Dragon Ball Z no me pertenece; todos los derechos están reservados por Akira Toriyama.

Las cursivas representan recuerdos.


Un tiempo en el presente

Capítulo 1: Los Androides.

El día a través de la ventana de mi cuarto en Capsule Corp se mira alegre. La batalla terminó, vencimos a pesar de todo pronóstico y no fue nada fácil. Pronto sería la hora de regresar a mi tiempo. El periodo en el que he estado en el presente, conviviendo con mis jóvenes amigos sería siempre inolvidable para mí.

A pesar de que todo acabó el día de ayer aproveché las pocas horas que me quedaban para estar con mi mamá y mis abuelos a los que al fin he conocido y he aprendido a querer casi de inmediato porque son dos personas muy buenas y sencillas; y claro para convivir un poco más con mi padre.

Me tumbo un rato en la cama, y los recuerdos llegan a mi sin querer.

Recuerdo perfectamente mi primera visita; aquella vez soplaba el cálido viento entre los escombros de lo que quedaba en mi mundo, el futuro. Abracé a mi madre por largo tiempo antes de subirme a la máquina. Yo sabía que para ella era difícil dejarme ir, ya que soy su único hijo, y lo único que le queda y ella representa lo mismo para mí.

Subí por la escalera de metal y me acomodé en la máquina, encendí el motor haciendo que este ronroneara un poco. Le dediqué una última mirada a mi madre que permanecía de pie mirándome. Agité la mano en señal de despedida y ella hizo lo mismo mientras me dedicaba una gran sonrisa.

La máquina comenzó a elevarse y en segundos desapareció.

Me invadía una sensación de emoción, ya que iba a volver a ver a los amigos que tenía, a los que perdí en batalla, pero más jóvenes y por supuesto vería por primera vez a mi padre del cual nunca tuve un recuerdo ya que falleció en el futuro cuando y sólo tenía meses de edad.

En esa ocasión fui a la tierra para matar a Freezer, advertirle a Goku sobre los androides y darle una medicina para el corazón ya que en mi tiempo, el señor Goku enfermó debido a un virus en el corazón y murió a causa de esto.

Pronto a lo lejos y conforme se acercaban a ver que destruí a Freezer vi a la versión joven y bella de mi madre y también vi a mi padre.

Enseguida al ver el ceño fruncido de mi padre recordé lo que mi mamá me aconsejó antes de partir:

Hijo —dijo ella mientras me acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja—. No esperes mucho cuando veas a tu padre, el solía ser una persona muy engreída y solitaria en ese tiempo.

Y ella tenía razón, pero no pude evitar emocionarme al verlo, nada más mirarlo comprobé lo que todos estos años había estado oyendo de muchas personas: Que yo era su viva imagen, no cabía duda ese hombre era mi padre. Tuve que contener el impulso de volar hasta él y abrazarlo así me matara en el momento, quería hacerlo.

Permanecí cerca de 3 horas con mis jóvenes padres y los demás esperando el regreso del señor Goku. Al principio surgieron preguntas hacía mí, sobre mi nombre y procedencia, pero no podía contestarles; y la razón era que ya estaba arriesgando demasiado al viajar el pasado y cambiar la historia revelándoles información acerca de los androides, si les decía siquiera mi nombre a todos ellos, mi nacimiento dentro de 2 años y el hecho de que mis padres se unieran para concebirme no sucedería.

Así que tuve que disculparme una y otra vez por no contestarles y después nos quedamos en silencio hasta que la nave de Goku irrumpió en el lugar.

Cuando Goku salió de la nave pedí hablar con él. Nos trasformamos en súper saiyajines y fue impresionante comprobar que todas las maravillas que había oído sobre él eran ciertas. Luego le conté sobre quién era y qué estaba haciendo ahí. Cuando le dije a Goku que yo también podía transformarme en un saiyajin porque Vegeta era mi padre, éste se sorprendió muchísimo y más cuando él mismo llegó a la conclusión de quien era mi mamá.

Y es que a mí también me hubiera sorprendido. Mi mamá a lo lejos lucía guapa y delicada, y mi padre molesto y engreído. La verdad es que no parecía que pudiesen congeniar y mucho menos lucían como una futura pareja. Pero lo fueron, en algún momento quien sabe por qué razones y yo soy la prueba viviente de eso junto con las pocas anécdotas que mi madre atesora.

Antes de partir de regreso a mi futuro, le prometí al señor Goku que si seguía con vida regresaría a ayudarlos cuando los androides aparecieran. Después salí volando en dirección a donde había dejado mi máquina del tiempo, la accioné y sobrevolé la zona donde estaban todos reunidos para verlos por última vez. No pude despedirme en persona más que de Goku. Lancé una plegaria al aire, pidiendo que mi padre no muriera, aquel hombre del que había comprobado en pocas horas era fuerte, orgulloso, estricto y sobre todo una persona muy solitaria y pedí porque mi madre no se diera por vencida nunca.

Los 3 años de duro entrenamiento pasaron para mí que seguía enfrentándome a los androides de mi tiempo y para los guerreros z. Calculaba que yo ya había nacido y estaría por cumplir el año.

Así que regresé para ayudar en el combate contra los androides cumpliendo la promesa que le hice a Goku.

Llegué al lugar donde se suponía que iniciaría la batalla pero no había nadie, enseguida sentí el Ki de mis amigos cerca de ahí. Quizás habían cambiado el lugar de la pelea para que ninguna persona inocente resultara herida.

Sobrevolé la zona hasta que me llamó la atención la cabeza deshecha de un robot, bajé a inspeccionar y me di cuenta que era un androide uno al cual yo no conocía. En breve escuché una explosión y volé hasta ahí para encontrarme a mi padre, a Piccoro, Gohan, Krilin y Ten Shin Han peleando con otro androide que en mi vida había visto.

Recuerdo que en esa ocasión el doctor Maki atacó a la nave donde mi madre arribaba junto con Yajirobe y yo de bebé, instintivamente me moví al ver que la nave caía haciendo círculos; tuve suerte de poder sacar a mi madre antes de que se estrellara en el piso.

Enfurecido enseguida clavé los ojos en mi padre quién no se había molestado si quiera a voltear a ver si su esposa e hijo estaban aún con vida.

No pude contener mi ira ¿Por qué no había acudido a su rescate? ¿Por qué ni siquiera los miró? Volé hasta él para exigirle una explicación a lo que él contestó enfurecido que ellos no le importaban en lo más mínimo. En ese momento me decepcioné totalmente. Mi madre ya me lo había advertido pero no quise creerlo del todo, albergaba en mí una esperanza de distinguir aquello bueno por lo cual mi mamá lo había escogido. Pero no había nada en él sólo cruel frialdad.

El doctor Maki Gero salió corriendo y mi padre voló tras de él después de exigirle a mi madre que le diera la ubicación del laboratorio del científico loco. A pesar de la desilusión que me había llevado no podía dejarlo ir sólo, porque iba a morir gracias a su orgullo sabía que estaba alterando aún más la historia pero era mi padre, y no quería que el Trunks bebé creciera sin él, no quería que muriese tan pronto.

Logré alcanzarlo y llegamos al laboratorio del científico. Mi padre se comportó como un necio insolente, por más que le advertí lo que sucedería, que insistí que debíamos esperar a que Goku se recuperara de la enfermedad que lo tenía en cama él no escuchó y abrió a la fuerza la puerta del laboratorio del doctor Maki.

Eso fue sólo el principio de nuestros problemas…

Mi padre encontró a los androides los cuales ya habían despertado por obra del doctor Maki Gero y sostuvo un enfrentamiento con #18, mismo que perdió y en donde intervine tratando de salvarlo pero terminé inconsciente en el piso.

Después de eso, encontré junto con mi mamá y Gohan un huevo extraño en otra máquina del tiempo, que era la misma que yo usaba pero más vieja. Aquello era más que extraño, porque a mi madre en el futuro le costó mucho trabajo construir una sola máquina, no podían haber dos… sin duda era la misma y alguien, una criatura que salió del huevo y de un caparazón que luego encontramos había viajado en ella pero ¿quién o qué rayos era? Una serie de eventos se desencadenaron: los androides seguían prófugos, Piccoro se fusionó con Kami-sama, el señor Goku aún no despertaba y entonces el monstruo que viajó en mi máquina del tiempo apareció: El androide Cell un monstruo verde de aspecto asqueroso que al principio peleaba con Piccoro, pero luego cuando Krilin y yo llegamos huyó lanzando un Kaio Ken que nos despistó.

Mi padre se nos apartó después de eso, diciendo que entrenaría para superar la fuerza de un saiyajin. Me sorprendí al verlo de esa manera, su orgullo era enorme y lo movía a hacer cosas que tenían poco sentido pero lo seguí porque yo también debía entrenar cosa que no resultó nada bien ya que sólo me propinaba insultos y maldiciones diciéndome que yo era un fastidio y un estorbo. No entrenamos porque nunca me dejó acercarme y él permaneció de pie por 3 días en un risco, hasta que llegó el señor Goku que ya se había curado.

Él nos invitó al templo de Kami-sama para entrenar en la habitación del tiempo, en donde trascurre un año mientras que en la tierra sólo es un día. Mi padre y yo fuimos los primeros en entrar. Yo estaba algo ansioso; iba a estar un año con mi padre ahí dentro, iba a convivir con él, entrenar, luchar a su lado y aunque seguía de arrogante lo único que yo quería era pasar tempo con él… conocerlo más.

Por fin entramos a la habitación del tiempo. La gravedad en ese lugar estaba aumentada, se sentía con sólo respirar. Divisé enseguida lo que eran dos camas, el cuarto de baño y una especie de alacena que contenía todo el equipo suficiente para cocinar, me aproximé a la parte trasera de la habitación y descubrí que el lugar era inmenso y vacío. Me quedé perplejo por varios minutos hasta que la voz áspera de mi padre me trajo de vuelta:

¿Vas a quedarte ahí todo el día? ¿Qué esperas? —dijo molesto y se echó a volar mientras se transformaba en súper saiyajin. Hice lo propio y lo seguí de inmediato, al llegar junto a él esperé alguna indicación.

Escúchame bien —comenzó. Por su tono permanente de voz supe que iba a dejar las cosas en claro y que estar conmigo no era de su agrado—. No me hace gracia entrenar contigo, pero hacerlo por separado no tiene caso. No tendré ninguna consideración ¿Te quedó claro? —gruñó mirándome fríamente.

Si —contesté. Ni siquiera me había puesto en pose para comenzar cuando mi padre lanzó un puñetazo que me rozó la sien. Iba enserio y yo también.

Nos dedicamos a entrenar juntos, yo titubeaba un poco y él lo notaba así que no paró de burlarse de mí de decirme que era un simple debilucho.

Pero pronto toda su sarta de insultos se fue acumulando en mi interior y desató mi coraje, entonces no me contuve; lanzábamos golpes a diestra y siniestra y me siento satisfecho de decir que logré atestarle varios golpes que mi padre no vio venir. Pero él era muy fuerte y desde que habíamos entrado a esa habitación sentí como su poder fue incrementándose. Recuerdo que comimos y dormimos un par de veces ya que mi padre no quería perder tiempo.

Cuando habían pasado cerca de dos meses, el poder de mi padre se le estaba yendo de las manos: Primero comenzó a costarle regular la intensidad de sus ataques y disparos de poderes y después su trasformación Saiyajin fallaba y volvía a su modo normal. Mi padre intentaba transformarse nuevamente pero le costaba trabajo. Yo sólo lo miraba de reojo y seguía entrenando a parte, ya que sabía de sobra que si le preguntaba algo o le ofrecía ayuda sería peor. Tuvo que pasar cerca de otro mes para que él pudiera controlar su nuevo poder y entonces seguimos entrenando juntos.

Hasta que mi padre fue el que decidió que era suficiente.

Es suficiente Trunks —me dijo parando sus ataques y el modo Saiyajin. Lo imité volviendo a la normalidad y enseguida noté el cambio en mi cuerpo: el cabello me llegaba debajo de la mandíbula así que lo amarré, y mis músculos habían aumentado considerablemente. Mire a mi padre, una sonrisa de autocomplacencia se asomaba en su rostro, en comparación conmigo no presentaba cambio en el cabello pero si en su musculatura.

Cuando salimos, Goku, Gohan, Piccoro, Ten Shin Han y Mr. Popo nos estaban esperando. Les ofrecí disculpas por la tardanza y comencé a explicarles que a mi padre le había costado algo de trabajo controlar su poder, hasta que éste me calló. Supongo que lo puse en evidencia y eso no le agradó nada aunque a decir verdad su tono conmigo ya no era tan áspero.

Después de darnos la bienvenida, nuestros amigos nos explicaron cómo se encontraba la situación con Cell, pero todas sus palabras de advertencia hacia mi padre fueron en vano; él seguía diciendo que vencería a los androides y a Cell por sí sólo.

De pronto escuchamos el ruido de una nave descender y a mi madre que nos llamaba desde afuera:

Muchachos ¿Dónde están? —nos llamó —. ¡Si están aquí salgan por favor!

Bulma nos está llamando —dijo Gohan. Todos fuimos a reunirnos con ella afuera del templo.

Bulma ¿Cómo llegaste aquí? —le preguntó Goku a mi madre.

Le pregunté a Krilin en donde estaban y me dijo que en el templo sagrado.

Gohan se acercó a saludar a Trunks bebé, y éste lo recibió alegre o he de decir que yo en mi versión pequeña me mostraba feliz.

Repentinamente mi madre me miró.

¡Oye! —exclamó y fue hasta mi—. Espera un momento, tú eres mi hijo Trunks… ¿Verdad que sí lo eres?

Eh… a-ah… sí —balbuceé.

Hay ¿Por qué traes el cabello largo? ¿Es una peluca? —me preguntó mi madre mientras jalaba un mechón de mi cabello—. Y también creciste —dijo acariciando mi cabeza.

Es que aquí en el templo de Kami-sama se encuentra una habitación muy extraña y mientras transcurre un día aquí en ese lugar pasa un año entero —expliqué—. Mi padre y yo estuvimos entrenando ahí —le conté porque quería que supiera que habíamos tenido un tiempo juntos conviviendo, sabía que eso le alegraría un poco.

Oh… Entonces ¿Por qué el cabello de Vegeta no creció como el tuyo? —cuestionó mi madre asomándose a un lado de mi para ver a mi padre. Pensé que éste se molestaría con sólo ver a mi madre, ya que en ocasiones anteriores ni siquiera se dignó a mirarla. Pero no fue así, para mi sorpresa mi padre contestó su pregunta un poco nervioso ante los ojos de mi madre.

Solamente los Saiyajines puros como nosotros no presentamos cambios en el cabello desde que nacimos —respondió mi padre. Me sentí contento de ver que no le había contestado en mala forma a mi madre. Eso era algo nuevo, al parecer por ratos él se olvidaba de su orgullo interno y convivía con ella creo que por eso se le veía tan tranquila a mi madre con respecto al carácter de su esposo. Porque lo sobrellevaban bien.

Aunque no tardó más que un minuto para que retomara su mal humor.

¡Oigan inútiles este no es el momento para estar platicando tonterías! ¿A qué demonios viniste Bulma? —le dijo molesto mi padre. Pensé que mi madre se exaltaría pero otra vez me sorprendí al ver que ella contestaba de lo más despreocupada, como si no le importara el tono en que mi padre le había hablado. Yo comenzaba a pensar que asi era.

¡Hay! Si es cierto se me había olvidado —contestó hurgando en su pantalón—. Aquí tengo los trajes de pelea que me encargaste desde la otra vez y como tienen un nivel alto de protección a los golpes hice trajes para todos.

Mi madre accionó una cápsula y la arrojó al suelo, cuando el humo del artefacto se disipó una caja de buen tamaño apareció frente a nosotros.

Nos comenzamos a poner los trajes. Al principio pensé que no cabríamos en ellos pero la verdad eran muy flexibles y se amoldaban al tamaño de cada uno.

A pesar de que mi madre había mencionado que había hecho trajes para todos, ni Piccoro ni Ten Shin Han quisieron ponérselos.

El alarde de mi padre comenzó más temprano que tarde. Le dijo al señor Goku que no era necesario que vistiera su traje para pelear ya que el mismo derrotaría a Cell, a lo que Goku se mostró pacífico y le dijo que eso sería lo mejor para todos, inclusive le ofreció llevarlo con su técnica de teletrasportación hasta donde estaba Cell, pero como era de esperarse mi papá se negó dando insultos.

Nos vemos —se despidió con sarcasmo y salió volando del lugar.

Uy Vegeta… agresivo y egoísta como siempre —dijo mi madre con la mirada fija en la dirección por donde él se había marchado segundos antes. Pude notar en su tono que, ella lo aceptaba así, y eso ya me lo había contado en persona mi madre del tiempo futuro.

Decidí que debía acompañarlo aunque sabía muy bien que no me iba a dejar participar en la pelea, pero yo también me había puesto fuerte, así que debía estar con él y asegurarme que no muriera. Confiaba en su nuevo poder, pero no podía correr el riesgo de dejarlo sólo.

Entonces yo lo acompañaré —anuncié.

Goku me dio dos semillas del ermitaño, las que nos correspondían a mi padre y a mí y me aconsejó diciéndome que si la situación se volvía imposible, huyéramos. Podía garantizar que yo lo haría pero mi padre seguramente no seguiría el consejo así tuviera todos los huesos rotos.

No vayan a morir en esa pelea ¿quedó claro? ¡Y díselo al terco de tu padre! —me lanzó mi madre. Era una orden pero no con prepotencia; me estaba pidiendo que nos mantuviéramos vivos porque nos quería, a mí y a mi padre.

La miré y después les hice un gesto de despedida con la mano a todos y salí volando. Mi corazón palpitaba alegre; no había tenido mucho tiempo conocer la relación de mis padres pero eran esos breves momentos que me brindaban los dos lo que me decía que a pesar del horrendo carácter de mi padre y el difícil comportamiento de mi madre, los dos la llevaban bien. Esta era mi familia la que en el futuro no existía, pero que yo iba a velar para que el el bebé Trunks la disfrutara por mucho tiempo.

Aumenté la velocidad para alcanzar a mi padre, esta vez derrotaríamos a Cell.


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Princesa Saiyajin presentó...

Ángeles fuimos y desde el cielo semillas dimos de amor

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