Lunes

ItaHina

One Shot

Hinata era una persona muy distinta los lunes, incluso variaba de hora en hora. Llevaban viviendo juntos un año y medio, y antes de eso, salieron 3 años, de Enero a Diciembre, por lo cual era seguro que se conocían a la perfección; Esto había facilitado que hubieran encontrado un departamento al finalizar su primer día de búsqueda; uno que quedaba cerca de la universidad de Hinata y al mismo tiempo cerca de la editorial en la cual trabajaba Itachi, que tenía suficiente espacio para que el pelinegro pudiera jugar Play Station y para que Hinata pudiera auto educarse en el yoga.

De hecho, Itachi ponía cuidado de Hinata y sabía que los lunes su primera clase era en punto de las 8 AM, por lo que alrededor de las 6:30 estaría resonando por todo el pequeño departamento una melosa canción de Adele, lo con un volumen adecuado para despertarla, pero con una melodía delicada, para despertarla de buenas.1 año y medio e Itachi aún no aprendía como ser inmune al despertador de su novia, por lo que también despertaba y la miraba danzar por toda la habitación, deslizándose entre la conciencia y la inconsciencia de sus sueños.

Su trabajo iniciaba a las 11: 00 AM.

-Buenos días, Itachi-kun. – Murmuraría su novia, despojándose de las sabanas que habrían arropado su cuerpo durante la madrugada. – Lo s-siento por la música. – Se disculparía por enésima vez.

Itachi le susurraría un distante "Buenos días" y se dedicaría a mirarla, envuelto entre las sábanas blancas y negras que aún olían a lavanda.

La miraba entrar al baño con cierta derrota, empacada en una felposa bata de baño, también la miraba escoger con cierta vergüenza su ropa interior frente su intensa mirada, como un depredador que observa a una pequeña conejita; la miraba ponerse ropa cómoda para la universidad, ese lunes en particular se decidió por unos jeans holgados y una blusa lila de manga larga, con su cabello bien alisado y peinado de manera que le decorara sus hombros.

La miraba tomar su mochila y su suéter de la silla de la ropa que descansaba en una esquina de la habitación, y marcharse calmadamente no sin antes despedirse de él con un beso íntimo y pequeño en los labios del moreno.

La Hinata de los lunes era muy curiosa en su arreglo personal, algo sobre tener todo en completo orden y tomarse tu tiempo en el día más tedioso de la semana la hacía sentirse en control; pasarían un par de minutos antes de que saliera por completo del departamento, minutos en los que llenaría su termo de café y revisaría sus redes sociales mientras llenaba el plato de agua de Tsuki, la gata del edificio que curiosamente, solo los lunes dormía en su departamento. Entonces Hinata se marcharía no sin antes dejar una hirviente taza de té verde para Itachi, y un aroma de lavanda que se regocijaba en el aire.

Itachi, cursimente admitiría, que comenzaba a extrañarla en cuanto la oía cerrar la puerta.