El Inicio A La Eternidad.
Su cuerpo perdía las fuerzas. Ya había dejado de luchar, ya no podía, apenas se mantenía conciente. La sangre le estaba siendo arrebatada, y él no podía evitarlo.
Sentía esos colmillos encajados en la arteria de su cuello. Sentía la sangre fluir hacia la boca de ese ser que lo estrujaba como si quisiera exprimirle hasta la ultima gota.
Estaba al borde de la muerte y solo pudo pensar en él (su hermano). Le había prometido nunca dejarlo solo y ahora iba a morir sin siquiera despedirse.
Apunto de perder la conciencia sintió como los colmillos se retiraban y algo se apretaba contra sus labios entreabiertos. Sangre. El sabor de la sangre. No pudo reprimir el impulso de beberla. Y volvieron las fuerzas, volvió la vida.
-Detente o me desangraras- dijo riendo aquel ser mientras separaba al muchacho pelinaranja de su muñeca y lo lanzaba al suelo.
El muchacho se mantuvo ahí, vigilando al vampiro mientras se limpiaba la sangre que le escurría por la comisura de la boca.
Sus sentidos cambiaron. De un parpadeo a otro, nuevos colores más brillantes aparecieron ante sus ojos. Los ruidos de la noche, aumentados, lo golpearon. La herida que le habían producido los colmillos en su cuello ya había cicatrizado.
Y tan repentinamente como estos cambios acaecieron, por todo su cuerpo se extendieron dolores insoportables y fuertes espasmos.
-¿Qué me esta pasando?-le gritó al vampiro-¿Qué demonios me hiciste¿Quién eres?
-Oh, que modales los míos, olvide presentarme.-rió el vampiro, viendo al muchacho que hacia un esfuerzo por ponerse en pie.-Quédate en el suelo, niño. Se te pasara en unos minutos.- dijo, pateándolo para que se quedara abajo.- Tu has tenido el privilegio de toparte conmigo, el mas grande de los vampiros, Ael. Nunca olvides ese nombre, pues le debes reverencia ya que es el nombre de tu creador.
-Yo…ah…no reverencio… a nadie…-dijo entre quejidos el pelirrojo, aun tirado en el suelo
-ya lo veremos, ya lo veremos- Ael lo pateó de nuevo y puso en su pierna unos grilletes.-Tengo hambre, iré por algo. Tú te quedas aquí, ya arreglaremos más tarde tu actitud.
Ael salió de la polvorienta habitación, dejando al muchacho tirado, victima de dolores indecibles.
A la hora, el tormento había acabado y su mente se enfrió, cosa que le permitió pensar bien las cosas y poner sus ideas en orden. ¿Cómo había empezado eso?
---flash back---
-¿Adonde vas Hikaru?
Con una mano en la perilla de la puerta, el muchacho se giró para ver a su hermano, en pijama aún, en lo alto de las escaleras.
-Voy a dar un paseo.
-Espera, yo voy contigo- Dio la vuelta para regresar a su habitación y cambiarse
-No, Kaoru, esta lloviendo y tú estas enfermo-dijo Hikaru, deteniendo a su gemelo.- Será un paseo rápido, volveré pronto.
-Pero…-Kaoru hizo un puchero
-Anda, mamá no esta, no hay quien diga que no.
-Precisamente, no hay quien me diga que no-bajó las escaleras de dos en dos
-Es diferente, tú estas enfermo, yo no.
-Pero yo también quiero ir-dijo mientras llegaba hasta donde estaba su hermano.
-Mmm…-Por un momento pasó por la mente de Hikaru el quedarse, pero esa era una oportunidad única.-Anda, será rápido. Comprare café instantáneo y te preparare uno cuando regrese.
Kaoru lo miraba con ojos de cachorrito.
-No tardaré nada- dijo Hikaru abrazando a su hermano
-… ¿lo prometes?-preguntó correspondiendo el abrazo
-Lo prometo-apretó a su hermano unos segundos antes de soltarlo por completo-pero tu ve y regresa a la cama.
-Esta bien, no tardes-Regreso por las escaleras.
Hikaru lo vio desaparecer en el segundo piso antes de abrir la puerta y salir de la mansión.
Afuera el cochero se ofreció a traer la limosina pero él dijo que no, prefería caminar.
Sus padres no estaban y quedaban unos pocos criados en la casa ya que ya pasaban de las 8:00.
Kaoru había pillado un resfriado y apenas se estaba recuperando, razón por la cual Hikaru no lo dejó salir con él. Ambos adoraban caminar bajo la lluvia, pero a su madre no le gustaba que lo hicieran, le parecía algo muy…de plebeyos. Realmente no quería dejar a Kaoru solo pero en verdad deseaba salir a pasear
Hikaru decidió que solo iría por el café y regresaría con Kaoru. Caminó por las elegantes calles del lugar donde vivía, la tienda estaba a unas tres cuadras de su posición. Caminó, sintiendo la lluvia cayendo sobre él. Las gotas estrellándose sobre su cuerpo, era reconfortante.
Dejó la mansión atrás y se interno entre un montón de casas pequeñas (nda: comparadas con su casa, porque a mí me parecen enormes ¬¬) no tan lujosas como las de la calle principal. Aunque, en realidad, la suya era la única mansión de por ahí.
Pasaba frente a un callejón cuando sintió algo que lo obligó a mirar hacia el callejón.
"Tal vez deba echar un vistazo" pensó, pero rápidamente se deshizo de esa idea, no tenía razón para meterse ahí, además de que debía volver con Kaoru. Continuo su caminó, pero de pronto sintió que lo seguían. Apretó el paso mientras se decidía si voltear o no a ver a su perseguidor. Cuando estuvo completamente seguro de que lo seguían decidió voltear pero una mano fuerte tapó su boca y lo alzaron en vilo mientras aun estaba de espaldas y no podía ver a su captor.
Trató de pelear pero no pudo soltarse del agarre. Fue llevado hasta el callejón, que no había quedado lejos. Y luego arrastrado hasta una puerta lateral de una de las casas. La casa lucía abandonada y polvorienta. Bajaron unas escaleras y entraron a una habitación.
-Ahora serás todo mío-le susurro un hombre al oído antes de lanzarlo al suelo y cerrar la puerta tras de si.
--fin del flash back--
Al final, el que creyó un violador había resultado ser un vampiro. Y ahora estaba encerrado. Tendría que haber estado ya en casa, Kaoru seguro estaría muy preocupado, prometió regresar rápido.
Pero¿Qué había echo en él el vampiro? Acaso… ¿lo habría convertido en vampiro? Buscó una superficie reflectante. Si era un vampiro no vería su reflejo¿verdad? Encontró un pedazo de espejo tirado en el suelo, delante de su celular destrozado, pero estaba fuera de su alcance. Trató de acercarse al espejo lo más que pudo, pero no lo alcanzaba. Vio un pedazo de madera tirado cerca de él. Lo cogió y jaló hacia él el espejo. Nervioso, no miró en el hasta que se sintió preparado. Sintió un gran alivio cuando vio su reflejo, pero una segunda mirada le reveló cosas que le perturbaron. Su piel, de por si blanca, semejaba la de un muerto, y sus ojos dorados brillaban sobrenaturalmente. Abrió la boca y vio un par de colmillos que no había notado.
-Soy…un vampiro…-Hikaru se sentó en el suelo, tratando de asimilar lo que acababa de razonar.
Ser un vampiro. ¿Podría estar con Kaoru de este modo? Kaoru…No podía decir que esto había arruinado su vida porque, sentado en el suelo, en un mundo que, no le era nuevo pero lo veía de una nueva forma, tuvo la certeza de que su vida había acabado.
"Todo por la testarudez de querer salir"
Algo en su cabeza, que no supo nombrar, le hizo saber cuando Ael regreso a la casa. Dentro de él se encendió una ira y una cólera tremendas contra aquel que, en un capricho, había decidido arrebatarle la vida. Y sí, le entregó una nueva vida en la eternidad, y con esa nueva vida…acabaría con el objeto de su odio.
Hola! Yo de nuevo aqui trayendoles esto. Bien para empezar he de admitir que solo he visto el anime de Ouran, por tanto, no conozco a los padres de los gemelos, (de echo no se si salgan en el manga aunke creo ke si) por tanto me di la licencia de moldearlos a mi gusto y conveniencia. A los criados los hice irse de la casa por la noche porke me estorbaban mucho...no se si en realidad se vayan o no. Por ultimo, tambien la colonia, barrio, distrito o lo que sea donde viven los gemelos , lo moldeé a mi gusto y conveniencia pues no tengo conocimiento de donde vivian ellos. Fuera de esto y Ael, he decir que los Hitachiin no me pertenecen.
Bueno pasadas las advertencias, espero que les guste y tratare de no tardar demasiado con el siguiente capitulo.
Sayo!!
Kazumi Black
