Disclaimer applied.
Fanfic dedicado a Valeria. Te amo, perra.
Agradecimientos especiales a Mayra por leer los borradores. También te amo.
ADVERTENCIA: Spoilers, a lot of spoilers.
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FIND YOU
"Tanto tiempo has estado corriendo en círculos alrededor de lo que está en juego, pero ahora el tiempo ha llegado para que tus pies permanezcan en un solo lugar. Quieres llegar, te quieres rendir. Tienes la cabeza envuelta alrededor de lo que está en la siguiente curva; desearías poder encontrar algo cálido porque estás temblando del frío. […] Porque si no me hubieras encontrado, yo te hubiera encontrado."
Fragmento en prosa de la canción "Something inside", por Jonathan Rhys Meyers. (Traducción)
Primera parte
Sonrió al recordar esa fotografía que encontró aquella mañana mientras desempacaba.
Había pasado más de diez años fuera de Tokio, cumpliendo sus metas y desarrollándose como lo que siempre había soñado. Aunque atravesó una época de rechazo por una parte de sus conocidos, no podía decir que no se encontraba satisfecho con lo que había logrado si incluso había participado en dos torneos mundiales.
No, lo cierto era que el éxito había acompañado a Sawamura Eijun desde que aceptó aquel contrato con los Cazadores de Hokkaido. Sin embargo, aún no podía quitarse "esa" escena que tantos sueños le causó.
─Escuché que te irás de Tokio. ─Le dijo. Sawamura apenas pudo responderle con una delgada sonrisa; había pasado tanto tiempo examinando a ese cátcher que ya adivinaba los sentimientos que se escondían detrás de cada una de sus expresiones serias─ ¿Es verdad?
─¡Así es! ─respondió con todo el entusiasmo que pudo encontrar.
El chico, un año menor que él, no correspondió a su emoción; pocas veces lo hacía. Pero no importaba; lo conocía, le gustaba que fuera así. Le gustaba mucho que fuera así.
─No volveremos a formar una batería. Estarás muy lejos, senpai.
El pitcher bajó la mirada un segundo, antes de sonreír con amplitud y colocar una mano sobre el hombro de su kohai.
─Oh, claro que sí. Esfuérzate y alcánzame; tal y como hace un año, chico lobo.
─¿Alcanzarte? ¿Se supone que entonces debo seguirte a Hokkaido? ¿Por qué haría eso?
La sonrisa de Sawamura disminuyó. Los ojos de Okumura eran igual de serios que siempre: sinceros, honestos… quizá anhelantes de una respuesta que pudiera convencerlo de por vida. Quizá… quizá de una declaración evidente.
"Porque quiero que lo hagas, quiero volverte a ver" quiso decir la estrella de Seidou. "Quiero estar contigo, porque las únicas obras de arte que quiero formar son a tu lado, con tu guante… Porque yo…"
─Tienes razón: no debes seguirme por siempre, ¿verdad? ─Rió con nerviosismo─ Sigue tu camino, Koushuu.
El aludido asintió lentamente, con los puños apretados. A pesar de las diferencias que habían tenido, siempre había respetado sus decisiones como jugador y admiraba su tenacidad.
Empero, él era de la clase de chicos que no podía quedarse callado, que no podían esconder sus verdaderos deseos. Ya fuera con palabras o con su famosa aura relámpago, Okumura siempre externaba lo que en realidad sentía.
─No quiero que te vayas.
El pitcher giró el rostro, asombrado. La firmeza en los ojos azules del cátcher nunca había sido tan imponente.
─¿Y por qué no? ─Alcanzó a preguntar en un susurro.
─Porque dejaré de verte, Sawamura-senpai.
Contrario a lo que regularmente sucedía cuando Okumura mostraba abiertamente su admiración, Eijun no se ruborizó. Por primera vez en su vida, pudo ver a través de esas palabras, a través de esos deseos, a través de esa mirada.
Despacio, como si estuviera traicionándose, bajó la cabeza y simuló una sonrisa.
─Bueno, sí, Hokkaido está a ocho horas de aquí… Pero no es como si no hubiéramos viajado allá y regresado. Vendré siempre que pueda ─prometió a pesar de saber las pocas oportunidades que tendría.
─No lo harás… ─aseveró el rubio─ Pero está bien, supongo. Si tienes que irte, entonces está bien ─dijo casi rendido, casi en un susurro, casi con su último aliento de esperanza─. Te alcanzaré de nuevo, senpai.
...Hubiera sido hermoso si esa promesa se hubiera cumplido…
La realidad lo despertó a través del timbre de su teléfono. Miró el destinatario y frunció levemente el entrecejo. No esperaba su llamada, aunque tampoco le sorprendía… A decir verdad, le alegraba.
─Já, así que el capi me extrañó ─dijo apenas colocó el teléfono sobre su oído. Su interlocutor soltó una risa descarada.
─No te hagas ilusiones, Sawamura ─respondió el cátcher del otro lado de la línea─. Youichi me dijo que regresaste ayer y quería comprobar que no me había mentido.
Sawamura rió de regreso. Resultaba un poco extraño que fuera el campo corto quien estuviera más al pendiente de lo que hacía o no el pitcher: Miyuki solía ser más cercano a él incluso aunque no compartieran cuarto.
No obstante, para bien o para mal, Miyuki había sido de los primeros en alejarse de Eijun tras circular aquella noticia. No podía culpársele: él estaba directamente relacionado con ello y no podía simplemente ignorar los hechos. Por suerte, también fue el primero en recapacitar y hacer las paces con Sawamura. No podía desaparecer la amistad que se había desarrollado sólo por un sentimiento que no era posible controlar. Y aunque todo hubiera terminado bien, ninguno tuvo la suficiente fuerza como para retomar la relación que mantuvieron desde el instituto.
─¡Pues no te mintió, capitán! ─exclamó con la fuerza que ya se le conocía. Después carraspeó─ ¡Seidou me ha vuelto a llamar, capitán! El entrenador actual va a retirarse este verano y me han invitado a manejar al equipo. ─Miyuki casi pudo ver su expresión de arrogancia, tan similar a la de su cuñado.
─Seguro fuiste su última opción, Sawamura. Nadie en su sano juicio te buscaría como primera opción.
Enseguida rió. Al menos su sentido del humor no se había arruinado.
─Agh, si has hablado para eso, entonces yo…
─No, no, espera ─pidió entre risas─. Espera, e-escucha. ─Rió una última vez.
─¡¿Qué quieres, Miyuki Kazuya?! ─espetó.
─Ha regresado también; Okumura regresó de Corea ─dijo sin una pizca de burla o sorna en su voz.
El pitcher no pudo responder de inmediato. Tragó saliva una y otra vez, pero el nudo en su garganta y el dolor en su pecho no se desvanecieron.
─¿C-cómo lo encuentro? ─cuestionó con hilo de voz.
─No lo sé, vi la noticia esta mañana. Dejó Seúl por un escándalo que corrió sobre él. ¿Lo viste?
Eijun tardó en contestar, de nuevo.
─Sí, fue… Me hizo recordar algo.
Kazuya tampoco respondió de inmediato. Por supuesto, él también lo había recordado.
─Tú… ¿Cómo está tu abuelo?
Siete años atrás, Los Gigantes de Yomiuri se habían llevado la serie de Japón, dejando como semicampeones a los Cazadores de Hokkaido. Había sido una serie muy pesada, ambos equipos habían luchado con fuerza por ese título; Los Gigantes apenas podían decir que habían hecho un mejor trabajo que sus contrincantes. Lo cierto era que a pesar de que se les considerara el mejor equipo de Japón, Los Cazadores no se quedaban atrás ese año.
Empero, las cosas finalmente se inclinaron hacia el equipo de Tokio. Como regalo o simple celebración de volver a jugar con esa intensidad, se reunió de nuevo el primer equipo que Sawamura conoció cuando entró a Seidou. A excepción de aquéllos que trabajaban en el extranjero, como Furuya o Tanba, todos se reunieron en un club de la capital.
Varios de ellos llevaron a su esposa o a alguna amiga cercana. Miyuki esa noche sorprendió a todos al llegar de la mano con una de las hermanas de Narumiya Mei, su eterno rival y amigo. Únicamente Haruichi se había enterado de su relación tras descubrirlos después de un partido, mas se había prometido no decir nada hasta que el cátcher lo anunciara como era debido. Ambos sabían lo sensibles que podían ser algunos de sus amigos en común, sabían que la rivalidad que tenían hacia Narumiya no había disminuido a pesar de los años.
Sabían, sobre todo, que uno de ellos no lo tomaría nada bien. Mas no imaginaron que alguien pudiera superar el grito de coraje de Jun o la patada en el trasero de Kuramochi. No imaginaron, de ninguna forma, que fuera Sawamura quien después de ver a la pareja reunida, se sumiera en el alcohol y en el silencio. Todos recordaron ese primer año en el que el pitcher pasó por una depresión de la que sólo el béisbol y Chris pudieron sacarlo; algunos creyeron que se trataba sólo de una mala noche por haber perdido la serie de Japón contra el cátcher que lo hizo ingresar a Seidou.
Únicamente un par de ojos, más observadores que los demás, pudo sospechar la verdadera razón. No habían sido en vano todos esos sonrojos y todos esos corajes dirigidos al cátcher titular.
La reunión continuó a pesar del silencio de Sawamura. Los chistes, los recuerdos y los cuentos baratos no faltaron. Después de unos tragos, incluso las esposas y novias se integraron en la conversación y permitieron que los oídos chismosos se enteraran de cómo iba su relación. Nori, en plena carcajada irremediable, le sugirió a su novia que vivieran juntos y la rubia acompañante de Kazuya admitió que fue su hermano quien la obligó a salir con el cátcher. Los secretos vergonzosos de un puñado de jóvenes recordando su adolescencia se ventilaron, llenos de carcajadas y dolores de estómago.
En todo ese tiempo, Sawamura sólo bebió de su vaso. No habían sido muchos tragos los que le había dado, por lo que nadie sospechaba que esa mínima cantidad pudiera afectarle de verdad.
Incluso, dado su silencio, nadie se percató de su ausencia hasta que lo vieron regresar al círculo con un rollo de papel de baño en la mano. Sus piernas temblaban y su cabello mojado goteó en el sofá carmín donde Miyuki y su novia estaban sentados.
─¿Qué demonios te pasó? ¿Alguien metió tu cabeza en el retrete? ─inquirió Kuramochi riendo.
Kazuya estiró el cuello para oler la ropa de Sawamura y comprobar la teoría del short stop.
─No, no huele a retrete ni a alcohol ─aclaró─. ¿Te mojaste la cabeza? ¿Te sientes mal, Sawamura?
─Debe ser la primera vez de Sawamura con el alcohol. Es demasiado débil con él ─mencionó Ryosuke.
─No es la primera vez, aniki ─respondió Haruichi con una expresión pensativa.
─Yo… ¡Voy a cantarte, Miyuki Kazuya! ─gritó el pitcher. Afortunadamente para él, el ruido en el bar era tal que su voz no se escuchó más allá de su propio círculo de amigos.
Miyuki rió, divertido de ver a Sawamura tan ebrio que ni siquiera su común estado emotivo podía comparársele.
─¿Y qué me cantarás? ¿En verdad te gusta… esto? ─Señaló Miyuki sin reconocer al grupo que cantaba la canción en el bar.
─Es One ok rock ─comentó Nori un tanto adormilado.
─¡No! ─exclamó Sawamura─ ¡Yo te cantaré…! ─Tragó saliva. Haruichi rió por la mueca que hizo al saborear el alcohol que seguía en su paladar─ ¡Te cantaré en inglés!
─Así que ya sabes inglés, Wamura. ─Se burló Kanemaru.
─¡Cállate! ¡Yo le cantaré a Miyuki Kazuya!
─Anda, está bien. En pocos días será mi cumpleaños; cántame "Happy birthday". ─Continuó Miyuki, siguiendo lo que creía un juego.
─¡S-someon luk yu! ─canturreó con una voz menos aguda de la esperada. Miyuki rió abiertamente, mas Kuramochi abrió los ojos, asombrado.
─Sawamura, no cantes ─dijo Chris, tratando de salvar el pellejo del pitcher.
─Ni siquiera sé qué quiso decir ─mencionó Shirasu.
─Someone like you, de Adele ─respondió Nori con la cabeza recargada en el hombro de su novia.
─Ah.
─¡I güish nodin bot de bust fur yu tu! ─continuó Sawamura, apretando con ambas manos el rollo de papel. Miyuki, animado, asintió para que continuara cantando. Siempre se había divertido a costa de las ridiculeces del zurdo, ¿qué problema podría causar ahora?
─Miyuki, detenlo ─ordenó Kuramochi con seriedad─. Se arrepentirá mañana.
─¿De qué trata esa canción, Nori? ─cuestionó Jun a un pitcher recién dormido. Disimuladamente, Tetsu miró al aludido.
─Creo que es una canción de reemplazo ─contestó Kanemaru.
─Es de desamor ─corrigió Toujou.
─¡Sawamura, cállate! ─gritó Kuramochi mientras estiraba la pierna para golpear su trasero. Empero, el borracho cantante se hizo a un lado y continuó con la canción.
─¡Don forguet mi, ai big, ai rimimiber yu seid!
─Al menos esta vez entendí qué quiso decir ─bromeó la hermana de Narumiya, asiéndose del brazo de Miyuki, quien sonrió a su acompañante.
Kuramochi apretó los puños y volteó a ver a Haruichi; él también debía reconocer lo que estaba pasando.
Haruichi se levantó un poco tembloroso y tomó del brazo a Sawamura, mas éste no reaccionó al agarre de su amigo.
─"Sometimes it lasts in love but sometimes it hurts instead"…Sometimes it lasts in love but sometimes it hurts instead… ─cantó en voz baja con un perfecto inglés mientras hacía a un lado al segunda base y caía sobre el sillón donde el cátcher se encontraba. Miyuki dejó de sonreír─ I heard that your dreams came true… Gues she gave you things I didn't give to you.
─Sawamura, aléjate ─dijo Miyuki con firmeza. El pitcher estaba a sólo unos centímetros de él.
Haruichi lo abrazó, en un intento de alejarlo de Kazuya, mas el alcohol en su cuerpo le quitó la fuerza que regularmente sentía. Kuramochi, previendo el desenlace de esa escena, se levantó y trató de alcanzar la espalda de su antiguo compañero de cuarto; empero, tropezó con la pata del sofá y golpeó su quijada con el hombro de Haruichi. Ambos emitieron un quejido de dolor y por un momento se olvidaron de Sawamura.
─Nevermind, I'll find… someone… like… you… ─canturreó Sawamura sin dejar de mirar los labios de Miyuki. Éste, por fin reaccionando ante lo evidente de la situación, lo golpeó con el codo y Eijun terminó en el suelo, entre los pies de Haruichi.
Su cabeza rebotó cual pelota y posteriormente su cadera también golpeó en el frío piso. Parecía haberse desmayado por unos segundos.
Chris se acercó para levantarlo, Kanemaru le puso hielo en la cabeza… pero nadie mencionó nada sobre lo que acababan de ver, sobre el secreto que acababan de descubrir…
Nadie se atrevía a mirar a Miyuki, excepto su novia. Ella no parecía molesta o asqueada; más bien se notaba preocupada. Esos dos siempre habían sido cercanos, era divertido escuchar sobre sus discusiones o partidos… Ella sabía lo mucho que significaba ese pitcher para Miyuki… Pero ella también sabía que sería difícil restaurar la relación tras ese acontecimiento.
Sawamura recobró el conocimiento unos momentos más tarde... Una gran parte de sus compañeros ya no se encontraba ahí.
Resopló y se sobó la cabeza.
Los ojos azules de otra persona acudieron a sus memorias justo cuando cerró los ojos…
─Kou…shuu… ─balbuceó sin alzar el rostro.
─¿Koushuu? ─repitió Haruichi, a su lado.
─Fue a Miyuki al que estuviste a punto de besar, idiotamura. ─Lo regañó Kuramochi─ Al menos recuerda eso o decide a tu verdadera víctima.
Eijun no respondió y volvió a cerrar los ojos. Sólo así podía verlo de nuevo…
─Koushuu no está aquí… ─susurró con cierto dolo─ ¿Por qué te fuiste, Koushuu?
"Porque tú me abandonaste antes." Le respondió una voz en su cabeza… Aquella voz que se esforzaba por mantener en sus recuerdos…
─Creo que debemos llevarlo a su casa ─mencionó Kuramochi.
─¿A Hokkaido? Tendríamos que esperar al menos diez horas antes de que parta el siguiente tren ─respondió Ryosuke con una expresión de aburrimiento─ ¿Por qué no dejas que pase la noche contigo, Youichi? Ya ha mostrado que su interés es Miyuki, así que estás fuera de peligro.
─Mi sillón está lleno de videojuegos… Aunque podría arrojarlo en la ducha, así me aseguro de que no ensucie mi alfombra.
─Se está quedando con su abuelo y Wakana en un hotel ─mencionó Miyuki.
Sorpresivamente, él había sido de los pocos que no se fue tras el descubrimiento de esa noche. Midori, su novia, se había disculpado con todos y había pedido un taxi para que la recogiera. Kazuya la conocía, ella no tenía ningún problema con la comunidad homosexual, mas no podía ocultar la incomodidad que sentía al estar frente al chico que trató de besar a su novio. Nadie discutió su decisión.
─¿Wakana vino? ¿Y por qué no la trajo? ─espetó el parador en corto.
─¿Sabes en qué hotel se encuentra, Miyuki-senpai? ─preguntó Haruichi.
Miyuki asintió antes de ponerse de pie.
─Anda, Sawamura, levántate. ─Pateó ligeramente su pantorrilla, mas Sawamura permaneció con el rostro gacho y el nombre de alguien más en sus labios─ Idiota, vámonos.
─¿Lo llevarás tú? ─preguntó Kuramochi.
─No intentará nada. Su cabeza está a doscientos kilómetros de aquí ─aseveró con una sonrisa ladina.
─Mejor te acompañaré. No queremos que sigas golpeándolo; necesita los movimientos de un profesional ─objetó Kuramochi mientras tomaba del brazo a Sawamura para levantarlo. Éste apenas reaccionó con un liguero quejido.
─Todos sabemos que lo haces para hacerte el galán con Wakana, You-sempai ─dijo Haruichi.
El aludido se ruborizó y apenas se despidió de los demás con un movimiento de la mano. Se colgó el brazo de Sawamura en el hombro y avanzó.
Miyuki no tardó en seguirlo. Miraba a Eijun, preguntándose quién lo sabía, por qué lo sabía… ¿Acaso Okumura lo sabía?... Desde antes de que él dejara Seidou, ellos dos se habían vuelto muy cercanos. No le sorprendería que de alguna forma Okumura lo hubiera descubierto…
El viaje al hotel se mantuvo en silencio. Kuramochi iba en el asiento trasero, cuidando que la cabeza de Sawamura no golpeara contra el cristal. Al final, colocó su propia bufanda en medio y se cruzó de brazos.
Sawamura no volvió a mencionar al cátcher rubio.
Después de diez minutos, Miyuki aparcó en el hotel donde se hospedaba el pitcher. Tras recibir las indicaciones de la recepcionista, subieron hasta llegar a la habitación donde esperaba el abuelo de Sawamura.
Empero, quien abrió la puerta fue una muchacha en pijama, con unos enormes ojos cafés y unos labios ligeramente delgados. Su expresión preocupada se asemejaba a la de Midori cada vez que Miyuki discutía con Mei.
─Ei-kun ─exclamó al ver a Sawamura aún sostenido por Kuramochi.
Apenas mirando a los ex compañeros de Sawamura, tomó el lugar del campo corto y llevó a Sawamura al sofá.
Detrás de ella, el anciano abuelo del zurdo se asomó. Sonrió.
─¡Jé! ¿No son Miyuki Kazuya y Kuramochi Youichi? Pasen, pasen. Seguro que mi idiota nieto les hizo pasar muchas, ¿verdad? ─Rió sin esperar respuesta. Los dos jugadores dudaron antes de aceptar la propuesta del hombre.
Si le hubieran contado lo que Sawamura había hecho…
─¿Quieren un té? Supongo que ya bebieron suficiente alcohol como para ofrecerles más. ─Continuó mientras Wakana se esmeraba por hacer que su amigo tomara una pastilla.
─Ah, nosotros en realidad… ─Comenzó Kuramochi con la más amable de sus sonrisas, mas la voz de Sawamura lo interrumpió.
─Koushuu… ─musitó después de tragar lo que Wakana le ofrecía.
─¿Koushuu? ─repitió su abuelo con el entrecejo fruncido─ ¿Acaso ése no es un nombre masculino?
Wakana lo miró con pánico en el rostro. Ella sí había oído ese nombre en innumerables ocasiones: Sawamura solía recordar esos años en los que, gustoso, lanzó para un cátcher menor que él. Lo último que supo de él había sido que permanecía en Corea, con un equipo capitalino…
─Debe estar delirando, le prepararé un baño ─intervino la muchacha, como si de su pareja se tratara, antes de correr a la ducha.
El anciano no respondió y volvió su mirada a su nieto.
─¿Quién es Koushuu, Eijun? ─preguntó directamente; el pitcher apenas se sorbió la nariz. El abuelo, entonces, miró a sus invitados en busca de una respuesta.
El cátcher, a sabiendas de que no podría hacer mucho por salvar el secreto de Sawamura, respondió:
─Es un antiguo compañero nuestro, no pudo asistir a la reunión porque sigue en Seúl.
─¡Sawamura suele ser un tanto dramático cuando no estamos todos, debe ser eso! ─exclamó Kuramochi, nervioso.
El hombre mayor asintió. Eso era cierto, su nieto destacaba por su frecuente exageración y el cariño inmediato que sentía por muchas personas. Sin embargo, también sabía que su eterno rival de Seidou se encontraba en América… ¿por qué no llamarlo a él si incluso había visitado su casa y había conocido a su familia?
─Él no va a regresar ─susurró Sawamura, cavando su propia tumba. Se hizo ovillo en el sofá y cerró los ojos─. Koushuu no va a regresar…
Los ojos de Kuramochi mostraron sorpresa, mientras que Miyuki apretó los puños. Nunca había sido sencillo salvar a Sawamura de sí mismo y entre más crecía, más difícil parecía dicha tarea.
No era de sorprender que, ante tal revelación, el viejo ejerciera sobre su nieto una de sus ya famosas bofetadas. Empero, esta vez incluso Wakana, en la puerta del baño, se cubrió la boca ante el sonido tan seco. No era un simple juego o un pequeño castigo… Era una negativa a la realidad…
─¡¿Qué haces tú llamando a un hombre?! ¡¿Acaso no eres un hombre de verdad?!
Sawamura, por fin consciente de lo que sucedía a su alrededor, cruzó los brazos frente a su rostro y miró con miedo a su antecesor. Su cabeza dolió incluso más que su mejilla pues recordó todo lo que había dicho y hecho desde que vio entrar al bar a Miyuki con Midori… Debía ser sólo un mal sueño… No podía haber hecho…
De inmediato, giró el rostro y fijó su vista en Miyuki. Éste evitó su mirada y giró sin cuidado el cuello… Entonces era cierto…
─¡Responde, Eijun! ─exigió su abuelo, apretando los puños.
Sawamura regresó su atención al sujeto que estaba dispuesto a golpearlo hasta recibir la respuesta.
Hasta que conoció a Okumura, nunca había dudado de su orientación sexual. Sabía que sus sentimientos por Miyuki eran diferentes a los que se dirigían a sus demás amigos, mas le atribuyó eso a la relación entre una batería de la que tanto hablaba el cátcher. No le preocupó de verdad lo que pasara por su mente cada vez que veía a Furuya acompañado de Miyuki… No hasta esa noche en la que se prefirió al ace antes que a él, a pesar de la promesa que había hecho.
Las bromas sobre la cita entre la cita del capitán provocaron que Sawamura tomara una decisión infantil al aceptar la sugerencia de Okumura cuando segundos antes habían discutido de nuevo. Y aunque más tarde admitió que lanzar para el rubio había sido una de sus experiencias preferidas, esa noche pensó en sus verdaderos sentimientos. Nunca le había gustado una chica o había tenido una cita; el relacionarse con Wakana había sido tan natural para él que apenas había notado que sus senos no eran lo que fueron a los diez o doce años. Sin embargo, jamás sintió un deseo real por el cuerpo femenino.
Empero, escuchar que Miyuki aceptaba e incluso hacía suya la broma de la cita, escuchar sus frases con doble sentido y ver cómo accedía fácilmente a que se fuera con otro cátcher… de alguna forma dolía. ¿Qué significaba entonces para Miyuki?... Y sobre todo, ¿qué significaba Miyuki para él?
La pregunta desistió de respuesta hasta que fue demasiado tarde: Miyuki se reía con el diploma en una mano y un contrato de Los Gigantes de Yomiuri en la otra. No volvería a jugar con él, no volvería a lanzar una pelota hacia su guante.
─¿Ésas son lágrimas, Sawamura? ─inquirió el cátcher entre risas─ Vamos, no me voy a morir.
─¡No estoy llorando por ti, capitán! ─Se defendió el chico, limpiándose con rabia el llanto.
─Claro, lo que digas. Cuida de Okumura, ¿de acuerdo?
Y como si de un tornado se tratara, todos sus pensamientos volaron hacia el rubio que había faltado a la graduación de sus senpai; había preferido usar ese tiempo entrenando para obtener la titularidad que Miyuki dejaba libre. Se había esforzado tanto en esos últimos meses, había aprendido tanto y había terminado por ascender al primer equipo. Cada noche, Sawamura lo encontraba mirando los partidos por la televisión y haciendo apuntes en su libreta. A pesar de que se trataba de un cátcher con habilidades natas, se había dedicado a fortalecer su cuerpo y su mente con el objetivo de alcanzarlo… a él…
─¿Significa que tienes el deseo de atrapar para mí? ¡¿Eh?! ─Le preguntó en una ocasión.
─No, eso está fuera de discusión ─respondió el cátcher sentado frente a él.
─¡¿No?! ¡¿Entonces por qué me alababas tanto?!
─Por ahora, no tengo el derecho; pero seré el primero en tenerlo, sin falta. Y luego…
Sawamura se ruborizó sin notarlo siquiera. Miyuki se rió de nuevo… ¿Cómo había sido posible que no lo notara en ese momento?
Entonces lo supo. Lo que fuera que sintió por Miyuki, no había sido un cariño amistoso… pero no podía decir que éste permanecía intacto. Si bien sabía que Miyuki era alguien especial, alguien que podía enfurecerlo tanto como animarlo, también sabía que mientras Okumura estuviera cerca, no podría quitarse de la cabeza a ese "chico lobo".
Por temor o por vergüenza, prefirió no ponerle nombre a ese sentimiento… prefirió ocultarse a sí mismo lo diferente que era de la gente a su alrededor… Prefirió no ahondar en ello con otra persona que no fuera…
─¡Respóndeme ahora, Eijun! ─bramó el anciano en el hotel antes de levantar otra vez su brazo.
No obstante, Wakana se colocó frente a él y estiró los brazos, protegiéndolo. Porque sin importar qué intereses tuviera Sawamura, ella nunca lo abandonó… Nunca abandonó sus sentimientos por él…
Y ésta no se convertiría en la primera vez que le diera la espalda.
─¡Sawamura-san! ─exclamó Kuramochi tomando la muñeca del hombre─ ¡No tiene que hacer esto!
Miyuki estaba paralizado ante la escena, no sabía cómo ayudar a Sawamura o cómo controlar la furia del viejo. ¿Qué se suponía que tenía que decir?... Maldición, nunca había sido bueno con las relaciones sociales.
El pitcher bajó los brazos y miró a su alrededor… No, ellos no tenían que luchar por él, no tenían la obligación de protegerlo. Eran sus sentimientos, era su vida, era su sexualidad.
Decidido, se puso de pie y encaró a su abuelo.
─Golpéame ahora, abuelo, pero esto no cambiará. Yo soy Sawamura Eijun, soy pitcher de Los Cazadores de Hokkaido y soy diferente a todos los que estamos en esta habitación… Yo… Yo… ─Apretó los labios y luego gritó: ─¡Yo soy homosexual y aún así soy tu nieto!
El aludido palideció ante la abierta revelación del muchacho frente a él. No podía ser cierto… Su único nieto…
─Ei-kun… ─musitó Wakana. Una parte de ella no se sorprendió realmente, mas había esperado tanto tiempo por una oportunidad… Dolía saber que nunca tuvo una…
Kuramochi no soltó al abuelo; al menos no hasta que la mirada de éste pasó de furia a terror y de terror a decepción. Entonces, simplemente sacudió la cabeza y se dio la vuelta sin decir absolutamente nada.
Kuramochi miró a su antiguo compañero de cuarto. Sudaba, su cuerpo temblaba y se notaba en su cara que reprimía los deseos de llorar…
─¿Estará bien contigo? ─Le preguntó a Wakana.
Ella, abrazada a sí misma, alzó el rostro y por primera vez, agradeció en voz baja a Kuramochi. Ese chico había cuidado tanto de Eijun… aún cuidaba tanto de él…
─S-sí ─balbuceó. Había llegado el momento en el que ella fuera la que protegiera a Eijun. Antes que otra cosa, antes que beisbolista u objeto amado, él era su mejor amigo.
Después de eso, tanto Miyuki como Kuramochi salieron de la habitación.
El abuelo de Sawamura jamás le volvió a dirigir una palabra a su nieto.
…
─Mamá me dijo que tiene problemas de memoria, pero que está bien ─respondió Sawamura a la pregunta de Miyuki en el teléfono.
─Ya veo…
Durante unos segundos, nadie dijo nada. Era inevitable recordar todo lo que había pasado en ese tiempo, todo lo que no se había dicho, todo lo que se había malinterpretado. Todo lo que nadie había querido revelar…
Aquella noche en la que todo se descubrió, Kuramochi soltó un comentario al respecto mientras salían del hotel:
─Creo que de alguna forma yo ya lo sabía… ─Frunció el entrecejo─ Todas esas veces en las que te buscó, en las que buscó tu aprobación… Incluso puedo aseverar que pasó más tiempo en tu habitación que en la nuestra.
Miyuki se detuvo y esbozó una ligera sonrisa al recordar esa época. Kuramochi lo miró con confusión.
─A decir verdad, debo admitir que aunque al principio estaba interesado en mis clases, se veía más atento a lo que alguien más hacía.
Miyuki recordó entonces cómo Sawamura solía llamar a Okumura o la forma cómo sonreía cada vez que lo veía entrar a la habitación. Cada que tenía la oportunidad, defendía las habilidades de su kohai y expresaba sus deseos por lanzar para él. Poco a poco, los deseos de que Miyuki fuera su fiel cátcher se dirigieron al rubio. A Miyuki nunca le molestó; al contrario, le aliviaba que los pitchers de primero encontraran un nuevo apoyo con el que pudieran crecer.
Además, no podía negar que cuando esos dos formaban una batería, el ambiente giraba a su alrededor. Como cátcher, sabía disfrutar de una buena batería tan buena como aquélla.
Hasta años más tarde, hasta que volvió la caminata con Kuramochi, rememorando el pasado, pudo comprender por qué existía esa magia entre ellos.
─¿Te refieres a Okumura? ─inquirió Kuramochi. Miyuki ensanchó su sonrisa. Suspiró─ Pero hay algo que no entiendo, ¿por qué Sawamura hizo todo eso hace rato? Si es que está… enamorado… de Okumura, ¿por qué tratar de besarte?
Miyuki lo miró de forma sugerente.
─Eso es porque soy irresistible.
Kuramochi hizo una mueca.
─Convivir con los Narumiya te hace daño, Miyuki.
Por supuesto, lo que ninguno de los dos sabía era que, durante años, Sawamura había buscado un refugio, un lugar donde pudiera mostrarse como era. A pesar de la cantidad de personas que lo rodeaban, a pesar de las buenas palabras de cada uno, lo cierto era que no sentía la libertad de hablar sobre lo que en verdad pesaba en sus hombros. Y, por un motivo evidente, había creído que lo podría conseguir si tan sólo encontraba un reflejo en otra persona… Quizá en una persona no tan alejada de él.
Las palabras, acciones y sonrisas del cátcher de gafas habían sido interpretadas por Sawamura como una señal. Miyuki había pasado su estancia en Seidou haciendo bromas sobre su relación con sus compañeros, jugando con ellos y coqueteando un poco; no se podía culpar a Sawamura de que pensara así. Asimismo, estaba el hecho de que nunca lo había visto con una chica, nunca había mostrado interés sobre una mujer.
… Tal vez, él… Tal vez él pudiera escucharlo, pudiera tranquilizarlo, pudiera comprenderlo, pudiera atenderlo… Quizá él podría hacer todo lo que una vez otro cátcher hizo…
Así, cuando todas sus esperanzas fueron derrumbadas al ver la sonrisa y la mirada enamorada de Miyuki en esa mujer que se mordía el labio cada vez que su pareja se acercaba a su oído, no pudo evitar la decepción. Miyuki no debía hacer eso, se suponía que él no podía hacer eso… Se suponía que lo comprendería…
Cuánto necesitaba a Okumura… Cuánto lo extrañaba…
─¿Hay alguna forma de buscarlo? ─insistió en esa llamada. Solo saber que Okumura estaba cerca, que estaba en el mismo lugar que él… Su corazón no había dejado de latir con fuerza, sus manos sudaban…
Debía verlo, sus ojos se lo pedían… ¿Cómo estaría? ¿Se encontraría deprimido por lo ocurrido en Corea? ¿Lo habrían golpeado?...
… ¿Lo extrañaría como él lo hacía?
Sawamura escuchó una corta risa del otro lado de la línea.
─Existe una forma, sí. Lo encontrarás, Sawamura.
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"Es como si fueras mi espejo, mi espejo mirando hacia mí. No podría ser más grande con alguien más a mi lado. Y ahora es clara esta promesa: que estamos haciendo dos reflejos en uno."
Fragmento en prosa de la canción "Mirrors", de Justin Timberlake versionada por Kurt Hugo Schneider y Sam Tsui. (Traducción)
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Nota de la autora:
Y aquí mi primer KouSawa (no se ilusionen, no habrá MiyuSawa). Sigan avanzando, que hay dos partes más.
Esto en realidad estaba pensado para one shot; sin embargo, mi cabeza generó todo un drama y como quedó muy largo para mi gusto, decidí hacer la división. Me parece que ha quedado bien, pero lo dejo a su consideración.
Respecto a esta primera parte, pues... Sí, es bastante cruda. Entiendo que ahora ya no existe como antes el tabú a la homosexualidad; mas tampoco podemos decir que se ha erradicado la homofobia y lo sabemos. Eijun tuvo que ser víctima de esto porque quise y porque, bueno, tampoco es super normal que tu amigo de años salga del clóset tratando de besarte.
Pd. Sí, lo siento por el abuelo... Y por Wakana... Y por Nori: se quedó dormido en pleno chisme, jajajaja...
