La Resistencia

(Mezcla de sangre)

Por Ángeles de Oscuridad

Capítulo 1. Llegada a Hogwarts.

Era un día gris y tormentoso. La lluvia caía fuertemente, calando hasta los huesos a la gente, y en algunas ocasiones incluso hacía daño. Los alumnos de Hogwarts, ansiosos por huir del agua gris plomiza, se dirigían corriendo hacia los carruajes tirados por thestrals que los llevarían al colegio. La enorme figura del guardabosques, Hagrid, destacaba entre la masa anónima de alumnos, llamando a los de primer año para que cruzaran con él el lago.

Ni siquiera la lluvia conseguía aplastar el cabello oscuro y revuelto de James Potter, ni apagar el brillo de sus ojos castaños. En cambio, su amigo Sirius Black conservaba toda su elegancia incluso con el cabello negro tan empapado como estaba, y sus ojos, en un tono gris, brillaban aún más que los de su amigo.

—¡Cómo me alegro de no ser de primero! ¡No me gustaría nada tener que cruzar el lago con este tiempo! —dijo James quitándose las gafas para limpiarlas.

Cosa que no le sirvió de nada porque en cuanto se las puso, se volvieron a empapar por completo.

—¿Para qué haces eso? —le preguntó Sirius—. Sólo funcionará cuando deje de llover.

James se encogió de hombros.

—Es lo que tiene la lluvia —suspiró.

—No te preocupes, James. Funcionará cuando entremos ahí —el tercero del grupo, Remus Lupin, un chico que tenía el pelo castaño claro y unos preciosos ojos dorados, señaló uno de los carruajes.

Los tres corrieron hacia el carruaje, seguidos por su amigo Peter Pettigrew, un joven bajo con ojos azules y rasgos un tanto ratoniles. Una vez dentro, James volvió a quitarse las gafas para secarlas, pero hasta su pañuelo se había empapado y no consiguió gran cosa. Para colmo, ahora veía borroso. Aunque la cosa se arregló cuando salieron del carruaje y se empaparon aún más, si es que eso es posible. Entonces ya no veía borroso: simplemente no veía nada.

Entraron en el Gran Comedor y se sentaron en la mesa de Gryffindor, más mojados que un arenque recién pescado.

—¡Malditas gafas! —se quejó James tratando de secarlas con una servilleta.

La chica que estaba sentada junto a Sirius se echó un poco adelante y le habló en tono de burla:

—¿No me digas que aún no llegaste a aprender el impervius? Nos lo enseñaron en clase, Potter.

Sirius se volvió hacia la chica, fijando sus ojos grises en los castaños de ella. James también la miró.

—¿Te pregunté? —replicó de malos modos.

Ella chascó la lengua, con cara de "éstos no aprenden".

—¿Para qué te preocupas por ellos, Lumi? No veo que ellos correspondan a eso —observó Lily Evans, una joven pelirroja con unos increíbles ojos verdes.

Lumi Nieminen se encogió de hombros. Era una chica muy alta, de pelo y ojos oscuros, aunque éstos tenían un toque volcánico del que carecía la cabellera.

—No me preocupo, me burlo.

—A eso tampoco corresponden —apuntó con una sonrisa Anushka Maycov, una elegante chica de cabello negro y ojos rojos oscuros.

—Las dos sabemos por qué —replicó Lumi sacudiendo su larga melena.

Justo entonces hicieron acto de presencia los restantes miembros del grupo del que formaban parte las chicas. Ellas tres eran las únicas de sexto, por lo que iban a clase con James, Remus, Sirius y Peter; los demás amigos de Lily, Anushka y Lumi eran un año menores.

—Buenas noches —saludó una chica que lucía una melena ondulada hasta los codos, esbozando una sonrisa cínica—. ¿No hace buen tiempo?

Los cuatro chicos de sexto la miraron de arriba abajo. Sus ojos azules y su piel clara relucían, los unos con malicia, la otra por estar mojada, y de su pelo rubio resbalaban gotitas plateadas que brillaban en las puntas, de un azul metálico intenso, antes de caer al suelo.

—Por favor, Von Prater. Después de que me rechazaras pensé que no podías estar más loca, pero esto ya es mucho —dijo Sirius.

Lisbeth von Prater, Liesl para los pocos amigos que tenía, lo miró por encima del hombro, se sentó junto a Lily y ambas comenzaron a comentarse cómo les había ido en vacaciones.

—Pues ya sabes, lo de siempre. Conocí al novio de mi hermana.

—No me lo quiero ni imaginar —murmuró Liesl.

La pelirroja soltó una risita.

—No es tan malo…

—¿Hacen buena pareja?

—La verdad es que sí —dijo Lily, contenta por su hermana, a pesar de que dicho novio, Vernon Dursley, era bastante antipático con ella.

—Sin comentarios.

Sonó un grito. Todos los presentes giraron la cabeza, para encontrar a dos alumnos más, un chico y una chica de quinto año. Ambos, empapados, lloraban desconsoladamente.

—¡Mi pelo! —sollozó el chico.

—¡Maldita sea la lluvia! —gritó ella.

—¿Os importaría mucho dejar de escandalizar? —preguntó Liesl sin alterarse—. Lo que tenéis en el pelo es sólo agua.

Ambos se abrazaron en un acto exagerado. Sus cabelleras, en efecto, escurrían agua a chorros. La de la chica era de un color rojo casi imposible, en largos bucles que cubrían su espalda. La pequeña melena de él era de una preciosa coloración castaño-rojiza, aunque probablemente no tardaría en cambiarla de tono.

—Tranquilo, Yeye, tenemos arreglo —le dijo la pelirroja al chico, mientras se limpiaba el agua, que bien podrían ser lágrimas, de sus grandes ojos azules.

—Luego subimos y te seco el pelo —se ofreció un altísimo chico de pelo castaño, poniendo una mano en el hombro de Yeye.

Éste le dirigió una sonrisa húmeda. Su nombre completo era Jesse James Dalton, pero sus amigos le habían puesto aquel diminutivo cariñoso.

—Gracias, Raven.

Aidan Lithgow, conocido como Raven por su extraña obsesión por los cuervos, sonrió de medio lado y se sentó entre Anushka y Lumi.

—Jo con el dúo drama —comentó.

—Jamás me acostumbraré a los gritos de estos dos —le dio la razón Remus.

—Ni lo hará nadie que tenga el oído medianamente fino —dijo Sirius.

La pelirroja, Annell Ivanov, sentada al lado de un chico de pelo anormalmente gris, le dirigió una mirada agresiva.

—Y eso que no me has escuchado gritar a toda potencia —le dijo—. No quisiera hacerlo ahora mismo.

—No, gracias… —intervino el chico del pelo gris—, que estoy yo al lado.

—Y por el bien de los cristales de todo el castillo —añadió Raven.

—Ya vale de tanta crueldad con una menor —exigió Annell mientras hacía un puchero.

—Menor, dice… —se mofó el chico de pelo gris, Leickran Rhapsodos—. Y cuando nos apaleas, ¿dónde queda toda tu inferioridad, eh?

—¡Os lo buscáis! —se defendió ella.

—¡Bueno, vale ya! —estalló Anushka—. No pido que dejéis de hablar, pero sí que no digáis estupideces.

Annell bajó la cabeza y Leickran la miró con fastidio. Anushka enfadada sí que daba miedo, y nadie quería correr ese riesgo. La morena de ojos rojos cogió su melena y escurrió su pelo. Las puntas, que lucían pequeños reflejos rojos, brillaron con las gotitas de agua que fueron a caer al suelo.

—Yo también me mojé el pelo y no monto este drama.

—Seguro que llevas alguna mascarilla para el pelo y no nos la quieres dejar —le recriminó Annell.

—¿No he dicho que no quería oír estupideces? —repitió Anushka, y así, Annell volvió a bajar la cabeza.

—Hablad más bajo —sugirió James, a quien al parecer le gustaba vivir peligrosamente.

Yeye se agachó un poco para quedar oculto a la vista de Anushka, cuyo enfado ya parecía inminente. Lily, apartando un poco a Liesl, que quedaba entre ambos, lo miró un poco sorprendida.

—Si se enfada, no será contigo —le dijo—. Será con Potter, por bocazas.

—Ya, pero prefiero no arriesgarme —respondió Yeye haciendo sonreír a Raven.

James no parecía haberse dado cuenta de que había enfadado un poco más a Anushka, pero los demás observaban la escena con creciente interés.

—Apuesto a que le pega —dijo Lily.

—Le estaría muy bien empleado —repuso Lumi secamente.

—Te haré caso cuando tú también digas cosas coherentes, Potter —escupió Anushka.

Annell suspiró con alivio. Tal vez si Potter sabía callarse, la cosa no pasaría a mayores.

—Pero si a ti no te he dicho nada… Les digo a ellos que hablen más bajo para que no oigas las estupideces que digan —pero Potter no sabía callarse.

—¡Imbécil! —le gritaron casi todos los presentes, pero ya era muy tarde.

Anushka se puso en pie, apoyó una rodilla en la silla y acercó su rostro al de James con una mirada amenazante, que impondría respeto en cualquiera, y lo cogió por el cuello de la camisa.

—Pues tus frasecitas no ayudan a que las estupideces paren —gruñó la chica en voz baja, mientras sentía la respiración de Potter.

—Lo sabía —dijo Liesl—. ¿Cuándo vas a madurar, Potter?

—¿Cuándo vas a salir conmigo, Von Prater? —preguntó Sirius.

—El treinta y uno de febrero del año dos mil veintiocho —respondió ella.

—Ese mismo día maduraré —añadió James con una sonrisa maliciosa.

—Primero vemos si sobrevives a esa homicida —le dijo Annell mientras señalaba a Anushka, que aún lo cogía por el cuello de la camisa.

—Y luego vemos si cambian el calendario para que en dos mil veintiocho haya treinta y uno de febrero —completó Yeye.

—¡Es verdad! ¡No me fijé en la fecha! Eso no será un rechazo, ¿no, Von Prater? —dijo Sirius en tono dolido.

—Claro que lo es, cabeza hueca. Igual que todas las otras veces que me lo pediste.

No se sabía de nadie con tanto afán por rechazar a los chicos como Liesl. No tenía muchos pretendientes, porque la mayoría o la temían o la despreciaban por ser hija de muggles, pero de todas formas siempre le salía con un desplante casi a cualquiera que le hablase. En realidad Sirius no la consideraba una chica especialmente guapa, pero le encantaban los retos, y Liesl era posiblemente la chica más inalcanzable de Hogwarts.

—Anushka, suéltalo —le pidió Leickran mientras le ponía la mano en el hombro a la morena—. Un homicidio con testigos siempre fracasa.

Anushka en esos momentos miraba a Liesl, sin soltar a James.

—A la próxima vez que te lo pida, te ahorras palabras y lo golpeas, ¿vale? —pidió.

—Ya veremos —respondió Liesl.

—Sí, vale, pero mientras tanto, Maycov, no mates a James —intervino Remus—. No sería justo para él, ni tampoco para nosotros tres —señaló a Sirius y Peter.

El profesor Dumbledore se puso en pie. Al mismo tiempo, la profesora McGonagall entró en el Gran Comedor con el Sombrero Seleccionador y seguida por los alumnos de primer año. No eran muchos.

—Chicos —los avisó Yeye—. Que empieza la Selección.

—Ya os estáis callando —ordenó Lumi—. Mi hermana entra este curso, quiero ver su selección.

—¿Tu hermana entra? —preguntó Anushka, olvidando por completo su enfado—. Nunca nos dijiste que tuvieses hermana.

—Es increíble —dijo James irónicamente—. Nos has mentido todo este tiempo.

La profesora McGonagall explicaba el procedimiento de selección a los nuevos alumnos, que parecían bastante asustados.

—No mentí, sólo oculté información —espetó Lumi en voz baja—. Hay muchas otras cosas que nunca he dicho.

—A mí sólo me sorprendió —dijo Anushka—. Pero no dije que fuese una mentira.

—Tú no, pero Potter sí —dijo Raven.

—El calcetín oficial —comentó Annell.

—¿Calcetín? —preguntó Leickran sin entender.

—Sólo abre la boca para meter la pata —explicó la pelirroja de ojos azules.

—No, es que tiene la pata constantemente metida y revuelve de vez en cuando —añadió Lumi.

—¡Eh! —protestaron a la vez James y Peter.

Mientras tanto, la profesora McGonagall iba llamando a los alumnos cuyos apellidos comenzaban por E.

—Qué pocos hay este año —comentó James, bastante aliviado porque al fin Anushka lo había soltado.

—Así mejor —dijo Anushka.

—¡No! —le contradijo Leickran—. ¿¡A quién voy a molestar cuando todos hayan caído en alguna trampilla!

—A los que sobrevivan —respondió Raven.

Sirius, Remus, James y Peter tuvieron el mismo pensamiento:

"¡Están locos!"

La mayoría de los que estaban en el Gran Comedor estaban en silencio ahora. Habían llegado a los de la N, y Lumi miró a sus compañeros con expresión prehomicida, como advirtiéndoles de que le rompería el alma a quien hablara durante la selección de su hermana.

—¡Nieminen, Suvi!

Una niña con una larga melena morena se sentó en el taburete y la profesora McGonagall le puso en la cabeza el Sombrero Seleccionador.

Annell reconoció el apellido de Lumi y contuvo el aliento un momento. Leickran puso más atención a la mesa, a esa niña no le podría tocar un pelo. Yeye se fijó en el bonito pelo de la hermana de Lumi y Anushka le lanzó de reojo una mirada asesina a Potter, como dándole a entender que su enfado seguía.

Suvi estuvo un minuto entero sentada. Y al final…

—¡GRYFFINDOR!

Suvi llegó a la mesa de Gryffindor, donde su hermana se puso en pie para que la viera.

—Oye, venga, ya debería habérsete pasado el enfado, Maycov. ¿No exageras un poco? —preguntó James.

—¿Quieres ver cómo no? —le preguntó Anushka a su vez, con una sonrisa diabólica delineada en sus labios.

—Esa sonrisa me da miedo —dijo Peter intentando esconderse junto a Remus, quien le dio unas palmaditas en la espalda.

—Eso no es nada —le contó Leickran sin mucho interés—. Recuerdo aquella vez en que unos chicos querían molestarla y le mancharon la ropa…

—Uy —saltó Annell—. ¿Te refieres a cuando le rompió la nariz al rubio?

—No, digo cuando hizo llorar al padre del de la voz graciosa.

—Ah, ya…

Los Merodeadores observaban la escena con las bocas lo más abiertas que podían estar.

—¡Ah, Leickran! ¿Recuerdas a aquellos tres imbéciles que intentaron tirarles los tejos a Liesl, Lumi y Anu? —preguntó Annell emocionada.

—¡Sí! —se emocionó el chico también—. Fue grandioso cuando se pusieron a lloriquear…

—¡Y cuando consiguieron que se fueran a gatas! —recordó la pelirroja.

—¡Merlín! No vuelvo a pedirle salir a Von Prater —decidió Sirius.

—Al fin tomas una decisión sensata —lo atacó ella.

El profesor Dumbledore volvió a ponerse en pie.

—¡Otro año que comienza! —dijo alegremente—. Supongo que la lluvia habrá afectado a muchos y tendréis ganas de entrar en calor, así que no alargaré más esto… ¡A comer!

El banquete de bienvenida apareció sobre las mesas, esperando tranquilamente a ser comido. Lumi aprovechó el momento para presentar a su hermana a sus amigos, que la acogieron con simpatía, o al menos con la mayor simpatía que podían mostrar. Los Merodeadores se presentaron solos.

—Y si necesitas estilistas —le dijo Anushka—, Yeye es el experto.

—También si necesitas montar un drama —recordó Leickran.

—Eres muy malo conmigo —le reprochó Yeye.

—Y con todos —aportó Raven.

—Tú cállate, que no estás para hablar. Sólo te portas bien con Lily, Yeye y Liesl —replicó el chico de pelo gris.

—Además, con Annell, por lo menos, no es tan psicópata —intervino Anushka.

Annell soltó una enorme y dulce sonrisa.

—Es que soy más pequeña —dijo. Con esa sonrisa en verdad se veía como una niña pequeña.

Suvi sonrió también, y su gesto resultó ser exactamente igual que el de su hermana mayor cuando sonreía. Aunque en el caso de Lumi, sucedía muy pocas veces.

—Esta niña va a ser preciosa cuando tenga nuestra edad —pronosticó Sirius.

—Pues ya puedes ir olvidándola —advirtió Lumi. No dijo qué le haría en caso contrario, pero la amenaza ya estaba presente en su tono de voz.

—Suvi, si este tipo te molesta, avísame —le pidió Annell—. Impediré que tenga hijos.

—No creo que me moleste —dijo Suvi sonriendo—, pero gracias. Creo que Lunta va a preferir defenderme ella.

—¿Cómo la has llamado? —preguntó James—. ¿Te deja insultarla?

—Imbécil —dijo Lumi sin alterarse—. Lunta es otra forma de decir nieve, que es lo que significa mi nombre, en finés.

—Supongo que tienes razón, Suvi —rió Annell—. Lástima, ahora tengo que buscar otra excusa para castrarlo…

—Gracias, mi amistad por ti también es profunda —dijo Sirius con sarcasmo.

—Mi amistad por ti no es profunda —corrigió Annell—. Es igual de superficial que una tumba.

Sus amigos se rieron, excepto Liesl, que parecía tener que pagar por reírse.

—Como sea —terció ésta—. Si no, podemos buscar una alternativa.

—Suena bien —aceptó Sirius.

—No te pregunté a ti.

—¿Qué tal Pettigrew? —sugirió Raven, que podía tenerle más manía, pero realmente muy poca.

—¡No! —se negó Leickran. Primero sus amigos lo miraron extrañados, ya que él tampoco apreciaba demasiado a Peter, pero después añadió—. ¿Nunca te han enseñado que las ratas son portadoras de infecciones y parásitos?

Los Merodeadores se miraron un poco escamados. No creían que aquella panda de locos supiera que tres de ellos eran animagos no registrados, aunque el identificar a uno de ellos con el animal en que se transformaba era bastante sospechoso.

—¿Por qué se miran así unos entre otros? —preguntó Leickran.

—Porque tienen algo que ocultar —adivinó Lily—. Y probablemente hemos dicho algo que les hace sospechar.

—Qué lista eres —dijo Suvi con admiración.

—¡Ya sé! —gritó Annell con seriedad. Los Merodeadores la miraron algo asustados—. ¡Pettigrew fue sometido a un conjuro fallido de nigromancia donde se metió en su cuerpo el alma de una rata!

Los Merodeadores respiraron aliviados, esperando que no se les notara mucho.

—Ivanov… deja las drogas, que son muy malas —gruñó James.

—Y ahora cada luna llena se convierte en rata, como si fuera un licántropo —completó Lily con una carcajada—. Es lo único que te ha faltado decir.

—Pero entonces no sería licántropo, porque eso significa hombre lobo, no hombre rata —observó Yeye—. ¿Cómo sería?

—Pues no lo sé, pero tampoco le queda mal pitecántropo, o lo que es lo mismo, hombre mono.

Definitivamente, Raven era muy cruel con Peter.

—Dejadlo en paz ya, que no os ha hecho nada —le defendió Remus.

—Claro que no, empezamos nosotros —respondió Anushka—. No quita que sea una rata.

—A mí ni siquiera me hace gracia meterme con él —dijo Liesl malhumorada—. Hasta comer es más entretenido.

Era conocida por todos la aversión que la chica austriaca le tenía a la comida, no es que fuera anoréxica, era que comer la aburría. A pesar de lo mucho que tenía para elegir, no había probado ni un bocado.

—Es que no tiene nada de estilo —explicó Anushka.

—¿O será que pocos tienen el tuyo, Anu? —preguntó Annell—. Déjame hacer cuentas… Yeye… Liesl… Lumi… Y nadie más…

Leickran soltó un carraspeo ofendido.

—No, Leickran, tú no tienes mi estilo —dijo Anushka riendo.

Annell bostezó y se frotó un ojo.

—Molestar a esta rata da sueño —comentó.

—No —contradijo Liesl—. Es lo que yo decía. Pettigrew es aburrido.

—¡PARECE MENTIRA, PETTIGREW! ¡CON LOS AMIGOS QUE TIENES! —saltó Yeye en uno de sus característicos ataques de emoción.

Lily y Annell se soltaron a reír ante el exagerado entusiasmo del joven. Los demás, más moderados, se limitaron a sonreír. Y los Merodeadores intercambiaron miradas entre escamadas y molestas.

—Yeye, deja las exageraciones —pidió Anushka—. Annell ahora no te está acompañando.

—¿Se te ha vuelto a olvidar la medicación? —Sirius fingió enfadarse en plan madre.

Yeye hizo un puchero. James, Remus y Peter se rieron de la salida de su amigo, pero su sonrisa se borró al ver la mirada homicida de Raven.

El castaño se puso en pie, sacó su varita y cruzó al otro lado de la mesa, donde estaban los Merodeadores, menos Sirius que estaba en el mismo lado que él. Y apuntó a Peter con la varita.

—Cualquiera de vosotros —dijo en voz baja— que vuelva a reírse de alguno de mis amigos se la está jugando. No me dejéis demostrarlo.

Pettigrew tembló como una hoja ante la mirada amenazante de Raven, sus otros tres amigos también lo miraron con algo de respeto. Los amigos del escocés miraban la escena, unos con interés, otros con aburrimiento y Leickran con aprobación.

—Siéntate, Rave —dijo Liesl, que formaba parte del segundo grupo—. No te preocupes por Pettigrew. Ofende quien puede, no quien quiere.

Si sólo sus amigos llamaban a Lithgow Raven, menos gente aún lo llamaba Rave. Aquel diminutivo sólo les era permitido a Lily, a Yeye y a Liesl.

—¿Cómo se les ocurre darnos comida y no ropa caliente? —se quejó Annell, que ya no ponía atención a Peter—. Cogeremos una neumonía.

—No exageres, una gripe como mucho.

Raven obedeció a Liesl y se sentó entre ella y Yeye.

—Come, Liesl —ordenó Lily—. Lo de la ropa ya lo arreglaremos en la torre de Gryffindor, pero al menos come algo.

—¿Quién tiene hambre después de la ducha que nos metimos? —preguntó Anushka mirando al techo.

—Eso no tiene nada que ver —le dijo Leickran.

—Pues a mí me quitó el hambre —abogó la chica.

—¿Os habéis planteado que estáis diciendo tan sólo estupideces, Maycov? —le preguntó James con una sonrisa en los labios.

—Ya, estar tanto tiempo contigo afecta, y mucho.

—¿Y si nos vamos ya a dormir? —sugirió Annell mientras bostezaba de nuevo.

—Mira tú a la niña… —exclamó James—. Si con esa cara nadie podría decir que eres una loca peligrosa.

—Basta —dijo Lumi únicamente.

Los demás se callaron. Lumi era tan fría y tan inexpresiva que imponía respeto sólo con ver su cara. Lily cogió a Remus de un brazo y miró a Raven y a Annell. Los cuatro empezaron a llamar a los de primer año para guiarlos a la torre de Gryffindor. Minutos después, ya todos estaban en la sala común. Annell corrió hacia el sofá y se tiró en él, mirando las llamas de la chimenea.

—¡Qué bien se está aquí! —dijo.

—Sí, claro, pero ahora tienes que deshacer el equipaje —le recordó Anushka.

—Gracias por aguarme el momento —se quejó la pequeña mientras se ponía en pie con pereza.

Los grupos se separaron. Los Merodeadores tenían su habitación; Leickran, Yeye y Raven, otra, y las cinco chicas, otras dos, divididas por curso.

—Tengo sueño —murmuró Liesl.

—Mañana lo que tendrás será hambre —replicó Lily—. Deberías haber comido algo.

—Qué pesada con la comida —se desesperó Anushka—. ¡Si le da hambre, ya comerá algo, pero para de una vez!

Lily la miró un tanto ofendida, pero después suspiró, dejándolas a ambas por imposibles.

—¿Qué? Sólo digo la verdad.

—Gracias, Anu —bostezó la rubia.

—Bueno, vamos —Lumi subió la escalera despacio—. Ya hablaremos mañana. Buenas noches, chicos.

—Buenas noches —respondieron ellos al unísono.

—Y a quien haga ruido juro solemnemente que haré que me recuerde a mí y a mis antepasados por el resto de su vida, jóvenes —amenazó Annell con una sonrisa grande y azucarada.

—Vale —respondió Liesl con una ausencia de expresión facial acorde con su nivel de preocupación por las palabras de su amiga.

—¿Cómo soportáis tanto tiempo a esas locas? —les preguntó Sirius a Yeye, Raven y Leickran.

—Uno se acostumbra… —respondió el último con sencillez.

Los otros dos se encogieron de hombros.

—En realidad es porque nosotros estamos más tarados —dijo Raven en tono confidencial.

—¿Podemos ir a dormir? —pidió Yeye con tono de niño pequeño.

Aye —asintió Raven—. Si no venís, allá vosotros…

Aclaraciones

Este primer capítulo es sólo una introducción para que vayáis conociendo a los personajes y sus relaciones, por eso los Merodeadores están casi de adorno. A partir de ahora, por supuesto, aparecerán más.

Los personajes, escenarios, derechos e izquierdos de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling. La información que necesitamos para usar apropiadamente el universo está sacada de eldiccionario. org (quitad el espacio para entrar).

Personajes añadidos:

Lumi Nieminen: La primera de las Antárticas, sub-grupo formado por ella, Anushka y Liesl. Como se ve, es poco expresiva, nada cariñosa y bastante salvaje, pero es muy leal a sus principios y a sus amigos, y también muy valiente, y por eso está en Gryffindor. Personaje de Haku.

Anushka Maycov: Admira profundamente a Lumi, es su ídolo. Le encanta ser cruel con Peter por su aspecto de rata (es que le dan asco las ratas). Personaje de Annell.

Lisbeth von Prater "Liesl": Aunque siga las enseñanzas de Lumi, Liesl es la más Antártica entre las Antárticas. Es metamorfomaga, y la única razón por la que no está en Slytherin es su condición de hija de muggles. Personaje de Haku.

Jesse James Dalton "Yeye": Su nombre se debe al forajido Jesse James y los hermanos Dalton. Personaje de Carla Gray.

Annell Ivanov: Esta niña es una vaga… Odia hacer cualquier ejercicio que le requiera moverse mucho. Ella y Yeye forman el dúo drama gracias a los numeritos que montan. Personaje de Annell.

Aidan Lithgow "Raven": En cierto modo el "macho alfa" de la extraña familia. Tiene dotes de liderazgo y de organización, es valiente como pocos, protector de inocentes, defensor de débiles y buen tío en general… sólo que para que lo demuestre, tiene que tener ganas. Personaje de Haku.

Leickran Rhapsodos: Este chico es peligroso. Su capacidad para ser cruel es sorprendente… Personaje de Annell.

Suvi Nieminen: Normalmente tiene cuatro años menos que Lumi, y no cinco, como en este fic. Suvi se caracteriza sobre todo por su sinceridad y su poca capacidad de sorpresa, es como si todo le diera igual. Personaje de Haku.

Otras aclaraciones:

Aye significa en escocés coloquial. Es una de las muletillas de Raven.

La mayoría de los personajes, si bien son extranjeros, son nacidos y/o residentes en Gran Bretaña (o Irlanda, en el caso de Liesl).

Extraños saludos. Portaos mal y pensad peor, que es muy divertido, y comed bichos porque luego ellos os comerán a vosotros xP (total, son proteína pura).

Se despiden Annell y Haku, los Ángeles de Oscuridad.