Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener.
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Mascotas.
I. Pocky.
Todos esos años de esfuerzo finalmente tenían resultado, en la empresa le dieron un nuevo puesto con mayor pago, le daban departamento y coche nuevo. Pero había un gran problema, un detalle que no le dijeron y se venía enterando ahora que leía las reglas de convivencia del departamento, en la comodidad de su hogar.
—Punto 34: Mascotas— leyó en voz alta—. Se podrá tenerlas siempre que cumplan con los siguientes requisitos: Peces, el estanque deberá permanecer limpio... Blablablá... Gatos, máximo tres por departamento, contar con sus vacunas al día, caja de arena... Blablablá...— todo eso no le interesaba mucho.— Perros, uno por departamento, no deberá ser mayor a 10kg, contará con sus vacunas y desparasitaciones, tenerlos limpios, mantenerlos cayados, controlarlos en época de celo, de ser posible: Estar operados. ¿Puedes creerlo Pocky?— preguntó con indignación a su perra que estaba a su lado.
"Pocky", era una linda mestiza negra, cruza de Golden con Spaniel eso había dicho el veterinario.
—Esos tontos gatos tienen más privilegios, pueden tener hasta tres y no les piden que los operen— en realidad ese último punto no era un problema para él, su perra ya lo estaba, el problema estaba en que Pocky rebasaba los 10kg—. ¿Qué vamos a hacer? Ya no puedo rechazarlo, ya firmé el contrato, sí lo rechazó me despiden.
—¿Y si la das en adopción?— preguntó un chico a su espalda, ganándose de inmediato un gruñido por parte de la perra y el dueño.
—¡No vuelvas a decir eso!— era increíble que Miroku, su mejor amigo sugiriera esa atrocidad.
—No te van a dejar tenerla, es lo mejor.
—He tenido a Pocky desde que la encontré en esa caja en mitad de la lluvia, tenía su patita rota y estaba desnutrida, no la dejaré ahora.
—Busca a alguien que la cuide mientras te adaptas y buscas un piso donde puedas tenerla— dio otra opción, Inuyasha había dado un buen punto.
—Tu abuelo es alérgico a los perros, mis padres se la pasan viajando; a Myoga no se la confío, ese viejo la perdería— ya no tenía más opciones.
—¿A tu hermano? Su casa tiene patio y esa chica que vive con él seguro que encantada te ayudaría.
—En la semana hablo con ellos, me debo asegurar que Rin este presente.
Se recostó en el pasto y miró el cielo, Pocky estaba a su lado, le había llevado a su paseo y aprovechaba para hacer ejercicio, era bueno que su perra fuese activa y le aguantase el paso.
—Mañana iremos a ver a Sesshoumaru— Pocky gruñó al escuchar eso y para calmarla le acarició el lomo—. La idea tampoco me agrada pero no tenemos de otra, no dejaré que un desconocido te cuide... Juguemos otro poco, ya va siendo hora de irnos— dijo al levantarse—. Ve por ella— lanzó la pelota.
Se quedó extrañado al ver que Pocky se quedaba a mitad de camino de vuelta, miraba a otro lado, olfateaba el aire y al verla alzar una oreja, supo que iba a emprender carrera. Intentó detenerla pero era tarde, lo que le quedaba era seguirla.
...
Disfrutaba de su almuerzo antes de volver al trabajo, cuando una linda perra se posó frente a ella. Llevaba en el hocico una pelota y movía la cola con entusiasmo ¿Dónde estaría su dueña?
—Hola bonita, Pocky lindo nombre— dijo al leerlo en la placa—. ¿Te escapaste?
—Lo siento, no sé que le pasó.— sin perder tiempo, Inuyasha le puso la correa.
—¿Eres su dueño?— y ella que pensó sería una chica, por dos cosas, el sexo y nombre de la perra.
Al verlo mejor, no pudo evitar pensar que Pocky era afortunada, era un chico muy lindo, alto, atlético, rebelde cabello negro y ojos miel, casi dorados. Pero debía ser precavida, pudiese tratarse de una treta, ya había escuchado que habían quienes usaban a los animales para secuestrar o robar.
—Sí, creo que se emocionó mucho con la pelota y salió corriendo.
—Que sigan teniendo buen día— tomó sus cosas, pero Pocky olió su mochila.
Inuyasha estaba embelesado, frente a él, tenía una chica qué le dejó sin palabras, sus bellos ojos chocolate le atrajeron, su cabello lo tenía atado en una coleta, pero le quedaba muy bien. No pudo pasar por alto que llevaba rodillas y coderas, miró a otro lado y vio unos patines. Sintió a Pocky jalarse y reaccionó.
—No molestes— jaló la correa y la miró con desaprobación.
—Seguramente quiere ¿Puedo darle?— preguntó al mostrar una bolsa de papitas, a lo que el chico asintió—. Pueden quedársela, adiós.
—Oliste las papas y por eso viniste ¿Cierto?— la había descubierto, él tenía la culpa, con eso la premiaba—. Vámonos.
"No te preocupes, lo convenceré", ese era el mensaje que le mandó Rin después de dejar su casa, ojalá fuese así, en un mes debía irse y Sesshoumaru no quería darle hospedaje a Pocky, dijo que no era su problema.
—¿Qué tienes? Muévete, va a llover— de pronto, su perra dejo de caminar y miraba al otro lado de la calle, donde estaba un local de "Adopción y Rescate Animal".
—Muchas gracias, nos vemos la siguiente semana— Inuyasha jaló a Pocky y se escondió tras un árbol, la chica que salió del local era la del parque.
—¡Kagome!— gritó una mujer—. El señor Yin llamó, dejaron un perrito fuera de su negocio.
—Paso por el y mañana lo traigo.
—¿Quieres seguirla?— preguntó a Pocky, se miraron, claro que la seguirían.
Le fue difícil darle el paso, Kagome llevaba patines y vaya que era rápida, pero finalmente la vio detenerse fuera de una panadería y luego entrar.
—Voy a pasar, te quedas aquí y no te portes mal— amarró a Pocky a un poste de luz, se colocó la capucha del suéter y entró esperando no ser visto.
—Ya le bañamos, estaba llenó de lodo, pero con tres perros tenemos suficiente— decía el que parecía ser el dueño.
—No se preocupe, le encontraremos un buen lugar— tomó al perrito y lo metió bajo su chamarra.
Inuyasha tomaba algunos panes y de vez en cuando miraba a la azabache, nunca hubiese imaginado que ella se dedicaba a rescatar animales.
—Linda chica— dijo una señora mayor que estaba de cajera—. Ayuda a rescatar a animales abandonados y les busca un hogar, y sé muy bien que no tiene compromiso alguno.
—No yo, no… Me extrañó que viniese por el perro— él solo la siguió por curiosidad.
Inuyasha de reojo la vio salir e ir al lado donde Pocky esperaba, que no se fijase en su perra, la reconocería y sabría que la siguió. Y justo cuando pensó que la pasaría de largo, la miró y vio a todos lados menos a la panadería, acarició a Pocky y se fue.
Dejó al perrito en el suelo y se quitó los patines, no podía dejar de pensar en Pocky, se la había encontrado de nuevo y esta vez sin su dueño, no creía que le hubiese abandonado, tal vez entró a alguna tienda, pero ¿A cuál? No le vio en la tintorería, la óptica o florería. El único lugar que no miró, fue la panadería ¿Estaba adentro? Imposible, le hubiese visto.
—¡Hermana!
—¡Carajos Souta!— gritó asustada, no se esperaba que su hermanito estuviese allí.
—Mamá dijo que me quedara contigo.
—¿Y nadie se dignó a llamarme?— desde que entró a la universidad debió irse a vivir a ese departamento, y era tiempo que seguía allí, todo por su empleo a medio tiempo que le quedaba cerca.
—Lo olvide, después del cine me vine aquí, trajiste otro perrito— dijo al cargarlo y jugar con el.
—No te encariñes, mañana le llevo al refugio.
Kagome observó a su hermanito, Souta era un chico listo y amable, pero le gustaba molestarla.
—Vamos a cenar.
—Me comí lo que tenías.
—Se supone comiste en el cine ¿Por qué devoraste mi comida?
—Estoy en crecimiento, me da hambre— se encogió de hombros.
—Pide algo de comer, me voy a bañar.
Aun que era un día nublado, Inuyasha llevó a Pocky al parque, en cuanto llegaron, en el área de comida pudo ver a Kagome, comprando un hotdog, tenía deseos de ir pero no quería que la chica pensara que era un acosador. Además, ¿Por qué iría? No es como si fuesen amigos o conocidos, nunca se presentaron y él ni su nombre debía saber. Pero la muchacha parecía tener afinidad con Pocky.
—Ya la viste— su perra movía la cola—. Ve con ella— apenas fue liberada de la correa, Pocky salió corriendo donde la chica.
—Hola de nuevo.— saludó Kagome al acariciar a Pocky detrás de las orejas.— ¿Quieres uno? Que sean dos— pidió uno más para Pocky.
—Lo siento, pagaré por eso— Inuyasha llegaba en el momento justo.
—Hola, no te preocupes, ya lo hice.
—Entonces yo pago las bebidas ¿Qué quieres?
—Así estoy bien.
—La señorita siempre pide capuchino en días como hoy— dijo el vendedor, Kagome le miró con desaprobación.
—Entonces uno y un expreso... Le agradas.— dijo Inuyasha al ver que Pocky no se había apartado de Kagome.
—Y ella a mí.
—Sus cafés.
—Gracias, hay una mesa vacía, vamos— Kagome le siguió.
—¿Por qué Pocky?— preguntó ella cuando le daba su hotdog a la perra.
—La encontré en una caja de Pocky, no la pequeñita, la grande donde transportan todas las demás, la abandonaron.
—Un nombre muy adecuado— admitía que le sorprendió la historia, nunca la hubiese imaginado—. No muchas personas adoptan animales y mucho menos los rescatan, prefieren comprarlos.
—Bueno, ella tuvo suerte.
—No lo dudo ¿Qué pasa?— preguntó al notarlo decaído, por un momento, sin proponérselo, se lo imagino con orejas de perro sobre su cabeza y estas se agachaban.
—Es complicado.
—¿Puedo saber?
Inuyasha la observó por un minuto, no tenía nada de malo ¿Verdad? Tal vez, ella le pudiese aconsejar, después de todo rescataba animales. Y así, dando una breve explicación, le hizo saber su problemática situación.
—Le pedí a mi hermano que la cuidase temporalmente, pero no me ha dicho que decidió.
—Es tan injusto ¿Qué vas hacer si no encuentras quien le cuide?
—No lo sé, no quiero darla en adopción, su nuevo dueño puede que no la trate bien.
—Con un desconocido te extrañaría.
—Aún queda tiempo.
Kagome se entretuvo acariciando a Pocky, miró de nuevo su collar y por primera vez se percató que al otro lado, estaba un número y un nombre.
—"Inuyasha"— leyó en voz alta.
—Dime.
—Leí su placa, ¿Ese es tu nombre?— le extrañaría que lo fuese, bien, tal vez solo un poco, su nombre explicaría el porqué de su afinidad con los perros.
—Creo que no nos habíamos presentado, Takahashi Inuyasha.
—Higurashi Kagome, mucho gusto. Perdón, debo irme o llegaré tarde, adiós.
Pocky y su dueño miraron partir a la chica ¿Iría al refugió? ¿Tendría una cita con alguien e iba demorada? Y como si estuvieses conectados ambos gruñeron.
Miroku e Inuyasha entraron a una cafetería después del trabajo, no habían podido salir a comer a su hora y su estómago clamaba por alimento. Cogieron su turno y esperaron.
—¿Cómo va la búsqueda del nuevo hogar?
—No ha llamado.
—Confía en Rin, ella siempre obtiene de Sesshoumaru lo que quiere.
—¿Eso crees?
—Si, lo primero fue ocupar ese corazón de roca y lo segundo, la niña que crece dentro de ella.
—Aun así, no le ha pedido matrimonio.
—Es una ganancia que ya vivan juntos.
—Nuestro turno, no olvides nada de lo que quiero— Miroku asintió y se acercó a la barra a ordenar.
Inuyasha meditó lo que Miroku había dicho, dio dos buenos puntos, pero en esta ocasión era diferente, estaba seguro que si Rin encontrase un perro y lo quisiera adoptar, Sesshoumaru lo aceptaría, pero con Pocky era diferente, la perra era suya y por ello, su hermano estaba reacio a aceptarla.
—Hola.— le saludaron dos chicas a Inuyasha.
—Eres muy lindo.— dijo una de ellas—. Llámanos— le dio una servilleta con dos números telefónicos—. Somos dos, tu amigo también tendría compañía.
—No gracias— hizo el intento de devolver la servilleta, pero la chica no la tomó.
—Solo piénsalo, podrías cambiar de opinión.
—No hay nada que pensar, ya tengo una chica fiel esperando.
—Tengo la comida— interrumpió Miroku al no notar a las dos chicas, cuando lo hizo e iba a coquetear con ellas, fue llevado a la salida por Inuyasha.
—¿Pediste la galleta para Pocky?
—Aquí la llevo, pero esas chicas...
—Deprisa, espera su comida.
Adentro del local, las amigas observaron con extraño a los dos amigos, pero algo que fue aún más raro fue el apodo que le puso el muchacho de ojos miel a su novia.
03/07/2017
Aquí esta mini historia que tendrá tres capítulos.
