Estar destinado a no ser
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Boys Over Flowers no me pertenece. Sin embargo la historia es de mi complete autoría.
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Ji Hoo la ve sonreír, ella brilla como el sol en un día caluroso de verano. Sin embargo él se siente como una sombra que ni siquiera se ve en la propia oscuridad, no puede verse a sí mismo. Quiere aferrarse a esa sonrisa que parece siempre inundar su cabeza. Pero no es posible. Algunas cosas están destinadas a no ser.
Ella complementa su soledad, y él complementa lo que siente. Nadie en el mundo podrá entenderla mejor que él, y es un hecho innegable. Él la ama desde lo más profundo de su ser. Sería estúpido decir que no ha sentido arrepentimiento de no haberse dado cuenta, de haberla querido desde un inicio.
Si él pudiera regresar el tiempo, regresaría al día en que sus miradas se cruzaron por primera vez y la seguiría hasta el final de sus días. Él se quedaría a su lado, y ella al suyo. Vivirían juntos e irían a pescar todos los fines de semana. Pero eso no puede suceder, es algo que no estaba destinado a ser, pues al final el destino tenía planes diferentes para los dos.
Jan Di ahora es quién dice sí acepto, mientras que Jun Pyo es quién es quién acepta. Dos corazones, dos cuerpos se juntan en uno solo. Ji Hoo mira eso desde el lugar de padrino, y está bien. Se siente bien. Sin embargo, la parte más profunda y hasta quizá egoísta desea haber sido él quien fuera el hombre de Jan Di.
Ahora lo sabe, y siempre lo supo.
Los años pasan, las estaciones cambian y todos cambian. Pero ciertas cosas siguen y se sienten como lo eran, así como el sentimiento que aún guarda por Jan Di. La ve seguido, conviven juntos y él es quién la ha visto en sus peores momentos.
De su cabeza todavía recuerda el día en que ella le confesó algo muy importante, fue el mismo día en que ella dio a luz a su primer hijo. Aquél día, en Japón había llovido de forma torrencial, por lo cual las comunicaciones se vieron afectadas, por consiguiente Jun Pyo no pudo estar a tiempo. Ji Hoo en cambio parecía tener siempre ese papel, siempre ser el héroe, estar en el momento adecuado en la hora exacta. El bombero personal de Jan Di, tal y cómo ella se refería a él en el pasado.
Él, fue quién vio al bebé por primera vez: un varón. Fue él, quién lo vio llorar primero, incluso antes que la propia madre. De nuevo ese lado egoísta desea haber sido él el padre. Pero vuelve a lo mismo, ese amor no estaba destinado a ser.
Jan Di soltó algunas lágrimas de felicidad y otras más de tristeza, ella es un libro abierto que Ji Hoo puede descifrar antes que los demás.
—Jun Pyo vendrá tan pronto como pueda, Jan Di.
—Lo sé, es sólo que… Supongo que no se perdonará nunca no haber estado para el nacimiento de nuestro hijo.
Ji Hoo bajó la mirada e hizo una mueca de disgusto pues sabe que eso es verdad.
—¿No es curioso? Sin duda tú eres mi bombero personal Ji Hoo. Tú, has sido el primero en muchas cosas.
—¿En muchas cosas?
—Fuiste mi primer beso, en parte mi primer amor y también eres la primera persona que ve a mi hijo.
Han pasado ya, diez años de aquél evento y Ji Hoo no logra sacárselo de la cabeza. Ella, esa mujer que sostiene en brazos a su segundo hijo sonríe y ríe. Ella sigue brillando. Y junto a ella, está su mejor amigo amándola de forma incondicional. Pero entre los tres hay algo que nadie puede negar: el hecho de que Jan Di y Ji Hoo son almas gemelas, que en otro momento, que de haber sido otras las circunstancias pudieron haber sido amantes para siempre, y también el hecho de que Jun Pyo y Jan Di se amarán para toda la vida pues ellos de alguna manera siempre estuvieron destinados a ser. Porque el amor se mueve de maneras muy extrañas.
