El pelinegro guardián de la nube reposaba tranquilamente en la ventana en un cálido día de otoño, miro por la ventana observando a los alumnos, la mirada afilada, desde la ventana del comité de disciplina que daba directamente hasta la entrada de la escuela, era temprano aún quedaban 10 minutos para que la campana sonara, aun los herbívoros tenían tiempo de correr antes de que comenzara la caza. se acomodó su bandana en el brazo y volvió a suspirar cansado, comenzaba exactamente ese día un nuevo año escolar, su último año escolar, 18 años, vio a Hibird alzarse en el aire e irse cantando el himno de la escuela, esbozo una leve sonrisa al escuchar la melodiosa voz de la ave antes de alzarse al vuelo.

Vio al grupo que siempre traía problemas "su familia", entrar a la escuela como siempre alborotados y siempre acompañados del bullicio constante de sus peleas, vio a su "jefe" asustarse al notar su presencia en el edificio el que se apresuró a entrar para no tener problemas, a ellos aún le quedaban 1 año aún más para irse de su tranquila y amada escuela.

Pero nada más podía arruinar su día que ver en el pasillo al jefe cavallone "disfrazado" de maestro de inglés, aquel profesor suplente que se había quedado más del tiempo normal, que obviamente trata sobre todo de entablar conversaciones y hacer de la vida de Kyoya Hibari, una más sociable. Pero lo único que traía con él era problemas sin mencionar a todas las chicas lo seguían con sus hormonas alocadas, suspiro enojado antes de acercarse a él y todas las chicas corrieron despavoridas, excepto una.

-Kyoya-saludo animado el rubio- solo le estaba devolviendo su pequeño adorno a Mika-chan- dijo colgándolo en la mochila de la chica- ten más cuidado Mika-chan, nos vemos luego

-gracias, cavallone-sensei-dijo tranquila

Le dio una fugaz mirada, era un pájaro azul colgando del cierre de su mochila, quedo algo incrédulo ante la reacción de la chica, no corrió, no le había temido, y no se había alborotado por la presencia del rubio, el solo escucho la risa del italiano tras de él, lo miro intimidante y el solo dijo

-¿interesante, no?

-¿qué cosa?-pregunto serio

-Mika-chan, es mi mejor alumna pero es un poco tímida, no habla mucho con nadie, kyoko-chan trato de acercarse a ella pero, prefirió evitarla, es una chica interesante

-no es interesante-dijo encaminándose a su aula-es igual a las demás

-es una nube, igual que ti

Le resonó en la cabeza, pero fingió la menor importancia, camino con paso tranquilo a su aula, al entrar todos lo miraron en silencio hasta que llego a su asiento con sus miradas atemorizadas y de otros que le miraban desafiante, ignoro a todos sus compañeros, pero al que más le era difícil ignorar era a aquel peliblanco líder del club de boxeo, que le saludo ánimo. Solo se volteo la cabeza a ver la ventana evitando la bulliciosas palabras que salían de la boca Sasagawa Ryohei, para ver a las hojas volverse de un tono amarillento lentamente pasando los días, se acercaba el frio otoño, dio un bostezo y vio entrar al maestro, al cual no presto mucha atención, pero tampoco dormía como Yamamoto Takeshi o ningún de los grupo de herbívoros, solo se limitó a estar tranquilo ignorando a todo el mundo, como una nube.

Terminaba el día y él estaba comiendo un mochi que su abuela le había preparado para tener algo dulce para alegrarle la vida, cosa que no funcionaba del todo, Kusakabe se paseaba de aquí para haya ordenado algunos papeles e informes, apresurado, claro había mucho trabajo comenzando al año, termino de comer y se levantó para ir al baño a levarse las manos.

Camino con los pasillos iluminados de un tono anaranjado el atardecer que caía lenta y pesadamente sobre la escuela, ya todos se habían ido, alguno que otro club organizándose en el patio de la escuela pero no más que eso, se secó las manos luego de quitar lo dulce de sus manos y se encamino de nuevo a su aula, hasta que un leve sonido le saco de sus pensamiento, algo leve casi no podía escucharse, llamado por su deber como líder del comité disciplinario se puso a buscar el origen del sonido. A cada paso se hacía más claro el iniciador de aquel sonido que traspasaba los muros, un piano.

Esta no era hora de tocar, no era el horario del club de música, pero se detuvo de su tarea, aquella música podía colarse por sus oídos hasta su corazón donde sintió una extraña tranquilidad, se detuvo de golpe antes de entrar, miro por la pequeña abertura de la puerta, una chica tocando un enorme piano de cola negro

La observo con cuidado, solo podía verle la espalda, sus manos se movían con agilidad, podía sentirlo, solo podía notar su cabello negro que llegaba hasta la mitad de su espalda, tenía un leve destello con la puesta de sol que pegaba de lleno por las ventanas, miro su bolso en el suelo, del colgaba el mismo pájaro azul que dino había recogido, era la mujer.

Ella se detuvo de golpe y se escuchó el suspiro ahogado, se levantó y camino hasta la puerta apretando su bolso en el pecho y cabizbaja, se acercó a la puerta y la movió hacia un lado de golpe, levanto la vista y se encontró con los ojos grisáceos del líder del comité estudiantil, trago duro, apretando aun mas su bolso en su pecho, musito su nombre de pila casi en un leve susurro

La observo por primera vez su rostro, facciones delicadas, piel clara, cabello negro como la noche y ojos turquesas rodeados de lágrimas cayéndole por las mejillas, soltó un gemido triste iba a empujarle y correr pero él le agarro un brazo con firmeza, trato de soltarse pero se relajó ante el tacto del estoico líder del comité de disciplina

-¿v-vas a castigarme?-dijo con la voz quebrada

-es mi deber hacerlo-dijo serio

-e-entendido

-¿necesitas agua?-dijo relajando su agarre- ven, acompáñame a la sala del comité

-c-claro, Kyoya

Algo que el hacía, a pesar de lo serio y tosco que aprecia era, aunque sea ofrecerle un vaso de agua a cualquiera que estuviera como ella, desbordando en lágrimas, claro era lo mínimo que podía hacer, se conmovió ante la pequeñez de la mujer, indefensa y pequeña, le indico que se sentara y le sirvió agua, luego de dárselo se sentó frente a ella observándole detenidamente. Y luego recordó de sus labios salir su nombre de pila, solo algunos habían salido ilesos luego de musitar esas 5 letras, su familia, ni siquiera el cavallone salió sin un rasguño luego de que musitara su nombre tan tranquilamente

-¿cuál es mi castigo?-dijo más tranquila, limpiándose los ojos con el puño de su camisa- ¿tengo que correr mil vueltas? o acaso quizás algo mas sádico

-no...Me ayudaras aquí, todas las tardes una semana

-no se escucha tan malo-dijo antes de beber un poco del vaso en su mano

-se nota que no conoces el miedo, mujer

-no debo temerte, Kyoya, no hay razón... claro, podrías golpearme, no dudo que lo harías, pero no te temo

-divertida-dijo esbozando una media sonrisa- suenas interesante- llega temprano, nos vemos aquí a las 7:30

-entendido... ¿eso es todo?

-el piano... úsalo en el club de música

-no puedo, me eliminaron por seguir mi propio estilo….

-hagamos un trato, puedes ocuparlo, mientras me ayudes aquí, serás... mi secretaria-dijo esbozando una sonrisa

-¿quieres ayuda?-el solo le miro y ella trago duro- ok... Kyoya

Antes de que el pudiera decirle algo entro volando el pájaro posándose en las desnudas manos de la chica, ella lo alzo levemente hasta la altura de su pecho y acaricio levemente a la pequeña y redonda ave, el pelinegro solo le miro observándole detenidamente como la mujer acariciaba a la pequeña bolita amarilla

Su debilidad, obviamente, está ahí frente a él, y ya era tarde para retractarse, de la forma como le llamaba tan naturalmente, como si fuera normal, sus suaves notas en el piano, en el tiempo que la observo no toco ni un trozo de un clásico, nada, cosas totalmente nuevas, suspiro, la pequeña e indefensa mujer, que acariciaba con una leve sonrisa a hibird

-era una pieza que aprendí cuando pequeña-dijo al notar la mirada persistente del pelinegro

-ese pájaro-dijo refiriéndose a su adorno

-amo las aves-sonríe levemente desviando su mirada a Hibird