- ¡Ohayo Kona-chan!
- ¡Nash! -saludaron como siempre las gemelas Hiiragi.
- Ohayo Tsukasa, Kagami -la pequeña peliazul sonaba triste aquella mañana, no venía con su alegría de siempre.
- ¿Te pasa algo, Kona-chan? -preguntó Tsukasa preocupada.
- No, solo que no pude dormir, eso es todo -mentía, y sus amigas lo sabían. Kagami le echó una mirada a su hermana de que era mejor no insistir.
- Ohayo Kagami-san, Tsukasa-san, Kona… ¿sucede algo, Konata? -Miyuki se dio cuenta nada más llegar.
- Ohayo Yuki-chan, Kona-chan dice que no pudo dormir.
- ¿De verdad? ¿Te encuentras mal?
- No, no, estoy bien Miyuki…
Ese día como siempre, todas comieron en la clase de Miyuki, Tsukasa y Konata, solo que esta salió de allí y no volvió hasta la siguiente clase.
- Kona-chan está muy rara hoy -rompió el silencio Tsukasa.
- ¿Le habrá pasado algo? -continuó Miyuki inquieta.
- ¿Y si le ha pasado algo en su casa? -continuó preocupada la menor de las Hiiragi.
- Es mejor no preocuparnos más por hoy -dijo Kagami que no había abierto la boca, las demás la miraron- seguramente mañana esté como siempre -todas decidieron darle la razón.
Al volver a casa, Konata fue por otro camino y al día siguiente, seguía igual. A la hora de comer se fue, y esta vez Kagami la siguió. A veces el comportamiento de Konata le molestaba, pero era peor verla así. La vio subir a la azotea con su típica caracola de chocolate, pero en vez de comer se dedicó a suspirar y a echar migajas a los pájaros.
- Nash, Konata -saludó.
- Hola… ¿Qué haces aquí, Kagami? - preguntó mirando al suelo. La pelilila se sentó a su lado.
- Estás muy rara, ¿has tenido problemas en casa? -suspiró.
- ¿Te has enamorado alguna vez, Kagami?
- ¿Eh? ¿Por qué me preguntas? -Konata flexionó las piernas y las abrazó.
- Creo que me he enamorado -susurró.
- ¿Eh? Si no hablas más fuerte no te escucho.
- Creo que me he enamorado… -dijo un poco más fuerte.
- Sigo sin entenderte.
- AISH -cogió aire- ¡Creo que me he enamorado! -gritó. Kagami la miró boquiabierta.
- ¿Tú? Im-Imposible…
- Si lo vieras no me dirías que es imposible -suspiró.
- ¿Quién eres y qué has hecho con mi amiga Konata?
- No sé, no sé… hace días que ni juego con el ordenador, ni me apetece comer, ni puedo dormir, todos los animes que veo son románticos… -aún quedaba algo de Konata.
- ¿Cómo fue?
- ¿Eh?
- ¿Qué quién es, cómo lo conociste?
- Él… -suspiró- es un año mayor que nosotras, cada día después de su entrenamiento en un equipo de fútbol, va a la cafetería donde trabajo, toma un zumo y una botella de agua, habla un poco y se va… Se llama Kouta Kisaragi y… -suspiró.
- ¿Es guapo?
- Mucho…
- ¿Y estudia aquí?
- No… no sé donde lo hace…
- Pero podrías haber dicho antes qué te pasaba, todas estábamos preocupadas.
- Es que no quiero que nadie lo sepa…
- Entonces, ¿por qué me lo cuentas a mí?
- Porque tú eres mi… mejor… amiga… ¿o no? -No sabía quién era, pero esa no era Konata, no era ella, ¿desde cuándo le decía que era su mejor amiga?
- ¿Sí? -preguntó extrañada.
- Creo… sé que te digo cosas muy a menudo, a la que más, pero…
- Ya, ya, ya, como sigas hablando me voy a preocupar más.
- ¡Pues dime qué hacer! No sé si voy a aguantar estar con él un día más, ¡y siempre viene cuando queda poca gente!
- Are, are…. Sabes que mucho no te voy a poder ayudar
. Lo sé, todas hemos sido siempre unas solteronas…
- Oye…
- Al menos acompáñame hoy y lo ves…
- Vale, vale… luego te acompaño.
- Gracias Kagami.
En cuanto entraron por la puerta de la cafetería, Konata se animó un poco más. Pasaron las ocho, Kagami tuvo que llamar a su casa para decir que llegaría tarde, Konata le dijo de quedarse a dormir en su casa para no irse sola tan tarde y diciendo que era por algo importante, tuvo permiso.
Serían casi las nueve cuando entró un chico con el pelo del mismo color que Konata, casi por los hombros, más alto que Kagami y de ojos verdes. Konata le apretó el brazo a Kagami.
- Konba wa Izumi-chan -saludó sentándose en una mesa cerca de la barra.
- Es ese -le dijo al oído antes de ir al lado de la mesa- Konba wa Kisaragi… kun…
- ¿Cuántas veces tengo que decirte que me llames Kouta? -rió, la verdad es que tenía una sonrisa muy bonita.
- ¡Nunca me acuerdo! Te pongo lo de siempre, ¿no?
- Sí, por favor -le sonrió de nuevo y Konata la devolvió la sonrisa, mientras iba a buscar el zumo y la botella de agua, el chico se fijó en que en la barra estaba Kagami- hola -le saludó.
- Eh, hola.
- ¿Trabajas aquí? No hay mucha gente a estas horas para tener a más personas además de a Izumi-chan, ¿no?
- No, no, no trabajo aquí, soy amiga de Konata.
- Ah, las amigas de Izumi-chan son mis amigas, soy Kouta Kisaragi.
- Encantada de conocerte, yo soy Hiiragi Kagami.
- Igualmente Hiiragi-san… ¿Y sois amigas desde hace mucho, Izumi-chan y tú?
- Bueno, bastante…
- JAJA eso es bueno -bajó la mirada y suspiró- cualquiera diría que es más pequeña que tú…
- Muchas veces me confunden con una niña pequeña -volvió riendo Konata.
- Cuando no te haces pasar por una -soltó Kagami, acto seguido se tapó la boca creyendo que la había puesto en ridículo.
- ¡Kagami!
- JAJAJA hay que aprovechar, ¿o no? -rió, volvió a suspirar, miró a Kagami y bebió su zumo.
Tampoco hablaban como Kagami había pensado, pero el chico sí que era guapo y simpático, no le extrañaba que le gustara a Konata.
- ¿Tú eres otaku, Hiiragi-san? -volvió a hablar.
- ¿Yo? No, la única otaku aquí es Konata.
- Cierto -rió la pequeña peliazul.
- Y no os avergonzáis de ella, ¿verdad? -siguió.
- No sé yo…
- ¡Oye!
- JAJAJA, eso es que no, Izumi-chan.
- ¿Por qué preguntas Ki… Kouta-kun? -le dijo Konata.
- Nada, nada -se levantó y cogió la botella de agua- bueno, un placer hablar con vosotras, yo me voy ya, llevad cuidado al volver a casa -cuando llegó a la puerta se giró- Nos vemos mañana Izumi-chan, oyasumi… -le dijo sonriendo.
- Oyasumi… -cuando salió, a Konata se le quedó una sonrisita tonta, se sentó en la silla donde había estado él antes.- ¿¡Ves, cómo no me voy a enamorar de él? -gritó.
- Hombre, es majo, pero no creía que te gustaran los chicos así, creía que si estabas con alguien iba a acabar con un otaku empedernido como tú.
- TSK, es otaku, que lo sepas, ¿por qué vendría a una cafetería así si no lo fuera?
- ¿Le gusta ver a chi… es la única que le pilla de…
- ¿Ves? Pero hoy no se ha quedado tanto tiempo… ¡lo has incomodado!
- ¡Me has pedido tú que viniera! Ahora no te quejes…
- Cierto… pero… ¿qué puedo hacer? -cogió el vaso del que había bebido Kouta y lo llevó al lavavajillas.
- Parece que tenéis confianza.
- Algo…
- Pues… ¡pregúntale a alguien que tenga novio!
- Con novio… ¿Yui-nee-san? -Kagami se quedó parada, era triste que en su grupo nadie tuviera novio, y encima, la primera en enamorarse era Konata…
-A ella mismo.
- Kagami…
- ¿Qué?
- Vamos a casa ya.
Aquella noche, Konata la pasó mirando al techo pensando en aquel chico, y Kagami, mirando a Konata preocupada, y el día siguiente las dos se quedaron durmiendo en clase, dos puntos de vista. Para Kagami era malo, la castigaron, para Konata era la primera vez que dormía en días, así que le daba igual que le castigaran.
- ¿Hoy comes con nosotras, Kona-chan? -preguntó Tsukasa cuando Konata acercó su silla a la mesa.
- Sí…
- ¿Estás mejor ya?
- Sí, gracias Miyuki.
- ¿Va a volver esta tarde? -preguntó Kagami a la salida de clase.
- Supongo.
- Mañana me cuentas como ha ido, ¿eh?
- Claro, claro.
- ¿De qué habláis? -preguntaron Tsukasa y Miyuki a la vez.
- ¡De nada! -se excusaron las dos.
Esa tarde Konata estaba totalmente sola en la cafetería cuando llegó Kouta.
- ¡Tadaima Izumi-chan! -saludó el chico.
- ¿Okaeri Kouta-kun?
- JAJAJA estoy como en casa, ¿eh? -dejó la mochila en el suelo y se sentó en la barra.
- Eso intento JEJE… ¿zumo y agua?
- No, hoy no.
- ¿No?
- Hoy me apetece… -cogió la carta y leyó- dos tartas de fresa y dos vasos de chocolate, que hoy te invito.
- Qué generoso vienes hoy -rió mientras iba a buscar lo que había pedido- ¿Qué celebramos?
- ¡Que me he peleado con mis amigos y con mis padres! -lo que decía era serio, pero él sonaba alegre.
- ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo para decirlo tan animado? -no le encontraba sentido.
- Por eso estoy animado, Izumi-chan.
- No lo entiendo -le sirvió el pedido.
- Come, come -rió mientras apartaba la fresa- tienes mucha suerte de que a tus amigas no les importe que seas otaku
- ¿Por eso te has peleado?
- Algo parecido -comió un trozo de pastel- se podría decir que se avergonzaban de mi cuando estaba con ellos y llevaba algo relacionado con el manga o el anime, y mis padres me prohíben verlo… pero como siempre en la hora que me queda entre las clases y el entrenamiento de fútbol me compro mangas, después vengo aquí y… se podrían decir que se han enfadado todos porque se han enterado. Bah, lo malo es el fin de semana, que no puedo ver ningún anime…
- Vaya…
- ¿Tus padres no te dicen nada?
- ¡Mi padre es peor que yo!
- ¿Y tu madre?
- Mi madre murió.
- Ah…
- O-oye… ¿hay algún anime que te guste en especial?
- Los del sábado por la tarde, pero a no ser que me quede solo en casa, nada…
- Si-si quieres puedes venir a ver-los a mi casa-a…
- ¿Hu?
- ¡Si quieres! Yo siempre los veo y eso…
- ¿Molestaría?
- No, no que va, tenemos que apoyarnos JAJA
- Gracias, entonces, ¿me invitas?
- Si quieres sí.
- ¡Claro! A la hora que me digas.
- El primero empieza a las dos… ¿a esa hora?
- ¿A las dos? Okay, ¿dónde vives? A todo esto…
- ¿Te espero en la puerta de este edificio?
- Vale -terminó de comer lo que le quedaba y el chocolate- me van a reñir más JAJA Mañana no puedo venir, así que… nos vemos el sábado.
- Vale, lleva cuidado.
- Lo mismo digo Izumi-chan, oyasumi y arigatou -canturreó mientras salía. Konata respiró hondo y soltó un gritito de emoción mientras recogía para cerrar, bailando y cantando caramelldansen.
Bueno, aquí dejo el primer capítulo de mi primer fanfic de Lucky Star. Perdonad si está un poco fuera de los personajes, pero bueno, se me ocurrió de pronto al ver a Konata triste al principio del capitulo 15, el ''me pregunto que será este sentimiento'' me llegó a alma xD
Ne, en definitiva, espero que os gustee!
