Era el día del niño, pero este no iba a ser un día mágico y especial pues había una reunión internacional. Arthur despertó temprano, se bañó y se estaba preparando para irse cuando Sealand despertó muy emocionado
-¡¿Qué haces?! ¡Es el día del niño! ¡Vamos al parque! ¿Puedo ir a jugar con Letonia?-preguntó mientras saltaba en la cama del mayor con una amplia sonrisa en los labios.
-No, no puedo llevarte, llegaré tarde a la reunión-el inglés terminó de arreglar su corbata y tomó su portafolio- Además, creo que Estonia y Lituania lo iban a llevar a un parque de diversiones
-¡LLEVAME CON ELLOS!-lloriqueó Peter- ¡o diles que vayan por mí! PLEASE!
-Les llamaré, vístete y vámonos-comentó el británico no muy convencido-Vamos a desayunar en el hotel, así que apúrate…
-¿No les vas a llamar verdad?-lo acusó el menor al detectar el tono de mentira en la voz de Arthur por lo que comenzó a llorar y patalear- ¡Quiero ir con Raivis!
-¡No te lo diré dos veces! ¡Vístete o no te compraré pancakes para el desayuno!-le espetó el mayor molesto antes de bajar las escaleras para encender el auto. Sealand estaba furioso. Lo que menos quería era pasar el día del niño en un hotel sin alberca ni juegos, esperando a que los adultos terminaran su tonta reunión.
El pequeño rubio se cambió y vio por la ventana cómo el inglés abría la puerta del garage para sacar el auto. Molesto, decidió que en venganza por no dejarlo ir con Raivis, se divertiría con su varita mágica.
-¡Sealand! ¡Ya vámonos! ¡No quiero llegar tarde!-le gritó Inglaterra desde las escaleras mientras metía su portafolio al auto y verificaba que todas las puertas estuvieran cerradas
-¡Ya voy!-contestó Peter antes de escabullirse en la habitación del cejón, tomó la varita mágica que se encontraba en el cajón de un armario y bajó corriendo las escaleras mientras la escondía entre sus ropas. Subió al auto con una sonrisa maliciosa. Definitivamente se iba a divertir mucho.
La reunión se llevaría a cabo en París por lo que tuvieron que tomar el tren de Londres a París para llegar a tiempo. Peter estaba pensando en todas las travesuras que haría cuando llegaran al país galo. Francis estaba esperándolos en la terminal. Sealand sabía que el francés tenía un interés romántico en el británico, pero éste no le correspondía.
Mientras iban en el auto del rubio de ojos azules rumbo al hotel, el menor de todos se preguntaba ¿Cómo sería Arthur enamorado? ¿Actuaría como un idiota como en las caricaturas? Eso sería muy divertido. Llegaron al hotel Marriott y vio como todos los demás países estaban desayunando en el restaurante del lugar. Arthur, Francis y Peter fueron a la mesa del estadounidense y del canadiense.
-¿Qué vas a querer de desayunar?-preguntó el inglés mientras el menor miraba la carta y escogió unos hotcakes con una malteada de chocolate. Inglaterra pidió un plato de fruta para ambos y una taza de té. Mientras desayunaban, el pequeño rubio observaba a todos los países presentes.
España platicaba animadamente con Lovino y Emma en la mesa junto a ellos mientras Países Bajos los observaba molesto. Dos mesas más allá, Gilbert parloteaba de él mismo con el alemán y el italiano menor. Los cuatro nórdicos estaban sentados en una mesa a parte. El pequeño finlandés sonreía nervioso ante las muestras de afecto del sueco mientras el noruego le contaba al danés que Islandia tenía una gripa muy grave y que por eso no había podido asistir. Al lado de ellos se encontraba Japón con Grecia y Turquía. Los dos últimos estaban peleando por la atención del nipón, como siempre. Austria y Hungría platicaban muy juntitos en la mesa del rincón. En la otra esquina del restaurante se encontraba el ruso platicando con China y Ucrania. El soviético se veía ansioso mientras miraba a su alrededor, esperando que el demonio no apareciera. Y por demonio se refería a su hermana Bielorrusia.
-Quédate aquí viendo la televisión-le ordenó el británico cuando todos terminaron de desayunar y se dirigieron a la sala de conferencias. Peter asintió cuando lo vio partir junto con los demás países pero obviamente no se quedaría sentado en el restaurante viendo la televisión, era el momento de la divertida venganza.
Se escabulló a la sala de conferencias donde todos ya estaban sentados en torno a una gran mesa de caoba. El francés estaba dando inicio a la conferencia por ser el anfitrión mientras el inglés leía una de sus revistas para adultos por debajo de la mesa. Peter sonrió malicioso, le lanzaría un hechizo de amor a Inglaterra para que se enamorara del galo y todos se burlarían de ellos. Con una sonrisa traviesa, agitó la varita. Un rayo rosa golpeó la cabeza del inglés, obligándolo a levantar la mirada, pero en lugar de ver a Francia, sus ojos se posaron sobre el pequeño Finlandés que temblaba al lado de Suecia.
-Oe! ¡Deja a Tino en paz!-exclamó el británico poniéndose de pie. No dejaría que nadie molestara a la repentina razón de su existencia. Toda la sala se quedó en silencio. Peter maldijo por lo bajo, se había equivocado, debía intentarlo nuevamente por lo que repitió el hechizo pero el rayo chocó contra la mano que Estados Unidos había puesto sobre el inglés para obligarlo a sentarse.
-Auch! Mi mano-Alfred revisó su mano un momento antes de que el holandés le gritara que se sentara- ¡Mira Vincent yo me siento cuando yo quier…!-los gritos del americano se atoraron en su garganta cuando su mirada se topó con los furiosos ojos del neerlandés-Ahm… yo…-un sonrojo atacó las mejillas del menor.
Nadie entendía lo que les estaba pasando a los anglosajones. Peter cayó en pánico y volvió a lanzar dos rayos más tratando de arreglar las cosas pero por el miedo, los rayos se desviaron y chocaron contra Lovino y contra Berwald. El italiano sureño sintió un golpe en la oreja por lo que volteó y su mirada chocó contra la mirada confundida de China que no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando. Lovino se sonrojó y desvió la mirada molesto mientras su corazón latía a mil por hora. El sueco, por otro lado, recibió el golpe que lo derribó, alejándolo del finlandés que ahora se encontraba en los brazos de Inglaterra.
-Vee~ Berwald ¿estás bien? –le preguntó Feliciano antes de que el rubio lo tomara en brazos, para el horror del alemán que inmediatamente se levantó para protestar
-Ahora eres mi esposa, Feliciano-declaró Berwald haciendo que Alemania apretara los puños, furioso y tratara de arrebatarle al italiano. Peter no podía creer el caos que había causado y lo peor es que no sabía cómo deshacer el hechizo. Trató de pronunciarlo al revés pero tres rayos salieron de la varita y golpearon a Dinamarca, a Japón y a Alemania. El danés, que es estaba burlando de la pelea entre el sueco y el alemán, salió volando para caerle encima al austriaco.
-Oh Austria, lo siento mucho-exclamó Mathias devolviéndole sus lentes a Roderich antes de perderse en los brillantes ojos violetas del músico- ¿Hey, quieres salir conmigo?-el "Rey del Norte" no perdía el tiempo pero recibió un sartenazo por parte de una húngara celosa. Mientras tanto, Alemania había dejado de luchar contra el sueco porque había visto a alguien que jamás había visto antes.
-¿Canadá? Ich… -un mar de emociones atacó la mente del alemán que tuvo que salir corriendo, asustado por la simple presencia del rubio en la habitación que observó la escena completamente atónito. Japón se tocó la cabeza al sentir un golpe, todo era muy extraño para él pues todos actuaban como locos, pero el mundo pareció desaparecer cuando sus ojos se posaron sobre el noruego que intentaba a toda costa despertar al danés. ¿Cómo es que nunca había notado lo lindo que era Noruega?
Peter comenzó a llorar al ver tal caos, eso no era lo que él quería. Sabía que la magia de Inglaterra era un asco por lo que lanzó la varita contra la pared. Tres nuevos rayos salieron volando y se impactaron contra el prusiano que reía escandalosamente al ver a West huir de la habitación, contra Turquía que había retrocedido a un rincón tratando de evitar la pandemia de locura en la habitación y contra Hungría que estaba a punto de salir detrás del alemán para hacerlo volver.
-Gilbert ¿te encuentras bien?-Prusia había caído de bruces contra la mesa y Ucrania lo miró muy preocupada antes de que el albino la mirara de manera muy extraña- ¿Te duele algo? ¿Qué ocurre?- la joven comenzó a lloriquear cuando el prusiano le declaró su asombroso amor eterno- Gil… no entiendo nada…
Turquía había caído al suelo por el golpe, el italiano sureño no aguantó más la mirada de confusión del chino y salió corriendo de la sala, saltando el cuerpo del turco. Antonio trató de seguirlo pero tropezó cayéndole encima a Sadiq. Entre disculpas, el español trató de pararse pero se encontró entre los brazos posesivos del antiguo Imperio Otomano. Bélgica ardió en celos cuando Turquía trató de besar al ibérico y se le fue a los golpes.
Hungría se había quedado pasmada mirando la puerta de salida antes de que Vincent la empujara para huir de Alfred que había sacado una pistola pues "si no era suyo, no sería de nadie". La chica cayó al suelo solo para ver como el estadounidense le pasaba por encima para perseguir al neerlandés. La húngara se quedó en shock ¿por qué no se había dado cuenta de que Estados Unidos era tan atractivo? Sin perder tiempo, se puso de pie con el sartén en alto para perseguir al americano.
Rusia había observado todo y escuchó el llanto de Sealand por lo que lo tomó del tobillo para sacarlo de debajo de la mesa. Peter soltó un grito pues le tenía un pánico enorme al soviético y le lanzó un rayo rosa justo en la cara. Iván se tambaleó antes de caerle encima a Grecia, que estaba durmiendo. Inmediatamente tomó al griego en brazos y se lo llevó. El travieso diablillo creyó estar a salvo antes de que una persona apareciera en la habitación y lo tomara del tobillo. Bielorrusia había visto como funcionaba la varita y la usaría para que Rusia se enamorara de ella por lo que trató de quitársela. El pequeño rubio gritó asustado y le lanzó un rayo a Natalia quien lo soltó en el acto cuando sus ojos se posaron en el único que trataba de restaurar el orden en la sala:
-¡FRANCIA! ¡CASATE CONMIGO!-gritó la chica saltándole encima al galo que soltó un grito y salió huyendo de la habitación- ¡CASATE CONMIGO O TE MATARÉ!-la bielorrusa salió también de la sala con un cuchillo en alto.
Sealand observaba como el mundo se destrozaba por su pequeña travesura, y ahora ¡¿cómo regresaría a todos los países a la normalidad antes de que iniciaran la Tercera Guerra Mundial por amor?!
Hola, aqui Ghostpen94 reportándose con un nuevo fic. Tenía la idea de hacer este fic desde el 14 de febrero pero se me olvidó y hasta hace poco encontré el borrador, por eso decidí subirlo antes de que se me olvidara de nuevo.
Espero que les haya gustado, intenté hacer las parejas lo más crack que pude usando papelitos al azar, por si se perdieron entre quién ama a quién, aqui les dejo la lista:
Suecia ama a Italia
Dinamarca ama a Austria
Rusia ama a Grecia
Japón ama a Noruega
Alemania ama a Canadá
Romano ama a China
Inglaterra ama a Finlandia
Prusia ama a Ucrania
Bielorrusia ama a Francia
Hungría ama a América quién a su vez ama a Países Bajos
Turquía y Bélgica aman a España
Gracias por leer y no olviden comentar
PD: La imagen de Sealand no es mía
