Hola, bienvenidos a mi primer fic BBRae. Estuve ausente de escribir fanfics desde hace más de 5 años y honestamente me siento muy oxidada. No sé qué tan buena o mala les vaya a parecer la calidad de este escrito, ¡Pero hago mi mejor esfuerzo y siempre trataré de mejorar! Todo tipo de comentarios se aceptan y se agradecen. No tengan miedo de ser malos conmigo, yo aguanto xD
Pues sin nada más que agregar los dejo con esta historia, mil gracias por estar aquí 3
-Raven, por favor. Abre la puerta
-No, vete.
-Rae, por favor. No hace falta que hablemos, solo ábreme un momento.
-Es la última vez que te lo digo de buena manera, Chico Bestia. Vete.
Y te lo he repetido hasta el cansancio, me llamo Raven, no "Rae"
-Bien, tú ganas "Raven", pero sabes que no esta bien que te hayas saltado la comida. Nadie está molesto contigo, mucho menos yo. No hay razón para que nos evites.
Llegando al límite de su paciencia, la joven hechicera se encaminó hacia su puerta hecha una furia, decidida a tirar al océano a su compañero de piel verde, quien llevaba cerca de 10 minutos perturbado sus intentos de tranquilizarse y retomar su control habitual.
Lo que no esperaba al abrir de manera violenta su puerta era encontrarse a Chico Bestia con una charola entre las manos. En otra situación se hubiera limitado a darle un portazo, pero en esta ocasión era diferente.
Para empezar, tenía hambre. Mucha. Cosa que afectaba mucho su concentración y no ayudaba a que su meditación fuera provechosa. En segundo lugar, se sentía ciertamente apenada con el cambia formas. Además, le era reconfortante ver que él estaba ahí, preocupándose por ella, aún cuando su incompetencia en batalla le había costado una herida casi fatal al joven.
-Raven, en serio, me preocupa que no comas. Si no quieres vernos no hace falta que lo hagas, pero acepta esto. Te traje sopa, algo de fruta y te hice el té. Perdona si no es de tu agrado, pero no suelo preparar té muy a menudo.
De pronto, el suelo resultaba muy interesante para Chico Bestia, ya que mantenía la mirada baja y evitaba los ojos de la chica, mientras se rascaba la nuca en su característico gesto de nerviosismo. Raven sintió emanar de su cuerpo olas de vergüenza y preocupación genuina, lo que hizo que se apiadara y suavizó su tono de voz tanto como su estado de humor se lo permitió.
-Te lo agradezco mucho, Chico Bestia- dijo en el tono más sincero que pudo, buscando discretamente su mirada- Pero ¿te importa si hablamos luego? Es solo que justo ahora no me encuentro de muy buen humor.
-Oh, seguro Raven, yo… te daré tu espacio, no hay problema alguno- respondió el cambiante algo sonrojado mientras dejaba la charola en manos de la joven, y justo antes de que ella se alejara un paso para cerrar su puerta, la tomó la tomó brevemente del brazo a lo que ella evidentemente se exaltó, sin embargo, Chico Bestia ignoró aquello para añadir – Y por favor Rae, recuerda que siempre que necesites algo, mi puerta es la de al lado. No importa que, ni cuando, solo llama y no dudes que ahí estaré.
Dicho eso, dio media vuelta y se fue, dejando a Raven con un hueco en el estómago.
Cerró la puerta apresuradamente, dejó la comida sobre la mesa de noche y se sentó en la cama con el rostro entre las manos con actitud abatida.
Odiaba sentirse débil, odiaba sentir que en muchas ocasiones era el eslabón más débil del equipo. Lo ocurrido en la última batalla la hacia sentirse horriblemente culpable consigo misma.
Y es que, durante su más reciente enfrentamiento con el Hermano Sangre, sus poderes quedaron anulados un par de minutos, tomándola desprevenida.
La culpable de la repentina privación de su magia demoniaca era una joven de aspecto irlandés, alumna de la academia Colmena.
Una hechicera a quien su mentor consideraba una de sus cartas mas fuertes, con un tipo de magia capaz de anular o de interferir con los poderes y habilidades de sus contrincantes, eligiendo en esta ocasión a la chica cuervo, por considerarla el rival más problemático y difícil de vencer.
Sin embargo, el poder de Raven era por lo menos 10 veces más fuerte que el de ella, por lo cual la pelirroja no pudo retener la magia de la empática por más d minutos antes de caer desmayada de agotamiento.
Aún así, esos 5 minutos resultaron cruciales para que la misión estuviera comprometida.
Sin ayuda de sus poderes, Raven se sintió expuesta y desprotegida. Desde muy pequeña había aprendido a utilizar sus poderes y nunca se había visto privada de ellos. Si bien era cierto que Robin los hacia entrenar, nunca se había visto en la necesidad de efectuar una verdadera pelea cuerpo a cuerpo más allá de la simulación de batalla en los entrenamientos. Le aterraba luchar contra alguien del cual no conocía en absoluto sus movimientos, su fuerza o su manera de actuar.
Intentando dejar su miedo de lado, hizo frente al amedrentador joven que se aproximaba a ella a toda velocidad.
Su primer instinto fue esquivarlo, sin embargo, el joven hombre la tomó rápidamente por ambos tobillos y la derribó. Dominada por el miedo, Raven intento detener un golpe que iba directo hacia su pómulo, pero no lo hizo correctamente y un puñetazo seco y firme aterrizó en su rostro, haciendo que su cráneo se estrellara contra el suelo.
Chico Bestia, quien miraba la escena desde metros atrás, se enfrentaba a 3 matones al mismo tiempo, quienes lo mantenían atado a cables que le propinaban choques eléctricos cada vez que intentaba transformarse, aún si lo hacía en el animal más grande o en el más pequeño.
A ver a Raven recibir el primer golpe, la rabia se apoderó de sus sentidos y emergió en un potente tigre. Ignorando por completo la incapacitante presión que ejercían los cables sobre su cuerpo y la dolorosa descarga eléctrica, se sacudió en un enorme rugido, lanzando por el aire a sus 3 atacantes, liberándose por fin de su atadura.
Mientras tanto, Raven luchaba torpemente contra su agresor, con lagrimas de impotencia en los ojos. Cada golpe que recibía nublaba más sus sentidos, sumado al cansancio de su lucha implacable, además del terrible agotamiento mental, puesto que nunca se había permitido tener tantas emociones juntas sin tener control sobre ellas.
Varios golpes más llegaron sin previo aviso, distribuidos por cada parte de su cuerpo, tanto que la joven sintió claramente su tabique nasal fracturado y una de sus costillas astillarse.
A este punto ya se había rendido, ni su cuerpo ni su voluntad tenían fuerza suficiente para seguir intentando defenderse. Vio venir el golpe que supo que la haría perder el conocimiento. Cerró fuertemente los ojos preparada para un golpe que jamás llegó.
En su lugar escucho en ensordecedor rugido de un tigre y un alarido de dolor proveniente del hombre que hace unos segundos le hacía daño.
Con dificultad abrió los ojos para encontrarse con una mirada verde esmeralda. Chico Bestia, ya en su forma humana la examinaba lleno de terror y angustia.
-Tranquila Rae, estarás bien, por favor resiste, te voy a llevar conmigo y estarás muy bien, te juro que lo estarás…- mascullaba el cambiante con la voz quebrada.
Con todo el cuidado que sus manos temblorosas le permitieron, tomó a su compañera cuidadosamente por las piernas y la parte posterior de la cabeza, pero por desgracia no llegó a levantarla del suelo.
Raven quiso gritar, pero no pudo. Quiso advertirle, pero su voz se negó a salir. Sin que el chico se diera cuenta, el hombre que con anterioridad había atacado a la empática, tomó por detrás al cambia formas y clavo una daga en su espalda, arrancándole un grito de dolor que heló la sangre de todos a su alrededor.
Se desplomó junto a Raven, retorciéndose de dolor, cuando una segunda puñalada llegó, haciendo que el aire escapara de sus pulmones y sus orbes verdes perdieran enfoque.
Ella quería ayudarlo, necesitaba detener el martirio al que su compañero estaba siendo sometido, pero sus ojos se negaban a seguir abiertos.
De pronto las luces eran demasiado brillantes y las figuras muy borrosas. Luego de eso lo único que supo es que despertó en la Bahía médica 2 días después, con el dolor de cabeza más horrible que había sentido nunca.
