Claro de Luna
YU-GI-OH
By Sadic & Sado Comany
Luna Shinigami – Kaede Sakuragi

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Nota Principal – CAMPAÑA: No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. Kaede Sakuragi y Luna Shinigami adheridas a esta propuesta. Gracias, Katrinna Le Fay, por prestar tus palabras, y que seamos varios en gritarlas.

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ADVERTENCIA: un fic crudo, loco, lleno de sangre, sadismo y desquicio ... No aceptaremos reclamos luego de las advertencias ... leen bajo su propia eleccion.

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Música de organo de fondo, escenario, una catedral vieja, velas, telarañas y cosas tetricas presentan el hambiente " Sadic & Sado Company " presentan un fic digno de las autoras.( XD por algo cada uno de nuestros personajes han desaparecido con una "repentina" enfermedad rara jejeje ). Al resumen:

Una fiesta de San Valentin, en un lugar magico y romantico, transformado en un lugar lleno de gritos, misterios ... y muertes...

Una produccion Sakuragi - Shinigami ... que la disfruten ... >D muejejejejejejejejeje

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Todo esta previsto para ese día ...

El lugar, excelente disposición, una hermosa vista de atardecer ... el mejor vino y champagne que puede conseguirse en el mundo ... bocadillos salados, con una comida de reyes ... solo ... faltaban los invitados.

En un lugar de Ciudad Domino ...

Un muchacho miraba por centésima vez su aspecto en el espejo, su cabello en su lugar, su ropa nueva impecable, perfume importado, y una pequeño paquetito, adornado con un hermoso moño rojo. Se miro otra vez al espejo, y practico mentalmente las palabras exactas para declararse ...

Otro ... en otra parte ... miraba su descuidado cabello, pero aun así, podía mostrarse presentable. Sus ropas estaban planchadas, limpias y muchos nervios. Miro aquel pequeño sobre de colores que estaba en la mesa, y suspiro. Un regalo digno de gente pobre, pero era algo único y especial ... El reflejo del espejo le dio confianza ...

El departamento residencial de la zona sur ... Alguien golpeaba desesperado la puerta, apresurando al que ocupaba el baño. Resoplo molesto, pero debía reconocer que aunque no lo soportaba, hoy ... seria un día feliz ... bueno ... los escasos minutos que pudiera durar aquella declaración, y el beso o el golpe que recibiera por tal cosa ... Salió con el ceño fruncido, dejando pasar al otro, quien cerro la puerta con tal impulso que la misma lo empujo contra la pared. Los insultos en otro idioma fueron los recibidos por ambos...

No tan lejos del limite de la cuidad, aquellos ojos miraban la nada. No demostraba más que impaciencia, para que la hora pasara más rápida y así ir a la fiesta. Estaba elegante, como siempre, aunque eligió un traje informal. El golpeteo de los dedos sobre la mesa era exasperante si estuviera acompañado, pero el sonido de su teléfono móvil lo saco de sus pensamientos y atendió como siempre, solo que esta ves al cortar ... sonrió...

En la puerta de una casa, estaba impaciente ... habían dicho que pasarían a buscar, y aun no había señales. Sus ropas eran algo ligeras, pero a su ves elegante, llevaba una pequeña bolsa blanca, donde apenas se asomaba el gran moño azul de regalo. Suspiro recordando que hoy seria su día, y las mejillas se volvieron tan rojas como manzanas. Miro por la calle, y pudo divisar el automóvil que los llevaría a todos al gran castillo. Sonrió al ver el objeto de sus sueños. Hoy ... seria el día ...

La gran mesa estaba servida, y con indicaciones especiales ... cada lugar estaba puesto para cada uno de los que "necesitaban" estar allí ... sonrió mostrando el brillo en sus ojos. Hoy seria ... una San Valentín ... algo ... "especial" ... Salió cerrando las grandes puertas de madera negra, para luego echar candado a la gran cerradura. Debía evitar por todos los medios que alguien entrara antes ... de ver el "famoso" regalo ...

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El camino se les hizo largo ... no solo pasaron por cada uno en limosina, debieron bajar en un aeropuerto privado, de allí llevados por unos 30 minutos en un jet, y dejarlos en otra pista, en una isla también privada ...

El gran castillo medieval se levantaba a las orillas del un acantilado, mostrando su esplendor y su majestuosidad. Sabían que su dueño era egocéntrico, pero tampoco pensaban hasta ese punto de su actitud.

Los primeros en bajar, fueron Yugi y Yami, vistiendo trajes similares, azul oscuro, con camisas de color morado, al estilo gansters, quienes viajaron en la misma camioneta que Mokuba y Seto, ambos hermanos vestidos por la colección Armani de color negro, donde Mai, que llevaba un vestido rojo escotado, no paraba de refunfuñar por lo bajo, al no ser llevada con su adorable rubio, aunque Tea, vestida con colores claros, trataba de darles ánimos y que no se enojara por tal cosa. ( sin comentarios ...) En el otro, Tristan bajaba del brazo de Serenity, mientras que Duke trataba de aligerar el ambiente ya que Joey miraba con manías asesinas al castaño, que a pesar de todo llevaban trajes parecidos, marrones, con toques de verde y amarillo, mientras que aparte llegaban dos autos mas, donde se bajaban toda una comitiva egipcia, acompañando tanto a los hermanos Ishtar como a Ryu y Bakura, con trajes típicos de sus países.

Todos reunidos, empezaron a cruzar aquel puente de piedra que cruzaba un gran foso, donde por debajo corría un gran rió que desembocaba como cascada . Era un detalle insólito, ya que las aguas venían de las montañas y arroyos cercanos, juntándose en un punto del bosque y así ... perderse en el mar.

La puerta principal, estaba adornada con canteros de aceite y fuego, iluminando prácticamente todo el patio al cruzarla, en si le lugar pudiese ser bien visto en una noche de brujas, pero la música suave de violines, el murmullo de la gente, y demás adornos rojos y blancos, demostraba que allí, era la fiesta de San Valentín.

-Bienvenidos ... amigos míos ... – la vos del anfitrión se hizo presente, haciendo voltear a la mayoría de los invitados, centrándose en los recién llegados.

-Buenas noches ... Pegasus – Yugi dijo cortésmente, mientas los demás hacían inclinaciones o saludos con la mano.

-Gracias por invitarnos ... – la vos de Mokuba salió tan jovial como siempre.

-No le veo el objetivo a esta fecha tan ridícula ... – la vos de su hermano era fría como siempre.

-Mira ricachon ... no hubieras venido ..! – Joey salió a defender al chibi, pero era sostenido por Tristan y Duke para que no lo fuera a golpes.

-Hay ... que cómicos que son ... Jojojo – la vos del anfitrión los hizo detener por un momento.

El CEO bufo, pero miro de re ojo al rubio, prometiéndole con sus ojos celestes fríos, que le haría pagar tal insolencia mas tarde. Aunque Joey tampoco se quedo atrás con tal amenaza, aceptando el reto.

Caminaron por uno de los costados, cerca de unas mesas, donde dejaron los abrigos y demás cosas. La fiesta estaba en su apogeo, cuando la noche callo definitivamente, las estrellas iluminaban todo aquel cielo negro, demostrando que ellas reinaban mientas la luna estaba en su cambio a nueva.

Cada uno de los invitados estaba conversando entre sí, muchos se habían perdido entre tanta gente, mientras otros solo observaban en silencio a un costado, cerca de los balcones, donde cada uno estaba decorado para la ocasión. Mas, el principal de todos, daba justo a un jardín de bellas flores, pero por la oscuridad de la noche, no podía apreciarse. Solo por las antorchas que lo rodeaba, se percataba de aquel laberinto de verdes hojas y estatuas de piedra; unas escaleras de piedra caliza negra, llevaba hasta tal hermosa vegetación, dándole un toque místico y hechizante.

Yugi caminaba entre los senderos de piedra, observando los detalles de aquellas esculturas con formas humanas, y animales griegos. Se atrevió a tocar el rostro de una musa, recostado sobre una canasta de frutas, la sintió fría y a la vez tibia, recorrió con sus yemas la mejilla, para luego terminar en sus labios, los cuales eran tan perfectos que podría sentir hasta que respondían a la caricia. Sus ojos, cerrados, demostrando la satisfacción y la alegría de estar en aquella posición, se acerco aun más, para ver cada detalle perfecto.

Crack ... El sonido de algo entre los árboles que se rompía, llamo su atención alejándose de la estatua, pero al ver que solo él se encontraba en aquel lugar, se giro para mirarla de nuevo. Por unos segundos el tricolor ahogo el sonido de un grito, retrocediendo sorpresivamente, callando de bruces, la imagen de aquella musa había cambiado, su rostro representaba terror, sus ojos abiertos miraba hacia un costado mientas su boca estaba abierta como si quisiera gritar, pero su sorpresa fue aun más cuando vio que el brazo de aquella estatua señalaba hacia el bosque, detrás de las muralla de rosas.

-Yugi ..! – la vos de Tea llamo su atención, viéndola acercarse a prisa al verlo en el suelo – Estas bien? ... – pregunto preocupada. Pero el amo de los duelos, no respondió solo giro su rostro para ver nuevamente la estatua ... había vuelto a la normalidad - ... Yugi, me asustas ... Que te sucede? – la castaña toco el rostro para ver si tenia fiebre, pero este solo manoteo, haciéndola un lado y levantarse.

-La estatua ... – balbuceo despacio, aun sin entender. La chica miro a la musa, recostada sobre aquel cesto de fruta.

-Oh ... Yugi ... Yo creo que has bebido lo suficiente ... – Tea sonrió de costado, ante la mirada casi acusadora y preocupada de su amigo.

-No estoy borracho...! – contesto molesto, al levantarse para reclamarle.

-Volvamos a la fiesta ... cuando estés mas descansado te contare algo – la castaña no lo dejo replicar, ya que se sorprendió cuando esta tomaba una copa de champagne tirada en el suelo y la llevaba con la suya.

Por un momento el tricolor empezó a procesar la información, y los detalles. Estaba seguro que no llevaba nada en sus manos cuando llego hasta allí, ni había terminado su copa, dejándola olvidada en alguna bandeja de los mozos de la fiesta. Disimuladamente, dio un vistazo sobre su hombro, aquella musa seguía como la había hallado, quieta y sonriendo. Cerró sus ojos ya no queriendo pensar más, de seguro había sido su imaginación. Ambos volvieron a entrar en el gran salón, donde pudieron divisar a sus amigos.

Desde lo alto de aquel castillo, con vista aquel jardín, un par de ojos centellaron con picardía mal sana, para luego chasquear sus dedos, apareciendo entre las sombras un individuo con una capa que cubría todo su rostro y cuerpo.

-Quiero que refuerces la vigilancia del jardín ... No quiero que los malditos vuelvan a intervenir en mis planes ... – aquel sujeto dio una reverencia, pero ante de desaparecer, su amo volvió a hablar - ... Hazles saber que conmigo no se juega ... – tomando una rosa de uno de los jarrones que había en la habitación - ... Reduce a polvo aquella musa ... – dijo maliciosamente, al mismo tiempo que de entre las sombras, pequeños gritos se escucharon, con horror.

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Pegasus estaba charlando animadamente con Ishizu Ishtar, sobre historia egipcia, donde Yami, estaba más que entretenido en aquella conversación. Marik que estaba allí, no prestaba atención, estaba mas bien debatiéndose en confesarle o no, aquel que ya hacia muchos siglos había arrebatado su corazón. Suspiro desganado, ya que parecía que los relatos antiguos del faraón, traían dolorosos recuerdos para el guardián de tumbas.

Sus cabellos color marfil, caían sobre su rostro, dándole privacidad a sus ojos tristes, mientras sonreía por cualquier comentario echo por aquel grupo. Las risas estrepitosas por sus amigos, llamo la atención, entre ellos Joey tenia colgada a Mai del brazo, mientras que Serenity sonreía sonrojada por los comentarios de los dos que la coqueteaban.

Duke y Tristan, a pesar de conocer hace tiempo a la hermana de su mejor amigo, aun competían por cual seria el agraciado de su compañía, debía admitir que ella poseía una belleza suave, con sus sonrisas y sus ojos claros, demostraba la pureza que ella iluminaba el grupo. Envidiando aquel que pueda llegar a amarla tanto. Tomo un sorbo de su copa, y observo al rubio, la sonrisa de este parecía aplacar cualquier mal momento, era el mas golpeado por la vida y aun así, era el mas fuerte, demostrando que todo se puede si uno realmente quiere.

-Me disculpan ... – dijo cortésmente, pero apenas fue tomado en serio, ya que con solo una inclinación de sus cabezas, su hermana, el faraón y el anfitrión seguían en sus conversación.

Camino despacio, en dirección hasta la puerta del gran salón, que lo llevaba hasta uno de los pasillos del gran castillo. Sus ojos morados admiraban la gran estructura, los detalles en piedra de pequeñas gárgolas en las esquinas, para luego en cada arco, donde las columnas empezaban, los pequeños cuerpos de angelitos tocando instrumentos le causaban gracia.

Volvió a tomar el contenido de la copa, pero esta vez, vaciándola de un trago. Siguió caminando, hasta llegar a otra sala, pero con la diferencia que esta poseía tres escaleras, una de frente y las otras a cada lado. Con diferentes colores de alfombra en sus escalones. La del medio era negra, conduciendo hasta un primer piso que se perdía por un largo pasillo oscuro; la de la izquierda era de color rojo, en forma espiral, como si llegara hasta un entrepiso, mediante una gran puerta colonial de motivos azules y oro. Mientras que la de la derecha, era un poco más corta que las demás, llevando así a otro entrepiso, pero en ves de haber una puerta, caían unas cortinas de terciopelo rojo oscuro.

La brisa nocturna, entro de prisa por las cortinas de las ventanas, provocando que las luces de los candeleros dudara en estar encendidas. El sonido de algo cayéndose asusto el peli blanco, casi tirando la copa al suelo.

-Te encuentras bien? – la vos suave de alguien lo hizo casi saltar del susto, tropezando con la alfombra, perdiendo el equilibrio, pero no llego a tocar el suelo. Fue apresado por unos fuertes brazos.

-Bakura ...? – pregunto desconcertado, pero al ver duda y tristeza en aquellos ojos, se percato de su error - ... Oh, Ryu, disculpa por confundirte ... – se excuso sonrojado.

-No te preocupes, no eres el único que lo hace – esa sonrisa de confianza, que siempre adornaba el rostro del albino – Que haces por aquí, acaso te aburriste ...

-No ... solo ... – Marik levanto su copa, para luego separarse lentamente del otro peliblanco – Quizás me sienta algo cansado, por la bebida. Además hemos trabajado toda la semana en el museo, que casi no he tenido un respiro – cubrió sus ojos con la mano desocupada. Pero se sorprendió al sentir que lo tomaban de la cintura y lo conducían hasta una de las escaleras - ... Ryu? Que ...? – no pudo decir mas, porque los dedos del otro sellaron sus labios.

-Te llevare a una habitación, Pegasus dijo que estaban arregladas para que pasemos todos aquí la noche ...- tocando sus cabellos, despacio – Pareciera que la bebida esta haciendo efecto ... – No supo porque, pero Marik acepto la propuesta.

Con movimientos lentos, lo encamino hasta la escalera del frente, logrando que paso a paso se aferrara aun más a su cuerpo. El pasillo se levantaba semi oscuro, ya que por cada dos puertas una antorcha iluminaba, el albino llevaba casi inconsciente al egipcio, entrando a una habitación, una de las mas retiradas, encontrando allí una cama Luis XVI adornadas con tules blancos, sobre una cama con cobertor de terciopelo del mismo color. Decorados con papel tapiz violeta oscuro, mientras que algunos muebles eran de madera y mármol, y lámparas de aceite.

Lo acomodo sobre la gran cama, donde su cuerpo prácticamente fue recibido con suavidad, Ryu lo observo dormido, mientras se colocaba a un lado de este, los cabellos marfil quedaban desprolijos sobre la almohada, pero los fue arreglando a medida que se deleitaba acariciándolo; toco su rostro, sus labios y su cuello, sus propios ojos lo admiraban con ternura.

-Parece ser mucho para ti ... – susurro, al mismo tiempo que se inclinaba y robaba un beso. Lo admiro por ultima ves y salió de aquella habitación.

La flama que iluminaba fue agitada minutos después que Marik quedara solo ... las ventanas estaban todas cerradas, el gran cuadro que estaba a un costado de aquella habitación, mostraba a un hombre del siglo XVI con sus vestiduras típicas, salvo por un simple detalle, sus ojos se movían admirando aquel cuerpo recostado sobre el lecho. Como si pudiera demostrar sus sentimientos, brillaron con lujuria.

Marik la sentía pero no pudo más que seguir dormido, como guiado por algo verdaderamente extraño.

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Los ojos azules miraban divertida la escena entre el rubio y el castaño. Los distintos ánimos que podía expresar Joey, antes los avances desconsiderados de Tristan con su hermana. Él solo tomaba jugo naturales, ya que su hermano le había prohibido tocar algo con alcohol, pero parecía que hasta la naranja tenía un toque de vodka. Entre risas miro a la gente a su alrededor, encontrando casi desapercibida a dos de ellos, escabulléndose por una de los pasillos. Por algo era el hermano menor del CEO, sabia perfectamente que las miradas del albino iban dirigidos al cabellos de marfil. Por lo menos unos demostraban sus gustos.

Suspiro desganado al encontrar lejos de todo el bullicio aquel que apreciaba y admiraba mucho. Mokuba se alejo discretamente de sus amigos, para dirigirse a uno de los balcones del gran salón, uno de los más apartados y oscuros. A media luz, pudo percatarse de la pequeña lumbre de un cigarrillo, una costumbre que su hermano había adquirido.

-Te morirás de cáncer ... – el pelinegro protesto, al mismo tiempo que se lo retiraba de la boca y pisoteaba la colilla.

-De algo tengo que hacerlo ... – dijo con sarcasmo el castaño mientras admiraba el jardín de rosas que estaba muy cerca de donde estaba sentado.

-Seto ... – el ya no tan pequeño reprocho.

-No se como me convenciste en venir a esta inútil fiesta ... – el ojiazul dijo entre dientes mientras miraba con desagrado la escenita que estaban montando Yugi y Tea en el jardín – Manga de perdedores inútiles ...

-Seto! – esta ves Mokuba dijo con molestia - ... Porque una ves no puedes ser mas comprensivo ... – pero antes que pudiera recibir algún comentario, continuo diciendo – Por un momento, deja de pensar en la empresa, en tu genio y en tu ego, y ve mas allá de las cosas simples. No todo debe ser complicado ni negocios, disfruta un poco tu adolescencia y respira la libertad ... Y no me vengas que todo es por mi bien, por lo menos me harías feliz si te ocuparas un poco mas de ti ... Seto! ...

-Mokuba ... – el castaño dijo con molestia, al mismo tiempo que se acomodaba su ropa y se dirigía nuevamente a la fiesta.

Su vista se fijo en los escandalosos Viva-Yugi, hizo una mueca de disgusto, ante la escena. La peliteñida, Mai Valantain, apretaba el brazo del Perro de Wheeler contra sus pechos, mientras le susurraba cosas al oído, por el sonrojo notorio del rubio, seria alguna propuesta indecente de la categoría de ese proyecto de ... mujer inflable. Sonrió de costado, poseía pechos y cola voluminosos, y una graaan boca ( Kaede: sarcasmo doble sentido XD sarcasmo ).

Su teléfono móvil sonó, contestando inmediatamente, escuchar atentamente lo que le decían para luego colgar.

-Ni siquiera puedes parar un poco tu millonaria vida por un minuto ...Kaiba – la vos del rubio, se hizo cerca

-No ladres, perro – fue la repuesta del ojiazul.

-Ahí van de nuevo ... – murmuraron todos unísonos los amigos de Yugi, al mismo tiempo que ponían la cara de resignación.

-Primero no soy un perro, Maldito Richachon ... y segundo, alguna vez tu cerebro de CEO lo entenderá? Porque me parece que te jactas mucho de ello y para mi solo fueron unos cuantos ceros en un cheque para ganártelo ... – el silencio se hizo presente, en todo el salón.

-Envidia, perro ... envidia. Te gustaría tener por lo menos algo de dos cifras en tus patéticos pantalones para poder comer ... – su mirada azul recorrió todo el cuerpo del rubio, haciéndolo estremecer, para luego sonreír de costado maliciosamente – Aunque pensándolo bien, quizás ni siquiera puedes tener una miserable moneda, tus bolsillos estarán rotos, comidos por polillas de lo pobretón que eres ... Jajajajaja – la risa maligna se escucho por todo el lugar, para luego ser callada abruptamente.

-JOEY! – sus amigos gritaron cuando reaccionaron a la furia del rubio. Había golpeado repentinamente al Ceo, tirándolo al suelo, partiéndole el labio superior, el cual sangraba copiosamente.

-SETO! – Mokuba grito seguidamente cuando lo vio levantarse y con una rapidez envidiable, giro sobre su pierna derecha, colocándole una patada, con su pierna izquierda, certera en el rostro del rubio.

El impacto fue duro, ya que Duke y Tristan que estaban detrás de su amigo fueron lanzados también por el impulso del cuerpo del rubio. Mai y Serenity gritaron horrorizadas al ver el rostro de Joey ensangrentado, parecía que le había roto la nariz. Por otro lado Seto poseía una gran sonrisa de satisfacción, mientras era sujetado por unos guardias de Pegasus que se habían acercado.

Joey estaba sujetado por sus dos amigos,. Mientras que sangre caía a raudales de su rostro que cubría toda la extensión marfilada de este... alguien los miraba con fascinación desde las sombras, pero pareció excitarse por la belleza de la sangre y el rostro de Wheeler… era una mezcla asquerosamente morbosa.

Kaiba hizo el amague de soltarse, pero la voz de Joey se escucho.

- Tranquilos solo fue un tropezón…- dijo llevándose la mano a la frente para saber de donde provenía la herida… y supo en ese momento que no era precisamente de su nariz o su frente, sino de algo más abajo que le dolía en el alma.

- Pero Joey este bastar….- Tristan no pudo terminar la frase, porque el rubio se levantaba y caminaba hasta la salida, diciendo adiós con la mano, para dirigirse al jardín aun con el rostro ensangrentado… la sombra que vigilaba aquella escena simplemente lo siguió, no podía perderse de semejante festín…..

Varias pinturas inmóviles, trataban de gritar como alertando a aquel joven rubio… más nadie se tomo el trabajo de escuchar…

Kaiba fue soltado por los guardias y bufo de desagrado, cuando el chibi simplemente lo miro por donde se había ido Joey – ... Sabes algo, no se para que te convencí de venir, la hubiera pasado mejor sin tu presencia, Seto- dijo Mokuba dándole la espalda a su hermano y caminando hasta donde estaba Yugi y compañía, que hablaban de manera muy fuerte sobre lo bastardo que se había comportado Kaiba.

El CEO no les dio importancia, alejándose del centro del salón y acercarse hasta una de las mesas donde las copas de champagne estaban, deseo perderse de esa reunión barata y escabrosa, pero la imagen de cierto niño rubio lo atormentaba con fijadez, deseo muchas cosas al ver la sangre que emanaba del rubio, pero su cuerpo deseaba esa sangre en otro lugar, cuando el recto del chico sangrara ante la fuerza de la penetración que el ocasionaba, suspiro cuando sintió su miembro erecto ante la sola idea mental de sentir la estrechez del cuerpo violado del rubio bajo su cuerpo, de unas amarras que estrangularan el movimiento de sus muñecas y una soga en el cuello blanquecino de aquel perro, una mordaza que no lo dejara gritar y unas lagrimas que adornaran ese bello rostro cuando él lo estuviera poseyendo a la fuerza, gimió suavemente mientras se alejaba hacia el jardín y allí masajear sin miedo a ser descubierto, su excitación terriblemente grande, ya imaginaba como gemiría de dolor Wheeler cuando el le abriera las piernas y de una sola estocada entrara en su cuerpo, imagino clavar sus dientes finos en su carne mientras sentía el brote de su sangre a raudales, imagino mover esas finas caderas a su antojo, mientras el rubio lo miraba con ira y dolor, humillación y odio, movió aun mas rápido su mano, cuando presencio en su preactiva imaginación los arañazos que otorgaba a ese torso de leche y aun más cuando sintió que se venia dentro de él, marcándole las entrañas y haciéndole doler internamente al descargar su semen cliente en sus mancilladas entrañas... con ese pensamiento se vino en la mano descargándose copiosamente, respirando con dificultad.

- Aaaahhhh...- gimió al sentir el producto de su imaginación en sus manos, verdaderamente ese amor enfermizo por el perro lo estaban volviendo loco, ya que no deseaba una entrega tranquila, sino una violación, que se le negara, que se le opusiera, que le gritara, mientras el cómo loco poseso obtenía de aquel cuerpo un producto de lascivia y lujuria, como deseaba ocultarlo en una mazmorra castigarlo diariamente durante el día mientras lo violaba en las noches, maldita obsesión de ser el dueño de todo lo que significaba Joseph Wheeler y eso incluía sus pesadillas.

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La noche recién empezaba, y ya habían tenido algo de acción. Miro su traje y algunas gotas de sangre se habían acomodado en su ropa mientras trataba de secarlas con una servilleta de papel. El maldito dueño de se había excedido con aquel golpe, aunque su irresponsable amigo fue el primero en reaccionar.

Nunca pensó que fueran a casi matarse, sé sabia el odio que tenían, las innumerables veces que habían terminado con golpes y rasguños en sus rostro y cuerpos, las veces que él y Tristan los habían separado o ellos mismo se habían metido en la contienda. No supo que hacer cuando la sangre salió del rostro del rubio amigo, y de la mirada de satisfacción de Kaiba por tal echo, sus ojos azules miraron con gracia, deseo y hasta satisfacción maligna por golpearlo. Un escalofrió recorrió por su espalda, mientras miraba el jardín y las estatuas del lugar.

Duke miraba por uno de los balcones hacia fuera, mientras que sentía a alguien a su lado – Que piensas?- pregunto la voz.

- Que quieres que piense… - suspiro desganado, pero sonriéndole a otro –esta batalla es imposible, Serenity jamás se decidirá por ninguno de los dos y únicamente nos considera sus amigos, así que supongo que esto se puede llamar empate técnico…- el de ojos verdes los cerro, mintiendo sobre el tema que realmente le preocupaba, pero pronto los abrió cuando sintió los suaves labios del chico castaño sobre si, las manos del moreno lo catapultaban, intento alejarse, pero algo dentro de él se le hizo imposible, necesitaba a ese hombre, así que correspondió el beso con pasión, enredando sus suaves manos por el cabello castaño, dejando que el otro de manera algo brusca acercara sus caderas de forma incesante.

- No sabes cuanto deseo poseerte Duke Deblin- murmuro el castaño tomándolo rudamente de los glúteos, haciendo que el chico dado soltara un gemido involuntario mitad dolor, mitad placer.

-Tris….- trato de murmurar cuando la lengua inquieta dejo su boca, pero las manos hábiles recorrieron sus piernas y una de ellas, maldita trepadora, entro en su pantalón, bajando morbosamente por su miembro.

- Quiero poseerte, penetrarte y ser el primero…verte sangrar- definitivamente, pensó Duke, este no era el mismo Tristan… y este lo estaba extasiando hasta el limite… al limite de sus fuerzas.

- No…- se quito como pudo, pero vio la sonrisa picara del otro… -estas tomado y …- de nuevo esos malditos labios, que lo llevaban a la tortura del éxtasis, pero de repente los besos y las caricias extralimitadas a su cuerpo cesaron – ... Que?- dijo medio abochornado, medio insatisfecho.

Tristan se quedo quieto mostrando a un rubio caminando, mientras que las sombras parecían querer engullirlo por completo.

-JOEYYYYYYYYY¡- grito Tristan pero fue imposible que el rubio le escuchara.

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Sintió como sus piernas eran separadas fuertemente y abrió sus hermosas orbes violetas tratando de saber a que se debía el cambio drástico de su cuerpo… pero solo vio sombras, trato de gritar, pero el agresor le coloco una especie de collar en el cuello… los picos filosos internos de aquel collar negro de cuero se entraban en su garganta y trato de safarse con ahínco, pero parecía estar a merced de un loco…

La sangre espesa y roja oscura viajaba por su cuello y se perdía entre sus hebras cenizas y los tendidos de la cama, el ardor era insufrible y sentía la quemazón de algo en su cuello, maldita sea… aquella sombra no tenia figura, solo se veía la sonrisa espeluznante de ese ser…

Dos lágrimas salieron de sus ojos, pero nada…. Solo silencio, él no podía gritar y su agresor no quería decir nada…

La sonrisa macabra fue lo que se escucho, sus manos delicadas fueron apresadas fuertemente contra algo, cuando miro hacia arriba pudo ver con horror, como había sangre corriendo como un rió de lava, por la cama… sangre que en definitiva, aun, no era la suya.

Sintió miedo y a su mente llego la figura estética de cierto albino de doble personalidad… sintió una lengua filosa y morbosa desprendiéndole los botones, como si de una serpiente se tratase…

Le dolía la garganta y la sangre que se iba de su cuerpo era demasiada.

- Aun no niño bonito… aun no…- susurro la sombra lujuriosa, sentándose sobre sus caderas y mostrándole un objeto redondo – ... mira mi regalo, el regalo de mi amo… para niño tan bonito…- susurro lamiéndole la boca. Marik abrió sus ojos grandemente al ver bien el objeto, era como un vibrador con la única diferencia que tenia unos picos afilados en su exterior.

- Mira bien pequeño egipcio…- dijo mirándolo a los ojos, por lo cual el pequeño lloro aun más… no veía nada, solo sombras y esa maldita sonrisa.

Le desgarro la ropa con ferocidad, dejándolo desnudo, pasando algo filoso por su cuerpo, tanto así que podía sentir como era desagarrada la piel suavemente y como si fuesen gotas de roció, la sangre caía en la perlada piel.

El pobre chico se retorcía como a bien podía del dolor… más miedo tuvo cuando sus piernas fueron separadas con dureza y aquel instrumento fue introducido con violencia, haciendo que Marik arqueara el cuerpo del dolor, aquel objeto, había desgarrado su esfínter, dejando ver sangre a raudales, complaciendo las sabanas con la sangre clara del egipcio.

Su recto estaba desecho y sus paredes internas fueron vil mente agujereadas, dejando que el músculo se desagarrara de forma cruel. El objeto en pocos minutos quedo hecho simplemente de sangre… la delicada y para sangre de Marik Ishtar… el dolor había sido quemante y profundo y por lo que podía sentir su captor aun no se saciaba, puesto que el miembro de aquel hombre fue introducido en su entrada, dañándolo de forma sádica, mientras que podía sentir de nuevo unas manos metálicas desgarrando su piel aun más, mientras el vaivén seguía dentro de su cuerpo.

Las pinturas se movieron ante la luz exánime de los candelabros que iluminaban la habitación, con un grito, el agresor acabo en las entrañas del pobre chico, haciéndole arder completamente….

- Delicioso…- escucho entre la oscuridad que le reinaba, como pudo el hombre salió del pequeño y lo beso con la mascara puesta – ... es un verdadero desperdicio…- dijo moviendo sus manos con rapidez y abriendo el cuerpo, desde la base del miembro hasta la altura del collar…. Vio como el corazón latía.

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Sus pasos pausados, agudos y despaciosos rodeaban suavemente la hierva suave por la cual estaba arrastrando su humanidad, se llevo las manos a su rostro ensangrentado, y limpio con agudo cuidad sus facciones solapadas, sintió algo cálido caer de sus ojos y rió un poco suave al comprobar que no era sangre, sino una traicionera lagrima la cual se había adentrado en sus ojos y cristalizado para huir por sus corneas, como odiaba esa vida, el no la pidió, él no deseba esa basura de vida, pero no tenia mas remedio que seguir con la farsa de su sonrisa calculada y meticulosa, de una mentira tan bien elaborada que nadie se daba cuenta de sus sentimientos ni dolores, cubrió con ambas manso su rostro pálido y cubierto por sangre, hasta que alguien lo abrazo por la espalda, pensó que era Yugi, tal vez Tristan, pero se sentía extrañamente diferente, como un olor penetrante a algo que desconocía, una mano pálida acaricio sus mechones rubios y unas uñas largas delinearon su rostro ensangrentado, unos ojos brillantes en la oscuridad lo hicieron perderse de tal manera que no sintió cuando las sombras y el frió se apoderaron de su cuerpo y lo levantaron en vilo, solo veía oscuridad en aquellas pupilas frías y siniestras, que convocaban el infierno de un alma atormentada, su sonrisa curva y con rastros de sangre, lo hizo sentir un escalofríos en toda la columna, el deseo de ser sangre en ese momento y de perderse en las memorias de aquella sombra infesta y con olor a muerte.

La sombra sonrió al ver el poco o nulo trabajo que le estaba ocasionando apoderarse del rubio de ojos castaños. Y sacando su lengua paso por sobre los labios manchados de sangre, degustando aquel sabor metálico que le proporcionaba.

-JOEYYYYYYYYY¡- escucho gritar de unos de los balcones del gran salón, y apenas se dio la vuelta, mirando con una sonrisa aquellos dos que con su mirada demostraba el impacto de su figura había causado.

- Mira pequeño cachorro, tus amigos te están saludando – dijo con una vos ronca y gruesa tomando uno de sus brazos y saludarlos como si fuera un muñeco.

Los ojos del rubio estaban algo apagados, y sabia que estaba en peligro, pero no podía moverse, aquel aroma, aquellos brazos y algo en su cabeza le decía que estaba todo controlado.

- Nos están esperando ... hermoso – dijo despacio mientras se giraba y emprendía el camino por uno de los senderos de aquel jardín, en dirección a la gran muralla de rosas.

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May caminaba tranquila o mejor dicho intranquila, estaba buscando al rubio, hoy tenia una sorpresa para el rubio, movió sus manos satisfecha mientras un frasquito pendía de sus dedos, un estimulante, le diría de beber el contenido de la botellita a Joey para que se acostaran juntos y poder hacerse del rubio, sabia las miradas malintencionadas de Kaiba, sabia que ese maldito estaba detrás de Joey desde que lo vio, ella leía a través de su deseo y su lujuria, ella lo había descubierto meses atrás, cuando sin querer se topo con una escena grotesca, sonrió al recordarlo, estaba en un antro a esos a los cuales acostumbraba a ir cuando vio que Kaiba estaba con un niño rubio, al principio creyó ver a Joey, pero no era Wheeler, era otro joven, Kaiba le había cubierto los ojos y lo vía amarrado aun poste mientras entraba una y otras vez, se veían claramente las marcas de látigos y mordidas, vio con obscenidad los rastros de semen en la boca del muchacho, el torso y el suelo, también sangre a raudales y la confirmación de sus sospechas fue cuando en medio del placer, Kaiba giro el nombre de Joey.

Pobre Kaiba, que pasaría si ella se hiciera de semejante trofeo antes que el ojiazul, y lo mejor cuanto le daría Kaiba por cederle a su "esposo" en las noches, cuanto ofrecería por noches de placer con su peor tortura, sonrió mas y de paso sintió la excitación malsana de querer ser observadora de aquello, sintió un placer embargante mientras entraba a una de las habitaciones y se recostaba, dejando ver su hermoso cuerpo sobre las sabanas satinadas ( Kaede: vomitare ) , se excito al pensar a Joey siendo penetrado por el ojiazul, esposado con señales de tortura, llevo una de sus manos por sus piernas, en definitiva seria un placer ver al bastardo de Kaiba disfrutando de Joey, porque ella sabia a la perfección que esa relación solo podía ser a la fuerza, se imaginaba gimiendo cuando viera el cuerpo de su amado rubio penetrado por un castaño, sus manos viajaron por los recónditos pliegues de su vestido mientras gemía con alevosía, se imaginaba las torturas que ese cuerpo pálido se vería sometido, si ese loco lastimaba a los jovencitos imaginándose el cuerpo del rubio¡como seria cuando tuviera a Joey, se sintió casi en el clímax y el solo pensamiento la hizo humedecer, quería ser observadora de eso, quería mirar como domaban a Joey, tal vez con el miembro erecto y grande de Kaiba o con algún objeto, tal vez un palo o un vibrador o con lo que e castaño tuviera a la mano... movió mas su mano entre su piel, sin saber que estaba siendo observada con algo de repulsión.

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Yami busco a Yugi que estaba bastante silencioso. Luego que el rubio se retirado, y los demás habían hablado pestes del sacerdote, se dispersaron para seguir con la reunión, aunque ya el ambiente había cambiado por el sucedo de esos dos.

Lo encontró casi en un rincón de aquel gran lugar, mirando la pista de baile, donde varios movían sus cuerpos con gracia, pero el pequeño tricolor no prestaba atención.

- Que te pasa mi Luz?- pregunto preocupado el faraón al ver tan pensativo a su adorado ikari.

- No lo se Yami, desde que llegamos aquí he tenido un mal presentimiento, siento que nos vigilan, no se - suspiro - tal vez sea paranoia - dijo recostando su frente en el hombro del mayor - ... además Kaiba, sabes como es él, pero esta vez se paso con dureza, Joey no merecía que lo trataran así, Yami, no se lo merecía - suspiro cansado, mientras que su compañero masajeaba su cabeza y su cintura con cuidado.

- Debes admitir que Joey también tuvo la culpa en golpearlo, si no hubiera reaccionado de esa forma tan ... impredecible mi primo Seth no hubiera contestado aquel golpe ... – el Faraón suspiro despacio, mientras trataba de memorizar en que ocasión había observado tanta emoción de parte de aquel antiguo sacerdote.

- Mi luz tranquilo, ya sabes como es Kaiba - suspiro dándole un besito el cuello mientras veía como hacia su aparición Pegasus en medio de la fiesta - ahora que querrá decirnos este loco - suspiro mientras soltaba a su pequeña obsesión.

Yugi le sonrió - Vamos a ver que quiere -le tendió la mano pequeña a Yami mientras este se la recibía encantado, la voz de Pegasus se escucho en el salón.

El anfitrión pedía por favor su atención, mientras que varias sirvientas aparecían alrededor.

- Amigos míos ... Hoy es un día de Festividad y de Amor ... – dijo con su vos tan calmada y empalagosa, mientras besaba una rosa – Por lo cual, haremos un pequeño juego ... – su vos salió algo infantil - ... En todo el castillo se han escondido ciertos corazones rojos como este ... – mostró uno de los que la muchacha mostraba, uno de tela, cartón y un gran lazo rojo – Cada uno tendrá una llave y con esa podrán abrir un pequeño cofre que deberán encontrar, son 10 cofres y 20 llaves mis amigos. Dentro de cada uno hay anillos, solo dos de oro y ocho de plata ... Un regalo de compromiso para las parejas ... – sonrió complaciente ante las caras de las muchachas – Ah media noche será largara esta emocionante caza del tesoro ... – su vos se hizo alegre, mientras todos aplaudían y daban su buen gusto para el entretenimiento en el día de San Valentín.

Pegasus hizo señas a las doncellas quienes desaparecieron por los costados, mientras luego se paseaba entre las personas, saludándolas y dándoles la mejor de la suerte para encontrar las llaves, cofres y anillos. Se acerco despacio ante la presencia de Yami, para luego sonreírle a Yugi.

- Espero que puedan conseguir algunos de los anillos ... Solo espero poder hacer hasta un casamiento aquí ... – dijo alegremente, haciendo sonrojar al mas pequeño.

- también lo espero, Pegasus ... – Yami hablo cortésmente, sonriéndole, mientras estrechaba su mano.

- Bien ... – sonrió ante las palabras, y observo de reojo hacia uno de los balcones – Espero que puedan lograrlo solo tienen hasta el amanecer ... – el pelimorado hizo una inclinación y se encamino hasta uno de los balcones.

Yami y Yugi se sonrieron, tomándose de las manos y de allí acercase a una de las sirvientas, querían ver como era aquel corazón rojo para poder encontrarlo sin confundirse.

... Por otra parte ...

Pegasus salió del gran salón, traspasando las puertas de cristal cerrándolas tras de si, para que ningún curioso o algo lo siguiera. Camino apresurado hasta la pareja que parecía estar en mal estado.

- Que les ha sucedido? – su vos salía preocupado, mientras trataba de sostener a Duke que parecía que se desmayaría.

- Alguien allí se llevo a Joey ...! – Tristan hablo rápidamente, mientras miraba la herida en el brazo de Duke – No se que paso, nosotros ... – se quedo con la frase en el aire. Luego miro al anfitrión, y miro a Duke - ... Se corto con el filo del jarrón de arcilla – murmuro despacio, ante el desconcierto de Pegasus.

- Amigo Tristan ...? - dijo despacio, para luego mirar al pelinegro – Que sucedió? – pregunto algo temeroso, ante cualquier comentario que pudieran hacer.

- Yo ... – el del zarcillo empezó a dudar – Me corte ...

- Pero por amor a Ra! Primero me dijeron que se habían llevado a Joey ...- su vos ya no era dulce ni tranquila, mas bien era con miedo – Y ahora me salen que se lastimo con el jarrón de piedra? - dijo señalando la mano de Duke que sangraba.

Amo muchachos se miraron desconcertados, como no entendiendo lo que aquel hombre de un solo ojo les decía. Uno de los guardias se acerco, ante aquella escena sospechosa, el cual Pegasus le ordeno aumentar la seguridad y que buscaran al rubio amigo.

Cuando el anfitrión se quedo solo, en aquella terraza, miro a su alrededor, como buscando algo. Un gran escalofrió recorrió su espalda, para luego volver al salón.

Lo que no se percato fue de una mirada lasciva entre las sombras ... sonreía satisfactoriamente.