¡Hola a todos! Esta es mi segunda historia y espero que la disfrutéis al máximo. La escribo con toda mi ilusión.

Esta historia sigue teniendo la misma temática que tiene One Piece. Hay cosas cambiadas, Nami aún no forma parte de la tripulación y tampoco los conoce, esta historia empieza por KidxNami, pero las cosas irán cambiando hasta convertirse en un LuffyxNami que es la idea principal.

En la tripulación de Kid hay algunos tripulantes inventados.

Aclaraciones
-Cursiva: pasado
-Negrita: diálogo

One Piece no me pertenece, todos los derechos de One Piece son de Eiichiro Oda.


CAPÍTULO 1

Por la noche, un navío majestuoso e imponente permanecía en las orillas de Krisland, una isla en la que el suelo era de cristal y donde las casas deslumbraban por sus materiales luminiscentes. Ese barco pertenecía a uno de los piratas más peligrosos del mundo: Eustass Kid, un pirata con más de 500.000.000 berries de recompensa seguido por Monkey D. Luffy.

En el comedor del barco se podía oír cómo la tripulación armaba gran escándalo, comía con esverante ansiedad y reía con muchas ganas como si de una fiesta se tratase.

¡Brindemos por la larga vida que tenemos y por nuestro capitán! —gritó Skrat, el cocinero.

Eustass Kid sonreía triunfante sentado en un sofá granate; estaba ebrio, con la boca seca y los ojos que no podían mostrar mirada más sucia que aquella en la pelirroja.

Nami comía con lentitud, sabía que esa noche no podía escapar de sus garras, veía el deseo en su miraba. Era cierto que su capitán era sexy, fuerte, provocador y un sin fin de epítetos que, ahora mismo, no se les va a dar coba. Pero Kid solo la quería para completar el gozo de esas noches en las que bebía demasiado.

Parecía como si poseído por la lujuria se levantase del sofá y decidido se le acercase para poseerla ahí mismo, delante de todos.

Vamos a mi camarote... —le susurró en la oreja con tono libidinoso.

A Nami se le erizó la piel ¿Cómo podía excitarla tanto ese hombre con solo susurrarle? —Solo con mirarte sé que no estás en condiciones para seguir mi ritmo.

¿Me estás retando? —dicho esto los dos se largaron del comedor y se encaminaron al exterior.

Al capitán le volvía loco el cuerpo de esa mujer, no podía parar de contemplarlo cada vez que se cruzaban por el navío, o solo con verla a lo lejos ya quería tomarla. Era como una obsesión. Él lo sabía pero también estaba al corriente que la navegante sentía algo por él.

Ya en la habitación, comenzaron las noches mágicas y salvajes que mantenían casi todas las noches.

Como en todas las madrugadas Nami era la primera en levantarse. Ni en los desayunos Kid podía apartar la mirada lujuriosa que siempre le dedicaba a la pelirroja. Nami se sentía observada y deseada por él. ¿Qué más podía querer que tener al capitán bajo sus pies?