"Prefacio"
La música se filtraba a través de mis poros y la sentía recorrer por mis venas como si fuera la sangre misma. Era lo que me hacia vivir, lo que hacia que mi cuerpo funcionara.
Bailaba al ritmo de la música en el que consideraba mi segundo hogar. La canción que tocaban en estos momentos era tan sensual que mis movimientos la interpretaban, como si la canción hablara sobre lo que yo hacia. No me importaba encontrarme bailando sola en tan inmenso lugar, todo lo contrario, lo amaba. En este lugar me sentía libre, sentía que podía dejar de aparentar y poder actuar como realmente era yo.
Movía mis caderas, mis brazos, mis piernas, todo mi cuerpo en movimientos sutiles y llamativos, por no decir sensuales. Sabia exactamente que hacer para llamar la atención de quien quisiera y esta noche no seria la excepción.
Seguía pasando mis manos por mi cuerpo, acariciándolo en un intento de hacerlas parecer caricias inocentes, pero que estaban lejos de serlo. Bajaba mis caderas como si tuviera a alguien detrás de mí. La minifalda, blusa ajustada y largas botas negras ayudaban en el intento de verme aun más sexy, como si eso fuese posible.
Sentí una calida mano posarse en mi cintura por lo que no pude evitar sonreír. Me volteé hacia él para comprobar que finalmente había mordido el anzuelo.
El chico pelo cobrizo sonreía seductoramente sin necesidad de hablar para saber lo quería en estos instantes: un baile conmigo. Sin la menor intención de echar todo mi trabajo a la basura, seguí moviéndome como lo hacia segundos atrás, con la diferencia de que esta vez lo hacia para él. Colocó una mano en mi cintura mientras que la otra descansaba en mi espalda baja, justo en el límite. Quise jugar un poco rudo, por lo que sin previo aviso volteé atrapando sus manos para colocarlas en mi cadera, aun con mis manos sobre las suyas. Continué bailando pero esta vez más provocadoramente mientras hacia que sus manos se refregaran por toda la longitud de mi cuerpo, a la vez que restregaba mi trasero en él, estimulando así su miembro. Volteé mi cabeza para observar su reacción y pude ver que sonreía torcidamente, lo que me motivó a hacer mi baile mucho mas intenso. Esta vez él no necesitó incentivo de mi parte. Desligándose de mis manos, movía las suyas por el contorno de mi cuerpo, por mi vientre, la parte baja de mi espalda y mis brazos. Le sentía respirar en mi cuello, a la vez que depositaba mojados besos en él, al igual que por mis hombros descubiertos.
Sin querer alargar más aquel juego de seducción, volví a voltearme para quedar de frente a él, quien colocó sus manos otra vez en mis caderas jalándome hacia su cuerpo, haciendo que el espacio entre nosotros fuera prácticamente nulo. Sonreí por lo agresivo de la acción y con mis manos entrelazadas en su cuello lo atraje hacia mí hasta sentir sus labios estampados sobre los míos. Sin esperar un segundo más, adentró su lengua en mi boca proporcionándole exquisitos masajes a la mía. Saboreó toda mi boca al igual como yo lo hice con la suya y debo agregar que estuvo simplemente sabroso. Lo sentí gemir aun sobre mi boca, cuando una de mis manos rozó suavemente su erecto miembro. Él, a cambio, llevó su mano a mi trasero acariciándolo sutilmente.
No necesitaba preguntar para saber lo que venia a continuación, así que con la confianza de frecuentar desde hacia tiempo el lugar y conocer a todos en él, llevé de la mano a aquel hombre de ojos verdes hacia uno de los salas privados. Mientras caminábamos entre la multitud, le veía tratando de adivinar sus pensamientos, y podía saber fácilmente que el deseaba esto tanto como yo.
Una vez dentro, cerré la puerta de la casi oscura sala y me acerqué sonriente hacia él. Esta era una de las tantas salas que se usaban para eventos privados. Había una mesa de vidrio en el centro de ésta, rodeada de varios sofás, además de haber una barra en el fondo del cuarto, pero ¡diablos! Lo que más valía mierda en estos momentos era la decoración de la sala. ¡Yo quería sexo!
Volví a besar aquellos exquisitos labios para perderme en aquellas sensaciones. Su lengua se abrió paso nuevamente a través de mi boca para volver a reunirse con la mia. Gemí cuando él me empujó hasta la pared contraria de la habitación, a unos metros de la barra. Sentí como una de sus manos subía lentamente por entre mis muslos, acariciándolos y no pude evitar volver a gemir. Por mi parte, no quería quedarme atrás en cuanto a avances, no era tímida. Metí mi mano dentro de su camisa acariciando sus pectorales para después bajarla rápidamente hacia su miembro, lo que le hizo perder la concentración y detenerse. Detuve mi mano también en forma de protesta ante su reacción, por lo que él – riendo – continuó moviendo su mano esta vez jugando con mis bragas, hasta que las bajó de un solo tirón, mientras que yo lograba desabrochar su cinturón y el botón de su pantalón. Me arqueé automáticamente al sentir dos de sus dedos dentro de mí y si no fuera por la música, estoy segura de que todo el mundo me habría escuchado gritar. El muy estúpido solo rió por eso, para seguir continuando lo que hacia con sus dedos, magníficamente maravilloso. Se sentían tan bien dentro de mi, como los movía acariciando mi clítoris, mis labios, todo, mientras que con su otra mano acariciaba mis pechos por sobre la ropa. Luego cambió a sacarlos y meterlos, bombeando dentro de mí, mientras que yo solo gemía, desconcentrada en la labor de mis manos. De vez en cuanto él me besaba ahogando un poco mis para nada silenciosos gemidos. Me sentía venir pronto y el también lo sentía, así que comenzó a bombear mucho mas fuerte hasta que otro grito ensordecedor de mi parte anunció lo que era obvio. Lo volví a besar, para luego descansar solo un poco y recuperar el aliento, porque esto definitivamente no había terminado.
Sonreí en respuesta a su sonrisa. Lo jalé unos metros hacia la derecha hasta llegar a la extensa barra. De un salto me subí en ella mientras lo jalaba para que quedara lo más cerca posible de mí. Terminé de desabrochar sus pantalones y bajarlos, para luego quitar su camisa, mientras que él me quitaba la blusa y subía mi mini hasta mi cintura, ya que no traía brasier no quedaba nada más que quitar. Luego, el se inclinó para sacar algo de su pantalón, en lo que pude adivinar era un condón. Antes de que lo abriera se lo quité de las manos y negué con la cabeza.
– Quiero sentirte dentro de mí – susurré en su oído para luego pasar mi lengua ahí mismo –, pero en verdad – tomaba pastillas, así que no me preocupaba.
Tiré el condón quien sabe donde mientras veía como él respondía con una sensual sonrisa. En lo que fue un rápido movimiento, me jaló hacia delante quedando en la orilla de la barra y metió todo su miembro de una sola vez en mi. Ambos gemimos ante la placentera fricción de nuestras partes. Salió de mi para luego volver a adentrase, una y otra vez.
– Sigue así, oh, si, así. No pares – me afirmé de sus hombros para poder darme impulso.
– ¿Cómo quieres que lo haga? – susurró en mi oído con tono sensual, para luego llevarse mi lóbulo a su boca.
– Mas… fuerte – conseguí decir entre sus embestidas – Sigue, mas fuerte, mas duro –
– ¿Así? – siguió adentrándose en mi de una manera fantástica. Sabía que llegaría pronto.
– Oh, si, así, justo así – ambos gemíamos sin parar.
Continuó embistiéndome una y otra vez increíblemente, mientras besaba y chupaba mis pezones. Sentía como mis paredes se apretaban alrededor de su miembro volviéndome más estrecha, signo de que el placentero momento estaba apunto de ocurrir. Tres embestidas mas y sentí que pude tocar el cielo. Ahogué mi grito en sus labios mientras el continuaba con sus movimientos ya que aun no había acabado. Luego de un par de embestidas más, sentí como su caliente líquido se derramaba en mi interior, sintiéndose jodidamente bien. Volvió a besarme en una constante pelea de lenguas, para después separarnos.
Comencé a vestirme mientras que él hacia lo mismo. El silencio – solo aplacado por la música del pub – se vio interrumpido cuando el habló.
– Por cierto, Edward – dijo mientras terminaba de abrochar su camisa.
– ¿Qué? – no había estado prestando atención. De hecho, ni siquiera me importaba su nombre – Oh, Bella – respondí.
– Ni siquiera te interesaba saberlo, ¿verdad? – sonrió. Negué con la cabeza. Él rió.
Una vez con mi ropa puesta, me acerqué a él para besarlo nuevamente, gimiendo al sentir su tibia lengua. Me separé de él, le sonreí y salí de la sala directo a la pista.
Bueno, este es mi primer fic lemmon asi que espero y les pido que no sean tan malas conmigo en cuanto a criticas se refiere. En lo personal, este el el fic que mas me gusta y estoy super entusiasmada con él. Por el momento trabajo en el primer capitulo asi que apenas lo termine se los subo ok? Ojalá dejen review si no es mucho pedir (: Se cuidan ! Bye !
