-Flores-

Entré en la habitación y me quedé mirando el ramo de flores que estaba perfectamente arreglado y colocado en un jarrón en la mesa que había delante de mí. Habían pasado muchos años desde que yo discutía con mi madre por ese motivo. Flores.

Las pobres siempre tenían la culpa de todo. Me acerqué hasta el ramo, pensativa. En el pasado, yo no quería saber nada de ellas, prácticamente eran mi peor pesadilla porque era lo que mi madre quería que yo hiciera, quería que trabajase con ellas, que me dedicase al arreglo floral y dejase atrás el "deporte de hombres" como ella solía llamar al fútbol. Acerco el rostro a aquel ramo que mi madre ha confeccionado hace un rato y aspiro su delicioso olor. Flores.

Mi madre sale de la cocina y al verme sonríe. Desde hace un tiempo que estamos más unidas porque ha comprendido que puedo hacer ambas cosas, es decir, puedo disfrutar de un deporte y hacer arreglos florales. Sin embargo, eso lo vemos ahora, ahora que soy madre y que tengo una hija a la que le encanta el fútbol e irse a jugar con su padre hasta que rompe las zapatillas por todas partes. Y que a su vez, le gusta pasar tardes enteras con su abuela cortando las flores y poniéndolas en un determinado orden en un bonito florero, en un jarrón o en una maceta. Flores.

Cuando veo a mi hija comprendo que mi madre solo quería lo mejor para mí porque ser mujer y destacar en el fútbol era algo muy complicado pero... No puedo evitar pensar que tal vez tendría que haber luchado un poco por mi sueño de seguir jugando a ese deporte como ahora hace mi pequeña Aimi cada vez que la regaño por haber roto las zapatillas que le acababa de comprar o por haber perdido el balón de fútbol en el parque o como cuando la amenazo con prohibirle jugar si no se comporta bien. Cada vez que la amenazo de esa manera, ella me replica y en esos momentos me recuerdo a mí misma increpando a mi madre con todas mis fuerzas. Mi hija y yo no somos tan distintas pero hay una diferencia y ésa es la clave. Ella tiene el valor de su padre para luchar por sus sueños, cosa que yo jamás tuve.

Aimi entra como un torbellino en la casa, va sucia de barro de pies a cabeza con la pelota de fútbol entre las manos. Me da un beso y yo le lanzo una mirada de reproche pero ella la esquiva y va a saludar a su abuela mientras le dice que quiere arreglar un ramo para regalárselo a una amiga por su cumpleaños. Escucho la conversación pero le pierdo el hilo en cuanto unos brazos me rodean la cintura y unos labios me besan en la sien. Me vuelvo y veo a Tai ahí, pero él no me está mirando si no que está observando como mi madre le está diciendo a nuestra pequeña que la ayudará en cuanto se de un buen baño. Me apoyo contra Tai y él me abraza con más fuerza.

─Estoy muy orgulloso de nuestra pequeña.

─Yo también, Tai. Me alegro de que haya cogido tu valor para enfrentarse a quien sea para defender sus sueños.

─No digas eso. También ha cogido esa parte que tanto me gusta de ti, esa parte que se preocupa por los demás. Amor, Sora.

─Ojalá pudiera volver atrás...

─¿Porqué?

─Porque así tal vez las cosas hubieran sido distintas...

─Pues yo nunca hubiera deseado que fuesen de otra manera─. Miro a Tai y veo su enorme sonrisa─.Nuestra hija es nuestra perfecta combinación.

Miro a mi hija y sin querer una sonrisa se me dibuja en la cara, una sonrisa enorme. Al vernos mirándola ella se lanza a abrazarnos. Tai tiene razón, yo tampoco cambiaría esto por nada del mundo porque ahora tengo todo lo que quiero conmigo. Tai, mi madre, mi hija, flores y fútbol.


Pido permiso a Genee para copiarme el nombre de niña que siempre utiliza en sus fics es que me gusta mucho y me apetecía ponerlo :)

Espero que guste este pequeño fic salido del montón que tengo por arreglar, espero que déis vuestra opinión.

Un saludo.

Takari95