Todos los personajes de la serie de Inuyasha pertenecen a la genial Rumiko Takahashi ninguno de los personajes me pertenece a mi aunque lo que diera por poder tener aunque sean los ojos de Inuyasha Ahaaa v_v….aclarado esto aquí vamos.
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TANTEIS
por Mimi chan
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Prologo
Los tacones repiquetearon en el pasillo de la jefatura, cada vez que aquella mujer entraba era el mismo efecto, la sala se llenaba de silencio, como la mayoría de los trabajadores de oficina, eran varones, fueran jóvenes, mayores, casados o solteros, se quedaban un segundo en silencio para verla pasar a la oficina del jefe de policía, siempre vestida de trajes sastres color negro, medias claras que envolvían un muy lindo par de piernas y zapatos altos, era un espectáculo el cual se quería apreciar.
La mujer ausente de ello siguió por el pasillo hasta llegar a la oficina de su jefe, satisfecha por su último trabajo, toda una organización de venta y compra de drogas acaba de caer en la trampa que ella misma había tendido y casi todo el logro de la operación había quedado en su hombros, habían atrapado a todo un grupo Yakusa que había tenido amenazada a una gran población de la universidad de Kyoto, había sido una operación limpia, sin muertos o heridos un resultado muy poco común con esas sectas criminales.
Había tenido incluso un reconocimiento del alcalde de la ciudad, le había dado una medalla por su logro y ahora era una de las detectives más reconocidas en todo Kyoto.
Que su jefe la llamara a su oficina solo podían ser buenas noticias, esperaba ya por fin su tan ansiado asenso. Llegó a la puerta de la oficina y tocó.
- Adelante – se escuchó desde adentro una voz grave y raposa.
La joven mujer entró en la oficina, archivos y archivos por todos lados el lugar, y un persistente aroma a tabaco quemado que parecía adherirse a las paredes, las paredes llenas de mapas conceptuales, fotografías de casos y retratos hablados de diferentes criminales, su jefe era un sentimental, por llamarlo de alguna manera, tenía en esa oficina un recuerdo de cada caso resulto de la delegación, lo que significaba que aquello era el epitome del caos.
- ¿Me mando a llamar jefe? – preguntó la mujer de suave y sensual acento.
- Si - dijo el hombre tratando de que la presencia de la recién llegada no fuera tan apabullante, después de dos años trabajando allí aun no lo lograba - siéntate.
La joven mujer paso adentro y tomó un lugar en uno de los asientos de piel frente al escritorio de su jefe, casi le dolió por la capa de polvo que lo cubría y su traje negro que se ensuciara, el hombre fumaba un largo y grueso habano, que si no le afectaba si le molestaba un poco. Apenas lo disimulo pasando una mano por su rostro ahuecando el aire, su jefe lo entendió y apagó el habano en un gran cenicero.
- Antes que nada – empezó el hombre - muchas felicidades por el arresto del grupo Shinto.
- No merezco todo el merito señor –dijo con cautela.
- Sabes que si, de no haber sido por tu guía aquello hubiera llegado a ser una pelea a muerte, solo a ti se te ocurrió llevar gas somnífero y sorprenderlos en plena entrega de la droga, es sin duda mejor atrapar yakusas dormidos y recibiendo droga en su escondite que armados y en las calles – le respondió su jefe, ella no pudo evitar una sonrisa de satisfacción, y él de nuevo siguió - y es por también por eso la razón por la que te he mandado a llamar, te he asignado un nuevo caso.
- ¿De que se trata señor? – dijo esperanzada, esperaba que fuera justo por lo que había estado esperando.
- Bueno, en primer lugar no es aquí en Kyoto – empezó a explicarle y vio la leve decepción en los ojos de la joven detective – tendrás que viajar a Tokio.
Tokio…
- ¿A Tokio? – dijo con una leve preocupación.
- Se que no te gustan los trabajos allí – dijo su jefe detectando casi al acto su tono – pero eres quizás una de las únicas personas que puedan resolver este caso en particular.
La chica miró interrogante a su jefe, no solía decir cosas así a no ser que de hecho lo creyera, el jefe Sakuma era un polígrafo andante, pero eso significaba que tampoco era capaz de mentir o ser hipócrita, era delicioso trabajar con alguien así.
- ¿Dígame de que se trata? – había picado su curiosidad.
- Veras, hace alrededor de 10 años hubo un famoso caso de un ladrón que efectuaba los robos más inusuales – empezó a explicarle – desde importantes pinturas, hasta simples y casi insignificantes objetos, pero todos tenían una peculiaridad, todos iban a dar a su dueño original.
La chica se recargo más cómodamente en su sillón, eso le sonaba demasiado familiar. Incluso hacia 10 años ese caso había llamado su atención, de hecho, era el primer criminal que había sentido un interés más allá del normal.
- Señor yo… - dijo ella al reconocer el caso enseguida, tenía perfecta conciencia de lo que se trataba y realmente no deseaba inmiscuirse en él.
- Espera – la detuvo su jefe – eso se detuvo como un año después, el ladrón nunca pudo ser arrestado y como en realidad nadie presentaba cargos, el caso no tuvo ningún seguimiento. Pero ahora al parecer están ocurriendo robos similares.
- ¿Similares? – ahora si que estaba intrigada.
- Si, es un ladrón de lo más peculiar, que ha empezado a robar casi por capricho, bajo el mismo modo de operación – el jefe se sintió con deseos casi de reír por el entrecejo demasiado intrigado de una de sus mejores detectives, la había atrapado – a pesar de que se ha puesto mucho mayor ahínco en la captura del ladrón ha sido imposible lograr nada.
A pesar de que estaba de verdad intrigada por todo ello, volver a Tokio no era una opción, desde hacia ocho años que había salido de allí, y no le habían quedado los mejores recuerdos, no había ya familiares vivos a quienes visitar y aunque tenía grandes amigos, un recuerdo demasiado amargo la había incitado a quedarse lejos de la capital.
- Señor, estoy segura de que en Tokio hay detectives mucho más hábiles que yo – empezó a excusarse, además era cierto, ella conocía al menos a uno – y tengo mucho trabajo que resolver en esta cuidad.
- Lo se, pero el departamento de policía se ha tomado esto como una afrenta personal - fue enfático de nuevo, noto como la había perdido un poco – nunca le han gustado los reincidentes y más con este casi tan peculiar, en el que en realidad no pusieron tanta atención antes, no quiere que la opinión publica empiece a agitarse y esta llamando a algunos de los mejores detectives de todo Japón para la captura, la mayoría se han negado, al creerlo solo un capricho de la policía, pero se que tú no te negaras.
- Señor… - debía salir del paso si podía.
- Puedes juzgar que no es un caso importante, pero créeme tuvo en jaque a la policía del distrito durante más de un año y al final de cuantas no lograron nada, el crédito de resolver un caso así sería muy importante – el brillo del orgullo se asomo en los ojos de la joven detective – y tú eres sin lugar a dudas la mejor estratega que conozco se que lo lograrías.
Su jefe había hadado en el clavo y ella lo sabía, crédito, crédito era lo que más había estado buscando esos dos años, reputación que la ayudara a seguir escalando en la feroz cadena alimenticia que era el departamento de detectives de Kyoto.
- Escucha – volvió a retomar dando un golpe maestro, si eso no la convencía nada lo haría – estoy seguro de que te tomara muy poco tiempo y entonces podrás regresar, y te tendré lo que siempre has querido, si logras atraparlo.
La joven mujer de ojos color pardos lo volteo a ver, lo único que siempre había querido era el departamento de casos especiales, no más narcotraficantes, no más casos de bandas callejeras, le dejaría tomar parte en casos de robo de arte, de fraudes a afamados empresarios, casos gordos donde todo era mucho más emocionante. Casos que le había negado hasta ahora por tener solo dos años en el departamento de policía.
- ¿Lo dice en serio señor? –dijo escéptica.
- Si – dijo con una sonrisa de triunfo. – si lo logras cuando regreses te meteré en el equipo del caso Yoshida.
La chica no pudo evitar su emoción, el caso Yoshida era el caso más sonado entre las esferas de sociedad de ese momento en Kyoto, una mujer que había sido inculpada de asesinar a su esposo por una cuantiosa herencia, pero ella tenía sus propias especulaciones sobre el papel de una ex esposa y una hija resentidas que nadie había querido escuchar, si estaba dentro del equipo tendrían que hacerlo, pero la resolución de juez era solo en tres meses tenía que consumir el caso en ese lapso de tiempo.
- ¿Que dices entonces? – dijo solo para asegurarse – ¿Te animas a ir a investigar el caso?
La hermosa chica se mordió el labio un momento, calculando los pros y los contra, el gran pro de entrar en el caso Yoshida que la catapultaría a casos especiales sin duda y de forma permanente y el contra de tener que regresar a Tokio…
Él no la sabotearía…
- Señor, solo debo aclararlo –dijo para darle su respuesta – ese caso no es más que un imitador, lo se desde ahora.
- Estoy seguro de que estarás aquí de regreso en menos de lo que espero con ese entusiasmo – dijo con satisfacción.
- Así será señor – dijo ella resignada.
- Bueno entonces prepárate, partirás ahora mismo – empezó a darle instrucciones – todos los archivos, del caso los tiene Kamiya, pedídselos para que te pongas al corriente.
- No se preocupe señor – dijo con cierto tono nostálgico – se todo lo que debo saber sobre el caso.
- Si tú lo dices, en cuanto llegues ponte en contacto con… – el jefe revisó sus expedientes – con el detective Taisho que es a quien apoyaras en todo.
La chica quedó helada en su lugar, no podía adivinar la expresión de su mirada pero debía ser de sorpresa enorme, era posible que fuera el mismo Taisho, después de todo, no era un apellido tan exclusivo.
- ¿Taisho? – dijo más con precaución que curiosidad.
- Si – dijo sin voltearla a ver – el detective Taisho Inuyasha,
La chica alisó un poco su cabello sostenido en la alta coleta. Quiso echarse para atrás en ese momento, ella sabía que Inuyasha estaba en Estados Unidos desde hacía 8 años, se había abierto camino en occidente. La idea de verlo era desconcertante, peligrosa.
- El detective Taisho se mostró de lo más interesado en el caso desde el inicio y ha estado dentro de él las ultimas dos semanas – le explicó - pero no podrá hacerlo él solo.
- Comprendo – dijo con un poco menos de seguridad de la que había entrado.
- Muy bien – dijo levantándose y extendiéndole la mano – espero tenerla de regreso aquí muy pronto detective.
Más tarde cavilaría eso, se levanto del sillón y retomo su postura serena, no le demostraría a nadie lo que sentía en ese momento.
- Muchas gracias señor – dijo aceptado el casi paternal apretón. Lo soltó para dirigirse a la puerta.
- Por cierto – dijo antes de que la joven mujer saliera – mucha suerte Higurashi.
- Gracias señor – dijo tímidamente.
La joven mujer de zapatillas altas salio de nuevo de la oficina, los ojos de todos los oficiales de oficina voltearon a verla, de verdad que era difícil dejar pasar la vista por esa hermosa mujer de brillante cabello castaño y ojos café como arena mojada, con su andar elegante y casi felino.
La mujer salió de la jefatura de policía ignorando la atención que llamaba, tenía cosas mucho más importantes en la cabeza. Iba a volver a casa después de 8 años de haber salido casi huyendo de allí, volvería a Tokio y lo más importante, volvería a enfrentarse a ese detective, de intensos ojos color dorado que nunca había podido olvidar.
Que no había aun podido perdonar
- Suerte… - dijo para si misma – suerte es lo ultimo que vas a necesitar Kagome Higurashi.
No era surte sin duda, lo que necesitaba era un corazón de hielo para enfrentar de nuevo a ese chico… no, sin duda como ella ya no era tampoco aquella chiquilla de 15 años que le había pedido que no la dejara, el tampoco ya no sería el muchacho que la había dejado atrás sin siquiera voltear a mirar, ambos habían crecido.
Ninguno de los dos eran los mismos.
Sin más subió a su auto y se dispuso a ir a su apartamento para recoger sus cosas y enfilar rumbo a su destino.
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En el tercer piso de la jefatura de policía de la cuidad de Seika se trabajaba sin descanso. Había pasado la ultima semana rescatando toda la información posible sobre el caso del ladrón que había regresado a la cuidad.
Cuando había aparecido hacia 10 años había tenido siempre el deseo de poder participar, había ingeniado en su cabeza un montón de estrategias para atrapar a la astuta ladrona que había aparecido en Seika, quizás ese caso tan fascinante era justo lo que lo había acercado aun más a su pasión por la estrategia y su apego a la justicia.
Cuando se había enterado que era un chico de su misma edad quien tenía a su cargo esa investigación había delirado.
Había dejado todo atrás para ir en pos de ese sueño, los contactos de su padre lo había hecho entrar en un programa de cadetes en Quántico en Estados Unidos, y había dejado amigos, familia y además…
- Bueno jefe finalmente un loco ha aceptado.
El joven despegó un minuto sus ojos de su computador portátil que había estado mirando sin mirar y miró a su joven asistente, un muchacho que al igual que él había empezado muy joven en la carrera de detective, tenía solo 18 años pero tenía una mente mucha más aguda que muchas personas de 40 y un extraño sentido del humor.
- ¿De que hablas Steve? – le dio un sorbo más a su café.
- Bueno de que ha llegado un fax de Kyoto – dijo releyéndolo delante de él - y dice que una de sus mejores detectives ha aceptado venir a apoyarte en tu investigación.
- Genial – dijo irritado, dejó apoyar la taza en el escritorio con violencia un poco del contenido salto afuera – alguna pobre chiquilla incauta que seguro no sabe nada de este caso.
- Eso no lo se, todo lo que se es que llega hoy – dijo sin animo y le aventó un pañuelo desechable – limpia eso, te vuelves loco si yo llego a ensuciar alguno de tus preciosos archivos y mírate.
- Cállate mocoso.
- Nevara en el infierno si llega el día en que tú me hagas callar anciano – lo oyó refunfuñar pero no le prestó atención, siguió leyendo el archivo de la detective que habían enviado de apoyo, cuando vio su fotografía lanzo un largo chiflido – vaya pero si es una belleza.
- Oh doblemente genial, nos mandaron a una pobre chiquilla que no sabe nada del caso y que además se preocupara la mitad del tiempo que se le rompan las uñas – dijo limpiando el café y tirando el pañuelo sucio a la papelera.
- Wow jefe pues yo me preocupare por que no se le rompa nada más – dijo el chico examinado la foto y después su archivo – Mmmmm ojos castaños, cabello intenso, piel perfecta, solo maravillosos 1.65 de estatura, nunca me he quejado por que la chica sea más baja que yo, y con… 24 años.
- ¡Genial! ¡Una novata! – volvió a exclamar el detective.
- Pero si tu tienes la misma edad jefe – dijo el joven de ojos azules delante de él.
- Si pero yo inicie antes que tu chico – le respondió él – y seguramente mucho antes que esa novata.
- Pues si tanto te molesta yo voy por ella – dijo guiñándole un ojo - llega a las 5:00 p.m. al aeropuerto.
- De eso nada, yo voy – el chico por muy joven que fuera tenía una personalidad arrolladora, sus ojos azules, su cabello rubio platinado, y sus 1.80 de estatura en un cuerpo bien esculpido llamaban mucho la atención, lo ultimo que quería era a una novata, vanidosa y enamoradiza revoloteando alrededor y estorbando en todo. Miró su reloj – pasare a recoger unos archivos a la vieja comisaría y después la recojo.
- ¡Oh vamos detective Taisho! – quiso congraciarse con él.
- Nada Steve – lo cortó – lo haré yo.
Sin más el joven y apuesto detective de ojos dorados se paro de su lugar y tomó su saco, y poniéndose en el hombro salio del lugar. El chico se sentó en uno de los sillones examinando la foto de la hermosa castaña con hambre cuando recordó algo.
- ¡Caramba! ¿Pero como la va a reconocer si no le dije ni su nombre? – su jefe si que era distraído a veces, el chico leyó el nombre de la joven mujer – Higurashi Kagome.
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Cuando debía haber cambiado Seika desde la ultima vez que había estado allí, para que ya poseyera incluso un aeropuerto, la idea de hacer las 8 horas de viaje en automóvil le habían parecido tediosas, pero cuando le habían llamado a su casa para decirle si ya estaba lista y que la avioneta de la policía la esperaba la consoló, el vuelo solo había durado alrededor de 45 min., así que de nuevo estaba en Seika, desde el departamento le habían dicho que el detective a cargo de la investigación iría a recogerla, condenada su suerte, esperaba tener oportunidad de poder evitarlo al menos un día, pero no, tendría que ser a la primera persona que viera.
Llegó al aeropuerto al hangar privado de la policía y lo vio apenas bajar, los años si que lo habían favorecido, como hablaba por su teléfono celular le dio la oportunidad de mirarlo a sus anchas, estaba más alto de lo que lo recordaba, alrededor de 1.75, por lo demás lucia idéntico, su largo cabello plateado del tipo de cabello que se antojaba acariciarlo para poder ordenarlo o agitarlo si lo deseabas, cuidado y brillante a diferencia de la mayoría de los hombres de cabello largo que son un desastre; su piel canela perfecta, y su porte autoritario y masculino, había adquirido con el tiempo mucho más de su presencia; tuvo un atisbo de sus ojos dorados que la hicieron temblar, la genética Taisho era única en el mundo, un raro desorden genético que hacia que todos los Taisho que conocía, su padre y su hermano tuvieran esas características, que habían definido un par de doctores en revistas científicas como lobunas, si no hubiera sido una familia tan prestigiosa y de hombres de carácter tan fuerte y autoritario esos genes hubieran pasado a ser extraños, excluyentes, vergonzosos, pero no, los Taisho tomaban su aspecto con el mayor orgullo y donaire posible… había habido un tiempo que ella amara esa personalidad orgullosa y férrea de los Taisho… el recuerdo la hizo querer sonreír, y su voz, su voz era tan deliciosamente masculina. Se debatió un momento en llamarlo o no, lo dejaría terminar su llamada.
- En verdad Sr. Takamiya, el departamento me ha dicho que a pesar de que no sea más alcalde debe dar su autorización para soltar esos archivos – hizo silencio un momento y sintió una presencia en su espalda, seguro era la novata, demasiado nerviosa incluso para interrumpirlo – no lo se señor, son absurdas reglas de departamento, si no fuera un caso tan importante, no lo llamaría – guardo silencio de nuevo, no volteo a verla – gracias señor, es usted muy amable – dijo satisfecho poniendo aun atención al teléfono – si espero lo mismo muchas gracias, hasta pronto.
Después de eso colgó, y se quedo un minuto de espaldas, guardando su celular tenía curiosidad de lo que le diría la novata.
A través de la carrera había aprendido una estrategia valiosa, cuando no puedes enfrentarte a tu enemigo, siempre puedes intentar confundirlo.
- No recordaba que tuvieras un trasero tan bonito Taisho.
"Ok la novata regresaría a Kyoto sin duda después de eso" dijo sin siquiera voltear, cuando lo hizo se quedo helado, y abrió los ojos amplios, no lo podía creer, no importaba que hubieran pasado ya 8 años desde la ultima vez que había visto esa mujer, nunca la olvidaría, nunca la confundiría, nunca había logrado sacarla de sus pensamientos. Su largo cabello castaño sostenido en una larga coleta, sus adorables ojos color ámbar y una sonrisa en sus dos labios rojos que nunca, jamás lograría olvidar desde ese día en adelante.
- ¿Kagome? – le preguntó sin poder creerlo aun.
- La misma Inuyasha – dijo con una luminosa sonrisa, su nombre se había escuchado tan bien en sus labios.
- ¿Que haces aquí? – dijo fascinado, había tanto tiempo deseado verla de nuevo.
- ¿No te lo informaron? – el chico no alcanzaba a comprender – yo seré tu compañera.
- ¿Mi compañera? – dijo más confundido que antes si era posible
- Claro, en el caso del imitador – empezó a explicarle casi divertida por la expresión de su rostro – yo soy la detective que te han mandado desde Kyoto.
Inuyasha agito su cabeza sin alcanzar a comprender del todo, no podía ser cierto, después la miro detenidamente, los años no habían pasado de en balde, no Kagome no era el tipo de mujer que te quitan el sueño un día, si no toda una semana, su cuerpo era atlético, perfectamente balanceado, dos piernas largas y bien torneadas, cadera bien proporcionada, cintura breve, y pechos… había sido igual desde que la recordaba una mezcla entre una mujer voluptuosa y discreta, Kagome no era cualquier mujer, esa era Kagome la única cosa que hacia 8 años había estado a punto de detenerlo en Japón, la chica por la que había perdido la cabeza y nunca había sacado de su mente.
No era el momento para pensar en eso, se esforzó por ver lo demás, un traje sastre elegante color negro, y un gafete sostenido de su solapa.
Higurashi Kagome.
Detective
Departamento de policía de Kyoto
- ¿Eres detective? – dijo completamente sorprendido mirándola a la cara.
- Caray Inuyasha, sabía que eras lento pero no sabía que tanto - dijo burlándose de él - ¿Cómo es que has conseguido tanta reputación?
- Yo… - oh no, no se veía diciéndole "creedme Kagome eres tu la que le quita el orden a mis ideas" – lo siento, es solo que me has tomado demasiado de sorpresa, no imagine nunca que fueras detective.
- Bueno, supongo que nunca lo demostré cuando nos conocimos, pero digamos que siempre me ha gustado el ideal de la justicia y es un trabajo emocionante – dijo con sinceridad. – que, ¿me imaginaste de ama de casa con 3 niños en brazos y casada con Miroku?
- Eso nunca – dijo enseguida, la idea de ella con Miroku le parecía aborrecible, abominable, apreciaba al tipo pero era el peor mujeriego de la historia, Kagome hubiera sido increíblemente infeliz con él.
- Bueno, yo tampoco – dijo con una sonrisa – bien Taisho, por muy placentero que sea volver a verte, me gustaría poder conseguir hospedaje y empezar con la investigación cuanto antes.
- Claro – dijo reaccionando y le quitó la maleta de las manos.
- No tenemos mucho tiempo para atrapar a ese imitador, yo tengo un montón de asuntos que resolver en Kyoto, así que debemos trabajar rápido.
- ¿Como sabes que es un imitador? – le pregunto enseguida.
- Llámalo… intuición femenina –dijo guiñándole un ojo.
Así ambos detectives salieron del aeropuerto, con una misión en mente, atrapar a la siempre esquiva, o al menos a quien pretendía hacerse pasar por Kaitou Saint Tail
Fin prologo
Jueves 17 de Julio de 2008
1:33 a.m.
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Nota de autora: lo confieso antes de andarme con rodeos, está historia es una adaptación de "Detectives" uno de mis fics de Saint Tail, me gusto tanto la historia cuando la estaba haciendo y la serie de Saint Tail es tan poco conocida que me daba coraje que nadie la leyera y tome la decisión de que haría una adaptación con Inuyasha, así que si de pronto leen y ven que los personajes no pegan demasiado con su personalidad, uno; díganmelo y dos: no se sorprendan es que está historia fue diseñada para Dai y Mei.
Para colmo cuando preparaba la adaptación me di cuenta de que podía hacer incluso un crossover y así todos ustedes a los que siempre les digo "vayan a darse una pequeña leída a mis historias de Saint Tail" al menos ya tendrán una referencia de los personajes y quizá finalmente se animen
La historia está muy loca pero divertida, así que les recomiendo que no se la pierdan.
Bueno sin más me despido, ahora los invito a que visiten mi página Mimi chan's room
Shian shen
Mimi chan
