Renuncia de derechos: Inuyasha no me pertenece, todo personaje mencionado es obra de Rumiko Takashi. El texto ha sido elaborado sin fines de lucro y mera diversión.

Dedicado a: Naomi, que quería un AU triste y corto de ellos dos.

Detalles: Utilicé fragmentos de "Aléjate de mí - Camila" para quien guste. Entonces bien, chicos, así es como comienzan el conjunto de OS. ¿Alguien que me quiera dar sus ideas? (: El título general de los OS aún no es oficial, sigue en votación, ¿vale?


El Príncipe y la Plebeya


"Aléjate de mí…"

Una chica llora, con el corazón acelerado y un dije en mano, su cuerpo tiembla bruscamente sin saber con certeza si es el frío o el dolor lo que lo provoca. Llora, porque está dolida… se siente traicionada. Solloza por el abandono de aquél que la enamoró con palabras dulces y tratos amables, por aquél que se convirtió en algo más allá de un extraño individuo en su corazón, por aquél… que hoy ya no estará más en su vida.

Sin saber, sin pensar, sin comprender que realmente, aquél, no deseaba irse. No deseaba dejarla en la frialdad de sueños quebrados, con el corazón roto en una habitación obscura renuente a salir. Simplemente ése aquél no tenía elección. No eligió su vida como cualquier otra persona, y la chica lo sabía —aunque parecía olvidarlo—, porque desde pequeño todo le fue seleccionado. Desde ropa hasta comida, desde amistades hasta salidas; no podía —cuando en realidad no debía— quejarse, eran sus obligaciones después de todo. Ambos lo sabían, pero prefirieron ignorarlo.

"Aléjate de mí…"

Crecieron juntos, en todas las formas posibles de la palabra, aprendiendo del otro; agarrados de la mano, sin dejarse caer. Siempre sobreponiéndose a los obstáculos. Pero el tiempo pasa y los olvidos vuelven.

Vuelven para recordar que él es un príncipe.

Vuelven para recordar que ella es una plebeya.

Vuelven para hacer que se cumpla lo que en una ocasión se olvidó, porque los humanos podemos aplazar las promesas hasta que de la mente se borren, pero el tiempo no. Ingenuos al pensar lo contrario.

Vuelven para borrar ésa fantasía de amor y realzar la tétrica realidad. Para hacer notar que el rey a muerto y el pueblo necesita a un nuevo gobernante con una reina que no tenga pasado de sirvienta.

"Aléjate de mí…"

El príncipe se acerca y la plebeya se aleja, él se acuclilla y ella lo mira. Intenta tomarle la mano pero lo único que recibe es el golpe del dije que en algún momento le obsequió; en sus ojos hay dolor y él lo detesta pero ella no lo puede evitar.

"Aléjate de mí, que soy realmente bueno para hacer sufrir a quien más quiero"

Sólo fue una oración, palabras que venía repitiendo cada noche hasta que se volvieron una realidad. No fueron besos ni abrazos, sólo lágrimas y negación.

La habitación se iluminó tenuemente cuando la puerta se abrió y ya no se cerró.

Porque el príncipe sabía que, para ya no sufrir ninguno de los dos, la plebeya del castillo debía marcharse.

Sesshômaru desde ahí se convirtió en el frío gobernante con corazón de piedra.

Kagome desde ahí se volvió una miko de corazón inalcanzable.