Renuncia de derechos: Harry Potter y todo su universo son de J. K. Rowling. Tomo prestado parte de eso sin fines de lucro. Trama y algunos personajes sí son míos, por lo que me reservo su uso.

Advertencias: AU (Universo Alterno), debido a la naturaleza de la petición. Por lo tanto, no se aceptan reclamos por hallar personajes y/o situaciones que Rowling jamás escribió.

Este fic ha sido creado para el "Intercambio de Regalos de la Familia Friki" del foro "First Generation: The story before books"

Para Leonor Charon Friki, la sobrina viajera en el tiempo. Leo–chan, espero que disfrutes el regalo basado en tu primera petición, porque en caso contrario, seguiré los pasos de Onesan y un buen Crucio te caerá encima (figurativamente hablando, claro).


Uno: Encadenados.

El séptimo curso en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería era complicado. No importaban las horas libres, ni cuánto te ayudaran tus compañeros y amigos. Menos si eras una especie de desastre andante, como Neville Longbottom.

Neville era el primer sorprendido por llegar al nivel de ÉXTASIS de las asignaturas que más le fascinaban. Le debía gran parte de su buen promedio académico a los repasos que hacía con sus padres en el verano y a la ayuda de sus amigos durante el curso, pero de ahí en fuera, sus únicos puntos fuertes eran Herbología y Defensa Contra las Artes Oscuras, lo cual le parecía poca cosa.

Ahora bien, había que considerar algunas cosas sobre Neville para entender su razonamiento.

Los Longbottom, una familia de magos bastante respetable, podía presumir de su pureza de sangre al menos desde hacía unas diez generaciones (aunque en realidad no lo hacían). Sus padres, Frank y Alice, eran considerados dos de los aurores más competentes del Ministerio de Magia; por su parte Augusta, su abuela paterna, se relacionaba con varios magos importantes, como miembros del Wizengamot o integrantes del personal adjunto del Ministro de Magia.

Y sus amigos, a veces, también lo desanimaban un poco. A Harry Potter lo conocían como el mejor buscador que había tenido Gryffindor en los últimos cien años (según palabras de Minerva MacGonagall, su jefa de casa), sin contar con que era asquerosamente rico y a sus padres se les consideraba casi celebridades. Otro de sus amigos era Ronald Weasley, parte de una de las familias más antiguas y queridas del mundo mágico, quizá no un genio pero sí carismático y habilidoso en ajedrez. Tenía amigas también, y no eran cualquier cosa: Hermione Granger, hija de muggles, brillaba por su intelecto y pese a ser estricta, podía contarse con su ayuda en las dificultades; Ginny Weasley, hermana pequeña de Ronald, una cazadora de quidditch y con mucho éxito entre la gente, y Luna Lovegood, amiga y compañera de curso de Ginny, de la casa Ravenclaw, chica soñadora y excéntrica e hija del editor de una revista interesante (por no decir peculiar).

Trataba a más personas en el castillo, pero esas cinco eran las principales y Neville las apreciaba mucho. Ellos le hacían ver, lo mismo que su familia, que tenía varias cualidades que lo hacían especial, por lo que eran pocas las ocasiones que se lamentaba de sus tropiezos con las clases o sus numerosos despistes. En realidad, y visto en retrospectiva, el joven Longbottom se consideraba afortunado y eso lo animaba a mejorar sus puntos flacos cada día.

Poco sabía que se cernía sobre él algo que le daría más problemas que su mala memoria.


Pansy Parkinson se sentía, por decirlo en una palabra, aburrida.

Séptimo estaba resultando un curso de pesadilla, al menos para ella, quien veía el cómo sus amigos preferían pasar sus horas libres estudiando o realizando los trabajos asignados en vez de salir a dar algún paseo o, en el caso de Draco y sus amigos, hacerle alguna "bromita" a los de Gryffindor.

A la joven no es que le importaran poco los ÉXTASIS. Siendo de una familia de prestigio y con bastantes galeones en la cámara acorazada de Gringotts, ella bien podría reprobar los exámenes y jamás le faltaría nada. Sin embargo, contaba con algo de orgullo, así que a veces vencía su apatía y se sentaba a trabajar, sobre todo cuando Daphne la incordiaba con el hecho de que casi no estudiara.

No, lo que a Pansy la incomodaba en aquellos días era que la mayor parte de sus amigos estaba felizmente en alguna relación romántica.

Daphne y Blaise a duras penas se separaban y todo porque había clases en las que no coincidían; Lily y Tracey no dejaban de cartearse con Terence y Adrian, respectivamente; Theodore llevaba casi un año saliendo con una chica de Ravenclaw bastante guapa (se apellidaba MacDougal, si no recordaba mal); vamos, ¡hasta Vincent y Gregory tenían parejas! El primero había conocido a una chica en España el verano anterior que lo visitaría para Año Nuevo y Gregory estaba con Millicent desde el último día de San Valentín.

¿Qué pasaba con ella que no se conseguía a nadie? Daphne aseguró por mucho tiempo que lo que Pansy esperaba era que Draco le pidiera salir, pero eso era falso. Sí, cuando a Dumbledore se le ocurrió reanudar el Torneo de los Tres Magos en su cuarto curso, aceptó ir con el rubio al Baile de Navidad, pero eso fue más un favor mutuo, porque se conocían desde la más tierna infancia y así ninguno de los dos pasaría vergüenzas al ser pésimos consiguiendo parejas. En pocas palabras, Draco no le interesaba en sentido romántico. Lo veía más bien como el hermano que sus padres nunca quisieron darle.

En conclusión, ella no podía negar el evidente origen de su aburrimiento: no interesarse demasiado por los estudios y no tener a nadie con quién pasar el rato.

Con cierto fastidio, Pansy decidió que no le quedaba más remedio que dedicarle un poco de su tiempo a sus tareas atrasadas, si es que no quería sacar malas notas justo antes de las vacaciones de Navidad. Sus padres eran personas cultas y severas, no tolerarían que les saliera con algo inferior a un Aceptable a esas alturas. La muchacha dejó con lentitud la cama, en la cual llevaba gran parte de esa mañana de domingo, fue por su mochila y revisó el contenido antes de dejar el dormitorio de las chicas, preguntándose con qué debería empezar.

En la sala común, como se estaba haciendo costumbre, se topó con casi todos sus compañeros de curso ocupando las mesas de trabajo, enfrascados en complicadas lecturas o en la elaboración de largas redacciones. Sabía que le sería más útil sentarse con alguno de ellos, pero no quería soportar arrumacos delante de sus ojos cada cinco segundos, por lo que se despidió de aquellos que notaron su presencia (Tracey, Draco, Vincent y Gregory), antes de abandonar la sala común.

De haber sabido lo que le esperaba, habría hecho las tareas incluso con Daphne y Blaise, los más acaramelados en su círculo de amistades.


Faltaba una semana para abandonar el colegio por las vacaciones de Navidad y algunos profesores, como Severus Snape, consideraban que era de lo más normal dejarles a sus alumnos de ÉXTASIS el investigar la fabricación de pociones antropomórficas avanzadas.

Neville detestaba Pociones, en parte por su naturaleza olvidadiza. Según su madre, en eso se parecía a su abuela materna, lo cual no era ningún consuelo. Para colmo, a Snape siempre le encantaba sacarle los defectos en clase, lo que menos favorecía a su concentración. Cuando el profesor no se daba cuenta, lo más fácil para Neville era pedirle a alguno de sus amigos que le echara una mano, pero eso pocas veces era posible. Así las cosas, si quería sacar una nota medianamente buena en el ÉXTASIS de Pociones, el chico Longbottom procuraba esmerarse en sus redacciones, así compensaba un poco los desastres en el aula.

Aquel domingo estaba en la biblioteca después del almuerzo, en teoría acompañado por Harry, Ron y Hermione, aunque ella no tardó en regañar a Ron de forma casi ininterrumpida por no trabajar debidamente y Harry se había ido a una mesa lo más alejada posible de la entrada principal, según él para que no lo molestara alguna de sus admiradoras. Era increíble el cómo Harry podía tener a varias chicas detrás de él cuando lo que menos quería era llamar la atención. Olvidando por un momento todo eso, Neville se puso de pie, avisó que iba a buscar otro libro para su redacción y se retiró de sus amigos, que no paraban de gruñirse el uno al otro (lo cual, de hecho, era la verdadera razón para la huida de Harry al fondo de la biblioteca).

Mientras Neville se adentraba a la sección de Pociones, Pansy entraba a la biblioteca, acercándose a la señora Pince y preguntándole si podía recomendarle un libro de Encantamientos.

La bibliotecaria, con su aspecto de buitre mal alimentado, frunció el ceño y asintió, pidiéndole que esperara un momento en una mesa libre y ella le llevaría el material. La chica asintió y buscó con la mirada un sitio, hallando uno a pocos pasos, el cual ocupó sin pensarlo mucho. Comenzó a arrepentirse al darse cuenta que estaba cerca del Weasley de su curso y Granger, que no paraban de cuchichear en tono molesto, pero por una vez los ignoró y se quedó en donde estaba.

Al poco rato, Neville pasó por allí con un libro bajo el brazo, en dirección a su mesa, pero se detuvo prácticamente a un lado de Pansy, mirando que el sermón de Hermione y las réplicas de Ron no parecían acabar. Con una mueca de incomodidad, el chico se fijó en que había espacio más que suficiente en la mesa de Pansy, dejó su libro en el extremo opuesto al que ocupaba ella y fue por sus cosas de manera tan rápida que sus amigos ni siquiera se dieron cuenta.

Pansy, por otro lado, sí notó el movimiento. Una cosa era que no quisiera molestarse en retirarse de Weasley y Granger, pero era otro cantar el tener cerca a uno de sus allegados. Era un hecho por todos conocido que donde estuviera Longbottom podría ocurrir una catástrofe, pero eso casi siempre ocurría con varitas o pócimas de por medio. Por segunda vez en el día, Pansy dejó pasar la cercanía de gente que normalmente no toleraba y preparó sus cosas para ponerse a trabajar en cuanto Pince le llevara el libro que necesitaba, lo cual no tardó en ocurrir.

Cada uno, pacíficamente, se concentró en lo que debía hacer, aparentemente sin tomarse en cuenta, hasta que de reojo, Neville se fijó en que Pansy tenía abierto un enorme volumen de Encantamiento delante de sí y lo leía con expresión de no entender ni media palabra.

—Parkinson… —llamó en voz baja, fijándose que Pince no estuviera cerca.

La aludida, dando un leve respingo, se giró con los ojos entrecerrados, suspicaz.

—¿Qué quieres, Longbottom? —espetó, también en susurros.

—Eh… ¿Estás haciendo lo de Flitwick, verdad?

—¿Acaso te importa?

—Lo siento, pensé… Esa redacción la terminé ayer, creí…

—¿Qué?

Neville suspiró, pensando que había sido una pérdida de tiempo y que Luna tenía razón en llamarlo "noble ingenuo" de vez en cuando. Iba a regresar a lo suyo cuando Pansy preguntó.

—¿Vas a ayudarme o no?

—Si no te molesta…

En contra de todo pronóstico, Pansy negó con la cabeza y esperó pacientemente a que él se cambiara de asiento, quedando frente a ella y rebuscando en su mochila hasta sacar un rollo de pergamino, que no tardó en tenderle.

—¿Vas a dejarme copiar? —se sorprendió ella.

—No exactamente. Quiero que leas y me digas si lo comprendes.

Pensando en lo tonta que se sentía, Pansy obedeció. Desenrolló el pergamino y no tardó demasiado en revisar el contenido, después de lo cual miró a Neville con las cejas arqueadas.

—¿Esto es lo que quiere Flitwick? —preguntó con incredulidad —Parece poco —indicó.

—Más o menos. Mis redacciones no son las mejores, pero casi siempre obtengo una S. Flitwick me dijo una vez que lo importante es que me quedara claro lo que intentó enseñarnos.

—Menudo profesor —masculló Pansy, regresándole el pergamino —Pero aunque no me guste admitirlo, entendí más tus garabatos que su clase. ¿Ahora qué?

—Déjame leer lo que tienes y te diré cómo mejorarlo.

A regañadientes, la chica le entregó su, hasta el momento, pobre redacción. Mientras Neville la leía, quiso matar el tiempo sacándole plática.

—Es curioso, Longbottom…

—¿Qué cosa? —preguntó él distraídamente.

—Hasta ahora, nunca nos habíamos hablado.

—Nunca me hablaste, que es diferente.

—Cierto. Tú tampoco me hablaste, ya que estamos.

—No tenía caso. No me habrías contestado, porque no te agrado.

Pansy torció la boca, sintiendo una ligera punzada de irritación al oír eso, que desapareció en segundos al preguntarse seriamente qué era lo que le impedía tratar con gente ajena a su casa.

—¿En qué trabajabas tú? —se interesó ella.

—Pociones. Snape es un pesado.

—Estoy de acuerdo. Lily, directamente, lo odia. No pudo cursar el ÉXTASIS por su S en el TIMO.

—¿Lily? ¿Hablas de Moon, verdad?

—Sí, ella —a Pansy le sorprendió un poco que él supiera de quién hablaba. ¿No decía todo el mundo que tenía una pésima memoria?

—Yo por poco no curso el ÉXTASIS. Lily… La señora Potter… Ella nos dio unos cuantos consejos en Semana Santa, ante de los TIMO'S. Harry a veces se queja de que su madre se preocupa demasiado por los estudios, pero prefiere hacerle caso a discutir con ella.

—¿Potter en serio estudia? —segunda sorpresa del día para Pansy, quien al recibir un asentimiento de Neville, comentó en tono mordaz —Creí que Granger hacía todo por él y por Weasley.

—Aquí sí, les echa una mano de vez en cuando, pero en realidad Harry tiene más cerebro de lo que la gente piensa y Ron… Bueno, él presta atención cuando sabe que le puede ir mal. Molly… La señora Weasley… Ella siempre le escribe pidiéndole que atienda en clase y que no haga tonterías.

—¿Por qué me cuentas todo eso?

Neville dejó de leer y la miró con aire confundido, antes de regresarle el pergamino.

—Vas bien, solo necesitas unas referencias al final —observó, reuniendo sus cosas.

—¿A dónde vas?

—Iré a preguntarle a Harry sobre Pociones. Con permiso.

Por las prisas, Neville dejó caer un par de libros y trozos de pergamino, los cuales se apresuró a reunir, desconcertándose cuando Pansy se puso a ayudarle. Hubo un momento, un instante, en que las manos de ambos quedaron demasiado cerca, cosa que en realidad no importaba.

Todo habría quedado así de no ser por las esposas.

Por estar concentrados en su diálogo, ambos apenas habían prestado atención al pequeño alboroto en la entrada de la biblioteca, por la cual entraron como vendaval unos chicos de tercero de Gryffindor, que por lo visto eran perseguidos por una jovencita de Slytherin que, a juzgar por cómo les hablaba, no era de su curso. Los varones se lanzaban unos a otros algo que lanzaba destellos rojizos a la luz, y no se calmaron porque la señorita Pince, por desgracia, estaba en el otro extremo del recinto, llevándole unos textos a Hannah Abbott.

En uno de los lanzamientos, al chico más bajito de todos se le escapó el objeto, que fue a parar a las muñecas de Pansy y Neville justo en el segundo en que estaban más cercanas.

Hubo un destello rojo que los cegó momentáneamente y Neville creyó escuchar un "Oh, no" de parte de los chiquillos.

—¿Qué han hecho, montón de tontos? —se quejaba la chica que los seguía.

—¡Nosotros nada! Fue el enano de Euan el que dejó ir las esposas.

—¿Esposas? —se extrañó Pansy, retirando la mano derecha de donde la tenía.

O eso intentó. Sintió un tirón y oyó una queja y entonces se dio cuenta, con consternación, que lucía en la muñeca un aro de metal rojo que, mediante una pequeña cadena, la conectaba con Neville, quien a su vez, se quedó pasmado por un momento antes de echarle la bronca a los de su casa, que continuaban allí por pura vergüenza y no sabían dónde meterse.

Genial, pensó Pansy, sencillamente fantástico. ¿Ahora qué había ocurrido?

—Alguno debe tener la llave —decía entonces Neville y Pansy dejó los lamentos para después.

—Eh… Prewett, ¿y la llave? —preguntó el chico más pequeño a la chica.

—Si no fueran tan idiotas como para haberme quitado eso…

—¡Prewett, la llave!

—… Sabrían que esas esposas no tienen llave.

Se hizo el silencio. La biblioteca empezó a parecerle asfixiante a Pansy, por lo cual quiso salir de allí a como diera lugar, pero claro, parecía estar "atada" a Longbottom y sin posibilidades de zafarse. ¡A buena hora aceptó que el muchacho se le acercara!

—¿Cómo que no tienen llave? —el bajito miró a Prewett con pasmo —¿Tú estás loca?

—No, ustedes no me dejaron explicarles que esas esposas son de broma. Las compré vía lechuza en Sortilegios Weasley. Me las quitaron cuando estaba leyendo las instrucciones, ¿se enteran?

Mientras los de Gryffindor se sumergían en un acalorado intercambio de reclamos con Prewett, Pansy miraba su muñeca derecha sin creer en su mala suerte. Quizá no fuera una sabelotodo como Granger, pero al menos podía seguir el hilo de conversaciones ajenas tan bien como las novelas que Tracey solía prestarle. Maldijo mentalmente.

—Longbottom… —siseó con furia.

Para sorpresa de todos, Neville dejó escapar algo así como un gruñido y fijó la vista en el niño más pequeño, que repentinamente se sintió todavía más diminuto.

—Euan, tienes dos minutos para que todos ustedes se marchen antes de que llame a Hermione.

El aludido y sus amigos mostraron su pánico ante la idea de que la Premio Anual los pescara en una travesura, así que salieron corriendo sin mirar atrás.

—Prewett, ¿quieres hacer el favor de llamar a Lily? —pidió Pansy con voz gélida.

La aludida le dedicó una mirada despectiva que duró muy poco, al ver que su compañera de casa sujetaba la varita con fuerza. Tragó saliva, asintió y también abandonó el lugar a toda carrera.

—Parkinson, sígueme —pidió Longbottom con un poco más de cordialidad de la empleada con los de tercero —Si esta cosa —movió la mano izquierda, con lo cual ella sintió un ligero tirón en la diestra —es de Sortilegios Weasley, tal vez Ron sepa cómo abrirla.

Sin más remedio, Pansy asintió, y sin saberlo, sus pensamientos eran los mismos que los de Neville.

Algo les decía que próximamente, las cosas se les iban a complicar.


Bienvenidos sean al primer capítulo de lo que es uno de mis regalos de Navidad. No sé si Leo–chan está bailando de gusto por cómo ha iniciado o por el contrario, prevé que el asunto acabará en desastre. Bueno, mientras son peras o manzanas, que disfrute de la lectura.

Como dice la advertencia al principio del fic, esto es una realidad alternativa a los libros, en la cual Voldemort no existe y, por lo tanto, tampoco se verán varias de las consecuencias de las dos guerras mágicas. Intentaré simplicar lo que esa posibilidad deja entrever, pero de momento, las bases están sentadas: Harry tiene a sus padres y es más o menos normal, Neville sigue siendo algo torpe y despistado (aunque su autoestima es un poco más firme que en los libros), Draco no es demasiado mordaz con los de Gryffindor (aunque se mencionó que les hace bromas) y Pansy quizá será menos maliciosa en esta versión. Si soy sincera, esta clase de peticiones me dan verdaderos quebraderos de cabeza, debido a que tengo ideas muy bien establecidas, tanto canon como off–canon, pero se hace lo que se puede.

Cuídense mucho y nos leemos en el siguiente episodio.