Hola!

Y he vuelto con nuevo reto, después de tanto tiempo. Sí, lo necesitaba ;)

Ok, esta historia consta de dos capítulos super cortos (requisito del reto, solo de 100 a 1500 palabras). Tenía una idea en mi cabeza y este reto llegó como anillo al dedo, solo que no utilicé mis parejas favoritas.

Espero les guste.

Notas: Letra en cursiva, mayormente, corresponde a una carta.


Este fic participa en el Reto #16: "Los opuestos" del foro Hogwarts a través de los años" (Verdad/Mentira)

Disclaimer; los personajes y los lugares de esta historia pertenecen a J. K. Rowling, excepto los que han sido creados por mí.


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Capítulo 1. El peso de las palabras

Querida Astoria:

¿Querida? Eso es aún más irónico que saludarla con un beso en la mejilla.

Bien.

Greengrass:

Y eso suena jodidamente impersonal. Muy impersonal si nos llevábamos tan bien.

Entonces…

Astoria:

Supongo que te estarás preguntado por qué y cómo me atrevo. Y la simple y llana verdad es que solo de este modo, espero, puedas saber lo que pasó. No espero que me creas.

Sé que nuestra amistad está completamente destruida. Y solo un gran milagro hará que me perdones.

Lo siento.

Lo siento tanto, Astoria las cosas se me fueron de las manos. No estaba pensando. La adrenalina recorría mi cuerpo cada vez que él y yo nos encontrábamos. Es horrible que diga esto, pero mi matrimonio estaba destruido y, bueno, de paso destruí lo que con tanto esfuerzo construiste.

Lo siento, lo repito.

Creo que no hay palabras, y mucho menos acciones, que te demuestren lo arrepentida que me siento al haber traicionado nuestra amistad.

Sí, amiga estoy arrepentida. Leíste bien.

Suspiro mientras froto mis sudorosas manos en el pantalón. ¿Por qué es tan difícil expresarme? Es una jodida carta, palabras… solo palabras, pero son reales. Me estoy exponiendo ante ella.

No dejaste que te explicara. Sinceramente, yo misma no me habría escuchado. Me habría golpeado y gritado, habría entrado en histeria. Pero tú… tú solo miraste. Vi en tus ojos el dolor, la decepción y la rabia contenida. Porque eso hiciste, te contuviste, te comportaste como la dama de alta sociedad que eres y no como una vil ramera, lo que soy yo.

Repito: no escuchaste. O, bien, no quisiste seguir mirando. Te fuiste. Ignoraste cada una de mis visitas a tu casa, bloqueaste la chimenea, me diste la espalda. Lo entiendo.

Lo hago.

Te traicioné.

Y, entonces, te preguntaras ¿Qué me hace pensar que leerás esto? ¿Qué jodidos pretendo? Solo pretendo decirte la verdad de una vez por todas.

Todo comenzó así. Sí, es mucho antes de lo que piensas:

Él y yo nos conocemos desde pequeños. Fuimos como hermanos antes de entrar a Hogwarts y ya ahí éramos inseparables, aunque siempre me alejaba –lo reconozco, me pegaba a él.

Llegaste tú, años después. Llegaste de la mano de tus padres para ser su futura esposa y yo me fui con los míos hacia el que sería mi actual marido, o ex –no lo sé aún.

Estábamos en el séptimo curso, finalizándolo. Después de la guerra era lo mejor que podíamos hacer los que fuimos perdonados.

Te conocí en Navidad, eras, eres, preciosa. Había oído a Draco hablar de ti, pero no te imaginaba así. Quise ser tu amiga y tú me aceptaste. Teníamos cosas en común, ideales parecidos –odiábamos a Voldemort, aunque en la mira de nuestros padres lo idolatrábamos–, y gustos similares.

Sí, creo que ahí fue donde fallé. Debí haberte despreciado en vez de colgarme de tu brazo, debí haberte odiado en vez de charlar horas y horas.

Nos solidificamos como amigas y como mujeres. Viajamos juntas, cenamos los cuatro, nos sonreímos y abrazamos llorosas cuando la otra quedó embarazada.

Entonces, te preguntaras, ¿Cómo después de todas las maravillas que he escrito me atreví a traicionarte? ¿Cómo pude?

Tenemos gustos similares, ¿Lo recuerdas?

Draco y yo nos acostamos en la adolescencia, fueron varias veces. Cuando lo emparejaron a ti, decidí dejarlo. Y lo hice, créeme.

Decidí olvidarlo. Enamorarme de mi futuro esposo.

Lo intenté.

Creí que lo había logrado.

Y…

Quito una lágrima deslizándose por mi mejilla. Me duele tanto exponerme, pero es lo justo. En realidad, ya estuve más que expuesta ante ella.

Astoria es la persona que menos se merece lo que está pasando.

Y…

Apareció en mi casa el día antes de que ustedes se casaran.

Después de cinco años, él me buscaba. Estaba extasiada porque siempre lo he amado. Sucumbí. Nos acostamos. Fue realmente bueno, tan bueno que me hizo creer que te dejaría, que lucharía por lo nuestro y todas esas bobadas.

Obviamente, no lo hizo.

Ustedes se casaron. Blaise y yo estuvimos puntualmente al lado de ustedes, siendo sus padrinos como ustedes lo fueron con nosotros.

¿Por qué no lo detuve? ¿Por qué no pensé en ti? ¿Por qué fui tan hipócrita? Lo amaba.

¿Lo ves? Había mucho más.

Después de eso, pasaron años, muchos, muchos, antes de que volviéramos a mirarnos con esa excitación. Si los cálculos no me fallan fue cuando los chicos entraron a Hogwarts. ¿Bastantes años, no? Y te juro que nada había pasado antes. Te lo juro por Adrien.

Lo irónico de esto es que nuestra recaída tuvo que ver exactamente con el motivo de nuestra ex amistad. Creía que Blaise me era infiel. No puedo explicar cómo las cosas llegaron a otro nivel: conversamos, él me hizo reír, recordamos nuestros tiempos y… lo hicimos en su oficina.

No paramos. No quise parar. Era volver el tiempo atrás, incluso mejor. Mejor al diez mil por ciento. Era adrenalínico estar juntos.

Te engañamos, esa es la verdad. No pensaba, no es excusa. No debí destruir algo lindo e inmaculado. Prometí ser sincera, lo estoy siendo. Y, como te dije, esto empezó mucho antes, mucho.

Sí, he estado enamorada de tu esposo. Draco es el amor de mi vida, fue el primer hombre con el que estuve. Acepté perderlo porque tú vales mucho y lo acepté de vuelta unas cuantas veces más porque me dejé llevar.

Y, la segunda parte es la que nos concierne.

En la vida no todo tiene una explicación, puedo contarte lo sucedido, pero jamás me preguntes el motivo, solo pasó.

Lo siguiente se remonta hace tres años, estábamos en tu casa celebrando el cumpleaños dieciocho de Scorpius. Me sentía feliz de ver a nuestros hijos crecer y compartir como buenos amigos, había música y tragos.

Creo que bebí mucho, aunque solo en esa ocasión me encontraba borracha.

No lo detuve. Nuevamente me vi abrumada por la situación.

Nos besamos, ¿Cómo llegamos a eso? ¿Cómo pude? No lo sé, simplemente no lo sé.

Astoria.

Lo siento.

Pero, Scorpius es tan parecido a su padre, tan joven y…

Simplemente sucedió.

Lo que tú viste hace un mes, no fue la primera vez.

Sí, me acosté con padre e hijo, con tu esposo y tu hijo.

Tú solo viste una parte. Como te dije, esto empezó hace mucho tiempo.

Draco y yo lo dejamos, en serio. Desde hace tres años solo he estado con… Scorpius.

Soy completamente sincera al decirte esto. No estoy mintiendo. No tengo porque hacerlo, no tengo nada que perder.

Puedes creerme o no.

Podría mostrarte cada uno de mis recuerdos, tú sabes que no puedo alterarlos.

Astoria, si lees esto ya me habré sentido pagada porque sabes cómo sucedieron las cosas. No culpes a Scorpius, creo que solo quería estar con una mujer mayor. En este mes lo he evitado, creo que te habrás dado cuenta de su actitud si es que le importo algo. Y con respecto a Draco, no creo que le importé demasiado, solo fui una aventura para él.

Si lo deseas, si quieres, si me vuelves a escribir o a hablar, puedo decirte todo esto a la cara. Se perfectamente que me he ganado tu odio, tu desprecio y tu repudio. Me siento afectada, por primera vez he tomado conciencia de mis acciones porque he perdido a una amiga, quizás mi única gran amiga.

Me volveré repetitiva, pero lo siento. No sé cuántas veces tendré que repetirlo para que me creas.

Pansy.

Enrollo el pergamino y ruego a Merlín que ella acepte leerla o que la reciba. Me conformaría saber que la ha guardado y que, en un futuro, la leerá.

Muchos kilómetros más allá, Astoria contempla los papeles esparcidos sobre su escritorio personal. Todos han llegado en este último mes, había querido desecharlos, pero decidió guardarlos. Cuando la calma se instaló intermitentemente en su diario vivir, decidió que era hora de leer lo que ella tenía que decir.

Un golpeteo la interrumpió.

Se levantó y abrió la ventana dejando pasar a la lechuza, está pozo un pergamino en sus manos.

Otro.

Lo desplegó y leyó.