Hola:3 antes de nada es mi primera vez escribiendo un fanfic y estoy muuuuy nerviosa:S también quiero decir que ha sido algo repentino, no tenía pensado escribir nada (soy feliz leyendo las obras maestras de los demás) pero una idea me vino a la mente y no me la puedo sacar de la cabeza. Puede ser algo raro, pero quería probar algo nuevo en el fandom (se me va mucho la cabeza, pero si véis que se me va demasiado, decídmelo. Yo no he visto lo que voy a escribir, si vosotros sí, me encantaría verlo:3) Y bueno, ¡aquí va! Un fic de poliamor para ustedes.
TE QUIERO LIBRE
El ambiente en la habitación era tranquilo, puesto que ya sabían para qué estaban allí. Eso no evitaba que ambas tuvieran un marcado sonrojo en sus rostros.
-Te quiero Marinette.. Y te quiero libre- la azabache tan sólo pudo sonreír dulcemente y dijo con palabras lo que ya decía su mirada. –Yo también te quiero- susurró acercándose al rostro de una de las personas que amaba. Demasiado vergonzosa para acabar de dar el paso, cerró los ojos esperando que la hermosura que se le había declarado le besara. Y así fue. Un beso dulce y casto, una representación de su amor en todo su esplendor. Se miraron en los ojos de la otra y sonrieron felices y nerviosas, puesto que una nueva relación acababa de empezar y experimentarían el amor a su manera.
*un mes atrás*
Marinette acababa de enterarse de que su mejor amiga Alya había empezado a salir con el mejor amigo de su amado, Nino y aunque deseaba alegrarse de todo de corazón y ella creía que lo hacía, realmente notaba una ligera molestia y no entendía el por qué. Si su amiga era feliz ella también, pero algo le atormentaba interiormente. Tan interiormente que ni ella misma se daba cuenta. Vestida con puntos de arriba abajo se encontraba patrullando por las bellas calles de París hasta sentarse en el terrado de un hotel desde donde podía ver la grandiosa representación de su ciudad y su país mientras pensaba en la relación de su amiga y en lo que le gustaría tener una a ella también.
–Que gran suerte la de este gato, encontrándose con una bella mariquita en plena noche- dijo coquetamente Chat Noir mientras se sentaba al lado de su amada y cogía su mano para darle un suave beso en los nudillos. Se sorprendió al ver que ésta no retiraba la mano con alguna respuesta a su coqueteo. –¿Estás bien, my lady?- le cuestionó a la heroína al ver una ligera sonrisa un tanto melancólica en su rostro.
–Claro que sí gatito- dijo dedicándole una sonrisa más sincera esta vez. Volvieron a quedarse en silencio unos segundos y Chat se sorprendió al escuchar la pregunta de su compañera –Chat, detrás de esa mascara.. Hay una persona, ¿verdad? Esa persona.. ¿tiene pareja?- dijo la heroína mientras se abrazaba las rodillas –No hace falta que respondas si no..- no acabó su frase, pues el gato negro había puesto una zarpa sobre la mano de la mariquita y la sujetaba con gentileza
–My lady, yo sigo esperándote- dijo mirándole intensamente y Marinette se sonrojó tras la máscara, cosa que no pasó desapercibida para Chat. –No, no tengo pareja, a menos que aceptes de una vez a este minino- dijo con una sonrisa traviesa. Ladybug se quedó sin palabras durante unos segundos y avergonzada retiro su mano y le dio un ligero toque en la frente al rubio
–Lo siento gatito, mi corazón ya lo robó un príncipe en su momento- dijo mirando a otro lado. Le sabía bastante mal decirle eso, no quería hacerle daño, pero tampoco quería ilusionarle. Chat sintió una punzada en el corazón y como siempre, se escondió tras sus coqueteos
–Deberé encontrar a ese príncipe y convertir su cara en la de una rana.. ¿tal vez?- dijo con una ligera risa y se alegró al escuchar a su lady acompañarle ya que había estado bastante seria.
–No creo que sepa de su existencia..- dijo volviendo a la melancolía. –No creo que alguien no sepa de tu existencia si te tiene al lado, con o sin máscara- dijo seriamente el enamorado felino.
–Y si ese idiota no sabe apreciar tu amor, no deberías dejar que se lo quedara, hay gente haciendo cola para recibirlo- dijo sonriente, aunque le estaba matando hablar de ese tema, no quería saber que otro tenía el corazón de su lady y no lo aprovechaba. Ladybug le brindó una cálida sonrisa antes de levantarse enérgicamente, lo que sorprendió al minino.
–Ya lo he decidido, iré a por todas y si sale mal, ambos iremos a cambiar la cara de ese modelito- dijo riendo tendiéndole un puño para que su compañero le chocara y aún sorprendido, lo hizo.
–Es increíble como cambias de estado de ánimo- dijo el rubio levantándose y colocándose junto a ella, que se había acercado al borde del edificio. –¿Y qué quiere decir eso de 'modelito'?- dijo curioso y ella le respondió con una sonrisa juguetona.
–Si mañana nos vemos, lo sabrás, tanto si es para enseñarte las fotos de mi amado como para enseñarte la cara que deberemos cambiar- dijo antes de lanzarse al vació y empezar a moverse por los aires gracias a su yo-yo. El confundido felino volvió a casa y entró por la ventana a su enorme habitación. Deshizo la transformación y señaló el cajón donde guardaba el queso antes de que su goloso kwami pudiera decir nada, no estaba para riñas. El pequeño gato negro se acercó al cajón dictando frases de amor mientras un confundido Adrien se tiraba en la cama. ¿Acababa de lanzar a su amada a los brazos de otro? ¿Debería estar feliz porque si la rechazaba tendría una oportunidad? No, eso nunca, no sería feliz gracias a la infelicidad de la persona que amaba. Suspiró sin saber qué pensar y al final, se quedó dormido. Mientras tanto, una animada Marinette charlaba con su colorado kwami sobre cómo se declararía al día siguiente mientras se preparaba para dormir y entre una cosa y otra, se quedaron dormidas. Al día siguiente antes de entrar a clase se encontró con su amiga Alya, quién no pudo evitar ser casi tan feliz cómo su amiga al enterarse del repentino valor para declararse al rubio que traía de cabeza a las dos, ya que lo que pasaba una, lo pasaba la otra.
–¿Cómo te has envalentonado tanto de un día para otro?- preguntó la castaña mientras se sentaban en sus lugares en clase. La azabache feliz iba a responder hasta que recordó que no podía decirle que lo había hablado con su compañero de luchas.
–Anoche me encontré con un gato y.. Vi que no dudaba en tirarse sobre una mariquita que volaba alto y aunque no llegó a cogerla, seguía con su vida, aparentemente despreocupado- narró torpemente Marinette, ya que no sabía si lo que decía tenía sentido porque el rubio que se sentaba frente a ella acababa de llegar. –Es un gato que veo a menudo con esa mariquita y ver que nunca se rinde me animó repentinamente- dijo fijándose en la cabellera que tenía enfrente. Lo que no sabía es que el rubio escuchaba atento, pues no sabía por qué sentía curiosidad por la historia de su compañera de clase. –Diría que a la mariquita realmente no le desagrada estar junto al gato aunque sepa que va a por ella- dijo en un susurro más para sí misma que para su amiga, quién iba a replicar porque no entendía nada y no había escuchado eso último, pero entró la profesora y empezó a explicar. Adrien sí que llegó a escuchar el susurro de la azabache, ya que se había tirado sobre la mesa y él estaba hacia atrás. ¿Pensaría eso también su adorada Ladybug sobre el gato que quería comérsela? Las clases pasaron rápidas, demasiado para nuestra Marinette, quién empezaba a ponerse nerviosa porque el recreo se acercaba y eso quería decir que su declaración también.
–A-Adrien, ¿p-podríamos, si no es mucha molestia, ha-hablar un momento?- dijo la tímida mientras ambos recogían sus cosas para salir al recreo. Adrien le miró curioso y sonrió
–Por supuesto- esa sonrisa le robaba la respiración y tuvo que pensar en hacerlo porque no podía por sí sola. Ambos salieron juntos del aula y Alya le miraba impresionada mientras Nino se situaba a su lado
–¿Quieres ir a tomar algo? Invito yo- dijo feliz sin saber qué pasaba ni que en la cabeza de su chica revoloteaban un sinfín de pensamientos que no entendía.
–Sí, claro. Pero pagas tú- dijo con una sonrisa dejando al DJ confundido, claramente no había escuchado del todo lo que había dicho.
Adrien miraba algo confundido a la chica que le había llevado al parque al lado del instituto, ya que aunque le había invitado para hablar, no había dicho una sola palabra. Pudo fijarse en que la muchacha intentaba respirar con normalidad y que estaba más que sonrojada, fue entonces que cayó en lo que podría querer decirle y se sonrojó tanto como ella. –Hace buen día, ¿no?- dijo nervioso intentando iniciar una conversación natural. Marinette era desde luego bonita, por no mencionar todas sus geniales facetas: su paciencia, su amor por lo que hace, su valentía en ciertos casos, su sentido de la justicia, su sinceridad,.. Y un montón de cosas más. Realmente le maravillaba su compañera, pero su aliada a la hora de la batalla había sido la que le había arrebatado el sueño. –Sí, estás muy bueno- dijo la azabache, sonrojándose aún más al pensar en lo que había dicho y se maldijo por no hacerlo al revés, primero pensar y luego hablar, pero era algo que se le nublaba al lado del rubio. Intentó retractarse rápidamente –Quiero decir, que.. ¡a tu lado siempre es buen día! ¡Ah! Que hace buen día- dijo mirando al suelo evitando la mirada del rubio, pues seguro que pensaba que era idiota y vaya si lo era.. En cambio el rubio no pudo sonreír al escucharle, era tan adorable..
–Adrien- dijo levantándose de repente y colocándose frente a él, quién estaba sentado en el banco al igual que ella hacía unos segundos. La repentina voz decidida de la chica lo desconcertó tanto como su lady la noche anterior. Y ahí estaba la razón del por qué estaba a punto de destrozar a esa chica. –Adrien, tú me gustas, desde aquél día de lluvia tú..- la valentía de la chica disminuía según hablaba, pero ella misma se había obligado a soltarlo por ella, por su minino. –tienes mi corazón. Te he admirado, he conseguido conocerte un poco y me encantas. Me gustaría poder conocerte más a fondo, hablar contigo desde dentro, como aquél día. Por eso yo.. me preguntaba si querrías.. ¿salir conmigo?- aunque durante su discurso mantuvo la mirada en el suelo, a la hora de la pregunta levantó su mirada, con su rostro aún sonrojado. Quería ver el momento de su respuesta, tanto para bien cómo para mal, quería poder verle a la cara después de quitarse esa carga de encima. El rubio sintió un flechazo al escuchar las palabras de la chica, pues le parecía precioso todo lo que decía y aún así, no podía parar de imaginar que era su lady la que le decía eso, algún día esperaba escuchar eso de ella y le rompía el corazón no poder corresponder a su princesa. Cogió delicadamente la mano de la chica que se encontraba frene a él y le dio un suave beso en el dorso
–Lo siento mucho prin..Marinette. De verdad lo siento, me pareces increíble, pero hay una chica que ya me ha robado el corazón- todo eso lo dijo mirando la cara de la azabache, que aunque se había quedado estática podía ver como se le empezaban a acumular las lagrimas en los ojos y se le partió el corazón. Literalmente. Su corazón se encontraba dividido entre su lady y su princesa, pero él ya había decidido hacía tiempo. O eso creía. –También recuerdo el día del paraguas, que me aceptaras y me creyeras me hizo muy feliz- dijo levantándose y mirando a la chica, quién ahora miraba su pecho. Posó una mano en la barbilla de la chica para levantarla lentamente y que le mirara a los ojos. –Me encantaría que me conocieras más, poder compartir mucho más contigo, pero como ya te he dicho, mi corazón le pertenece a otra- le dijo retirándole de la cara un mechón rebelde. Puede que estuviera siendo demasiado atrevido al acortar tanto las distancias y al acariciarle la mano como lo hacía, pero creía que ella merecía ver esa faceta que sólo mostraba con su lady. –Si te parece bien, podemos seguir conociéndonos, realmente me gustaría saber más de esta increíble Marinette- dijo con una tierna sonrisa para que viera que lo decía de corazón. Pero por alguna razón su corazón ñe gritaba que besara a la chica que estaba frente a él. La chica que seguramente derramaría lagrimas por su culpa al llegar a casa, la chica que había reunido el valor suficiente para declarársele, la única chica que podía compararse a su lady por lo increíble que era. Se acercó a su rostro y le dio un beso en la mejilla y al separarse vio como llevaba su mano a donde él le había besado y se le empezaban a resbalar un par de lágrimas, pero lo que más le sorprendió fue ver como soltaba una preciosa sonrisa. Aun llorando, aun con el corazón partido, le estaba regalando una sonrisa que casi le hacía taparse la vista de lo deslumbrante que era.
-Me encantaría poder seguir conociéndote- dijo la azabache al girarse y empezar a caminar de nuevo a la escuela justo antes de que sonara el timbre conforme debían volver a las aulas.
Al llegar, Marinette ya se había limpiado las pocas lagrimas que había permitido salir y mostraba una cara tranquila, aunque Alya al verla se acercó corriendo y la abrazó, no hacían falta palabras. Al acabar las clases, Alya cogió a Marinette del brazo y se la llevó del aula, dejando a un dolido Adrien sin saber muy bien qué hacer para compensarle y a un confundido Nino que aún no entendía que pasaba.
-Alya, de verdad, estoy bien- decía una no muy animada pero tampoco muy deprimida Marinette a su amiga que parecía que echaba humo.
–¿Cómo se atreve ese idiota a rechazarte? Con lo preciosa y adorable que tú eres ¡Ah!- decía una y otra vez la castaña dando tumbos delante de su amiga después de que ésta le contara lo ocurrido. Marinette esbozó una sincera sonrisa mientras agarraba de la mano a Alya y le miraba a los ojos, cosa que tranquilizó a la reportera sorprendentemente bien.
-Gracias por todo, de verdad, pero estoy bien. Me alegra que se lo haya tomado bien y que quiera seguir con la amistad. Es todo lo que puedo decir- dijo animada, más convenciéndose a sí misma que a la castaña, que suspiró antes de volver a abrazarle.
–No tienes remedio..- dijo aun apenada por su amiga antes de que cada una se fuera a su casa. Marinette comió bien con sus padres, a diferencia de Adrien, que volvía a comer solo en ese solitario y vacío comedor. Ambos al acabar subieron a sus habitaciones y a diferencia del chico, que no sabía como sentirse ni que hacer, Marinette se echó a llorar como nunca hasta la noche, sin que Tikki pudiera hacer nada más que estar aí y llevarle pañuelo tras pañuelo. A media noche Marinette ya había soltado todo lo que debía soltar, por el momento y necesitaba un poco de aire.
–Tikki, transfórmame- dijo saliendo de entre las seguras mantas de su cama para salir por la trampilla que daba a su terrado para ir a dar una vuelta por el barrio en formato heroína. Llegó a la punta de la Torre Eiffel y se sorprendió al ver ya ahí a su compañero de batalla.
–¿Llegaste aquí persiguiendo a una paloma, gatito?- preguntó con un tono algo más triste de lo que hubiera querido, pues el gato que ya tenía las orejas gachas se giró preocupado, mirándole a los ojos, como intentando descubrir a qué venía aquél tono y entonces recordó, había pasado tanto ese día que casi se había olvidado de lo importante que debería haber sido para ella también. –My lady..- dijo acercándose para abrazarle y en vez de rechazarlo cómo solía hacer, lo aceptó y dejando de lado la máscara con la que había intentado ocultarse al verle, enterró su rostro en su cuello y se echó a llorar.
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¡Hasta aquí este capítulo! Para empezar quería hacer un one-shot, supongo que habría sido lo recomendable. Y aunque la idea era esa, no sabía que podía enrollarme tantísimo. Aviso que aún no ha pasado nada fuera de lo común en estos fics, pero supongo que ya habréis notado lo que intento (si no es así, espero daros una grata sorpresa:3). Espero que os haya gustado y por favor, toda crítica constructiva es bien recibida:3 ¡Hasta la próxima!
