Era la primera vez que la veía. Por supuesto, la había visto muchas veces más, pero no la había tomado en cuenta, y desde luego, no la había visto como aquella vez.
Recuerda perfectamente como pasó. Son esos momentos que por mucho que intentas olvidarlos siempre están ahí, falseando por tu memoria (N.A.: ¿ Me acabo de inventar eso? xDDDDDDDDD bueno me refiero... a que están apareciendo en tu memoria cada dos por tres xD.
Siempre la había tomado por la niña-buena-enamorada-de-Potter-y-que-no-merecía-mucha-atención. Pero después de lo que ocurrió en el primer año de la chica, el segundo para él, su opinión cambió un poco. Algo le decía que tenía mucho que esconder y él tenía mucho por descubrir.
Los años pasaban, y en sus encuentros solo se dirigían palabras de odio y reproche, pero ahí aun no le dolían.
Draco se dio la vuelta en su cama y miró de nuevo al techo. ¿Cuándo podría olvidar aquel momento?
--- FLASHBACK ---
El último día de curso. Por fin había acabado quinto, con sus interminables exámenes, jornadas de estudios y demás. Pero al fin había acabado, y bien además.
Andaba hacía el Gran Comedor, su típica sonrisa de superioridad plantada en su cara, y sus túnicas revoloteando a su alrededor como pequeñas sombras.
Y entonces la vio. Venía de frente hacia él, sin mirarle, pero llevaba la cabeza alta.
El pelo pelirrojo le llegaba hasta la mitad de la espalda, escalonado totalmente, y con un pequeño flequillo hacia el lado. Liso completamente, y muy brillante.
Los ojos azules tenían un brillo especial, y las pestañas estaban bañadas en mascara negra, dándole un aspecto muy dramático.
Los labios solo llevaban brillo, destacándolos ante todo, ya que eran muy rosas y muy llenos.
Tenía un cuerpo muy bonito. Muy delgada, pero perfecto. Llevaba la falda corta, recogida unos dos palmos por encima de la rodilla y la camiseta iba por fuera, muy estrecha, marcándole todas las curvas. La corbata la llevaba mal puesta, y en vez de tener los típicos zapatos llevaba unos tacones que cliqueaban en el suelo a cada paso que daba.
La expresión de sus rasgos denotaba superioridad, una mirada pícara que el chico llegó a desear que lo mirara a el.
Pero entonces, cuando pensó que verdaderamente se dirigía a el, y el rubio empezaba a esbozar una sonrisa, la pelirroja pasó por su lado, sin siquiera dirigirle una mirada y siguió caminando.
El rubio se dio la vuelta y siguió con la mirada hacia donde se dirigía.
Pantalones descolocados, camisa por fuera, y sin corbata. Labios finos, ojos color esmeralda, pelo negro despeinado y una pequeña cicatriz que lo destacaba allá donde fuera. Harry Potter. La pelirroja se dirigía hacia Harry Potter. Y de que manera, ya que cuando llegó, sin siquiera cruzar una palabra, se pegó a los labios del moreno y no se separaron en un rato.
Las manos de la pelirroja jugando con el pelo de la nuca del chico y las manos de el... posadas en el trasero de ella.
Draco sintió una punzada de dolor en el pecho y pronto se dio cuenta que era.
Eran celos.
FIN FLASHBACK
Y así era como había empezado todo. Y pronto, esa sensación que había sido denominada como celos, se volvió a repetir a menudo.
