cielo y las estrellas fugaces. Se que no quieres joyas ni oro. Ya tienes eso, lo que siempre has querido es una mano firme, una alma buena, amable. Alguien con quien dormir y despertar sabiendo que tu corazón está a salvo. Quieres amar y ser amada, y yo nunca he sido esa persona Quinn, por mucho tiempo pensaste que lo era, y durante ese tiempo tu corazón fue mio, pero ahora lo sabes, no soy todo eso, y tu corazón se ha aferrado a otra.-
-Si eres todo eso, no pienses que no lo eres, esto no cambia nada...-Dijo la rubia con voz débil.
-No lo soy Quinn, no soy una mano firme, porque tiemblo cada vez que te acercas. No puedo no prometerte el universo, porque tu eres mi mundo entero, y nada se siente suficiente para darte. No puedo ser con quien duermes, porque yo no puedo dormir sin observarte. No puedo despertar junto a ti, porque quiero llevarte desayuno todas las mañanas. No tengo un alma buena, no tengo un alma amable, soy egoísta, te quiero solo para mi, no soy nada de lo que deseas Quinn, ella lo es, es todo lo que has estado esperando. Se feliz por eso, por favor.-Le sonrió suavemente, realmente le deseaba lo mejor.
-No puedo ser feliz así Rachel...-
-Tienes que serlo, porque no puedes tenernos a ambas, y se que a la hora de elegir, la balanza no esta a mi favor, solo despídete de mi con una sonrisa Quinn, quiero recordarte sonriendo.-Pidió con tristeza. No podía marcharse sabiendo que lo último que vio de la mujer que amaba eran sus lágrimas.
-¿Como voy a sonreír cuando no puedo dejar de llorar?.-Las lagrimas corrían libremente por las mejillas de ambas. Nunca nada se sintió peor que aquella despedida.
-De la misma forma en que yo sonreiré cuando te vea alejarte mano a mano con ella.-Una triste y agotada sonrisa se instaló en sus labios al pensar en la imagen.
-Eres mas fuerte que yo entonces.-Replicó débilmente la rubia
-No lo soy, nunca lo he sido, solo soy una buena actriz bajo las circunstancias.-Y lo era, pero ese había sido uno de sus mayores problemas.
-Quien iba a pensar que resultarías ser una sentimental.-Quinn sonrió amargamente al decir aquello. Rachel siempre había sido de gestos grandes de amor, pero las emociones nunca eran profundas, mas con ella, desde hacía mucho que era diferente.
-No soy sentimental, soy una romántica. La gran diferencia entre eso, es que los sentimentales siempre piensan que al final conseguirán lo que tanto anhelan, los románticos están profundamente convencidos de que no será así, creo que, tras mi usual optimismo y alegría, siempre he sido un poco pesimista.-Rió sin saber qué más hacer en una situación como esa.
-Lo eres, siempre lo has sido.-
-Lo sé.-Espetó sonriendo tímidamente-Sonríe conmigo Quinn, y despidámonos como amigas, no como dos corazones rotos.-
-Adiós Rachel...-Susurró la mayor sintiendo como su corazón se quebraba pedazo a pedazo.
-Adiós Quinnie...-Necesitaba olvidarla, por meses había sentido como si una piedra se hubiese alojado en su corazón. Había llorado todas sus lágrimas por ella, había perdido noches enteras de sueño, había comido pasteles hasta caer rendida. De alguna forma tenía que superar aquello, la vida sería un infierno si no aflojaba el agarre que Quinn tenía sobre su corazón. No quería seguir sintiéndose así, sola en una relación que debía ser de a dos. Incluso aunque supiese que ella era la indicada, incluso cuando siempre pensó que ambas terminarían juntas. Incluso cuando Quinn tenía una cadena firme en su corazón. Porque Rachel no había sido la elección de Fabray, y debía aceptar eso.
Tentativamente avanzó un paso, y luego otro, dejando atrás lo que quedaba de su alma. Con cada paso que daba se alejaba de Quinn, y sentía que su piel se desprendía para quedarse con ella.
Sabía que su corazón nunca sería el mismo, pero se estaba diciendo a sí misma que estaría bien, que lo superaría. Esperaba que eso fuese suficiente.
Quinn la observó alejarse con un nudo en la garganta.
-La forma en que te miraba...ahora lo entiendo, te amaba, y eso la estaba matando. Ella no te superara pronto Quinn, no creo que pueda jamás.-Santana había aparecido detrás de la rubia. Había escuchado todo, y hace mucho que sus riñas con la joven fabray habían acabado. Ahora la amistad pura era lo que las unía, no una infundada rivalidad.
-Lo se.-Quinn no la observo. Sus ojos seguían clavados en el sendero que Rachel había tomado.
-Ella no te superara pronto, y tu tampoco a ella, ¿Por qué la dejas ir entonces?.-Trataba de entender a su amiga, pero todo parecía tan incorrecto. Berry y Fabray pertenecían juntas, estaban destinadas, y no podía creer que se estuvieran separando.
-Por ella...-Susurró Quinn sin observarla aún. Se podían oír las lágrimas en su voz. Su alma completa estaba sollozando.
-¿Por ella?, ¿La amas?.-Sabia que ella tenía algo que ver en aquella situación, pero jamás se le había cruzado por la cabeza que fuese la causa principal.
-Si.-Respondió simplemente Fabray, pero su voz estaba quebrada.
-Mientes.-Era obvio para Santana. Tal vez la amaba en alguna forma, pero el amor que sentía por ella, no era el tipo de amor que sentía por Rachel. El último era mucho más fuerte.
Era curioso como la situación se había revertido tanto. Hace unos pocos años, Quinn era quien no podía estar sin Rachel, y Rachel era la indecisa, la que había roto el corazón de la rubia. Ninguna había pensado que los roles se fuesen a intercambiar hasta aquel punto.
-No miento.-Susurró cansada Quinn. No mentía, al menos eso quería pensar.
-Si lo haces, todo en tu cuerpo lo grita.-Explicó suavemente Santana.-Tus pies están diciendo que quieres ir tras Rachel, tus manos dicen que quieres sostenerla y nunca dejarla ir. Es tan claro que por momentos pareces haberte olvidado que estoy aquí junto a ti.-
-Yo...-Las palabras no escapaban de sus labios. No existía una respuesta para eso.
-Tengo razón, ambas lo sabemos, lo que no entiendo entonces es ¿Por qué?, explícame.-
-¿Por qué?...es una gran pregunta, pero la respuesta...-
¿Continuara?
