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FIRELIGHT
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Solos y perdidos en la oscuridad de la noche
Nuestras esperanzas y sueños están fuera de la vista
Pero, de lado a lado, llegaremos a nuevas alturas
Y encontraremos nuestro camino a la luz del fuego
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Prólogo
Era una cálida noche y el final de un sofocante día en la Temporada de Fuego. Un silencioso zumbido de anticipación colgado del criadero en el Templo del Dragón, donde innumerables huevos yacían allí anidados en paja en plataformas alrededor de los muros. Era el año del dragón —un momento de gran fortuna, o eso se decía— y estos huevos deberían eclosionar algún día. Incluso bajo la bendición de los legendarios antepasados, ellos crecerían para volverse el orgullo de la raza de los dragones.
Pero por ahora esperaban, tranquilos e inmóviles en sus nidos de paja. Un gran dragón rojo —uno de los cuatro Guardianes encargados de la protección de los huevos— los observó con admiración mientras caminaba a través de la habitación. Su nombre era Ignitus y llevaba el prestigioso título de Guardián del Fuego —un título que no había ganado fácilmente. Era un honor y un privilegio tener la tarea de proteger los huevos en el Año del Dragón, y uno que él y sus compañeros Guardianes habían aceptado amablemente.
Había una pequeña cantidad de azoramiento, sin embargo. Este no era un Año del Dragón ordinario. Por primera vez en cientos de años, el Templo del Dragón fue la sede de un huevo muy raro. Se encontraba en un pedestal de piedra, elevado por encima de los demás en el otro extremo de la habitación, ubicado en una cama de felpa. Una rápida mirada era todo lo que uno necesitaba para saber que había algo especial sobre este huevo.
Después de todo, un huevo púrpura no se había visto desde hace al menos diez generaciones.
Ignitus se detuvo en el pedestal del huevo y consideró darle todo el cuidado de un padre. Como Guardián, él nunca tendría la oportunidad de tener una familia propia, pero ese era un pequeño precio a pagar por el privilegio de proteger la futura esperanza de la raza de los dragones. En cierto modo, todos estos huevos eran suyos. Él haría todo lo posible para asegurarse de que algún día crecieran en buenos jóvenes dragones.
Ellos tenían la fortuna del Año del Dragón de su lado, después de todo. No todos los dragones podrían presumir de eso, ni siquiera él. Este dragón púrpura especialmente, Ignitus estaba seguro, crecería para ser alguien especial. Alguien muy especial, si había que creer en las profecías…
THROOM
Ignitus se encogió cuando el mundo se estremeció con una ráfaga repentina de un sonido ensordecedor. El suelo tembló baja sus patas y echó una mirada asustada al techo como otra explosión estalló en algún lugar no tan lejano. El polvo llovió de las grietas en las piedras, la habitación se estabilizó, y todo estaba en silencio de nuevo.
Solo por un momento.
Antes de que Ignitus tuviera la oportunidad de reaccionar, la puerta a su izquierda se abrió de golpe y un dragón amarillo pasó a través. El Guardián del Rayo levantó su cabeza y vio a Ignitus con una mirada llena de temor con la que el Guardián del Fuego se congeló. La habladuría habitual de Volteer casi había desaparecido. Murmuró en silencio por unos escasos segundos, hasta que el templo se sacudió de nuevo con la fuerza de otra explosión, y su voz salió llena de miedo.
—¡Sálvalos! ¡El Ejército Oscuro ha llegado!
Ignitus ni siquiera se detuvo a pensar. Él solo se dio la vuelta y tomó el huevo púrpura en una pata. Como otra explosión fuerte explosión estremeció el criadero, causando que los huevos temblaran en sus nidos y polvo llovía del techo, él huyó de la habitación como si la muerte misma estaba en su cola.
La cola de Ignitus salió de la vista unos pocos segundos antes de que la puerta opuesta fuera quitada de sus bisagras por una ráfaga de fuego. Volteer se tambaleó hacia atrás, sus garras se clavaron para mantener el equilibrio y plantó sus temblorosas patas al piso de piedra. Este era su deber, quedarse y defender estos huevos hasta su último aliento, si era lo que necesitaba. Pero había un duro temor frío en sus ojos cuando la oleada de simios aparecieron a través de la puerta abierta.
Chillando y aullando, la ola de pelaje putrefacto y armamento crudo entró al criadero, dirigiéndose al Guardián del Rayo. Como los simios lo rodearon, Volteer se mantuvo firme y desencadenó una desesperada explosión de voltaje a corta distancia. Los simios gritaron y se alejaron, pero no lo suficiente lejos de la electricidad del Guardián.
A pesar de que trató de contraatacar, ellos continuaron entrando en la habitación —un chillido interminable de pelaje rancio. Demasiado pronto, Volteer fue sobrepasado. Mientras luchaba para mantenerse sobre la marea de simios, él no pudo hacer más que ver con horror cómo ellos invadían los nidos.
Ellos lucharon por los huevos con entusiasmo enfermizo, quitándoselos a otros y tirándolos al suelo donde fueron pisoteados por los innumerables cuerpos en estampida. Volteer gritó y luchó con todo lo que tenía, pero los huevos que había jurado proteger fueron destruidos frente a sus ojos.
Incluso cuando las puertas se abrieron y sus compañeros Guardianes, Terrador y Cyril, empezaron a ayudarlo, Volteer no apartó los ojos de la carnicería. No importa lo duro que luchó, no pudo alcanzar un simple huevo a través del mar de simios asesinos. Él no prestó atención a los cortes y heridas que obtenía, pero el horror era evidente en su rostro como un huevo se rompió justo en frente de sus patas.
Con un aullido de angustia, se lanzó a la lucha, todo el honor y el entrenamiento olvidado. Iba a luchar como un animal salvaje hasta su último aliento, aunque solo salvara un simple huevo.
Como los Guardianes fueron invadidos y sofocados por la marea de simios, esos que en las afueras del criadero peleaban a dientes y garras para conseguir con sus manos codiciosas un huevo de dragón. Su rey había ordenado la destrucción de todos los huevos —todos excepto el púrpura, aunque nadie estaba seguro de dónde estaba— y solo estaban dispuestos a cumplir. Desafortunadamente para ellos, no había suficientes huevos para todos.
Ansioso por jactarse de que pudo romper incluso un simple huevo, un simio arrancó violentamente un huevo rubí que aún estaba en su nido. Él lo llevó a la altura del pecho y estaba a punto de tirarlo al suelo cuando otro simio lo embistió desde el lado, tomando el huevo.
—¡Dame eso!
—¡Claro que no, es mío! ¡Voy a destrozarlo!
Los dos simios pelearon por un momento por el huevo, empujado por la frenética multitud alrededor de ellos, hasta que el primero tropezó con los restos de un cascarón roto y cayó. Golpeó el suelo sobre su espalda y el huevo se deslizó de sus garras, cayendo ileso en el suelo cercano. Sus ojos muy abiertos, el simio se dio la vuelta y trató de alcanzarlo, pero otro simio tropezó y accidentalmente lo alejó con su pie.
El huevo empezó a rodar y rebotar por el suelo entre las piernas de los simios, y el primero que lo tomó lo dio como una causa perdida. Como él con rabia reprendió al simio que había tratado de quitárselo, el huevo rodó entre las sombras de una puerta abierta —la misma puerta por la que Ignitus había huido hace unos momentos. Inadvertido por los frenéticos simios, rodó a través de la puerta y por la pantanosa tierra del exterior.
Allí, en la cima de una colina poco elevada, se balanceó. Entonces, como si fuera empujado por una suave ráfaga de viento, rodó y rebotó lejos del templo y se deslizó en las tranquilas garras de un arbusto espinoso. Manchado de barro, se quedó dentro de la enmarañada vegetación y —de alguna forma, milagrosamente, seguía intacto. Se quedó allí por horas, desapercibido y alejado de la destrucción que visitó el templo esa noche.
Cuando el sol salió a la mañana siguiente, era uno de los únicos tres huevos que sobrevivieron al ataque —uno de los únicos tres que tenían la fortuna del Año del Dragón hecha realidad.
Pero no pasaría inadvertido por mucho tiempo.
Traducido por Kopa1556
Translated by Kopa1556
N/A: ¡Hola y bienvenidos a Firelight! Esta es una historia sobre amistad y aventura, sobre cómo eran los Reinos del Dragón antes de que Spyro regresara y derrotara al Terror de los Cielos y cambiara el rumbo de la guerra, y sobre una pequeña dragona perdida en un gran mundo. ¡Espero que disfruten la aventura!
¡Feliz lectura!
Nota del Traductor IX/25/2016
Esta historia pertenece a Riverstyxx, yo solo me encargo de la traducción. La portada también pertenece a Riverstyxx.
Fanfic original: /s/8259545/1
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