Hola, este no es mi primer fanfic, pero si el primero que escribo de Sailor Moon, la verdad empezaron a transmitir la serie en mi país desde hace un par de años y me enganchó. Leía fanfics de Haruka y Michiru porque me llamaban la atención y con mi experiencia en otros fandoms me di cuenta que esta pareja tenía sus clichés, al leer me di cuenta que Michiru siempre es la que tiene más dinero, la que siempre se muda con su familia (Francia o Inglaterra), la que tienen el matrimonio arreglado, por lo general Haruka es huérfana y alguna de las dos tiene que ser infiel cuando se rencuentran, se que no todos son así, pero es lo regular. Este fanfic es una parodia de todos estos clichés, que yo escribía en mi tiempo libre, pero me decidí por publicarlo, así que su fin es más cómico que otra cosa, espero lo disfruten, como habrán notado Michiru siempre tiene muy mala suerte en los fanfics, así que de ahí proviene el título de este primer capítulo.

Un día de suerte

La luz entra por las ventanas de aquella gran iglesia en Inglaterra, todos los invitados de pie guardaron un silencio solemne cuando la marcha nupcial comenzó a sonar.

Paso a paso la feliz novia avanza por el centro hacia el altar, iba del brazo de su padre que de reojo veía su sonrisa tan radiante y plena que el canoso hombre apenas podía contener su llanto, su pequeña ahora sería mujer de alguien más, y aunque temió su rechazo por haberle impuesto tal matrimonio, ahora se sentía dichoso de que su niña se hubiera enamorado, que la suerte le hubiera sonreído y ese gran partido hubiera coincidido con el amor de su vida.

Michiru no cabía en su emoción, las piernas le tiemblan, con un profundo suspiro evita sus ganas de correr al altar. Por tanto tiempo soñó con ese momento, dos años de noviazgo habían culminado en el día más feliz, cuando al fin alcanzaría su libertad, no más llanto, no más mentiras, no más miedo, sería ella misma contra el mundo, con la protección y eterna compañía de aquella persona en el altar, que la mira de la misma forma, con esa sonrisa resplandeciente y su cabello claro brillando a la luz de la mañana.

Su padre la dejó a su lado, le da una cariñosa palmada en el brazo a quien pronto desposaría a su hija y va junto a su esposa que llora, llora con el corazón agradecido de que la vida fuera tan generosa con su hija y le diera ese final feliz, sus consuegros están a su lado, sonríen orgullosos.

-¡Queridos hermanos estamos aquí reunidos para unir a esta pareja ante Dios!- dice el obispo.

Los invitados se sentaron y la boda transcurrió con todas las palabras que debían decirse, haciendo todo ritual; la aguamarina trata de disimular el impaciente movimiento de su pie ¿Por qué sus padres habían insistido tanto en tener primero la boda religiosa? Ella quería el papel legal que le dijera que ya no era Michiru Kaioh, hija de sus padres, aquel que le dictaba pertenecer a una nueva familia, correr con quien ahora sería su cómplice en busca de la felicidad, libres e independientes.

-Joven Michiru Kaioh ¿Acepta a este hombre para amarlo y respetarlo? ¿En la salud y en enfermedad? ¿En la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?- pregunta el obispo, mientras la pareja se mira frente a frente.

-Acepto- suspira ilusionada con lágrimas en sus ojos.

-Joven Diamante Blackmoon ¿Acepta a esta mujer para amarla y respetarla? ¿En la salud y en enfermedad? ¿En la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?-

-Acepto- pronuncia encantado, con su más grande sonrisa.

-Ahora por el poder que se me ha conferido, lo que Dios a unido que no lo separe el hombre ¡Los declaro marido y mujer! Puede besar a la novia…-

Sin resistirlo Michiru salta a sus brazos y lo besa, él la atrapa dejando que se cuelgue de su cuello; al separarse miran a todos y levantan sus manos entrelazadas en señal de victoria, para los invitados solo fue un gesto ante la emoción de que su matrimonio al fin estaba consolidado, para ellos es la victoria, el triunfo sobre mil adversidades para ser libres después de tanto tiempo, corrien tomados de la mano mientras el padre de Michiru con el teléfono en mano le grita que el helicóptero está listo.

La puerta es abierta por los sirvientes, afuera el helicóptero encendido los espera. Setsuna, su amiga y confidente los recibe; porta una chaqueta de cuero y pantalones de mezclilla a la cadera, desentona con la elegancia del lugar pero en perfectas condiciones para su labor.

-Señores- les abrió la puerta, la pareja le brinda un asentimiento agradecido como forma de saludo y abordan.

Pronto la morena sube a la nave y pilotea, comunicándoles a sus amigos por los auriculares que verán al resto en la fiesta.

-Damon, soy tan feliz- Michiru se recarga en el hombro de su esposo, se había decidido por ese sobrenombre cariñoso por que no podía acostumbrarse al exótico nombre de Príncipe Diamante Blackmoon, sus suegros sí que tenían sentido del humor.

Descendiendo en la mansión Blackmoon junto al mar, dieron lugar a la segunda ceremonia, mucho más práctica, TIC TAC, Setsuna mira su reloj, el sol se pone en el horizonte, la fiesta debe continuar en otro lugar para los que ahora son marido y mujer.

-Michiru estará impaciente- murmura con una sonrisa mientras el ramo de la novia cae en sus manos. La peliverde comparte una sonrisa secreta con la aguamarina y finalmente llega el momento de escoltarlos al jet privado.

Atentos los jóvenes se despiden de sus familiares prometiéndoles fotos de Las Bahamas. El camino en auto hasta el aeropuerto es insufrible ante la emoción de la expectativa, la morena a través del retrovisor ve en sus miradas que aquello no podía durar un minuto más, necesitaban privacidad con urgencia, lo que la lleva a conducir a una velocidad suicida por el tráfico.

En cuanto la pareja se sienta por fin un suspiran de alivio, se miran cómplices mientras Setsuna sale de la cabina.

-He hablado con los pilotos, despegaremos pronto- les sonríe y toma asiento delante de ellos.

-No puedo creerlo- murmura el Diamante -Esto es real- el avión se eleva suavemente, en cuanto pudo el peliblanco se pone de pie y se quita el saco. Michiru ríe frenéticamente, él toma una botella de vino y la abre sirviendo dos copas -¡Lo logramos querida!- afirma tendiéndole la copa a su esposa.

-Gracias por todo esto- dice Michiru mirándolo seriamente por un momento.

-Todo está listo en la parte trasera señor- interrumpe Setsuna recibiendo la segunda copa.

-No queda más que decir- el joven se acerca a la puerta que da a otra sección del jet, abriéndola, del otro lado parece una fiesta, mujeres en poca ropa bailan y celebran como si no hubiera un mañana -Feliz noche bodas querida- susurra mirándola directamente antes de entrar con la botella a dicha fiesta cerrando la puerta tras de sí.

La morena que ríe viendo la escena no se da cuenta que Michiru había abandonado su asiento y se colocó rápidamente a horcajadas sobre ella, sus ojos se encontraron antes de besarse con hambre, el fino asiento de madera con tapizaría de piel cruja bajo sus apasionadas caricias.

-¡Somos libres!- dice Michiru contra sus labios.

-Para siempre, de ahora en adelante y sin nada de qué preocuparnos- le contesta cargándola y dejándola sobre el piso alfombrado.

-¿Qué crees que nos espere en nuestra nueva vida?- pregunta al tiempo que la morena se quitaba su chamarra de cuero para inclinarse sobre ella.

-No se preocupe señorita, vuelen lejos, yo siempre los voy a proteger- promete antes de darle otro ardiente beso, decidida a cumplirle y hacer de esa una noche inolvidable.