T.Panacea
Por: Meiko Akiyama
Capítulo 1: "Tarde Lluviosa".
La tarde se encontraba nublada, sin ningún rayo del sol radiante. Ninguna luz que iluminara su opaca vida. O al menos, así lo veía ella. Sin una luz que iluminara su camino; para enseñarle un salida a ese oscuro callejón en el que encontraba desde hacía unos meses. Sin dirección ni sentido, sin razones de existencia. Exhaló profundamente mientras colocaba el dinero de la cuenta sobre la mesa. Con desgano toma su bolso y sale del restaurante. Instintivamente mira su reloj, luego lanza un bufido de fastidio. ¡Cómo si fuera a encontrarse con alguien!. Hacía varios meses que su vida desconocía lo que era tener citas o compromisos. Hacía varios meses que vivía "por la libre". ¿Hasta cuándo seguiría así? Hasta que su madre se hartara de mantenerla y la obligara a conseguir un trabajo decente, mientras, seguiría así. Porque sentía que a nadie realmente le importaba su destino.
Su móvil sonó antes de que pudiera seguir lamentándose por su actual situación. Suspiró, sin tener que preguntarse quién la llamaba. ¿Quién más iba a ser?
-Hola Sakura- contestó casi sin ganas.
-¡Tomoyo! ¡Qué bueno que te encuentro!- se escuchó una animada voz desde el otro lado del teléfono- He estado dejándote mensajes en tu contestadora. ¡Me tenías con pendiente!
-Seguramente tenía el móvil apagado…- comentó con un suspiro- ¿me quieres para algo en especial?
-¡Claro! Es que quería saber si podíamos salir a cenar…- le propuso su amiga alegremente.
La idea de salir con Sakura, para variar, no era tan mala; después de todo.
-Bueno… creo no tengo planes en la noche…- comentó con suavidad, sin mostrarse tan anímica como Sakura.
-¡Genial! Porque Shaoran y yo habíamos pensado…-
Al escuchar el nombre "Shaoran", ella supo que la salida no podría ser.
-Oh, ¿Sabes Sakura? Acabo de recordar que dejé algo pendiente con mamá…- se escudó en su madre-… creo que tendrá que ser en otra ocasión ¿sí? Saludos a Shaoran, te cuidas amiga, adiós…- cortó la llamada antes que Sakura pudiera preguntarle más.
No soportaba el hecho de salir con su amiga y "su novio". Quería a Shaoran, de eso no había duda; pero no necesitaba que él y Sakura le restregaran en su cara la felicidad que irradiaban ambos. Sentía como si ellos, al estar juntos, la miraban con lástima, compadeciéndola. Y odiaba eso. No quería inspirar pena, ni mucho menos lástima. A nadie, y mucho menos a Sakura. Ella debía en concentrarse en ser feliz con Shaoran. Mucho les había costado estar juntos. Después de todo, Shaoran se opuso a la voluntad de su madre, y regresó a Japón tan sólo para reencontrarse con Sakura. Luego de contratiempos, la familia Li finalmente cedió a favor de la pareja. Una historia de amor con un final feliz. Hasta parecía cuento de nadas ¿no?. El suyo también pintaba para ser como el de un cuento de hadas. El príncipe llega a rescatar a su adorada princesa de la soledad en que se encuentra. Pero no todos pueden ser cuentos de hadas. A ti te tocó despertar del sueño, cruelmente.
Estacionó el auto justo en su lugar favorito. Descendió lentamente, pues sus zapatos no eran muy deportivos, se sentó justo a los pies de la pequeña colina. Siempre le gustaba venir, sólo a contemplar el atardecer, aunque con esta tarde tan nublada lo más seguro es que no contemplara nada hoy. Pero la sensación de sólo estar en ese sitio, le daba algo de paz a su mancillada alma, allí en las afueras del parque de Tomoeda. Sí, contra todas las predicciones seguía viviendo en Tomoeda. Muchas personas le habían dicho que con su gran talento lo más seguro es que terminara viviendo en el extranjero, rodeada de lujos y comodidades. Pero continuaba justo en el mismo lugar que la vio nacer, Tomoeda. ¿Por qué? Ha tratado de encontrarle una respuesta a esa pregunta durante todos estos meses. Y aún no la encontraba.
¿Por qué se encontraba allí, en Tomoeda? ¿Por qué, después de todas las metas y sueños que tenía trazadas? Tal vez porque ya no tenía metas ni sueños que seguir. Todos estaban destrozados, no quedaba nada de aquellos sueños que se trazó al iniciar el estudio de su carrera. Se recostó en el pasto, cerrando sus ojos lentamente. Sabía que los recuerdos vendrían a su mente, y sufriría. Pero ¿qué caso tenía ya? No había nadie alrededor como para disimular una sonrisa.
Ilusiones y sueños desechos. Y sobre todo, aquel crudo sentimiento de soledad. A pesar de estar rodeada de seres que la querían, de tener a Sakura, quien siempre sería su pilar y apoyo. A pesar de tener el cariño incondicional de su madre, quien nunca le fallaba. Y de muchas personas más, que siempre estaban al pendiente de ella, de mil maneras demostrando su cariño cada día. El sentimiento de soledad persistía. Una parte de su corazón se siente solo y vacío. Aquella parte que requiere ser amada, no sólo "querida", aquella parte que requiere ser deseada intensamente. Esa era la parte que se siente vacía. Por que "él" la vació. "Él"… se ha convertido en un pronombre en los últimos meses. Porque nombrarlo en alto duele, y quema tus labios.
-Eriol…- repetiste, con los ojos cerrados, como si quisiera que con sólo nombrarlo apareciera ante ella. Pero sabe que esto no es posible. Nunca lo será.
Pensar en él aún duele tanto. Creaba ese sentimiento de vacío, de desolación. Y lo peor es que nadie, aparte de ella, puede comprenderlo. Porque todos le dan palabras de consuelo, pero ninguno de ellos sabe realmente cómo se siente estar en su lugar.
Sintió su rostro húmedo. ¿Acaso no ha derramado suficientes lágrimas? Luego notó que no sólo eran sus lágrimas, puesto que sentía cómo gotas caían sobre ella. Abrió los ojos, comprobando que había comenzado a llover. Pensó que debía levantarse, pero la sensación de humedad sobre todo su cuerpo era algo liberadora. Pasó su mano sobre sus largos cabellos, aquellos cabellos que tanto le gustaban a él. ¿Por qué no estaba él con ella ahora, entonces? Trató de encontrar a un culpable. Durante el primer mes no durmió, tratando de encontrar sus errores, sus fallos. O algo que pudiera justificar su partida. Pero no encontró nada que fuera lo suficientemente grave, como para justificar el abandono de él. Entonces ¿por qué? ¿Por qué? La pregunta aún dolía, incluso más que la primera noche que pasó en vigilia, sin poder hacer nada más que preguntarse una y mil veces…
-¡¿Por qué, Eriol?! ¡¿Por qué?!- gritó con fuerza, mirando al cielo, sin esperanzas que éste pudiera responderle. Descargar su rabia no valía de nada, tantas noches gritando y destrozando todo a su paso no habían disminuido en nada el dolor. En cambio, habían dejado su departamento hecho trizas, en un desorden total, y con ella sin ánimos como para arreglarlo. ¿Cuál había sido la solución? Llorar en casa de su madre. En donde tenía excusa para contenerse y no destrozar nada. Pero el remedio le salió peor que la enfermedad, puesto que regresar a esa casa le traía tantos recuerdos de su niñez. Una niñez en la que la pequeña Tomoyo Daidouji era una niña feliz, libre de preocupaciones. Sin interesarse en el tema "amor", a menos que fuera para inducir a Shaoran a que declarara su amor por Sakura.
Desde que comenzó a llover, no supo si transcurrieron minutos u horas, hasta que finalmente decidió levantarse. Enfermarse no estaba dentro de sus prioridades. Aún seguía lloviendo, pero con menos intensidad. Las gotas de lluvia caían con lentitud sobre ella, como acariciándola. Sentía la ropa pegada al cuerpo, pegajosa. Y esbozó una sonrisa divertida al pensar en la cara de su madre cuando la viera en aquellas "fachas". Seguramente armaría un escándalo mayor. La mandaría a darse un baño caliente y luego la consentiría con una taza de chocolate caliente. Aquella escena no era tan mala, después de todo.
Al subir la colina, luego de algo de trabajo puesto que el suelo estaba enlodado; lanzó un fuerte suspiro. Miró la hora, se estaba haciendo la hora de la cena. ¿Habrían salido a cenar Sakura y Shaoran? Lo más probable, conociendo a los tórtolos. No iban a ningún sitio separados. Antes, ella solía estar en el mismo caso. Pero nada en este mundo dura para siempre. Todo se termina, tarde o temprano. Y en su caso fue temprano. Y nadie la había preparado para tal desengaño. ¿Quién le enseñaría a vivir sin él? Lo amaba con intensidad y devoción, él no lo merecía; pero esas cosas son inevitables. ¿Cómo mandar el corazón? ¿Cómo decirle que no ame? Es imposible… o por lo menos, ella aún no ha encontrado la manera de mandar sobre sus sentimientos.
Antes de poder llegar al auto, tropezó y calló sobre la carretera. A los pocos segundos sintió como si le pincharan con la punta de un alfiler el tobillo. El dolor era intenso. Con gran esfuerzo se puso de pie. "Esto me enseñará a no subir con zapatos altos esta colina…" pensó, tratando de encontrarle una moraleja a ese suceso. Dio un par de pasos, pero se detuvo a pocos metros del apunto, puesto que el dolor era insoportable. ¿Cómo haría? No iba a quedarse en medio de la carretera… escuchó un ruido que le obligó a mirar hacia el frente. Observó cómo un gran camión se aproximaba hacia ella. Con la velocidad que llevaba, le daba tiempo de sobra, aún con su tobillo doliente, para quitarse de en medio. Sin embargo, algo la hizo permanecer inmóvil. Si tanto pesaba este dolor, no el físico, el dolor que llevaba impregnado en el alma… si dolía tanto ¿para qué seguir allí, si a cada respiración, a cada latir de su corazón, el dolor se encontraba allí presente? ¿No sería mejor terminar con todo allí? Sonaba demasiado cobarde, una decisión demasiado fácil. Estaba segura que si luchaba encontraría una salida… pero quizás el problema en sí era que estaba harta de luchar. Estaba harta de escuchar consejos bien intencionados, pero que no le servían de nada. Harta de que la felicidad de los demás la asfixiara irremediablemente. En silencio pidió perdón a quienes probablemente llorarían por ella. A Sakura, a su madre, incluso Shaoran. Pero quizás es mejor así… después de todo, lo único que ella pedía, era dejar de sentir. Cerró sus ojos con fuerza. Siempre había pensado que la muerte sería eventual y lejana, ahora la veía venir hacia ella de manera rápida y sorpresiva. Su corazón palpitaba con fuerza…
Sin embargo, en vez de sentir un fuerte impacto en todo su cuerpo, sintió un gran dolor en el tobillo, como si se lo desgarraran. Además sintió un fuerte tirón de su brazo derecha; casi segundos después, siente el camión pasar justo a centímetros de ella. Alguien la había quitado de la carretera justo en el último momento. Alguien que aún la sujetaba fuertemente del brazo, como si temiera que se lanzara de nuevo a la calle.
Aún no había abierto sus ojos, cuando sintió que estos se atiborraban de lágrimas. ¿Ahora hasta tenía cobardía de la muerte? Si hace unos minutos estuvo a punto de dejarse ir. Lloraba de angustia, por la acción que acababa de intentar. Porque sabía que después de todo, se aferraba demasiado a su dolor terrenal como para dejarse morir. Y lloraba de rabia, porque él de alguna u otra manera, aún dominaba su vida. ¿Hasta cuándo él estaría presente en cada uno de sus actos, en cada uno de sus pensamientos?
-¿Es que acaso es usted estúpida?- la voz de su salvador no es escuchaba como alguien que quisiera ser agradecido-… ¡Ese camión estuvo a punto de…! … ¿Tomoyo?
A pesar de estar sumida en sus pensamientos, y de estar sus ojos atiborrados de lágrimas; aquella voz le parecía familiar. Quizás demasiado familiar. Era una voz masculina, con un tono autoritario que se le hacía particular y único. Incluso era un tono particularmente tierno, a pesar de la rudeza de las frases. Aquel tono le hacía transportarse a su infancia. Antes de entrar a esa etapa tan complicada, antes de… antes de conocerlo a "él". Antes de amarlo a él, antes de llorar por él, antes de… morir por él. Esos pensamientos no hicieron más que sacar sus lágrimas con más fuerza. Alzó la mirada, chocando con un par de ojos cafés. Nuevamente ese sentimiento de familiaridad se apoderó de ella. Ojos cafés… un tono autoritario… la sujetaba de una manera, más que posesiva, protectora.
Pero existía demasiado dolor dentro de su ser, su alma estaba demasiado confundida; por lo que se rindió ante la debilidad, y sintió desplomarse. Antes que todo se le borrara, pudo sentir cómo un par de brazos la sostenían. Un par de brazos que sentía conocer desde hace mucho, pero no había tiempo para recordar de dónde.
~ CONTINUARÁ ~
Wai!! ^o^ aquí Meiko al habla xD. Me volvió la fiebre de CCS y continué con todos los capítulos de fanfics que tengo de esta serie (hai hai, eso incluye a "Secuela de un Amor", no se preocupen xD viene pronto pronto)
De paso, salió este fanfic ^^. No quiero hacerlo muy largo, a lo sumo serán unos cuatro o cinco capítulos. El personaje central es Tomoyo ^^UU como habrán notado. Y puede decirse que el fanfic fue pensado para ella y nadie más ¿por qué? Oh, tengo mis razones ^_~. Este fanfic ayudará a descargar todo lo que traigo dentro; no quiero afecta a "Secuela" XD.
¿Quién es el salvador de Tomoyo? En el próximo capítulo lo sabrán xD. Pero les aviso que no es una pareja convencional. De odo que si esperan un Tomoyo/Eriol, es mejor que busquen en otro lado xD.
Dejen reviews! ^o^ y para contacto mei_akiyama@yahoo.com
