Disclaimer: La serie "Las Tortugas Ninja" no es de mi propiedad, así como niguno de sus personajes. Todas esas magníficas creaciones pertenecen a Peter Laird y Kevin Eastman, así como a Nickelodeon y en este caso, Mirage Studios y IDW.


Basado en el ejemplar número #44 del cómic "Teenage Mutant Ninja Turtles" perteneciente a la serie de IDW


-¡Hermanos!- exclamó el pequeño mientras extendía su mano hacia las otras tres tortugas, las cuales se alejaban de a poco de él.

-¡No me dejen, por favor!- gritaba con desesperación, soltando todo el aire que sus pequeños y apenas desarrollados pulmones pudieran tomar con una sola vez que inhalara. La oscuridad comenzaba a avanzar más rápido hacia él. Parecía querer devorarlo de un solo bocado, sin tener piedad alguna.

-¡No me dejen solo! ¡No quiero estar solo!- pedía a gritos, pero pareciera las tres sombras infantiles lo ignoraran por completo. Tal vez no eran capaces de escuchar sus suplicas, o bien podrían no querer escucharlas. El reptil quería correr a todo lo que dieran sus pies, pero algo lo detenía, y no sabía exactamente qué era; lo único de lo que tenía conocimiento era que su pie estaba atado al piso, o eso creía, pues cada que volteaba a ver su tobillo, este se negaba a reaccionar según lo mandara su mente, aunque no hubiera nada visible que lo mantuviera tirado en el piso.

De un momento a otro, el silencio que los otros mantenían se rompió con el comentario de uno, a lo que el infante sonrió, cosa que no duraría después de escuchar aquellas palabras que salían de la boca de su hermano.

-Mikey, ¿a caso no sientes algo de paz estando solamente nosotros tres?-

-Tienes razón Rafa- contestaba la silueta de menor tamaño -todo se siente en calma. Me siento feliz de habernos deshecho de esa estúpida voz que nos molestaba todo el tiempo- el niño pudo escuchar claramente la risa de ambos hermanos mientras se alejaban. Las lágrimas no se hicieron esperar.

Cuando estaba por soltar un grito, la sombra del mayor de los tres quelonios que estaban frente a él se detuvo para voltear, lo cual causó el pequeño volviera a sonreír, con un poco de esperanza en sus ojos.

-Leonardo- murmuró -Hermano, ayúdame, por favor- dijo apenas entre sollozos. Aquella figura de su hermano mayor volteó para observarlo con frialdad, provocando temor en él. Con una suave pero aterradora sonrisa en su rostro, habló

-No te necesitamos, no te queremos, tú no eres nuestro hermano- dicho esto, dio media vuelta para continuar con su caminar.

-No...- musitó -no...- las lágrimas no paraban de brotar de sus ojos. Aunque él no lo quisiera, estaba solo en medio de esa abrumadora oscuridad que amenazaba con tragárselo vivo. Finalmente, no pudo contener más su angustia. Sabía que moriría.

-¡Noooooo!- gritó casi desgarrando su garganta. Un pequeño Donatello de apenas siete años yacía en medio de su habitación, la cual compartía con sus tres hermanos, los cuales aparentaban tener la misma edad. Al tener la suficiente edad para no dormir en el mismo colchón que sus hermanos (además de no tener el considerable tamaño para dormir los cuatro en la misma colchoneta), y reposar en su propia cama. Sin embargo, las últimas noches no habían sido las mejores para el de morado, pues las últimas tres lunas habían soñado con la misma pesadilla; algo que no ayudaba dormir sin acompañante alguno.

El niño estaba sudando frío, con la respiración agitada y algunas lágrimas en las mejillas, intentando evitar soltar en llanto al levantarse de la cama. Miró a su alrededor: se encontraba cubierto apenas con una sábana blanca, casi atado por ella, y algo mojada con el sudor que provenía de sus brazos y manos; la cobija color morado se encotraba en el suelo junto a su almohada y un oso que su padre se había molestado en conseguirle, junto a otros tres para sus hermanos. En la habitación, sus hermanos dormían en sus respectivas camas.

Sin poder tranquilizarse con facilidad, decidió caminar hasta la esquina contraria del cuarto, donde su hermano mayor reposaba. Sorbiéndose los mocos de a poco, caminó lenta y silenciosamente para no despertar al resto. Bien sabía que si algo pasaba, su padre vendría a investigar, y Donatello pensaba que ya no tenía la edad para ser consolado por él; aunque no aplicaba lo mismo con el mayor.

-Leo...- dijo por lo bajo. Viendo el nulo resultado, decidió intentar nuevamente, a la par de tocar el hombro del de azul con suavidad. -Leo...-

-Que...¿qué pasa?- contestó algo adormilado aún -¿Donnie?- el pequeño de ojos grises entrecerró los ojos para poder identificar al que interrumpía su sueño. -¿Qué sucede?- habló un poco más despierto.

-Yo...- bajó la mirada -yo...- las lágrimas comenzaron a correr sin poder detenerse, cosa que notó el mayor.

-Ven aquí- dijo Leo, haciendo un espacio en la cama para que ambos pudieran acostarse. Posó su mano en el colchón, señalando subiera con él.

-Dime, ¿qué tienes?- preguntó.

-Yo...tuve una pesadilla...- su voz comenzaba a titubear.

-¿Una pesadilla?- Leonardo lo miró con angustia.

-Tú...y Rafa...y Mikey... ustedes...- su voz se entrecortaba poco a poco, haciendo las pausas más largas. -Ustedes se iban...y me dejaban solo, y luego tú...tú...- no pudo evitar sentir el nudo en su garganta. Ya no podía soportarlo, tenía que llorar aunque no le gustara.

A Don nunca le gustó eso de llorar o ser muy expresivo. Veía a Mikey llorar por cualquier cosa, demostrando a leguas sus sentimientos; a Rafa lo veía tragarse su llanto mientras mostraba una expresión angustiada, la cual revelaba sus emociones; y el mayor sólo dejaba sus ojos se llenarán de aquellas gotas de agua salada a la vez que mantenía una enorme sonrisa ante quien lo viera en tal estado para evitar preocupasión. Pero el era diferente, él no sonreía, se tragaba sus lágrimas, y menos lloraba abiertamente. No. Don sólo mantenía una postura seria, evitando demostrar sentimiento alguno, cual robot; en ocasiones se encerraba en la pequeña bodega que amenazaba con convertirse en su futuro laboratorio personal, evitando contacto con los demás, y si acaso, derramar un par de lágrimas, sólo para estar tranquilo, sin mostrarse débil ante los otros, llorando en silencio.

Pero eso no podía ocultarlo siempre, había veces en las que era necesario mostrar tristeza ante los demás, y ésta era una de esas ocaciones.

-Tú dijiste que no me necesitaban, que no era su hermano...- Don comenzó a hablar de prisa, con desesperación, de manera que Leo apenas pudo entender lo que le decía -dijiste que ya no me querían, y luego yo... iba a morir- ocultó su rostro entre sus manos.

-Donnie, ¿cómo crees que nosotros diríamos eso?- una vocecita inocente los tomó por sorpresa -Nosotros te queremos mucho, incluso Rafa- Miguel Ángel estaba detrás de él, junto al de rojo.

-El enano tiene razón- dijo el que normalmente usaba el antifaz carmesí, ya que los cuatro se lo quitaban para dormir a gusto -Nosotros no permitiríamos que algo te pasara, o que te hiciera daño-

-Nosotros que te queremos, y te protegeremos toda la vida, porque eres nuestro hermano, y eso nadie lo puede cambiar, ni siquiera Sensei- Leonardo abrazó a su hermano menor, junto a los otros dos menores, quien se unieron al abrazo.

-Prometen...- sorbió su nariz nuevamente entre un llanto más calmado -...¿prometen estar junto a mí siempre? ¿Y no dejar que nada me pase? ¿y que siempre estaremos juntos y no me dejaran solo?- a todas sus preguntas apresuradas, los tres contestaban de la misma manera.

-Prometemos que nadie podrá hacerte daño, nadie podrá lastimarte- dijeron los tres al unísono.

-Por lo menos no sin mi consentimiento. El único que tiene derecho a golpearte soy yo- continuó Rafael, logrando hacer reír a sus hermanos con dicho comentario.

-¿Prometen que siempre seremos una familia, y no dejaremos que lastimen a los demás? ¿y que nada podrá separarnos? ¿y que no me abandonarán?- nuevamente, los tres asintieron a su hermano.

-Dormiremos los cuatro juntos- propuso Mikey -así verás que estarás seguro en la noche- terminó, para después acomodarse en la cama junto a los dos.

-Me gusta esa idea- Rafa se unió a ellos.

-Chicos...una cosa más...- Leonardo miró curioso a su hermano, quien se acomodaba de a poco en su pecho -sólo quiero que sepan que...yo...los amo- el pequeño Don terminó por dormirse al terminar esa frase.

-Nosotros también, hermanito- murmuró el mayor, mientras cerraba los ojos para unirse a sus hermanos.


Les presento el primer fanfic que ya está terminado! xD

Miren, debido a que los capítulos del resto de mis historias están en proceso jaja de todas, tengo poco más de la mitad del siguiente capítulo xD pero despreocúpense, ya estoy de vacaciones hasta agosto (mi hermana les diría vagaciones xD) y me encargaré de continuar proyectos y demás =D

Ah, si como les decía... como tengo avanzados los siguientes capítulos de todas mis historias, pues no he actualizado nada, pero llegó esa noticia desde marzo (Donnie, por qué tenían que matar a mi tortuga favorita Q^Q) y no pude evitarlo. Además, salió la portada especial para la próxima convención, y no podía hacer nada en contra de mi mente. (la portada es la variante que les decía para la comicon)

Es cortito, pero si era un One Shot, pues le iba a faltar algo QwQ