Los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo autor.

Obviamente AU, aunque un poco de CANON abunda este fanfic.

Capítulo uno.

Con un suspiro complaciente se colocó en la tina llena de burbujas. Pasó sus delicadas manos por su cabello, masajeando suavemente su cuero cabelludo cuando tiró algo de shampoo en él. Estaba cansada, este pequeño momento de privacidad era bien merecido para ella luego de estar en una misión con el equipo.

Tan solo con recordar el desastre que habían hecho, principalmente cierto chico de cabello salmón, le daba ganas de gemir y cubrir su rostro de la vergüenza. Se preguntó por qué siempre terminaba desnuda cuando estaba Natsu, era como una tradición que él la viera desnuda en medio de la batalla o cualquier situación en general. Lo peor de todo era que esa vez fue diferente. Sí, ella estaba desnuda al terminar la batalla con ayuda de Natsu, el enemigo tenía una obsesión con desnudar a la gente, sin embargo... antes había sido arrojada al cuerpo del dragón slayer, ¡ambos desnudos!

El idiota se había levantado como si nada, poniendo sus manos en la cintura de Lucy y levantándose para luego arrojarse a la batalla sin importarle la falta de ropa. Menos mal que Erza y Gray estuvieron buscando a ese mismo mago en el lado opuesto del pueblo, y Happy tomando una siesta en el hotel. Ella no podría lidiar con la vergüenza de ser así.

Un escalofrío recorrió su columna cuando por su mente pasó el recuerdo de un pecho musculoso bajo sus grandes y propios pechos. Su mirada sorprendida, además de confundida, quedaría grabada por siempre en su memoria.

Soltó un suspiro. No debía concentrarse más en ese accidente, relajarse parecía ser una mejor idea. Asintió para sí misma. Este era un momento para ella sola, no podía permitir que incluso Natsu la molestara en sus pensamientos.

Era frustrante no poder olvidar esos abdominales y esa cálida sensación de ellos contra sus manos y pechos.

Su estómago se contrajo. Bajó la vista hacia este con un ceño fruncido. ¿Le había caído mal la cena?

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Al salir del baño se cambió a su nuevo pijama; un camisón de un suave color naranja decorado por, reprimió una risa, naranjas. Lo había comprado ese mismo día, nunca había comprado ropa naranja, pues siempre su madre le había dicho que era un color demasiado fuerte para que a su padre le agradara. Sin embargo a ella nunca pudo estar más en desacuerdo con él, puesto que ese color, para Lucy, simbolizaba la alegría en su estado más puro.

Era alegre, divertido...

Y era parecido al rojo.

Natsu.

Negó la cabeza.

Luego de una hora en escribir un nuevo capítulo de su historia, extrañamente motivada, un bostezo escapó de su boca. Guardó las hojas en el cajón del mueble, se levantó de la cómoda silla. Caminó hacia la cama, se tiró en ella con un gemido satisfecho. Giró su cuerpo para quedar de espaldas. Rápidamente se durmió.

Mañana sería un día complicado, pensó.

En mitad de la noche, un pequeño cuerpo se le unió en su sueño, acurrucándose en el pecho de la maga estelar con un balbuceo feliz.