Los personajes de InuYasha no son míos (aunque quisiera). Son propiedad de Rumiko Takahashi

Posibles dudas con aclaraciones al final

2do Fic, dejen comentarios, porfa

Bendición de Estar A Tu Lado

Capitulo 1:

"The Woman Who Overcame The Jewel, And The Boy Who Was About To Be Overcome"

"InuYasha,,, Estás seguro?"

"Seguro de qué?"

"De mí… Estás seguro?

"Ha… Realmente necesitas preguntar?"

Era verdad, no hacía falta. InuYasha estaba completamente convencido de que deseaba vivir el resto de sus días junto a la mujer que caminaba a su lado en aquel anochecer. Ella, por su lado, se había ganado su compasión mucho tiempo atrás, la primera vez que pudieron platicar tranquilos, sin tener que amenazarse el uno al otro. Sentada a su lado en una verde colina en la cima de la aldea donde vivía, Kikyo confesaba que se sentía identificada con aquel desconfiado Hanyo. Dijo que era humana, pero no le era permitido actuar como tal; no deseaba otra cosa que poder vivir como una mujer común, en lugar de estar atada a sus deberes de sacerdotisa. Tras oír eso, InuYasha se sintió culpable y conmovido, por primera vez en su vida.

Los días pasaron. InuYasha y Kikyo se habían transformado en un dúo que fusionaban sus respectivos poderes demoníacos y espirituales para poder eliminar enemigos más fuertes. Entre ellos se había forjado una amistad fuerte, de la que comenzaba a surgir otro sentimiento. Fue así que la sacerdotisa pudo hablar seriamente con InuYasha acerca de la Perla Sagrada de las Cuatro Almas. Ella sabía que el Hanyo pretendía usarla para convertirse en un poderoso Youkai puro, pero le contó que existía otra posibilidad: como todo Hanyo, InuYasha era mitad Youkai, mitad humano. Era posible utilizar la Perla para convertirlo en un humano completo. Preocupado luego de escuchar eso, él preguntó qué le sucedería a ella luego de que eso ocurriese. Con una simple sonrisa, Kikyo contestó que la Perla se purificaría y desaparecería, y ella podría cumplir su deseo de ser normal. Aquella respuesta quedó rondando la mente de InuYasha por largo tiempo.

Pasado aquel evento, InuYasha y Kikyo debieron partir en bote a tierras lejanas y desconocidas. Al volver, bajo la luz del ocaso, el Hanyo juró convertirse en humano, para que Kikyo también pudiera ser complacida. No sólo eso, InuYasha pretendía hacerla su esposa; con un tierno primer beso, aquel pacto quedó sellado.

"Mañana, al mediodía…"Dijo Kikyo cuando volvían a la aldea, ya unidos por un sentimiento diferente, y más fuerte, que la amistad.

"Eh?"

"En frente al Árbol Sagrado en los bosques del Oeste… Espérame ahí; Llevaré la Perla Sagrada."

"Está bien. Ahí estaré."

El lugar era perfecto. Pareciera como si la naturaleza se hubiera puesto de acuerdo para que la tranquilidad fuera dominante en aquel momento crucial. El sol, bien alto en el cielo, marcaba el mediodía en el bosque del Oeste, frente al Árbol Sagrado; y sólo dos almas estaban presentes en ese lugar: la Miko Kikyo y el peligroso Hanÿo de largo cabello blanco. Éste sabía que podía confiarle a esa mujer hasta su propia vida; su confianza y amor le pertenecían desde mucho tiempo atrás. Pero a pesar de todo, tenía una sensación que pocas veces en su vida había experimentado: Miedo, el miedo a lo desconocido; la incertidumbre por no tener el control de lo que sucedería- Se sentía pequeño e indefenso frente al inmenso poder de la Miko y de la misteriosa Perla de las Cuatro Almas, que yacía en sus manos.

Kikyo lucía exhausta; había pasado casi toda la noche purificando la Shikon, para asegurarse que nada saliera mal. Aún así, más allá de su cansancio, mostraba su serenidad, tan común en ella, pero escondiendo radiante emoción detrás. Además, confiaba en la Perla, en InuYasha, y en sí misma. No era posible que fallaran, aunque el más mínimo error podría ser fatal para ambos.

-Estás listo?-Preguntó Kikyo. InuYasha contestó asintiendo con la cabeza. No se arriesgaría a que Kikyo escuchara lo quebrada que estaba su voz por el miedo, pero ella detectó ese temor.

-No te preocupes, todo estará bien… Confía en mí.- InuYasha hubiera querido reírse ante lo último que Kikyo había dicho, ya que no había sido necesario. Él confiaba plenamente en ella, y de cualquier manera, si algo fuera a suceder, se tenían el uno al otro.

-Ya es suficiente… comencemos.- Dijo InuYasha con mucho esfuerzo. Él estaba parado a unos pasos del Árbol Sagrado, y Kikyo, delante suyo, a cierta distancia.

La sacerdotisa cerró los ojos: necesitaba máxima concentración, y juntó sus manos, con la Perla dentro. Por su parte, InuYasha comenzó a sentir un fuerte cosquilleo, que no tardó mucho en convertirse en agudo dolor. Sentía que su cuerpo entero ardía en llamas, pero contuvo cualquier queja para no desconcentrar a Kikyo. Sin embargo, a cada minuto que pasaba era cada vez más insoportable. Cuando se transformaba en humano por la Luna Nueva, perder sus garras y colmillos le causaba impresión, pero no la penetrante tortura que estaba soportando en ese momento.

Lentamente, InuYasha superaba el dolor. Sus características superficiales de Hanyo ya habían desaparecido: sus garras, colmillos y orejas eran humanas. Creía que lo peor ya había terminado, pero se equivocaba. De pronto, sintió que algo le era arrancado brutalmente de su interior, algo que había estado siempre con él, que era parte de su ser, su demonio interior estaba siendo eliminado. Pero InuYasha, ya casi humano, no pudo soportar el dolor y cayó inconsciente.

Kikyo, al verlo, estuvo al borde de detener la transformación, pero sabía que hacerlo era muy peligroso, y se contuvo. El salir por un instante del profundo trance en el que estaba le permitió percatarse del fuerte Youki que la rodeaba y que no había notado.

Eran demasiados los Youkai que acechaban con sigilo s InuYasha y Kikyo, y ésta sabía que sería muy difícil vencerlos ella sola, teniendo, además, que proteger a InuYasha, que seguía inconsciente. La sacerdotisa no lo dudó: tomó su arco y el carcaj y comenzó a disparar. Las flechas sagradas volaban por todas partes, asesinando Youkai a su paso. Ocupada en su nuevo objetivo, Kikyo se olvidó de la Perla Shikon por primera vez desde que le había sido confiada.

Aprovechando su descuido, un Youkai se acercó a la Perla y, dudando un poco. La tomó. Sin embargo, la transformación de InuYasha aún no estaba completa, y la intrusión de un nuevo ser causó un desequilibro de las energías espirituales y demoníacas; por eso, la Shikon comenzó a arder en las manos del Youkai. Pronto, el suelo empezó a temblar. Varios demonios, asustados, huyeron. Pero uno en particular, un Youkai con forma de ave, se dirigió hacia el inconsciente InuYasha. Al mismo tiempo, la Shikon llegaba a su punto límite: con una ensordecedora explosión, se desvaneció para siempre del mundo, llevando consigo a las Youkai que se encontraban más cerca. La astuta ave se dio cuenta de que la Perla había sido utilizada en aquel humano desmayado que solía ser un Hanyo. Consideraba despreciable que aquel ser se hubiera rebajado a perder la sangre y dignidad Youkai que poseía, y rendirse a ser un débil humano hasta el fin de su vida. Creía que la Shikon había sido desperdiciada, malgastada. La furia encegueció su astucia, y se dejó llevar, quería vengarse: voló decididamente hacia InuYasha y hundió las filosas garras en su espalda. De entre las profundas hendiduras que le produjo en a carne comenzó a brotar sangre con imparable rapidez, aunque aquello fe lo último que hizo; para su desgracia, Kikyo lo había visto, y sin dudarlo, le disparó una flecha sagrada que acabó con su vida. Sin embargo, la sacerdotisa también vio el mal estado en el que había quedado InuYasha y, preocupada, se dio cuenta de que no le quedaba tiempo que perder. Esquivando los ataques de Youkai, se acercó a InuYasha. Ya a su lado, unió sus manos y logró crear una barrera protectora alrededor de ambos. Pero estaba exhausta, y sabía que la protección no duraría demasiado; además, era obvio que no sería suficiente para vencer a los intrusos. Sin poder encontrar otra salido, decidió arriesgar su última carta, anunciando al mismo tiempo:

-Si algo le sucede a InuYasha, juro que ninguno de ustedes tendrá paz, incluso después de la muerte. Me encargaré de ello!

Usando las últimas reservas de su poder espiritual creó una gran implosión que acabó con todo ser viviente alrededor, salvo a ella misma e InuYasha, protegidos por la barrera. Satisfecha, contempló el Árbol Sagrado, que también se había salvado, hasta que su visión se tornó completamente a oscuras y cayó inconsciente, junto a InuYasha.

Fin del primer cap

Hola a todos!

Soy Kikyo (seh, claro… ojalá!)

Aca dejo algunas aclaraciones *Necesarias? No se*

Youkai - Demonio

Hanyo - Medio Demonio

Miko - Sacerdotisa

Goshinboku (no se si lo puse… bueh, por las dudas) - Árbol Sagrado

Youki - Energía Demoníaca

Creo que ya esta…

Bueno…

"Bendición de Estar a Tu Lado" es mi segundo fic, asi que se que todavía tenge mucho que aprender.

Emm.. que mas… queria poner algo mas pero se me olvido…. Ah, si!

Tenia este cap desde hace rato, pero no lo podia subir

*cofviejoquecofmequitocoflacompu, mierda!* perdon un ataque de tos

Estoy escribiendo el segundo, pero me aparecen cositas por aquí y por alla.. pierdo los papeles… bueh, lo subo lo antes que pueda, y espero que sea un poco más largo.. se que este fue muy cortito… perdon… yo tengo eso: un cap corto, uno largo….

Ah, y el titulo.. jaja, mas largo que un testamento… tiene un significado, guarda!:

"The Girl Who Overcame time, And The Boy Who Was Just Overcome" es el titulo del primer cap del anime. Seria algo asi como: "La Chica Que Conquisto El Tiempo, Y El Chico Que Apenas Habia Sido Conquistado". Bueh, el titulo de este primer cap (del fic) seria como: "La Mujer Que Conquisto La Perla, Y El Chico Que Estaba A Punto De Ser Conquistado" ¬¬ *CUAC!*

Ah, y "Shibogarasu" es el cuervo que se traga la Perla en el (creo) cap 2 del anime.

Bueh, eso es todo por ahora. Poco? Mucho? Ni idea.

Nos vemos dentro de poco, cuando se me pinten ganas de delirar un poco mas.

Sayounara *Wa Ashita No Tame Ni? (Wakaranai) TT_TT*