ESTA ES LA PRIMERA HISTORIA QUE ESCRIBÍ, YA TIENE SU TIEMPO CONMIGO Y ES EL INICIO DE LO QUE VENDRÁ…
ESTA HISTORIA FUE PUBLICADA CON MI PSEUDÓNIMO DE MORGAN SNAPE EN HARRYARGENTINO, YA HE ACLARADO QUE MORGAN Y TAVATA SON LA MISMA PERSONA PARA QUE NO SE PRESTE A MALOS ENTENDIDOS.
AHORA BIEN, COMO VERÁN LAS PERSONALIDADES DE CIERTOS PERSONAJES SON UN POCO DIFERENTES A LO QUE ESTAMOS ACOSTUMBRADOS EN LOS LIBROS DE ROWLING Y A LO QUE SON MIS TRABAJOS PREVIOS "EL LIBRO DE LOS TIEMPOS" Y "HERALDOS DEL DESTINO" YA QUE COMO PRIMER TRABAJO, PUEDE AHORA VIENDOLO EN RETROSPECTIVA SER TOMADO COMO UN PRELIMINAR.
NO MODIFIQUE LA HISTORIA Y NO REALICE CAMBIOS DE CONSIDERACIÓN SOLAMENTE PARA QUE HAYA CONCORDANCIA CON LO ANTIGUAMENTE PUBLICADO Y CON LO QUE A CONTINUACIÓN APARECE AQUÍ EN FANFICTION. CUALQUIER COMENTARIO BUENO, MALO SERÁ BIENVENIDO, SÉ QUE LOS FANS HARRY POTTER SON UNOS DE LOS CRÍTICOS MÁS FUERTES Y ESO ES EXCELENTE.
DESPUÉS DE UN LARGO PREAMBULO HE AQUÍ LA HISTORIA...
TAVATA.
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CAPÍTULO 1. COMIENZO.
Era una noche tenebrosa, propicia para los acontecimientos que se llevaban a cabo en una sucia taberna al norte de Inglaterra, donde los más despreciables magos se reunían para hacer negocios sucios.
En una mesa se encontraban reunidas dos personas de aspecto desagradable a pesar de estar esbozadas con capas.
Es preciso que el negocio se lleve a cabo lo más pronto posible- decía un hombre joven pero de voz imperiosa a otra figura masculina que parecía tener más años.
Todo depende de lo que estés dispuesto a pagar- decía el otro hombre mientras bebía de su copa.
Lo acordado y no más- dijo el joven mirando con recelo a su interlocutor.
Déjame entender- comenzó la otra figura- tú deseas que yo mande a mi mejor hombre a la siguiente población… para eliminar a tus contrincantes, como recompensa yo obtengo la mitad de lo que peleas y control sobre las criaturas mágicas más poderosas; suena bien pero me gustaría tener algo más, ¿no se si me entiendes? — dijo esbozando una torcida sonrisa.
Serás el azote de los muggles, pero para mi aun guardas la ambición de un novato, no deseo ofenderte pero, hasta este momento no puedo prometer más, tú sabes que en estos negocios es posible perder hasta la cabeza o ganar hasta el cielo, lo único que puedo agregar a nuestro trato es que mis hombres llegado el momento también te serán útiles para tus trabajos- dijo el joven mirándolo con sus ojos cafés.
Muy bien, que no se diga que Lord Voldemort no da la mano a un colega- dijo soltando una carcajada.
Quiero algo rápido y que no sea muy notorio, no quiero algo parecido a una caza, ni un exterminio, sólo quiero que nuestro "Gran Amigo" y el "Sol de la tarde" sean destruidos, si somos eficientes ambos seremos recompensados hábilmente- dijo el joven.
Terminado el trato, el joven pago la cuenta salió de la taberna montando un caballo pardo enorme y desapareció en las sombras de la noche.
Lord Voldemort se quedo pensando un poco mas sobre el asunto antes de partir, pensaba a quien seria bueno mandar ya que era una misión delicada donde se arriesgaba mucho y se podía ganar más; pero, ¿a quien mandar?
Estaba a punto de partir cuando un hombre alto, maduro de físico robusto se le acerco.
Mi lord- dijo haciendo una reverencia- aquí esta la dirección que necesitara para su encomienda, mi amo espera su pronta ejecución, ya que el tiempo nos apremia- entregando un sobre el hombre hizo otra reverencia y se perdió entre las sombras de un camino marcado por árboles del bosque próximo.
Finalmente Lord Voldemort se retiro ya que sus mortifagos le aguardaban en su castillo, donde se llevaría a cabo su reunión semanal, además ahí haría el anuncio con respecto a la misión que encomendaría.
El castillo estaba preparado para comenzar un banquete, la mayoría de convidados había tomado su puesto en sus mesas deshaciéndose de la careta blanca propia de los mortifagos.
Uno de los últimos en llegar era un joven de buena estatura, al entrar se quito su careta arrojándola entre las otras sin el temor de perderla o equivocarse cuando la volviera a tomar. La mayoría de los mortifagos ahí reunidos venían de alguna misión que su amo les hubiera encomendado, nuestro joven casi no participaba en batallas o ataques ya que Lord Voldemort lo necesitaba en lo que realmente era muy diestro.
Daban casi las dos de la mañana cuando Lord Voldemort llego, todos los mortifagos estaban repartidos por un gran comedor; el señor oscuro ocupo su sitio en la cabecera de la mesa principal, sentándose en un majestuoso trono de caoba adornado suculentamente con piedras preciosas.
El silencio se hizo ya que Lord Voldemort comenzaría su discurso, la mayoría de las veces el mensaje no duraba demasiado y solo se centraba en alabarse a si mismo y dar nuevas instrucciones, después comenzaba la cena. Pero, por lo visto en esta ocasión seria algo diferente.
Mortifagos míos- comenzó- a quienes los protectores de los asquerosos muggles insisten en perseguir yo les estoy agradecido infinitamente con todos los logros que me dan…
Los mortifagos comenzaron a vitorear a su amo, alabando su ingenio y creyendo ellos mismos que eran lo mejor que había tocado el mundo.
En esta ocasión- prosiguió Lord Voldemort cuando disminuyo el barullo- debo deciros un mensaje de gran importancia, necesito para cierto negocio un hombre leal, valiente, que no tema morir en una misión, que desee la gloria para su amo mas que para el mismo, alguien que tenga cualidades dignas de un líder, y a la vez que profese gran devoción hacia mi…
Las miradas de todos los mortifagos se dirigieron hacia una mesa donde se encontraba un hombre joven de cabello rubio platino y ojos grises que bajo la mirada, ya que todas las cualidades enunciadas por su señor eran exactamente las que el poseía, su nombre era Lucius Malfoy.
Lord Voldemort en efecto había pensado en primera instancia en Lucius para llevar a cabo dicha misión, pero sobre todo su cliente necesitaba que todo se hiciera sin despertar sospechas y era bien sabido que Lucius siempre dejaba su toque particular en sus misiones con lo que eran de llamar atención, en esta ocasión, parecía que no era favorable que Lucius Malfoy fuera el ejecutor de dicha obra.
Se muy bien que harías un gran trabajo Lucius- dijo Lord Voldemort sonriendo al joven- pero es necesario darle oportunidades a otros ¿no crees?; en esta ocasión prefiero que te quedes conmigo para supervisar el progreso del proyecto que tengo en mente…
Lucius Malfoy sintió que se ruborizaba un poco, su amo estaba prefiriendo a otra persona y de manera elegante le daba una negativa ¿quien puede ser, si no soy yo? Se preguntaba Lucius al igual que todos los mortifagos.
Quiero dar una oportunidad- dijo Lord Voldemort para romper el incomodo silencio que su comentario producía- a uno de nosotros, alguien que parece lejano a nuestros deseos, pero que cuando le encargo algo importante lo logra sobre manera, me refiero a uno de nuestros miembros jóvenes. Es mi deseo que esta misión sea ejecutada por Severus Snape.
Los mortifagos no podían creerlo, Severus Snape pero como era posible que fuera una opción de su amo, si él nisiquiera figuraba entre los mas fuertes, era cierto que el realizaba toda clase de pociones pero, llegar a tanta alabanza era una exageración.
Por su parte en la mesa mas alejada donde apenas se encontraba iluminada por un candelabro el joven que recibía tanto halago apenas había captado todo lo que de él se hablaba, cuando sintió todas las miradas sobre el reacciono sin comprender muy bien por que lo veían.
Severus- dijo su amo tratando de fingir un tono casi paternal- acércate…
Severus se levanto de su silla dirigiéndose hacia el frente de todos, era un joven de unos veinte años, tenia el cabello hasta los hombros, vestía una túnica negra; sus ojos eran negros y ninguno de los mortifagos lo había visto sonreír nisiquiera en broma.
Cuando llego al frente hizo una reverencia y espero sus indicaciones.
Lord Voldemort pensaba que Severus seria un excelente mortifago si le daba la oportunidad ya que él mismo solo le había ordenado encargarse de sus pociones, era cierto que la mayoría de sus obras eran venenos sumamente potentes que él daba a los pobres muggles para una muerte ya fuera rápida sin dolor ò como sucedía la mayoría de las veces lenta y dolorosa.
Por su parte Severus sabia muy bien que se hacia con sus pociones pero, el negarse a hacerlas era una ofensa hacia su amo que se podía castigar con la muerte, así que Severus solo las hacia sin objetar nada, además hacer daño es lo que hacen mejor los mortifagos y él había aceptado convertirse en uno.
Severus tus indicaciones se te serán reveladas posteriormente- dijo Lord Voldemort- como muestra de mis respetos y motivación para tu buen desempeño te entrego este anillo- y despojándose de un anillo de oro que ostentaba lo coloco en el dedo de Severus- ahora que comience nuestro banquete.
Y a una indicación de Lord Voldemort muchos elfos domésticos con traje negro fueron sirviendo la cena a los comensales.
Severus regreso a su lugar sintiendo sobre si las miradas de los demás mortifagos sobre todo las de Lucius que no podía creer tanta ovación hacia él. Severus se quito el anillo y lo guardo en su túnica.
Terminada la cena, todos se retiraron a sus habitaciones, no era obligatorio que todos ellos pasaran ahí la noche, pero la mayoría no contaba con un hogar propio con lo que les servia de alojamiento, Lucius se marcho inmediatamente que concluyo todo con el pretexto de que su esposa Narcisa últimamente se sentía mal y tenia un carácter de los mil diablos. Severus por su parte se dirigió a la habitación que se había asignado.
La habitación de Severus era amplia, tanto como la de su amo, dentro de la misma habían acondicionado todo lo necesario para que elaborara las pociones que le fueran requeridas.
Severus cerro con llave la puerta, pronunció el hechizo "lumus" para que las luces se prendieran; se despojo de la túnica quedando solo en pantalón estaba buscando una bata para dormir cuando levantando la vista vio su reflejo en el espejo.
A simple vista era como cualquier otra persona, salvo por la marca oscura el tatuaje de los mortifagos, una débil sonrisa surco su rostro, solo el sabia porque había elegido la vida de mortifago, cualquiera que fuera la razón, ahora la veía como una tontería. Una tontería que le había condenado ya que no hay forma de salir del grupo de los mortifagos.
No contaba con ningún amigo a quien contarle, la UNICA persona en la cual había confiado era en el director del colegio Hogwarts, Albus Dumbledore siempre lo trato bien, tal vez si Severus le hubiera contado todos sus problemas no hubiera tomado el camino que ahora recorría.
Severus se alejo del espejo ya era tarde para tratar de cambiar lo que había hecho además, entre los mismos mortifagos siempre se estaban vigilando, como iba él a pararse en Hogwarts para tratar de hablar con el director sin que nadie lo notara.
Ya daban las cuatro de la mañana cuando apenas se acostaba, se cubrió con las sabanas y decidió dormir unas cuantas horas.
Los rayos del sol entraban por su ventana cuando abrió los ojos, eran las siete de la mañana, no había dormido muy bien, había soñado con licántropos, Severus odiaba a los licántropos pero a nadie le había contado el motivo nunca.
Se levanto y diviso en una mesa de noche un sobre negro, "serán mis instrucciones" pensó y acto seguido comenzó a leer la carta de su interior.
"Espero estés listo para comenzar, es imperativo
que me prepares un veneno letal, que sea fácil de transportar, que
no inspire desconfianza, que sea rápido y que nisiquiera la victima
se de cuenta de que es lo que le pasa. Confió en que me entregaras
un excelente resultado, estoy impaciente por ver tu obra maestra."
Ya
lo imaginaba- musito Severus.
Inmediatamente comenzó a revisar sus tomos sobre pociones, revisando las listas de ingredientes que le eran necesarios. Se dirigió al armario donde guardaba todo.
Ya lo tengo… si hay suficiente… ya caduco… ¿Por qué diablos guardo esto?- decía mientras revolvía, tiraba, acomodaba infinidad de frascos con cosas igual de extrañas que solo el sabia para que le servían- Maldición se acabo la mandrágora, ahora tendré que ir al callejón Diagon.
No le molestaba ir realmente ya que siempre que iba por un material regresaba con unos veinte frascos, lo que le incomodaba era tener que realizar un viaje tan largo desde el castillo de Lord Voldemort.
Llego al callejón y compro todo en la tienda de pociones donde siempre compraba, como era cliente de ese lugar desde que entro en Hogwarts nunca despertaba sospecha sobre lo que compraba, el dependiente le hizo un paquete con la mandrágora que había comprado.
Salio de la tienda y se disponía a marcharse cuando…
Severus, ¿eres tú?-pregunto una voz detrás de él.
Severus se quedo frió al escuchar dicha voz, se volteo lentamente y sus ojos mostraban una gran sorpresa…
Continuará…
