Hola chicas. Aquí estoy de nuevo con otra traducción. Esta vez se trata del fic francés titulado Passé trouble, al que he titulado Turbio pasado. Sus autoras son las mismas de Seven, Swen's Avengers.

Este fic es mucho más largo (32 capítulos) y bastante más "oscuro". De ahí su título. A mí me encantó, de hecho quería empezar por este antes de Seven, pero una de las autoras me aconsejo empezar por el más corto, y acertó. A mí me gustó mucho más este, por supuesto sin desmerecer en ningún momento al otro, pero este me puso la carne de gallina en muchos momentos.

Nada de magia, es completamente AU.

Sin más espero que lo disfrutéis.

Información peligrosa

Regina Mills suspiró mientras miraba por la ventana de su despacho. Emma Swan había ganado, era la Sheriff de esa ciudad. Nombrada después del fallecimiento de Graham Hill, la ciudad había votado a favor de la joven contra todo pronóstico y sobre todo contra el de la Señora Alcaldesa.

Ella deseaba que esa mujer insolente que se le había enfrentado y se obstinaba en ver a su hijo desapareciera lo más lejos posible.

No quería verla acercarse demasiado a ella o a su hijo, estaba fuera de toda discusión dejar que lo hiciera, ella encontraría…sí, ella encontraría una manera de hacerla doblegarse, y después marcharse. Cuando Sidney Glass entró en su despacho sin tomarse la molestia de anunciarse, estaba dispuesta a saltar sobre él. Pero enarbolaba una sonrisa glacial que siempre iba asociada a una "buena noticia", y que le caracterizaba cuando había encontrado una información crucial para llevarle a su mentora

«Y bien, querido, ya que está aquí, espero por su bien que tenga una excelente razón para irrumpir de esa forma en mi despacho. ¿No le han enseñado a tocar en la puerta?»

«Le traigo excelentes noticias, Regina»

Entonces él se sintió a sus anchas, se sentó y suspiró, como si esperara algo.

«Le escucho, ¿qué está esperando? ¿Té, pastas? ¿Son tan increíbles sus "buenas noticias"?» dijo la joven morena visiblemente molesta.

«Creo, querida, que, finalmente, me debe esa famosa cita que me había prometido si la libraba de Emma Swan»

El hombre que tenía delante, aunque de cierta manera seductor, lo era tanto como una serpiente y a Regina Mills no le inspiraba deseo particular, mucho menos sexual, pero ella podía manipular al hombre por la vil creencia que tenías todos, el de satisfacerla en ese terreno con algunos arrullos seguidos de algunos golpes de pelvis nocturnos.

Ignoraban que Regina Mills se mofaba de sus lamentables prestaciones, ellas los consideraba como objetos de satisfacción, como trofeos.

Regina suspiró de nuevo ruidosamente y extendió la mano.

«Deme lo que ha encontrado y haré mi parte, soy una mujer de palabra, sin embargo no espere más que una cena compartida»

«Me conformaré con eso por el momento» dijo un poco desilusionado, mientras le tendía un sobre gris y un pen-drive «La dejo para que aprecie el descubrimiento, confieso que he mirado varias veces la información. Le haré llegar la factura»

Salió de la estancia soltando una risa casi grosera. Regina se sirvió una copa de whisky, aunque no era su costumbre. La risa de ese hombre cruel la había helado y ella se preguntaba lo que ese sobre gris podría contener, quizás algo que haría desaparecer a Emma Swan para siempre. Y contra todo pronóstico, se sintió desilusionada, terriblemente desilusionada de que esa mujer fuera tan fácil de abatir, tan vulnerable. Ella la imaginaba, quién sabe, quizás más fuerte de lo que la apariencia dejaba ver.

La joven se dirigió hacia el sobre gris y lo abrió. Al principio, encontró dentro un documento bastante viejo, con seguridad de más de diez años, se trataba de un contrato, un contrato de producción, comprometiendo a la susodicha Emma Swan en un papel de actriz bastante particular, ya que Green Production era una empresa especializada en la creación de películas pornográficas.

A Regina le faltó poco para escupir el sorbo que se había llevado a la boca. Rio, nerviosa, a carcajadas, después recorrió los diferentes documentos, que contenían fotos de cuerpo entero de Emma Swan, visiblemente mucho más joven y con el pelo pelirrojo. A continuación, febril, la morena salió de su despacho y le dio a su secretaria el resto del día libre, y cerró la puerta tras ella. Tenía deseos de ver el contenido del pen-drive de manera solemne, como el ensayo de la muerte de un "pequeño cisne" como ella la llamaba en ese momento, ya que visiblemente no era una "oca blanca".

Introdujo el pen-drive en su ordenador y abrió los documentos informáticos, tres cortometrajes de unos quince minutos y uno más largo, de una hora de visionado eran ofrecidos a la Alcaldesa. Regina seleccionó y comenzó a ver el primer film. Aparecían en escena, de manera confusa, varios cuerpos de mujeres y hombres, visiblemente ocupados en diferentes coitos, y la cámara se detuvo en Emma Swan, por lo que se veía muy ocupada, en todos los sentidos del término, por dos hombres. La joven casi tenía el corazón en la boca, esa situación era, al final, más desagradable que otra cosa. Pasó rápidamente algunas escenas y se detuvo en la demostración de la joven que le interesaba. Emma parecía torpe e incómoda en su papel, desde un principio los movimientos parecían difíciles, pero perdida en el amasijo de cuerpos, todo pasaba casi desapercibido.

La Alcaldesa detuvo la visión del film, tenía suficiente por hoy, la pornografía no era santo de su devoción. Abrió su caja fuerte y metió dentro el sobre y el pen-drive.

Tenía una cita urgente y vería el esto en su casa, tranquilamente, mientras Henry dormía. Cerró brevemente los ojos y el cuerpo de Emma, totalmente desnudo, le volvió a la mente, sin duda era mucho más bella de lo que se hubiera imaginado, pero ¿había pensado ella en Emma de esa manera tan poco convencional? Barrió su interrogación y se dirigió a la salida. Apagó las luces, después cerró la puerta de su despacho y se dirigió con paso apresado al lugar de su cita.

Regina cogió la taza de café dejada delante de ella, definitivamente Archie era una terapeuta un poco particular en el trato con sus clientes, pero ella lo pasaba por alto. Bebió el café caliente y sonrió al psicólogo, sentado frente a ella.

«Bien, Regina, ¿cómo está? ¿Esta semana ha ido bien?»

«Bueno, desde la llegada de Emma Swan ya no tengo "buenas semanas", su presencia lo invade todo, me acosa constantemente con relación a Henry»

«¿La acosa? ¿De verdad?»

«Bueno, la palabra es un poco fuerte. Si lo desea, quizás, eso es, ella pide ver a MI hijo y pone en duda su cuidado…Es irrespetuoso»

«¿No encuentra normal que ella se preocupe por la suerte del hijo al que abandonó?»

«¡Precisamente! Lo abandonó y no tiene ningún derecho a decir nada sobre la manera en que educo a Henry. Él está en perfecto estado de salud y era muy feliz antes de su llegada»

«Sabe que eso es mentira, Regina…»

«¿Cómo?» se enervó ella

«Henry…él no estaba bien desde la muerte de…»

«¡No hable de eso, por favor!» lo interrumpió Regina, su voz quebrándose de repente.

«Bien, pero Regina, en algún momento…habrá que hablar…hace meses que damos vueltas al tema…Y…»

Regina cerró los ojos y tomó una profunda bocanada de aire.

«Yo…no puedo hablarle de eso, es verdad que Leopold está muerto y no puedo sino alegrarme de ello, no era su padre, no tenían ningún lazo afectivo…Esa basura me hizo…y usted sabe, no voy a volver sobre eso, yo…él se ha convertido en toda mi vida, en todo para mí…»

Las lágrimas se deslizaban silenciosamente por sus mejillas mientras ella miraba fijamente el suelo.

«Lo sé Regina»

Tendió un pañuelo a la mujer sentada delante de él que no lograba bajar su armadura.

«Voy a arrastrar con esa historia toda mi vida, y Henry es lo único que me mantiene de pie»

«Quizás sea hora de que…pase página y que deje entrar a otra persona en su vida» se arriesgó el hombre de mirada acogedora.

«¿Hacer entrar a alguien en mi vida? Venga, seamos serios, no siento nada, querido, no tengo apego con mis compañeros y en la cama, es la nada desde…todo aquello…no siento sino asco y desde…que son…. como animales conmigo, casi ni soporto su olor…»

«¿No siente…ninguna excitación en esa situación?» preguntó el doctor Hopper

Era la primera vez que Regina se atrevía a hablar con su terapeuta de su bloqueo con los hombres.

«Ninguna, querido, he intentado entrar en un estado mental para ver si siento placer, ya sea buscando o no controlar a mi compañero, pero nada»

«¿Y las mujeres?»

«¿Se…está riendo de mí?» replicó Regina

«En absoluto, en realidad, antes de hoy nunca me había hablado de su sexualidad»

«Yo…nunca lo he pensado, no creo que sienta atracción hacia las mujeres, aunque he tenido algunas proposiciones a lo largo de mi vida, nunca les he hecho caso, y además deben ser contadas con los dedos de una mano…»

«¿Se acuerda de alguna situación con una mujer que de una manera u otra la hubiera tentado?»

«Era una mujer casada, querido, era evidente que no podía buscar ninguna aventura, ahora encuentro el cuerpo de una mujer más atractivo que el de un hombre, pero eso no hace de mí…una lesbiana o una bisexual…además estamos en Storybrooke, no creo que encuentre una compañera que…»

«¿Por qué pensar en términos de compañera sexual? ¿Por qué se niega a vivir una historia de amor independientemente del sexo de la susodicha persona?…Solo amar a la persona y quizás podría encontrar a alguien que sea paciente con usted y…»

«Esa persona no existe, lee usted muchas novelas románticas. Sin embargo, es verdad que podría seducir a una mujer sin demasiada dificultad, ¿y después? ¿Qué hago? ¿La meto en mi cama y espero un milagro?»

«Si no se siente atraída por ella, no funcionará, ya sea en el plano sentimental o sexual, pero Regina, cada uno tiene una clave en ese terreno, busque, quizás…¿no?»

El timbre de un despertador antiguo sonó sobre la mesa, indicando el final de la sesión.

«Hoy hemos avanzado mucho, Regina, le pediría que pensase un poco en esta deshilvanada conversación, hemos hecho un primer avance y ha ido aceptablemente»

Regina le dio las gracias y se marchó sin demasiada ceremonia. Era hora de buscar a Henry y primero tenía que recuperar su preciado tesoro en el despacho. Recibió un mensaje de Sidney preguntándole si había apreciado en su media el "regalo". Respondió lacónicamente

"Por supuesto, ha sido muy instructivo, le llamaré en cuanto tenga tiempo"