Disclaimer: Naruto es propiedad de Kishimoto.
Aviso: Este Fic participa del Reto Infieles, del Foro La Aldea Oculta Entre las Hojas.
Advertencias: What if...? Gender Bender, Sai-fem. Naruto de dudosa moral. Escenas eróticas. Insinuación de trío.
Palabras: Alrededor de 1642.
De un adicto, una artista, y algún inocente.
...
Porque sí, Naruto ama a Hinata… de verdad. Pero también ha desarrollado una cierta adicción a ver totalmente destruido el siempre imperturbable rostro de Sai.
...
...
Naruto, el siempre correcto Naruto.
El honesto, el hombre de palabra, ¿quién lo creería capaz de algo así?
¿Quién?
...
Nadie, seguramente, a veces quizá ni él mismo...
Pese a todo, no se siente culpable. Porque aquello ya tiene tantos años sucediendo que se ha vuelto natural en su día a día, quizás incluso necesario. Tan indispensable como respirar.
Desde el inicio. Sai le intrigó y le irritó hasta lo indecible. Por su excéntrica manera de ser, de vestir y hablar. Por aquella sonrisa vacía que lo volvía loco… que lo incitó desde el primer momento a hacer desaparecer aquel falso gesto de cualquier manera… cualquiera.
Lo intentó todo.
Golpes, bromas, insultos, ataques sorpresa, mentiras y verdades gritadas o contadas como un íntimo secreto… todo. Pero el rostro de marfil siempre mantenía una careta fría, distante, incluso cuando esbozaba una sonrisa: lo desquiciaba.
Naruto, terco como era, no se detuvo a pesar de que aquella pareciera una misión imposible, continuó intentando día a día, aunque fuese ya más por costumbre que por realmente esperar obtener algo de la morena.
…
Hasta que sucedió.
Cuando finalmente el rostro de Sai se vuelve sincero es en realidad producto de un accidente. Un descubrimiento extraño.
En medio de un entrenamiento al que Sakura no pudo asistir. En medio de los golpes, de las patadas y los jutsus, sus cuerpos terminaron enredados, tan juntos que, por vez primera, Naruto se dio cuenta de que el cuerpo de Sai en realidad sí que era cálido. Aún más, el ninja, tan torpe como era, por vez primera vio a Sai como tal, como una mujer.
Ella quizá lo vio entonces como un hombre, porque la sonrisa hueca desapareció y en su lugar se colocó tal gesto de sorpresa que Naruto se vio atrapado al instante. Quería ver más. Su propia mirada entonces se volvió depredadora y supo que no podía dejarla ir… aunque ella a su vez no estuviese dispuesta a ceder ante él: así que lucharon una vez más.
Con un nuevo brillo en los ojos.
Tanteando terreno desconocido.
El rubio ni siquiera tuvo tiempo de pensar que realmente estaba dando pelea a una ex integrante de raíz. De haberse dado cuenta quizá habría comenzado a gritar como tanto acostumbraba, fanfarroneando acerca de lo mucho que había mejorado en sus habilidades como shinobi. Pero… no.
Todo él estaba demasiado concentrado en intentar dominar a la mujer que de manera tan digna intentaba a su vez dominarlo a él... y el mundo sabía cuánto detestaba perder.
Paulatinamente, el roce de piernas y brazos elevó la temperatura de ambos cuerpos a niveles hasta ahora desconocidos, como una chispa que en segundos se ha vuelto llamarada. Esta vez el sonrojo y el sudor ya no eran producto únicamente del esfuerzo, sino de la tensión, del ansia reprimida. Lo que hacían parecía más una danza primitiva que en realidad un combate formal.
Aunque es Naruto quien terminó por inmovilizar a Sai.
Y le encantó saberse vencedor.
Saboreó con la mirada el temblor de las torneadas piernas y el sube y baja del pecho femenino, bebió con ansias de la imagen que la morena le regalaba.
Le encantó descomponer a la siempre imperturbable kunoichi.
Le encantó saberse culpable de los diminutos vellos que se erizaban allí donde sus manos se posaban, curiosas e inquietas. Le encantó el jadeo que ella quiso contener cuando su nariz se paseó por la curva de su cuello, inhalando con lentitud un aroma muy acorde a su personalidad, aparentemente vacío y sin embargo en ese instante lleno de intensidad.
Le encantó recorrer con sus manos el pálido vientre, ascender por la cintura y perder los dedos en el par de montes que se abrieron para él al instante.
Le encantó saberla sumisa, adoró la manera en que ella se deshizo a su toque, como poco a poco Sai dejó de intentar apartarlo y en cambio comenzó a aferrarlo a su propio cuerpo, enterrando las uñas en su espalda. Haciendo daño quizá incluso sin darse cuenta.
Amó el aspecto de sus labios, usualmente pálidos y ahora de un rojo tan intenso como sus mejillas. Le encantó que se mordiera a sí misma con tal de no hacer mucho ruido. Adoró que opusiera casi nada de resistencia cuando se acomodó entre sus piernas y sus sexos se encontraron, encendiéndose a niveles insospechados.
Haciéndolos jadear de manera intensa aun cuando todavía tuviesen la ropa puesta. La humedad de la zona facilitando la fricción, deliciosa y delirante. Sus caderas moviéndose erráticamente en algún momento, sin pensar en nada que no fuese deshacerse de la tensión que consumía sus cuerpos. Colapsando casi a la par.
Con él sobre ella.
Naruto por un instante quiso cerrar los ojos, pero no se lo permitió.
En cambio, se adueñó para siempre de la imagen descompuesta de su compañera, de aquellos ojos negros nublados por el placer. Con los labios todavía entreabiertos, jadeantes… y la piel vuelta una paleta de colores carmín.
Fue la primera dosis de aquella droga a la que habría de volverse totalmente adicto.
…
Aunque rápidamente una cosa llevo a la otra y un día dejó de haber ropa de por medio en sus encuentros, lo cierto es que ellos nunca se besaron.
Nunca.
Como en un pacto tácito…
Porque nunca lo pusieron en palabras, pero ambos sabían que aquello que tenían no daba para establecer una relación como la que pronto estableció Naruto con Hinata.
...
Con ella todo fue diferente.
No hubo prisas. Ni batallas constantes. Con ella su corazón latía desbocado, aunque no se tocaran, aunque sólo la viera. Con ella nació primero el amor y después el deseo.
Con ella tuvo su primer beso. Y entonces supo que su vida entera estaría dedicada totalmente a hacerla feliz. Pues la amaba.
Sai lo entendió.
Y no por eso dejaron de buscar el calor de sus cuerpos en algunas misiones… incluso en la misma aldea, cuando había pasado mucho tiempo.
Incluso cuando Sai finalmente le dio el sí a Ino y ellos también comenzaron a salir…
Se siguieron buscando.
Porque a Naruto le encanta la manera en que la morena no tiene oportunidad de intentar hacer ningún comentario sarcástico o fuera de lugar en cuanto encuentran un lugar donde intimar y olvidarse del mundo, adora ver su piel pálida tornarse carmín en segundos. Adora apretar sus caderas y empujar su miembro una y otra, y otra vez contra su espalda y su trasero. Le encanta la forma en que sus pequeños pechos se estremecen y responden a su tacto; no son para nada como los de su esposa, y aun así le fascinan con la misma locura.
Seguramente está enfermo.
Pero no le importa.
No le importa, ni siquiera cuando Sakura comienza a sospechar y le manda miradas cargadas de reproche. Porque Ino es también su íntimo amigo. Pero a Naruto no le importa, ni siquiera cuando llega a casa con Hinata; inocente paloma que lo recibe sonriente y amorosa. Siempre dispuesta a todo lo que él le pida. También apasionada como pocos podrían imaginarse… entregada totalmente a él.
No le importa serle infiel... aunque quizá si ella se enterara se rompería en mil pedazos. Porque así es Hinata… frágil… y él la ama. En verdad que sí… y por eso es cuidadoso.
Porque no piensa dejar de visitar a su excompañera de equipo. Porque la desea. La desea tanto que a veces es insoportable tan sólo verla y saber que no debe tocarla… no en público, por lo menos. Ni siquiera debe mirarla ahora que ambos están casados. Pero la desea.
La desea y la odia.
Porque es descarada.
Porque hace comentarios vulgares acerca de su miembro y su desempeño en las artes amatorias… pero a nadie le parece extraño.
Ella siempre ha sido así.
Incluso con Hinata… incluso a ella le insinúa cosas acerca de lo buen amante que puede llegar a ser Naruto, acerca del generoso tamaño de sus atributos, acerca de algunos lunares de su cuerpo… Hinata se sonrojará y pedirá amablemente a Sai que cambie de tema. Pensando que aquellos comentarios han nacido únicamente de los años que acompañó a Naruto en algunas misiones, porque ella misma entiende que en medio de misiones de larga duración es muy común hallar por accidente la imagen desnuda de algún compañero. Es lo que ella piensa y se dice.
Sin sospechar de nada…
Porque confía en su esposo… y porque Sai se ha vuelto una amiga muy cercana de un tiempo para acá. Porque a Hinata le parece terrible la infancia que sufrió la morena. Porque la quiere, con esa ternura inocente con que quiere a todos.
Naruto, lejos de temer por el desarrollo de aquella inusual amistad, se siente excitado… porque cuando las ve juntas su mente se desata.
Se imagina a la dulce Hinata, a la tierna y devota mujer que es su esposa sonrojada, desnuda, observando sorprendida y ansiosa como él devora a otra fémina que es más bien salvaje, que gusta también de montarlo y soltar comentarios coloridos mientras lo hace. Que muerde, y araña.
Las imagina a ambas rendidas ante él.
No sabe de dónde ha salido aquellas ansias de saberse dominante.
Pero, por Dios, que no le importa.
…
Y... a Sai tampoco.
Porque es con Naruto con quien ha aprendido a sentirse viva.
Porque son ojos azules los que inspiran desde hace mucho sus cuadros. Es piel bronceada la que quisiera pintar en óleo.
Para cualquiera Sai sería la perdedora, porque se ha enamorado… pero ella no lo siente así.
Aceptará cualquier cosa que Naruto tenga para ella. Cualquiera.
Porque así ha sido su vida desde que recuerda… siempre atada a los órdenes y deseos de alguien más.
Sólo así sabe vivir.
Comprende que nadie lo entendería si hablara. Así que no lo hace.
Ella en cambio dibuja.
Con tinta.
Con sus manos y labios encima de una piel que borra toda cicatriz en un par de horas.
Sai lo dibuja.
Porque él dibujó en ella la vida misma.
Notas de la historia:
¡Justa de tiempo!
La verdad que no espero ganar nada con esto, pero mentiría si dijera que no amé escribirlo. Amo a Naruto, el cielo sabe que sí, de hecho lo que más amo de él es su sinceridad, su tenacidad. Pero escribirlo así, ¡uf!, ¡me encantó!, jajaja.
Ojalá a alguien más también le guste.
¡Mucha suerte a los otros participantes!, invito a quienes no forman parte del foro a que se pasen por las historias, creo que valdrán bastante la pena.
¡Saludos!
P.D. Por cualquier cosa, evidentemente esta es una relación tóxica. No apoyo este tipo de situaciones de ninguna manera, es sólo ficción.
El Gender Bender no fue por evitar escribir acerca de una pareja homosexual, de hecho la mayoría de mis historias son slash/yaoi. Cambié el sexo de Sai simplemente porque así salió el cuadro en mi cabeza, me gustó y así decidí dejarlo. Nada más.
Soy de las personas que cree que el sexo o el género son lo de menos cuando se habla de relaciones afectivas. Así que... eso. *amor hetero y homo para todos*
¡Gracias por leer!
