¡Hola! Otra vez yo… No me resistí a subir esta historia. Gracias a mi orientadora, que nos empezó a contar sobre los niños pequeños y bla bla bla, no pude resistir la tentación de subir esta historia. Al principio pensé en hacerla con Craig y Tweek como protagonistas, pero como no tengo experiencia con esos personajes decidí hacerla con Stan y Kyle, además de que quedan perfectos. Bueno, realmente espero que les guste.


South Park Copyright © Trey Parker y Matt Stone.


-¡Llegamos! – exclamo su madre mientras bajaba del auto y observaba con maravilla la casa que tenían enfrente. Su padre bajo igualmente del auto y sonrió al ver el lugar en el que vivirían a partir de ese momento. Una casa no muy grande, pero si lo suficientemente para que su familia pudiera vivir. Una casa de color verde oscuro, de dos pisos.

-Bajen niños – dijo la mujer viendo hacia el auto. De este bajaron dos niños. Una niña de cabello color marrón, de 13 años de edad, que veía con desinterés la casa. U niño de 8 años de edad, cabello negro el cual cubría con un gorrito azul con pompón rojo, ojos azules y tez blanca miro a su alrededor con el ceño fruncido.

-¿No les gusta su nueva casa? – pregunto Randy.

-No – dijo el niño – Mama, Papa ¿Por qué tenemos que vivir aquí?

-Porque aquí naciste Stan, vivimos por 5 años en Londres, pero tú naciste aquí – le dijo Sharon con una sonrisa. El niño inflo las mejillas y se cruzo de brazos. Él quería seguir viviendo en Londres, quería seguir a lado de sus amigos, no quería estar ahí.

-¡No seas chillón! – le dijo su hermana dándole un "zape" en la cabeza.

-¡Ouchh! ¿Qué te pasa? – Pregunto llevándose ambas manos a la zona golpeada y sobarse, su amada hermana – nótese el sarcasmo – tenía mucha fuerza.

-Bueno ya niños. Vamos adentro – dijo Randy tomando las maletas de la familia y adentrándose a su nuevo hogar. Stan inflo nuevamente las mejillas, tomo su mochila de "oso panda" que su madre le había dando en su cumpleaños número 5 y fue detrás de su familia, la cual ya se encontraba adentro ¿Es que no podían esperarlo? La casa, como ya se había mencionado, no era muy grande, en el primer piso estaba la cocina, el comedor y la sala. El pelinegro subió las escaleras, yendo directo a su habitación, por lo menos esperaba que esta fuera "genial", se adentro a la que pareciese ser su habitación, y que por fortuna si era, lo confirmo al ver su maleta en esta ¿Cuándo fue que su padre la subió? No importa la verdad.

La habitación tenía una cama, un ropero, un buro, un mueble donde se coloca la computadora, un librero y lo mejor de todo, era la gran ventana que había a lado de su cama. Sin dudarlo dos veces, se subió a la cama, no sin antes acomodar su mochila de panda a un lado de esta, y abrió la ventana sintiendo como el viento que había en esos momentos, daba en su pequeño rostro. Regreso la vista al interior y suspiro. "Bueno, no me queda de otra más que resignarme, aunque sinceramente la casa de Londres era más grande" pensó. Se bajo de la cama, dejando la ventana abierta, para que así entrara el aire, tomo su mochila de oso panda y la abrió, comenzó a buscar algo en ella. Una sonrisa se formo en sus labios al encontrar lo que buscaba: Un libro. A pesar de su corta edad de 8 años, a Stan le encantaba leer libros, ya sea de todo tipo, el punto es tener algo con que entretenerse. Lo abrió y comenzó a leer desde la página en la que se había quedado.


Sharon estaba en la cocina arreglando las cosas, le emocionaba mucho la idea de estar de vuelta en el lugar donde creció. Randy estaba conectando todo lo eléctrico; como la televisión, el refrigerador etc. Igualmente, él estaba emocionado y feliz, estar de vuelta, en el lugar donde él y su esposa se conocieron era algo sumamente hermoso.

-¿Crees que los niños se acostumbren a esto? – pregunto Sharon mientras aguardaba los trastos en la Alacena.

-Por supuesto – dijo Randy viéndola con una sonrisa – No les queda de otra – Sharon rio ligeramente.

-Tienes razón – dijo, recargándose en el fregadero y dando un suspiro, esto de mudarse era muy cansado.

-¡Mamaaaa! – grito Stan entrando a la cocina y dirigiéndose a donde ella.

-¿Qué pasa Stan? – pregunto Sharon.

-Shelley me asusto – dijo molesto.

-¡No seas llorón! – se escucho el grito de Sharon desde su habitación. Stan frunció el ceño y le lanzo mentalmente un insulto que a su edad no estaba bien decir.

-Vamos Stan, no me digas que asustaste por eso – le dijo Randy algo sorprendido. Conocía muy bien a su hijo, y sabía que a pesar de su edad, Stan era una persona no muy fácil de asustar. Lo sabía porque él ha intentado de todo y NADA.

-Es que su cara.

-¡Stan!

-¡Perdón! – se disculpo el pelinegro ante la mirada amenazante de su madre.

-¿Ya terminaste de alistar tus cosas? – pregunto Sharon.

-Ya – respondió el pequeño pelinegro – Mañana voy a ir a la escuela.

-Sí.

-¿Si?

-Sí, que pensaste, que por el hecho de cambiarnos no ibas a asistir al Colegio.

-Mala – dijo haciendo un leve puchero - ¿Y por lo menos la escuela va a ser divertida? – pregunto esperanzado.

-No lo sé Stan – respondió su madre – Mejor vete a descansar, que mañana será un nuevo día.

-Okey – respondió el oji-azul dándose la vuelta y caminando a su habitación, sin embargo se detuvo y volteo a ver a sus padres - ¿Puedo salir a caminar?

Randy y Sharon se vieron entre sí, no les gustaba que saliera solo, pero era temprano y no creían que algo malo le pasara.

-Bueno, pero no te tardes – le dijo Randy. Stan sonrió y salió rápidamente de la casa. Una vez afuera frunció el ceño viendo a su alrededor. ¡Pura nieve! ¡Blanca y hermosa nieve! ¡No podía estar más que feliz! Comenzó a caminar sin rumbo fijo, pero memorizando el camino, lo que menos necesitaba era perderse.

Fue viendo a su alrededor, admirando cada detalle, cada rincón del nuevo lugar en el que vivirá.

Todo su recorrido iba a la perfección, incluso estaba pensando en hacer un dibujo sobre el paisaje que iba viendo, o escribir una canción. Él amaba cantar y escribir canciones, al igual que tocar la guitarra – que por cierto era muy bueno – pero esto se vio interrumpido al sentir como una bola de nieve golpeaba brutalmente su pequeño y hermoso rostro. Sacudió levemente la cabeza librándose de la nieve que quedo impregnada en su gorrito. Miro a su alrededor, en busca de la persona que se atrevió a lanzarle esa bola pero nada. Soltó una pequeña maldición (me lleva la que me trajo) y siguió su camino.

-¡Cuidado! – escucho un grito, una vocecilla medio aguda pero no tanto, volteo para después sentir como "algo" chocaba con él provocando que cayera al suelo y se golpeara su pobre espalda con la nieve.

-¡Auch! – se quejo.

-¡Lo siento! ¿Estás bien? – escucho la misma vocecilla aguda, abrió los ojos – los cuales había cerrado debido al impacto – y su mirada se encontró con unos ojos enormes, de un color verde jade, los cuales lo miraban con preocupación.

-Ehh… - fue lo único que puso salir de sus labios. El "algo" con el que había chocado se puso de pie y le ofreció su mano, con timidez la tomo y se puso de pie. Miro a ese "algo" con el que había chocado. Un niño, de su edad. Vestía una chaqueta naranja con bolsillos, unos pantalones verdes con unas botitas de agujeta café. Guantes verdes y una bufanda igualmente verde ¡Dios mío todo era verde! en su cabeza llevaba puesta una ushanka verde y de su frente se escapaban unos mechones de cabellos rojos, no había que ser muy inteligente para saber que el pequeño era pelirrojo. Tez blanca y unos enormes ojos verdes.

-¿Estás bien? – volvió a preguntar el niño viéndolo con preocupación. Stan pareció reaccionar y después de parpadear un par de veces, mirar a su alrededor como loco, abofetearse mentalmente e insultarse. Decidió hablar.

-Si – okey, no fue una gran respuesta pero algo es algo. El oji-verde emitió una pequeña risa, haciendo sonrojar al pelinegro.

-Me llamo Kyle ¿y tú? – pregunto con una gran sonrisa, dejando lucir una dentadura perfectamente cuidada.

-Stan – respondió.

-Mucho gusto Stan, realmente lo siento, iba corriendo persiguiendo a un gordo que se me perdió de vista y ya no sé donde quedo – lo ultimo lo susurro, mientras dirigía uno de sus pequeños dedos a su boca y comenzaba a mirar a su alrededor. Stan casi babea al ver esa escena tan… ¡Tierna! - ¿no lo vistes pasar por aquí? – le pregunto, regresando su vista a él. Stan negó levemente con la cabeza – Oh – dijo Kyle algo desilusionado – Bueno, no importa. Me tengo que ir. Nos vemos luego – dijo sonriéndole y moviendo su manita derecha en señal de despedida. El pelinegro lo único que hiso fue asentir completamente embobado por esa manita que se movía enfrente de él.

No sabe cuánto tiempo estuvo así, sin embargo, cuando reacciono se dio cuenta que ya estaba oscureciendo ¿Es eso posible? Se dio la vuelta y comenzó a correr en dirección a su casa, no quería ganarse un regaño de sus padres por demorar tanto.

Para su buena suerte – y la de su trasero – sus padres le dijeron que no se tardo tanto. Subió a su habitación y se recostó en su cama, abrazando su pandita de peluche ¡Amaba los pandas! Cerró los ojos para dormir. Mañana seria su primer día de clases por lo tanto tenía que estar preparado ante todo.


Al la mañana siguiente, se despertó. Se puso su ropa habitual que consistía en; una chaqueta de color marrón con cuello rojo. Unos pantalones azules, tenis negro y su inseparable gorrito azul con pompón rojo. Se puso unos guantes rojos, debido que hacía mucho frío ¡Bendito clima! Una vez listo, bajo a la cocina donde sus padres y hermana lo esperaban para desayunar.

-¡Te tardas pedazo de carne mal hecho! – le dijo su hermana viéndolo con el ceño fruncido.

-¡Hey! ¿Por qué no le dicen nada? – reclamo el niño viendo a sus padres.

-Shelley no seas grosera – la reprendió Sharon – Stan siéntate a comer que ya es tarde.

El pelinegro bufo, y sin antes dirigirle una mirada de "odio" a su hermana se sentó para comer a gusto sus Hot cakes. Después del magnífico y extremadamente delicioso desayuno, Stan se despidió de sus padres yendo camino a la escuela, por fortuna quedaba cerca, no sería muy lindo que su madre lo fuera a dejar y se despidiera de él con miles de besos. No quería revivir ese trauma. Iba caminando a paso lento, viendo a todos los niños de su edad y mas grandes caminar por donde el caminaba, seguramente estudiaban en su misma escuela. Se detuvo en seco al ver al "niño verde" como le había llamado, quien iba caminando, a uno metros más adelante que él. Iba riendo y al parecer contando algo de superhéroes, ya que movía sus manos como si fuera a volar, junto a otros dos niños. Uno al que no le veía el rostro ya que lo tenía tapado con su anorak naranja. Y otro, que era algo gordo que lo veía con expresión aburrida. "Seguramente sus amigos" pensó. Al darse cuenta que se quedo como menso parado en medio de la calle, decidió seguir su camino.

Llego al Colegio y se dirigió a la dirección, su madre le dijo que ya estaba todo arreglado, que solo tenía que ir con ella para que lo presentaran ante su clase. Y no iba a negar que estaba que se lo comían los nervios.

Al estar frente a la dirección toco un par de veces. Al escuchar un pase, abrió la puerta lentamente, esperando encontrar una habitación llena de objetos filosos y cualquier otro tipo para masacres. Y una mujer gorda, robusta y con los pelos parados con una sonrisa diabólica y enseñando unos dientes filosos.

Suspiro de alivio al ver que la dirección era "normal" aunque no hay que estar confiado, podía tener las armas en ese estante que estaba al lado del escritorio. La directora no era tan fea. Así que todo bien "Por ahora"

-Buenos días ¿Eres Stan Marsh? – le pregunto la directora con un tono de voz algo "gangoso". Asintió levemente viendo de reojo a su alrededor – Muy bien, el señor Mackey te llevara a tu salón.

Y fue hasta ese momento en el que, el pequeño reparo de la existencia de otra persona en el lugar. Asintió levemente.

-Bien Stan, te llevare a tu salón Mmm´kay – le dijo el señor calvo. Asintió nuevamente y salieron de la oficina de la directora, no sin antes recibir un "Buena suerte" por parte de la bruja… es decir "Directora" – Es normal que estés nervioso en tu primer día Mmm´kay pero veras que te adaptaras rápido.

Llegaron a su nuevo salón de clases. Sus nervios aumentaban ¿Qué tal si no lo aceptaban? ¿Qué tal si lo rechazaban? ¿Qué tal si le decían que se fuera de ahí y lo obligaran a comer una tora echada a perder de la mochila de alguno de los alumnos de ese grupo? Bueno, estaba exagerando pero todo puede pasar ¿no?

-Señor Garrison – le hablo al que pareciese ser, su nuevo maestro – El Stan Marsh y va a estudiar aquí de ahora en adelante Mmm´kay.

-Oh claro, mucho gusto Stan – le dijo al pequeño quien sonrió tímidamente – Mira el es el señor sombrero.

-Mucho gusto – dijo el títere. Stan se contuvo las ganas de reír al ver lo tan mal ventrílocuo que era su nuevo maestro, pero con todas las fuerzas del mundo se contuvo.

El señor Mackey se fue, dejándolos solos, el Profesor le dijo que esperara ahí afuera, que iba a anunciarlo a la clase. Estaba nervioso, tenía ganas de salir corriendo a su casa, encerrarse en su habitación y abrazar con fuerza a su panda de peluche. Pero tenía que controlarse. Al escuchar el terrible y terrorífico "Puedes pasar" se armo de valor, respiro hondo y se adentro al salón, sintiendo como todas las miraras se clavaban automáticamente en él. Como si fuera la cosa más interesante del mundo.

-¿Puedes decirnos tu nombre? – le pregunto el señor Garrison. Miro al frente y asintió levemente.

-Me llamo Stan Marsh – dijo. Miro a su alrededor, visualizando a sus nuevos compañeros. Sintió como sus mejillas se calentaban a ver a una niña de cabello negro, con una boina rosada, ella lo miraba con una sonrisa amistosa. ¡Dios era la niña más linda que haya vista a su corta edad de 8 años!

-Muy bien Stan, puedes sentarte al lado del niño Blofovski. Por favor levanta la mano -.

Y como si todo hubiera ocurrido en cámara lenta, dirigió su vista a "Blofovski" sus ojos se agrandaron y sintió sus mejillas ponerse más rojas de la que ya estaban, al ver al "niño verde" con el que había chocado el día anterior. Él lo veía con una sonrisa mientras levantaba su manita derecha.

Definitivamente iba a ser un día muy largo…


¿Qué tal? ¿Gusta o no gusta? Bueno, como ya se me dio la manía de dedicar fics, este fic lo quiero dedicar a *suenas tambores al fondo*

Kira Uzumaki y CoffiG

¡Siii! Espero les guste. ¡Gracias! Porque ustedes han leído y comentado casi todas mis historias (de South Park) realmente lo aprecio mucho, me hacen sentir muy feliz, cuando leo un comentario de ustedes (espero no dejen de comentar) Realmente espero les agrade este fic ¡Saludos!

Bueno, sin ya nada interesante que decir, me largo.

¡Gracias por leer!