Preludio.

En la tierra mágica de Equestria dos nobles hermanas reinaban juntas y creaban armonía en la región. Para hacerlo, ambas usaban su poderosa magia de alicornio, la mayor para alzar el sol en el día, y la menor para subir la luna durante las noches. Así proveían de equilibrio al reino de los ponis.

Pero con el tiempo, el corazón la hermana menor se llenó de celos y amargura al ver que los ponis apreciaban más el día que la noche. Harta, decidió tomar el control de todo el reino para ella. Juró traer la noche eterna a Equestria transformándose en la malvada yegua oscura: Nightmare Moon.

La alicornio mayor falló al intentar razonar con su hermana pequeña y no tuvo más remedio que encerrarla en la luna, con ayuda de la magia más poderosa conocida por los ponis: los Elementos de la Armonía.

Tras derrotar a su corrompida hermana, la noble alicornio se hizo cargo tanto del sol como de la luna. Y desde entonces la armonía ha perdurado en Equestria hasta el día de hoy.


Mamá me solía contar esa historia antes de dormir, cuando todavía era una potranca. Ahora que soy más grande, casi una adulta, jamás me imaginé que aquel cuento fuera a ser tan relevante para la aventura de mi vida. Mi nombre es Epona, una simple yegua de Trottingham, y esta es mi historia…

Todo empezó el día de la competencia de rodeo cuya sede cambiaba cada año. Esta vez sería en el pequeño pueblo de Ponyville, relativamente cerca de la capital de Equestria. Papá y yo habíamos entrenado por semanas para la carrera de barriles y yo estaba más que preparada para llevarme el listón azul a casa.

La competencia consistía en correr en zig-zag entre los barriles haciendo el menor tiempo posible. Cada competidora tenía 3 oportunidades para intentarlo y se calificaba con el mejor de los tres tiempos. El asunto se puso reñido entre otras dos yeguas con mucha experiencia y yo, una de ellas incluso rompió el récord del año pasado con 45.3 segundos.

-Ahora viene el intento final de la competidora color marrón. ¡Epona Romani!

Dijo el anunciador y también podía escuchar voces que me apoyaban animaban con ganas desde las gradas.

- ¡Vamos Epona! ¡Tú puedes!

Esas palabras de aliento y el pensar en todo el tiempo que papá pasó preparándome para este evento, me inspiraron para dar el 100% de mi, e incluso más. Troté a toda velocidad siendo certera y precisa en cada vuelta por la izquierda, derecha, izquierda… solo uno más… ¡Terminé!

Agitada, volteé a ver al juez con el cronómetro y él anunció a gran voz: ¡44.9 segundos!

¡Lo logré! ¡Gané, gané! Apenas y podía creerlo.

-Buen trabajo Epona. Elogió papá, Gorman Romani, y por un instante creí verlo sonreír; cosa que era mucho que decir pues él era bastante inexpresivo. Papá siempre daba un aire de gruñón debido a sus cejas arqueadas y su extraño bigote en "w" que lo hacían lucir con una cara de villano, pero en el fondo me constaba que tenía el corazón de oro, pues por algo mamá se enamoró de él.

- ¡Esa es mihija! Gritó Cremia Milk, mi mamá, con orgullo y llanto de alegría mientras me abrazaba efusivamente.

-Mamá, tranquila, me estás avergonzando. Le dije cuando me limpiaba sus lágrimas de mi blanca melena al mismo tiempo que intentaba contener mi propio lloro por la emoción.

-No cabe duda que eres hija de tu madre, Epona. Incluso sus ojos azules brillan de la misma manera cuando lloran. Se acercó una yegua mayor. Se trataba de una amiga de la familia.

- ¡Sra. Smith! Cuanto tiempo sin verla. Ella era Granny Smith, la matriarca del clan de los Apple. Ellos eran locales de Ponyville y ganadores de múltiples listones en varias competencias del rodeo. Mamá la saludó y le preguntó. - ¿Y cómo están Bright Mac, y tu nuera? Oí que se volvió a embarazar.

-Ellos están bien. Como dices, están en espera que nazca la criatura y como falta poco no pudieron asistir este año.

Luego yo le cuestioné. - ¿Y qué hay de Applejack y Big Mac?

-Bueno, Big Mac esta en espera de su turno para la competencia de lanzamiento de cubos de heno… pero Applejack… La sonrisa de la abuela Smith se llenó con un aire de tristeza. -Se fue a Manehattan a vivir con sus primos Orange.

- ¿Qué? ¿No vino al Rodeo? Pero si esa potranca adora estos eventos.

-Yo también creía eso, pero dijo que quería probar suerte en la ciudad este año y tener una vida sofisticada.

Fue el turno de mi padre. - ¿Y Bright la dejó irse así nada más?

-Él no quería que se fuera, pero Buttercup lo convenció de darle la oportunidad para que Applejack se encontrara a sí misma. Buttercup no quería que su hija se viera obligada a tomar una decisión forzada como ella misma tuvo que hacerlo hace tiempo con su propia familia.

Vaya, sonaba muy complicado. Había oído rumores que la Sra. Buttercup no estaba en buenos términos con la familia de su padre, pero hasta ahí llegaba mi conocimiento de la situación de los Apple.

Era una lástima, Applejack y yo siempre disfrutábamos juntas de los rodeos. Era como la hermana menor que nunca tuve. Bueno, al menos debería ir a apoyar a Big Mac en su evento… esa era mi intención, cuando de pronto…

¡KABOOOM!

Un fuerte sonido estremeció el cielo y al voltear a ver en la dirección de donde provenía vi algo increíble: un arcoíris circular que se expandía en el aire como si hubiera sido el resultado de una explosión. Fue un espectáculo asombroso, y aunque ocurrió lejos, el ruido había provocado un tipo de daño…

- ¡Estampida!

Los toros de la competencia principal se habían asustado y salieron despavoridos. Pronto se abrieron paso destruyendo uno de los muros de contención e iban con rumbo a la parte poblada de Ponyville. No había tiempo que perder. Los primeros en reaccionar fuimos mi papá y yo. Otros ponys también se nos unieron para evitar la catástrofe.

Debíamos acarrear la estampida y guiarla fuera del pueblo para después tranquilizar a los toros. Pero eso era más fácil decirlo que hacerlo pues los toros eran más grandes y fuertes que un ganado normal. Más de una vez estuve a punto de caer mientras intentaba empujar a las fieras desbocadas.

- ¡Epona, ve al frente y saca a todos los que puedas del camino de la estampida! Ordenó papá.

Caí en cuenta de que era lo mejor, no tenía la fuerza suficiente para domar a las reses, pero mi velocidad me permitiría adelantarme para alertar a todopony que se quitara del camino de la estampida, así que obedecí. - ¡A la orden, papá!

Corrí a toda velocidad previniendo a los adultos y ayudando a los niños para que se alejaran lo más posible mientras mi papá y los demás contenían la estampida, la cual destruyó más de un puesto de mercado y dañó los jardines de algunos habitantes. Fue toda una confusión, pero después de un rato, los toros lograron tranquilizarse y los guiamos a un campo abierto a las afueras… y cerca de un extraño bosque…


Mientras Gorman y otros ponis adultos se aseguraban de regresar poco a poco a los toros del rodeo, Epona se quedó en los alrededores asegurándose que no hubiera ningúnpony malherido. Sin embargo, algo llamó su atención, un sonido.

- ¿Uh? ¿Qué es eso?

Era apenas un eco, pero claramente alguien se encontraba llorando.

- (Snif, snif, buaaa…)

Si, sin duda alguien lloraba y si su oído no la engañaba se trataba de un infante. Pero lo que más preocupó a Epona es que aquellos sollozos provenían del bosque. Lo primero que pensó es que algún potro asustado por la estampida se había internado en el bosque sin querer y ahora se encontraba perdido, asustado o herido.

Epona decidió investigar por su cuenta pensado en que no iría muy lejos. Pero por cada paso que daba dentro del follaje, la voz llorosa parecía estar más y más lejos. Empezaba a creer que no era algo normal y recordó en ese momento que alguna vez escuchó que había un bosque encantado cerca de Ponyville; el Bosque Evergreen, Everfeed o algo así lo llamaban. Y entonces distinguió una pequeña silueta oscura que se movía más adelante.

-Hola. Quién quiera que seas, no tengas miedo, vine a ayudarte.

Pero no hubo respuesta, si acaso los sollozos se volvieron más serenos, pero continuaban alejándose igual que aquella figura que se adentró más en el bosque. A Epona ya no le quedaban dudas, había un niño en el bosque que seguramente escapaba asustado. Corrió para seguirlo e intentar alcanzarlo, pero aquel pequeño era rápido y escurridizo.

Varios arbustos y ramas detenían su andar, pero no por eso se daría por vencida. Continuó trotando velozmente hasta que se dio cuenta que iba directo a un acantilado. Logró frenar justo en la orilla.

-Uff. Esa estuvo cerca. ¿Dónde se metió ese…?

Y justo cuando dio media vuelta para continuar su búsqueda, se encontró de frente con un espantoso rostro con ojos enormes enrojecidos y pupilas verdes, así como también varios cuernos y picos en los costados. La escalofriante imagen junto con la sorpresa hizo a Epona retroceder de susto y cayó por el borde del acantilado.

- ¡AHhhhh!

Lo último que Epona alcanzó a percibir fue una perturbadora risa burlona. Y luego de eso, perdió el conocimiento.

Cuando despertó, Epona se encontraba en un lugar extraño y ya era de noche. Al principio creyó que era el fondo del acantilado, pero los alrededores se veían menos empinados que el lugar por donde había caído y lo más extraño, ella estaba completamente ilesa a pesar de la gran caída que sufrió. Epona estaba segura que no iba a sobrevivir después de eso, pero ahí estaba con apenas unos cuantos raspones.

Luego de ponerse en pie, volvió a escuchar los sollozos de antes y se preocupó pensando que era de nuevo aquel misterioso monstruo de antes. Pero entonces vio el brillo de unos pequeños ojos azules que la observaban con temor desde una caverna. Era sin duda la pequeña silueta de antes que poco a poco retrocedía para meterse más en la cueva.

-No, espera. Le habló. -No debes tener miedo de mí. Soy una amiga.

- ¿A-amiga…? Susurró la criaturita. En esta ocasión Epona distinguió una voz femenina e intentó hablarle con más confianza y cariño.

-Esta bien, pequeña. No voy a hacerte daño. Me llamo Epona y vine para…

- ¿Epona? ¿Eres Epona, de verdad?

- ¿Eh? Si, así es. Yo soy Epona. Respondió algo confundida.

De un momento a otro, la actitud de la niña cambió y se acercó con una sincera sonrisa. -Que bueno. La anciana dijo que vendrías a buscarme. La pequeña por fin salió de la oscuridad y se presentó ante Epona quien apenas creía lo que veía. La niña era una potranca con piel y melena con distintos tonos de azul, pero con cuerno de unicornio y alas de pegaso. ¡Era una potranca de alicornio!

Tan pronto como ambas se miraron la una a la otra, la alicornio voló hacia Epona y se trepó en su lomo abrazándola por la espalda. - ¡Hurra! Woona ha estado esperando a Epona mucho tiempo. Ahora todo estará bien…

En ese momento ninguna de las dos se daba cuenta que estaban siendo observadas atentamente desde lo alto de una colina, por una extraña figura con mascara, la cual era el mismo rostro que antes asustó a Epona. -Jiji. Las ruedas del destino en marcha se han puesto. Luego volteó a ver al gran astro en el cielo, la cual tenía pintada la imagen de la Yegua Lunar. -Ahora solo es cuestión de tiempo…

Un encuentro predestinado entre una yegua común y corriente, una joven alicornio y un misterioso enmascarado, es solo el comienzo de una leyenda que dictará el rumbo de la nueva era de la Armonía.

Continuará… próximamente: La Profecía de Majora.