Disclaimer: The Little Mermaid es propiedad de Walt Disney Studios.


–¡Abuelo! –Melody exclamó mientras corrió a abrazarlo. Ella estaba feliz de al fin poder ver a su abuelo, al que creyó muerto por la historia de su madre. Sabía que ella le había dicho todo eso por su seguridad. Era una lástima que el océano haya tenido que estar en riesgo para que ella descubriera la maldad de Morgana. Sintió como el rey del mar la abrazó con una de sus grandes manos, ella aun más feliz al saber que él no la odiaba por todo lo que había hecho.

–Melody, no te culpo por querer formar parte de nuestro mundo y ya que eres mi nieta adorada, te voy a dar un obsequio muy especial –¿un obsequio? Después de todo lo que había hecho, ¿aun le quería dar un obsequio? Él ya la había perdonado al parecer y ella estaba feliz por ello, pero sentía que no era digna de ese regalo, fuera lo que fuera –. Una decisión; puedes venir a Atlántica conmigo –ella no lo había visto, pero pudo adivinar por el leve gemido de parte de sus padres la expresión de sus rostros. ¿Cómo no iban a estarlo? Ella era su única hija y la única heredera al trono. En algún momento, pensó que su madre no había podido tener más hijos, a pesar de que ella dudaba, pues mucha mujeres del pueblo inclusive más delgadas que ella habían tenido dos o tres, pero ahora veía que tal vez no quería tener más hijos sabiendo el riesgo que éstos correrían ante el peligro que significaba Morgana–. O puedes regresar a tu hogar en la tierra –finalizó. Su decisión estaba tomada desde hace años. Después de todo, ahora que ella sabía la verdad sobre su madre y ella había aceptado el amor de Melody hacia el mar, podría visitarlos cada vez que quisiera. Miró a sus padres. Eric tenía un rostro neutro para muchos, pero Melody podía ver a través de sus ojos la preocupación por su decisión, mientras su madre ni siquiera se molestó en ocultarlo, pues su rostro demostraba preocupación al saber que tal vez su hija querría más el mar que su hogar en la tierra. Al conectar sus miradas, Ariel cambió su rostro, pues sabía que su hija se sentiría culpable-. Es tu decisión –dirigió su mirada hacia el suelo, pues a pesar de todo, ahora que lo veía todo claro, no sabía exactamente lo que deseaba en realidad. Ambos mundos estaban divididos por el muro. El muro. Entonces tuvo una idea.

–Ya sé lo que quiero, pero me gustaría pedirte un pequeño favor –se acercó a su abuelo para decirle lo que ella quería. Ella quería ser una sirena, pero también amaba a sus padres, a los cuales no podría ver a través del muro. ¿Por qué no destruirlo? Después de todo, Morgana no era más un peligro y ya no había motivos para retenerla, pues ella viviría en el mar de todos modos.

–Está bien, Melody, lo que desees –entonces el rey del mar apuntó hacia Ariel para convertirla una vez más en humana. Una vez hecho esto, Melody corrió hacia ella para darle un abrazo, a ella y a su padre. Ambos pensaron que Melody había decidido quedarse con ellos, pero entonces la princesa de tierra y mar se alejó y se dirigió hacia su abuelo. Extendió sus brazos lista para el cambio que el tridente le iba a otorgar. Ariel y Eric se miraron preocupados, sabiendo lo que esto significaba, más no dijeron nada, pues respetaban la decisión de su hija. El rey del mar apuntó con su tridente a Melody y entonces un rayo dorado la envolvió y la elevó en el aire. Primero su cabello fue liberado, después sus piernas se unieron, haciendo aparecer nuevamente su cola color carmín. Finalmente, aparecieron un pequeño par de conchas de un morado profundo con tonalidades violetas. Aun en el aire, la luz del tridente desapareció y se pudo ver con claridad a una sirena real, esta vez no por hechizos malignos, ahora por el tridente del gran rey Tritón. Melody se sumergió en el agua, disfrutando de la sensación de su ahora cola de sirena. Ya lo había sido antes, pero ahora se sentía más natural, como si esta la hubiera tenido toda la vida, mientras la otra la sentía algo extraña, supuso que se debía a la forma en que la adquirió.

Después de un par de volteretas bajo el mar, salió nuevamente a la superficie, donde sus padres y su abuelo la miraban felices al ver la nueva luz que irradiaba su rostro. Tanto Ariel como Eric estaban tristes por la partida de su hija, pero no podían evitar sonreír al ver su rostro lleno de felicidad. Una felicidad que jamás habían visto en ella, una clara muestra de su felicidad por el mundo al que ahora pertenecía. Melody se acercó a la orilla del hielo sobre el que estaban sus padres y estos se inclinaron para poder tenerla cerca por el breve tiempo que les quedaba.

–Prometo visitarlos cada vez que pueda –dijo Melody mirándolos a ambos e impulsándose para poder abrazarlos. Ambos la sujetaron para hacerle esto más fácil y así los tres se dieron un último abrazo, antes de que ella regresara al lado de su abuelo.

–Melody me ha pedido un último favor y ese es destruir el muro que está alrededor del castillo. Ella quiere que ambos mundos vuelvan a estar unidos, tal como lo estuvieron antes de que la amenaza de Morgana apareciera –Ariel y Eric asintieron, pues ellos también extrañaban el mar, pero sabían que en ese entonces era lo mejor para su hija.

–Adiós, papá, adiós mamá –dijo Melody antes de sumergirse bajo el mar, mientras su abuelo les daba a Ariel, Eric y a la tripulación del barco un nuevo transporte para regresar al castillo, en donde se volverían a encontrar con su hija para la destruida del muro.


–Entonces, ¿lo sostengo, apunto y pienso en lo que quiero que haga? –le preguntó Melody a su abuelo. El rey Tritón estaba a un lado de la roca en la que se había posado Ariel hace trece años, mientras Melody estaba sobre ésta. Él asintió y entonces Melody hizo lo que habían venido a hacer. Aunque algo temblorosa, lo hizo con éxito. Del otro lado del muro, se encontraban sus padres, algunos empleados del castillo como Carlotta y Louis, además de varías personas del pueblo.

Una vez derrumbado el muro, su padre cargó a su madre al estilo nupcial y corrió con ella hacia el mar. Una vez ahí, ambos se dieron un beso. Melody se sentía un poco asqueada ante la escena, pero la clara felicidad que irradiaba a su alrededor era mayor. Ella le entregó el tridente a su abuelo y se dirigió hacia sus padres. Habían venido también criaturas del mar para celebrar junto a ellos, pero a Melody esto le preocupaba poco, pues sabía que ellos también estaban felices de ver humanos nuevamente.

Cuando Eric vio a Melody acercarse a ellos, le dio una mirada a Ariel y luego a ella nuevamente, por lo que Ariel volteó y rápidamente le dio un abrazo.

–Creo que esto te pertenece, cariño –dijo Ariel antes de sacar el collar que se le había caído a Melody cuando había robado el tridente.

–Mi collar –exclamó Melody y lo tomó con cuidado –. Gracias, mamá –luego le dio un abrazo a su madre. Aun en sus brazos, Melody miró a su padre quien les sonreía a ambas. Melody le dio una mirada diciéndole que se uniera al abrazo y así él lo hizo.

Y así pasaron toda la tarde, la tierra y el mar unidos nuevamente. Melody nadaba alrededor y a lo lejos pudo ver a unos chicos que habían estado en la fiesta: una rubia, un castaño delgado y otro chico de baja estatura y algo gordito. Los tres estaban mirando con duda hacia el agua desde un puente, pues al igual que a ella, a todas las generaciones cercanas a las de Melody se les había inculcado que el mar era peligroso, pero nunca se les dijo el porqué.

Con cautela, nadó por debajo del agua y cuando supo que estaría a su vista cuando saliera, subió nuevamente a la superficie y les dio una gran sonrisa. Aunque ellos la habían tratado mal, Melody no les guardaba ningún resentimiento, pues sinceramente, en su lugar ella hubiera hecho lo mismo.

–Vengan, hay suficiente agua para todos –dijo e hizo un ademán para que se unieran a ella en el agua. El trío se miro dudoso, pero para su sorpresa, los tres se lanzaron emocionados con ella.

–Eres una sirena –exclamó con sorpresa la chica rubia. Entonces los chicos también la miraron y se dieron cuenta al igual que la chica que ella no tenía piernas, sino una cola carmín.

–Lo sé –Melody le dio una gran sonrisa a ella y a los chicos.

–Lamentamos haberla tratado así, alteza. Perdónenos por favor –dijo el chico delgado.

–Si, por favor discúlpenos –se unió el otro chico.

–No tienen que pedir perdón. Sinceramente, yo hubiera hecho lo mismo. Y por favor, díganme Melody –los tres le sonrieron y se miraron entre sí, culpándose por haber sido crueles con ella y a pesar de todo ella no les guardara ningún rencor.

–Está bien, Melody –dijo la rubia –. ¿Pero cómo es posible? Es decir, ¿cómo es que podías hablar con los animales? ¿Y cómo es que tienes una cola de sirena?

–Supongo entonces que no han ido a la costa –dijo Melody con diversión. Y así les explicó todo. Desde su escapada del castillo hasta que habían destruido el muro.

–Entonces… ¿eres princesa bajo el sol y bajo el mar? –el chico delgado dijo tartamudeando cuando Melody terminó su relato.

–Así es. ¿Difícil de creer, no? Yo tampoco lo podía creer al principio.

Y así, los cuatro disfrutaron juntos el resto de la tarde.


–Es hora de irnos, Melody –dijo el rey Tritón. Ya se había hecho de noche y la mayoría de las personas ya se habían retirado a sus hogares para descansar. Con un último adiós, Melody se despidió de sus padres y Carlotta, además de las demás personas que se encontraban ahí, a pesar de que no conocía a varías de ellas.

Y así, dio inició a su nueva vida en el mar. Extrañaría su hogar en la tierra, de eso no tenía duda, pero el mar le daría consuelo.


Desde hace tiempo he tenido esta idea, pero hasta ahora me atrevo a escribirla ¿Les gusta? Esto solo es la introducción, los verdaderos problemas aun no comienzan, así que no se preocupen.

¿Soy la única que deseaba que Melody decidiera convertirse en sirena en vez de quedarse como humana cuando su abuelo le preguntó a donde quería pertenecer? En fin, díganme que opinan :) Sus revisiones me motivan a continuar.

Los invito a visitar mi página "Dreamdyff". Nos leemos luego :)