Soy Isabella Swan y tengo 17 años. Vivo en Phoenix con mis padres, a los que quiero mucho. Mi madre era bastante descuidada y mi padre era muy responsable. En fin, todo lo contrario. Mis padres siempre decían que el amor no se escoge y que si de verdad quieres a alguien debes cambiar para que vuestra relación sea mejor. Yo encambio he tenido muchos novios pero a ninguno lo he querido ya que todo empezaba en apuestas y acababa teniendo que quedarme con el. Actualmente, estoy saliendo con Jacob Black, desde pequeña lo conozco pero yo no lo quiero. Hoy me marcharé a Forks, un pequeño pueblo situado al norte de Washington. Es muy diferente a aquí ya que esta constantemente lloviendo. A mi no me gusta el frío y menos que llueva, pero desde que mi madre vio el cartel de alumnos de intercambio colgado en el instituto, no dudo en venir y darme la noticia de que me mudaría por unos meses así ella tendría tiempo para estar con papá. Patético. Siempre busca el momento para poder estar con Charlie.

Mis maletas ya estaban hechas y estaba todo listo para coger el avión que me llevaría a mi pequeño infierno personal, porque mi madre mejor sabe que otra persona lo que yo odio los pueblos pequeños.

-¡Isabella¡-dijo mi madre toda eufórica.

-Ya voy- le conteste, no tenía ganas de irme y dejarlo todo aquí por irme a un asqueroso pueblo en el que llueve y hace frío constantemente.

Después de contestarle me fui caminando hacia ella y papá que me esperaba con una sonrisa en la cara.

-Mi niña, tienes que irte, sino perderás el avión.-dijo mi madre dandome un abrazo. Mi padre solo se molestó en asentir con la cabeza y llevar todas mis maletas.

-Bella, debes de portarte bien con los Cullen, ellos serán tu familia por unos meses. Recuerda, no les causes problemas ya que sabes que sus hijos son muy buenos y educados, además, tienen dos niñas a las que les caerás muy bien- me dijo mi madre por décima vez.

-Mamá, ya me has dicho eso miles de veces y me he aprendido los nombres de todos y hasta me has hecho aprender sus gustos y aficiones.-le dije ya harta de que me lo repitiera una y otra vez.

-Lo siento mi niña, pero como estoy tan nerviosa por tu marchase me olvida que ya eres suficiente mayor y responsable para arreglártelas tu solita.-en ese momento Charlie entró por la puerta.

-Hay que coger un avión, sino quieres perderlo hay que irnos ya.-dijo papá.

Así nos encaminamos hacia el coche, mientras mi padre conducía iba intentando imaginarme como serían los Cullen. No podía. Pensar que debía pasar con ellos tres largos y duros meses me deprimía. "al menos hay una chica obsesionada con la moda" pensé en ese preciso instante.

Cuando llegamos al aeropuerto, cogí mis dos maletas y me encaminé hacia la puerta de embarque, no sin antes despedirme de mis padres.

Me subí al avión y pocos minutos más tarde arrancó. Delante de mis padres quería demostrar que me gustaba la idea de ir hacia aquella casa pero por dentro me di cuenta en este preciso instante de que estaba hecha un manojo de nervios. En mi cabeza no hacían más que aparecer preguntas: ¿Les caería bien? ¿Serían agradables? ¿Cómo será su casa? De repente me dí cuenta de que a mi lado se había sentado una chica de cabello negro bastante largo. Podría preguntarle algo y así distraerme.