PRÓLOGO

Somos seres racionales pero no podemos olvidar que somos seres emocionales. El amor es una sensación que se produce por química; el amor es aquélla sensación que surge por efecto de nuestras hormonas, amar es soñar, amar es sentir vibrar nuestro corazón y a veces se nos olvida que el amor no es eterno, se necesita cosechar, día con día trabajar para no olvidar que sigue ahí. Para no olvidar por qué razón seguimos juntos. Un día sin embargo llega el momento de decir adiós y decidir qué pesa más en nosotros si ese lado racional que tanto nos empuja a pensar nuestras acciones o dejar esa parte instintiva llamada emociones que surja y pelee como león furioso por eso que alguna vez amamos.

Mirarte a los ojos desentrañar lo entrañable, amanecer dentro de tu corazón, gritarle al mundo que el orgullo sobró, no saber decirle a esa persona me equivoqué, perdí el barco en esta larga travesía. No hablar. Guardar el silencio en ese aeropuerto mirándose desde lejos dejando que esas emociones que hormiguean se apaguen en la razón.

Moría por dentro, moría por suplicarle que no se fuera más sin embargo no era ni capaz de acercársele para despedirla, seguía escondida detrás de un pilar mirando atentamente cómo reía, cómo sus ojos buscaban en sus interlocutores secretos profundos. El fuego se apagaba, la soledad se apoderaba de su alma pero la razón le dictaba que debía dejarla ir... Al final ¿Qué podía ofrecerle? ¿No fue ella misma la que pidió el adiós? ¿Cómo explicarle lo que pasaba por su mente cuando ni ella misma lo entendía? No quería caer en el mismo error, no quería por necesidad regresar a los brazos de Michiru... o peor aún, refugiarse en brazos extraños. Dio un suspiro, se metió las manos a las bolsas de los pantalones y se dirigió a la salida del aeropuerto.

Michiru Kaioh revisó por cuarta vez su bolsillo cerciorándose de tener con ella aún el boleto de avión. Se aferraba a él desesperada, conversaba con sus amigas por una franca necesidad de evitar los pensamientos, perderse en aquellas palabras y dejar de sentir pasión, apagar la locura que en su mente se desataba de pensar que al abordar ese avión terminaría cerrando por completo un capítulo en su vida, el capítulo más hermoso que había vivido.

Usagui no dejaba de llorar como loca de solo pensar en la separación mientras Rei le reñía por egoísta. Makoto y Minako no dejaban de hablarle de las maravillas que vería en Berlín, de aquellos guapos alemanes y ese país diferente que ahora tendría que convertirlo en su hogar. Volvió su vista a las puertas de acceso al aeropuerto en una ansia inusual en ella... sabía que nadie vendría como en una novela, a detenerle en su partida... Que Jessica sería también capítulo cerrado... debía serlo... ella no vendría a despedirla y Setsuna... Ella se había desvanecido con el viento y nadie podría saber si seguía con vida, si regresaría... nada... ya nadie de sus seres queridos llegaría... nadie.

FIN DEL PRÓLOGO... CONTINUARÁ

Lo sé ya me había tardado. Por fin la segunda parte de Ocaso de un Amor.