Adam Crow era un adolescente normal en un mundo normal hasta que un accidente de laboratorio que costaría la vida de su padre lo dotó de extrañas habilidades. Ahora la oscuridad es su aliada y él su protector y protector de los inocentes que están perdidos en ella. Un hijo de la Noche... la oscuridad es parte de él y él es parte de ella. Ahora, Adam Crow es ... Nocturno.
NOCTURNO
HIJO DE LA NOCHE: CAPÍTULO 1
Ricco, Fred y Arnie llevaban seis años dedicandose ha robar tiendas de 24 horas sin ninguna clase de problema, lo cual en NY quiere decir que o tienes una suerte que asusta o eres más de lo que pareces. Esos tres solo se habían limitado a tener suerte, mucha. La poli nunca los había pillado, tipos como Daredevil o el trepamuros tampoco.
Si, mucha suerte... pero la suerte no dura eternamente. Y esa noche la suerte se les había acabado cuando vieron a aquel tipo saltando desde una azotea hacia ellos, justo cuando salían de la tienda. En menos de un minuto los tres estaban inconscientes en el suelo, horas más tarde declararían que su asaltante se movía como un animal salvaje.
- Aquella cosa... no era humano -balbuceó Fred- Saltaba... y tenía garras ¡mirén como le ha dejado la cara a Ricco!
Pero no vieron como el extraño volvía a subir a las azoteas y su vagabundeo en la noche lo llevaba a un cementerio. No vieron como se arrodillaba ante una pequeña lapida. Seguro que entonces no les habría parecido un animal salvaje.
- Hola papá.
No esperaba una respuesta, nunca la había, pero como todas las noches desde hacía unos meses, seguía visitando la tumba de su padre.
"Antes le tenía miedo a la oscuridad, papá ¿recuerdas?... pero ahora ya no. Supongo que en cierto sentido gracias a ti. No paro de preguntarme que dirías de lo que hago ahora, puede que no te gustara, pero es mi camino, ya está decidido"
El extraño miró hacía el cielo nocturno y suspiró.
"Antes le tenía miedo a la oscuridad, pero ya hace mucho de eso. Mucho tiempo"
* * *
Hace seis meses, aproximadamente...
- Adam...
- ...
- Adam, escucha...
- ...
- ¡Eh! ¡Tierra llamando a Adam Crow! ¿Nos recibes?
- Te oi la primera vez Kate, estaba pensando.
- A veces piensas demasiado.
Adam sonrió. Conocía a Kate desde que los dos eran un par de crios y no tenían secretos entre ellos... Bueno, alguno si. Hay cosas de las que un chico y un chica no suelen hablar por muy amigos que sean. Kate era alta, muy alta para sus dieciseis años. Pese a ser bastante guapa, nunca había tenido novio, dado su caracter rebelde y bastante directo. Los chicos del instituto prefería más a las rubias animadoras que a una chica pálida que acostumbraba a vestir de negro y que era una auténtica aficcionada de las novelas de vampiros.
Adam era solo un poco más bajo que ella, de pelo castaño y bastante delgado. Era el cuatroojos oficial de su clase, aunque a él le importaba bien poco. Era bastante callado y timido, aunque con las personas que conocía... bueno, seguía siendo callado y timido.
Había sido un día bastante largo, sobre todo debido al examen de ciencias. El señor Parker era muy buen profesor, pero bastante exigente a la hora de poner exámenes.
- Creo que voy a suspenderlo- dijo Kate.
- ¿Que te hace pensar eso?
- A mi lo de las fórmulas no me va... lo mio es escribir.
- Je, je, je... tenemos aqui a una nueva Virginia Wolf- bromeó Adam.
- Espero que no, me gustaría mantenerme cuerda...-se paró un momento a mirar su reloj- Diablos, se me hace tarde... tengo que irme Adam, hasta mañana.
- Hasta mañana- dijo mientras se despedía de ella agitando la mano. Con andar lento prosiguió su camino hasta casa. Adam vivía con su padre y su tio en un ático del centro. No era muy lujoso, pero era bastante mejor que la vieja casa de Queens en la que estaban antes.
- ¡Hooola! ¡Ya he llegado! ¿Hay alguien?- exclamó el joven al abrir la puerta de su casa.
- Hola Adam
Recostado en el sofa, leyendo un libro y fumando, se encontraba un hombre de unos cincuenta años aproximadamente, vestido con una sencilla camisa gris y pantalones vaqueros. Tenía una larga cabellera negra y una corta barba cubría su cara. Estaba descalzo.
- Hola tío Jer.
Jeremiah Crow, hermano mayor de Simon Crow y tio de Adam. A lo largo de su vida Jeremiah había sido de todo: vendedor de zapatos, miembro de una banda de motoristas, cocinero, poeta, pintor, escritor... Llevaba unos meses viviendo con su hermano y su sobrino, después de la muerte de su cuñada. Jeremiah era un tipo bastante raro (al menos eso pensaba Adam) que parecía pasar el día escribiendo u oyendo música. Y además estaba forrado, aunque donaba la mayor parte del dinero a organizaciones benéficas. Sus dos últimas novelas habían sido dos de los bestsellers más vendidos de los últimos años y el mes pasado algunos de sus cuadros fueron expuestos en una galeria de arte.
Simon Crow era muy distinto. Era un científico de la corporación Grexx Inc., una compañía de bioingenieria y robótica relativamente joven pero que en los últimos años se estaba haciendo con gran parte del mercado, desplazando a otras como la Cordco. Simon era uno de sus más brillantes empleados, pero eso nunca le había impedido tener tiempo para su familia... hasta la muerte de su esposa, Jane, en un accidente de tráfico. Simon llevaba el último año enfrascado en su trabajo. Practicamente ya no hablaba con su hijo.
Adam dejó sus cosas en su habitación y volvió junto a su tío: - ¿Papa aun no ha vuelto?
- Llamó hace una hora, dijo que hoy saldría tarde del laboratorio.
Adam se volvió y se dirigió hacía la salida.
- ¿Adonde vas? -preguntó su tio.
- Al laboratorio, a ver a papá...
Jeremiah frunció el ceño. El chico parecía dispuesto a un último intento de volver a hablar con su padre: - Bueno, pero ten cuidado. Las calles de esta ciudad son peligrosas.
- Tio Jer... ¡estamos en Nueva York!¡La ciudad del mundo con más superheroes por metro cuadrado! ¿Que podría ocurrirme?- dijo Adam justo antes de salir, riendo.
* * *
- Así, con cuidado.
- Debemos dejar que la mezcla se estabilize.
- Si esta cosa sale bien os invito a todos a una cerveza.
- No bebo.
- Ni yo.
- Pues a un jodido capuccino... esperad, hay una reacción en la muestra.
- Es normal... la fórmula se estabiliza. La mezcla se ha vuelto transparente. Es viable, ahora solo queda llevar a cabo la reacción en el tanque.
- Felicidades caballeros, hemos creado el nuevo suero del supersoldado.
- No anticipemos celebraciones.
- Simon, ¿puedo hablar contigo? - dijo uno de los miembros del equipo.
Simon Crow se volvió hacía su interlocutor mientras se quitaba pesadamente la mascara de su traje de protección para maniobras en entornos peligrosos controlados: - ¿Qué quieres Philipp?
- Hablarte del suero. Coppler cree que estamos retrasados según el programa, dice que tardaremos aún unos meses en probar esa cosa en sujetos humanos- dijo. y señaló el enorme tanque de cristal lleno de un liquido transparente a su espalda - Y si los de Cordco se nos adelantan perderemos el contrato con los del ejercito.
- Tranquilo, si no podemos probar esa cosa en dos meses haré todo lo posible para adelantar las pruebas... aunque yo tenga que ser el sujeto.
Philipp rió: - Estas loco Crow, ¿lo sabias? En fin... los muchachos y yo vamos a la cafetería a tomar algo ¿vienes?
- No, me quedo aqui, iré preparando esto para las pruebas con roedores. Quizá vaya luego, guardadme un sandwich...
- No puedo prometerte que quede alguno cuando vayas pero lo intentaré.
* * *
- Vaya Adam, hacía tiempo que no venías por aqui.
- Hola señor Winnfred.
El viejo Charles Winnfred, guardia de seguridad de Grexx Inc., conocía a Adam. El chico solía visitar bastante a su padre en el laboratorio, incluso tenía un pase de empleado de rango bajo que le había conseguido su padre. Aunque en los últimos meses Adam no se había acercado por allí.
- ¿Te acuerdas del camino chico?
- Todo recto por el corredor hasta llegar al sector 2-B, luego bajo en el montacargas hasta el subnivel 3, división biológica, y allí todo recto, luego a la derecha hasta llegar al laboratorio.
- Ja ja ja... de acuerdo, de acuerdo... ojalá tuviera yo tu memoria.
* * *
- ¿Papá?
- ...
- ¿Papá? Soy Adam...
Simon Crow se volvió. En su mano derecha sostenía una jeringuilla mientras que con la izquierda sujetaba a un pequeño ratón gris.
- ¿Eh? ¿Quién? ¿Adam? ¿Qué haces aqui?
- Tenemos que hablar...
- Ahora no tengo tiempo hijo... quizá mas tarde.
- Nunca tienes tiempo, maldita sea. Siempre estás aqui encerrado, haciendo Dios sabe que cosas para unos jefes a los que puede que jamás veas la cara. Es como si estuvieras muerto, hace meses que no habló contigo... y el tio Jer tampoco es que de mucha conversación.
- Si has venido a darme un sermón creo que podías habertelo ahorrado.
- Desearía que en aquel accidente no hubiera muerto mamá- dijo Adam, con voz cortante y fría - Ojalá hubieras sido tu...
Simon se volvió hacía su hijo: - Adam... yo... - Antes de que pudiera terminar la frase el chico dijo: - Lo siento... no... no quería decir eso...
Simon se acercó al muchacho y posó una mano en su hombro: - Mira Adam... hablaremos, no tengo mucho tiempo pero intentaré que...
No pudo terminar de hablar, en ese momento se produjó una explosión en uno de los niveles superiores.
- ¿¡Pero que?!
De repente, otra explosión... donde se encontraban ellos. Adam pudo ver un enorme resplandor rojizo a la vez que un tremendo ruido fustigaba sus oidos. Con sorpresa se dió cuenta de que se encontraba en el aire, lanzado por la explosión.
Y cayó, contra el tanque cilindrico de cristal, atravensándolo. El suero lo inundó, entro en su boca, a través de sus poros, quemandole...
"¡Papá! ¿Donde estas? ¿Que ha ocurrido? Duele... no puedo moverme... ¿Qué es este humo? Huele a quemado... ¿Papá... estas ahí?"
Entonces todo se volvió oscuridad.
CONTINUARÁ
NOCTURNO
HIJO DE LA NOCHE: CAPÍTULO 1
Ricco, Fred y Arnie llevaban seis años dedicandose ha robar tiendas de 24 horas sin ninguna clase de problema, lo cual en NY quiere decir que o tienes una suerte que asusta o eres más de lo que pareces. Esos tres solo se habían limitado a tener suerte, mucha. La poli nunca los había pillado, tipos como Daredevil o el trepamuros tampoco.
Si, mucha suerte... pero la suerte no dura eternamente. Y esa noche la suerte se les había acabado cuando vieron a aquel tipo saltando desde una azotea hacia ellos, justo cuando salían de la tienda. En menos de un minuto los tres estaban inconscientes en el suelo, horas más tarde declararían que su asaltante se movía como un animal salvaje.
- Aquella cosa... no era humano -balbuceó Fred- Saltaba... y tenía garras ¡mirén como le ha dejado la cara a Ricco!
Pero no vieron como el extraño volvía a subir a las azoteas y su vagabundeo en la noche lo llevaba a un cementerio. No vieron como se arrodillaba ante una pequeña lapida. Seguro que entonces no les habría parecido un animal salvaje.
- Hola papá.
No esperaba una respuesta, nunca la había, pero como todas las noches desde hacía unos meses, seguía visitando la tumba de su padre.
"Antes le tenía miedo a la oscuridad, papá ¿recuerdas?... pero ahora ya no. Supongo que en cierto sentido gracias a ti. No paro de preguntarme que dirías de lo que hago ahora, puede que no te gustara, pero es mi camino, ya está decidido"
El extraño miró hacía el cielo nocturno y suspiró.
"Antes le tenía miedo a la oscuridad, pero ya hace mucho de eso. Mucho tiempo"
* * *
Hace seis meses, aproximadamente...
- Adam...
- ...
- Adam, escucha...
- ...
- ¡Eh! ¡Tierra llamando a Adam Crow! ¿Nos recibes?
- Te oi la primera vez Kate, estaba pensando.
- A veces piensas demasiado.
Adam sonrió. Conocía a Kate desde que los dos eran un par de crios y no tenían secretos entre ellos... Bueno, alguno si. Hay cosas de las que un chico y un chica no suelen hablar por muy amigos que sean. Kate era alta, muy alta para sus dieciseis años. Pese a ser bastante guapa, nunca había tenido novio, dado su caracter rebelde y bastante directo. Los chicos del instituto prefería más a las rubias animadoras que a una chica pálida que acostumbraba a vestir de negro y que era una auténtica aficcionada de las novelas de vampiros.
Adam era solo un poco más bajo que ella, de pelo castaño y bastante delgado. Era el cuatroojos oficial de su clase, aunque a él le importaba bien poco. Era bastante callado y timido, aunque con las personas que conocía... bueno, seguía siendo callado y timido.
Había sido un día bastante largo, sobre todo debido al examen de ciencias. El señor Parker era muy buen profesor, pero bastante exigente a la hora de poner exámenes.
- Creo que voy a suspenderlo- dijo Kate.
- ¿Que te hace pensar eso?
- A mi lo de las fórmulas no me va... lo mio es escribir.
- Je, je, je... tenemos aqui a una nueva Virginia Wolf- bromeó Adam.
- Espero que no, me gustaría mantenerme cuerda...-se paró un momento a mirar su reloj- Diablos, se me hace tarde... tengo que irme Adam, hasta mañana.
- Hasta mañana- dijo mientras se despedía de ella agitando la mano. Con andar lento prosiguió su camino hasta casa. Adam vivía con su padre y su tio en un ático del centro. No era muy lujoso, pero era bastante mejor que la vieja casa de Queens en la que estaban antes.
- ¡Hooola! ¡Ya he llegado! ¿Hay alguien?- exclamó el joven al abrir la puerta de su casa.
- Hola Adam
Recostado en el sofa, leyendo un libro y fumando, se encontraba un hombre de unos cincuenta años aproximadamente, vestido con una sencilla camisa gris y pantalones vaqueros. Tenía una larga cabellera negra y una corta barba cubría su cara. Estaba descalzo.
- Hola tío Jer.
Jeremiah Crow, hermano mayor de Simon Crow y tio de Adam. A lo largo de su vida Jeremiah había sido de todo: vendedor de zapatos, miembro de una banda de motoristas, cocinero, poeta, pintor, escritor... Llevaba unos meses viviendo con su hermano y su sobrino, después de la muerte de su cuñada. Jeremiah era un tipo bastante raro (al menos eso pensaba Adam) que parecía pasar el día escribiendo u oyendo música. Y además estaba forrado, aunque donaba la mayor parte del dinero a organizaciones benéficas. Sus dos últimas novelas habían sido dos de los bestsellers más vendidos de los últimos años y el mes pasado algunos de sus cuadros fueron expuestos en una galeria de arte.
Simon Crow era muy distinto. Era un científico de la corporación Grexx Inc., una compañía de bioingenieria y robótica relativamente joven pero que en los últimos años se estaba haciendo con gran parte del mercado, desplazando a otras como la Cordco. Simon era uno de sus más brillantes empleados, pero eso nunca le había impedido tener tiempo para su familia... hasta la muerte de su esposa, Jane, en un accidente de tráfico. Simon llevaba el último año enfrascado en su trabajo. Practicamente ya no hablaba con su hijo.
Adam dejó sus cosas en su habitación y volvió junto a su tío: - ¿Papa aun no ha vuelto?
- Llamó hace una hora, dijo que hoy saldría tarde del laboratorio.
Adam se volvió y se dirigió hacía la salida.
- ¿Adonde vas? -preguntó su tio.
- Al laboratorio, a ver a papá...
Jeremiah frunció el ceño. El chico parecía dispuesto a un último intento de volver a hablar con su padre: - Bueno, pero ten cuidado. Las calles de esta ciudad son peligrosas.
- Tio Jer... ¡estamos en Nueva York!¡La ciudad del mundo con más superheroes por metro cuadrado! ¿Que podría ocurrirme?- dijo Adam justo antes de salir, riendo.
* * *
- Así, con cuidado.
- Debemos dejar que la mezcla se estabilize.
- Si esta cosa sale bien os invito a todos a una cerveza.
- No bebo.
- Ni yo.
- Pues a un jodido capuccino... esperad, hay una reacción en la muestra.
- Es normal... la fórmula se estabiliza. La mezcla se ha vuelto transparente. Es viable, ahora solo queda llevar a cabo la reacción en el tanque.
- Felicidades caballeros, hemos creado el nuevo suero del supersoldado.
- No anticipemos celebraciones.
- Simon, ¿puedo hablar contigo? - dijo uno de los miembros del equipo.
Simon Crow se volvió hacía su interlocutor mientras se quitaba pesadamente la mascara de su traje de protección para maniobras en entornos peligrosos controlados: - ¿Qué quieres Philipp?
- Hablarte del suero. Coppler cree que estamos retrasados según el programa, dice que tardaremos aún unos meses en probar esa cosa en sujetos humanos- dijo. y señaló el enorme tanque de cristal lleno de un liquido transparente a su espalda - Y si los de Cordco se nos adelantan perderemos el contrato con los del ejercito.
- Tranquilo, si no podemos probar esa cosa en dos meses haré todo lo posible para adelantar las pruebas... aunque yo tenga que ser el sujeto.
Philipp rió: - Estas loco Crow, ¿lo sabias? En fin... los muchachos y yo vamos a la cafetería a tomar algo ¿vienes?
- No, me quedo aqui, iré preparando esto para las pruebas con roedores. Quizá vaya luego, guardadme un sandwich...
- No puedo prometerte que quede alguno cuando vayas pero lo intentaré.
* * *
- Vaya Adam, hacía tiempo que no venías por aqui.
- Hola señor Winnfred.
El viejo Charles Winnfred, guardia de seguridad de Grexx Inc., conocía a Adam. El chico solía visitar bastante a su padre en el laboratorio, incluso tenía un pase de empleado de rango bajo que le había conseguido su padre. Aunque en los últimos meses Adam no se había acercado por allí.
- ¿Te acuerdas del camino chico?
- Todo recto por el corredor hasta llegar al sector 2-B, luego bajo en el montacargas hasta el subnivel 3, división biológica, y allí todo recto, luego a la derecha hasta llegar al laboratorio.
- Ja ja ja... de acuerdo, de acuerdo... ojalá tuviera yo tu memoria.
* * *
- ¿Papá?
- ...
- ¿Papá? Soy Adam...
Simon Crow se volvió. En su mano derecha sostenía una jeringuilla mientras que con la izquierda sujetaba a un pequeño ratón gris.
- ¿Eh? ¿Quién? ¿Adam? ¿Qué haces aqui?
- Tenemos que hablar...
- Ahora no tengo tiempo hijo... quizá mas tarde.
- Nunca tienes tiempo, maldita sea. Siempre estás aqui encerrado, haciendo Dios sabe que cosas para unos jefes a los que puede que jamás veas la cara. Es como si estuvieras muerto, hace meses que no habló contigo... y el tio Jer tampoco es que de mucha conversación.
- Si has venido a darme un sermón creo que podías habertelo ahorrado.
- Desearía que en aquel accidente no hubiera muerto mamá- dijo Adam, con voz cortante y fría - Ojalá hubieras sido tu...
Simon se volvió hacía su hijo: - Adam... yo... - Antes de que pudiera terminar la frase el chico dijo: - Lo siento... no... no quería decir eso...
Simon se acercó al muchacho y posó una mano en su hombro: - Mira Adam... hablaremos, no tengo mucho tiempo pero intentaré que...
No pudo terminar de hablar, en ese momento se produjó una explosión en uno de los niveles superiores.
- ¿¡Pero que?!
De repente, otra explosión... donde se encontraban ellos. Adam pudo ver un enorme resplandor rojizo a la vez que un tremendo ruido fustigaba sus oidos. Con sorpresa se dió cuenta de que se encontraba en el aire, lanzado por la explosión.
Y cayó, contra el tanque cilindrico de cristal, atravensándolo. El suero lo inundó, entro en su boca, a través de sus poros, quemandole...
"¡Papá! ¿Donde estas? ¿Que ha ocurrido? Duele... no puedo moverme... ¿Qué es este humo? Huele a quemado... ¿Papá... estas ahí?"
Entonces todo se volvió oscuridad.
CONTINUARÁ
