Había estado en la jaula mucho tiempo con Sam, ambos se habían retirado a un rincón juntos alejándose de la pelea de los arcángeles entre ellos, por suerte para ambos discutían tanto entre ellos que no notaban a los dos humanos.
Apenas entraron a la jaula dejaron sus cuerpos tomando su forma original y por suerte no les quemaba los ojos, Lucifer era rubio de ojos claros y alto, Miguel tenía el cabello negro e igualmente ojos claros siendo algo más alto que Lucifer, vestían túnicas y además se lograban ver las alas de ambos, Lucifer con alas azules tan oscuras como la noche y Miguel tenía alas azul claro casi siendo blanco.
Discutían, peleaban y gritaban retumbando la jaula alrededor tanto que Sam y Adam tenían que sujetarse de la misma jaula para no perder el equilibrio.
Eso había sido hasta que el cuerpo de Sam había desaparecido dejando solo su alma, alguien debió de aprovechar la lucha entre los arcángeles para ir por alguna grieta e intentar sacar a Sam, pero al no tener fuerza suficiente solo logro sacar el cuerpo, esto afectaría la mente de Sam en gran sentido ya que sin un cuerpo humano el alma humana se va retorciendo por el mismo infierno.
Todo fue así por demasiado tiempo hasta que de un momento a otro reino el silencio en la jaula. Lucifer estaba en un lado de la jaula y Miguel en otro olvidándose por completo de Adam y Sam.
Después de tiempo de silencio de nuevo Miguel se levantaba caminando por la jaula y gritando a todo lo que veía, parecía desesperado o simplemente se había vuelto loco, gritaba a Lucifer que le ignoraba y gritaba hacia arriba como si su padre fuera a escucharlo hasta que vio a los dos humanos en una esquina de la jaula, allí estaba la razón de sus problemas.
—¡Sam! —grito Miguel acercándose a Sam peligrosamente y tomándolo por un pie para arrastrarlo fuera de aquel circulo de protección.
—Hermano déjalo—dijo Lucifer algo cansado—Él técnicamente no tiene toda la culpa, nosotros comenzamos esta pelea—
—¡Cállate Lucifer!—
Miguel tomo a Sam por la camiseta levantándolo del suelo y arrojándolo a otro lado de la jaula.
—Adam—dijo Lucifer mirando al otro humano que temblaba de miedo observando a Miguel como si esperara que fuera a ir por él también—Ven—
Adam al inició miro a Lucifer con desconfianza, pero al ver que no parecía tan molesto como Miguel decidió acercarse, Lucifer rodeo sus alas en el chico en forma de protección.
Sam se retorcía intentando soltarse del agarre del arcángel, pero era demasiado fuerte por lo que no le quedaba otra cosa más que intentar hablar.
—Miguel, porfavor, desquitarte conmigo no hará que nada cambie así que…—
—Cállate—
Sam suspiró resignado cerrando los ojos esperando cualquier cosa menos lo que vino, Miguel le estaba dando un abrazo, estaba sorprendido.
—¿M-Miguel?—
—Sam, lamentamos meterte en esta pelea entre nosotros, esperamos que te vaya mejor en una segunda oportunidad—
Miguel se separó de él, Sam aún le miraba confundido intentando procesar lo que le había dicho, Miguel se acercó empujando a Sam el cual retrocedió hasta perder el equilibrio cayendo lejos de los arcángeles, en ese momento la muerte apareció detrás de Sam.
—Llévatelo rápido—dijo Miguel mirando a Muerte
—Hemos escuchado tu trato desde las grietas de la jaula—dio a entender Lucifer—Sabemos que vienes por él—
La Muerte hizo una reverencia tomando el alma de Sam, dirigió una mirada a Adam que estaba debajo del ala de Lucifer.
—Lo siento—murmuro antes de desaparecer.
Adam simplemente adivino lo que debió de ocurrir, se prefirió a Sam sobre él, el bastardo de la familia Winchester, no pudo evitar soltar un par de lágrimas antes de comenzar a llorar, quería alejarse de todos pues se sentía débil llorando frente a los arcángeles, pero Lucifer lo tomo por los hombros para evitar que se pusiera de pie y lo atrajo en un abrazo igualmente.
Intento alejarse un par de veces hasta notar que era imposible dejándose caer en el pecho del arcángel y soltando su llanto. Los arcángeles le dejaron llorar hasta que sintieron que era suficiente, no sabían si dentro de la jaula un humano podría enfermar pero era mejor no arriesgarse.
—Vamos, deja de llorar que puedes enfermarte—dijo Miguel sentado al otro lado de Adam el cual seguía abrazando a Lucifer como si la vida le fuera en ello.
—Sabemos que los Winchester son unos idiotas, no solucionaras nada llorando así—agregó Lucifer frotando la espalda de Adam un poco cansado de ser usado como pañuelo.
Adam por fin logro calmarse después de un rato después, estaba molesto y triste, la "familia" que le quedaba le ignoraba y triste por sentirse completamente solo.
—Ambas veces…el cuerpo de Sam estaba fuera y aun así…—murmuro
—Como dije, idiotas—
—Lucifer ¿A quién te recuerda?—
Lucifer miro a Miguel confundido intentando pensar a que se refería.
—Un hermano ignorado entre una pelea que no era suya pero de igual forma es víctima, recuerda que fue culpa nuestra que Gabriel huyera—
—No podíamos hacer nada—resopló Lucifer molesto—Él fue quién huyo como un cobarde, mira a Raphael, él se quedó a pesar de todo—
—¿Haciéndose frío y egoísta? ¿Realmente piensas que eso era mejor?—pregunto Miguel alzando la voz
—¿Entonces por qué no me apoyaste? Así se habría evitado la guerra—
—¿Van a discutir eso de nuevo?—pregunto Adam interfiriendo lo que sería otra pelea pero estando en medio de ambos.
—¿De nuevo?—
—Sí, tú le dirás a Miguel que la pelea fue su culpa por no estar de tu lado, Miguel te dirá que fue tuya por no aceptar lo que su padre decía, Lucifer reclamara que no era para tanto y continuaran hasta llegar a empujarse y pelear, cuando estén ambos heridos se separaran murmurando cosas y cuando se recuperen volverán a hablar al inicio discutiendo al final, todo se repetirá—
—¿Qué puedes saber tú sobre nuestras discusiones?—pregunto Lucifer algo molesto.
—Siempre discuten igual desde que estamos aquí y si van a seguir así de una vez acaben conmigo porque estoy harto y no creo que alguien venga a rescatarme—
—¿Qué opinas tú? ¿Quién tiene razón?—pregunto Miguel
—Que ambos son idiotas—resopló molesto para la sorpresa de los arcángeles—Lucifer nunca debió irse contra su padre por una tontería como los humanos, después de todo no tendría que convivir con ellos es decir, déjalos solos y los humanos se mataran entre ellos—
Lucifer le miro pensándolo unos momentos, en cierto sentido tenía razón en que los humanos se destruirían solos con el tiempo.
—Y Miguel eres un exagerado, si tu hermano no quería a los humanos debiste hablarlo con él, dejarlo en paz con la condición de que no dañara a los humanos, pero estaban tan encerrado en tener la razón, en que tu padre era el mejor que le viste como una total amenaza diciéndole a tu padre que era mejor encerrarlo—
Adam se puso de pie alejándose de ambos arcángeles y mirándolos de frente comenzó a agitar los brazos.
—Y esta estúpida jaula con el estúpido encierro ¡es su culpa! —grito molesto—Y no lo digo porque estemos encerrados aquí, sino porque hace tiempo que habríamos salido—
—¿Qué?—dijeron ambos arcángeles al mismo tiempo
—Esta jaula fue creada para contener a un arcángel, no dos y menos a los más poderosos, no se mucho de ustedes pero sé que si uno de ustedes puede destruir el mundo y él otro crear un paraíso sí unen sus fuerzas pueden sacarnos de aquí—explicó Adam—pero están tan centrados en su odio entre ustedes que seguro hasta dios sabría que no unirían fuerzas para salir—
Tenía razón, ambos arcángeles se miraron entre ellos algo avergonzados por no haberlo notado antes, todo ese tiempo encerrados teniendo ellos la llave, se pusieron de pie combinando sus fuerzas y apuntando a un lado de la jaula ambos chasquearon los dedos al mismo tiempo, un fuerte sonido se escuchó dejando entrar la luz, una de las paredes estaba rota.
Eran libres, Adam se cubrió con un brazo para cubrirse de la fuerte luz que entraba, sí era libre, pero no tenía lugar a donde ir y no quería ir con los Winchester para que volvieran a abandonarlo porque no era apto para la cacería, ese pensamiento le entristecía.
—Hey…no estás solo—murmuro Miguel—Nos tienes a nosotros—
Adam levantó la mirada acostumbrándose a la luz, veía a los dos seres entre la luz sonriéndole.
—Nosotros te protegeremos—escuchó a Lucifer
Asintió y eso fue lo último que supo, la lluvia hizo que abriera los ojos, estaba en medio de la nada en un bosque empapado y cubierto de lodo por todos lados, comenzaba a sentir todo el frío por su piel que le paralizaba junto con el cansancio.
—¿Adam?—
Levantó la mirada hacia la voz que le llamaba, era Lucifer igual a su forma original pero sin alas y con ropa normal, Lucifer se acercó cargando a Adam al ver que no se movía y apenas reaccionaba.
—Busquemos a Miguel, no debe estar lejos—
