Notas al principio del Capitulo: Como prometí, una historia acerca de como transcurrió el embarazo de Chise. Precuela de "Pequeños Retos".

Ancient Magus Bride pertenece a Kore Yamazaki. Los Caracteres Originales presentados en esta historia son de mi autoria, y al igual que este relato, son hechos con fines de entretenimiento, sin lucro.


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Nuevos Desafíos

Capítulo 1

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El choque de los botines contra el piso le delataba. Chise caminaba de un lado a otro, repasando una y otra vez las palabras con las que daría la noticia a su esposo.

–Elías, yo…Otra vez –Aclaró su voz –Elías vamos a…No suena bien –Se detuvo cerca de la puerta de la biblioteca, donde el mago de las espinas disfrutaba de la hora de la lectura.

–No es tan difícil Chise –Ruth la miraba caminar por todos lados, sintiéndose un poco mareado –Pienso que apreciará que le des la noticia pronto de que estás embara…-No pudo continuar porque Chise cubrió su hocico rápidamente.

–Shhh…Por favor –La chica suspiró nerviosa –No es tan fácil –Un dejo de melancolía le abandonó, pensando que hubiese sido mejor no haber ido a la Guarida de Dragones para que Lindel reparara su bastón. De no haberlo hecho, el guardián no hubiese detectado su estado de gravidez. Aun recordaba como si fuese ayer aquel día, aquellas palabras –Elías probablemente se enojaría, después de todo, se trata de un niño el que viene en camino –Murmuró Chise.

–Te preocupas demasiado –Ruth adquirió su forma humana –Si no quieres hacerlo, se lo diré yo –El chico caminó hacia la entrada de la biblioteca.

-¡Ruth! ¡No! –La chica prácticamente saltó sobre él, agarrando a su familiar por la camisa –Soy yo quien debo decirle a Elías –El forcejeo accidentalmente les hizo caer al suelo tanto a Chise como a Ruth, ocasionando un notable estruendo, mismo que alertó al Mago de las Espinas, lo cual hizo que se levantara y se acercara donde, efectivamente, su esposa y el familiar de esta, yacían en el suelo.

– ¿Qué me dirán? –El mago preguntó con intriga, esperando una respuesta.

– ¿Ves lo que hiciste? Pudiste haberte lastimado a ti y al…

– ¡Ruth! ¡Calla! –Chise alzó su voz de una forma que los sorprendió a ambos, pero sobre todo a ella misma, quien cubrió rápidamente su boca –Perdóname Ruth…No era mi intención –Ella misma se encontraba sorprendida de aquel comportamiento, posiblemente era a causa de su recién embarazo.

–Chise ¿Qué sucede? –Elías preguntó.

La voz firme de Elías de alguna manera le otorgó tranquilidad a la joven, confirmándole lo que tanto Lindel como Ruth le decían acerca de Elías y su posible reacción al saber la noticia de su pronta paternidad. De eso se trataba la confianza. Era ahora o nunca y Chise lo confirmó.

–Elías –Chise tomó aire –Tengo algo que decir –Cerró sus ojos por un momento, hasta adquirir nuevamente la confianza, después de todo, de eso se trataba para ellos. Era la esposa de Elías y tarde o temprano sucedería. Aun así, si el rechazo de parte de su esposo fuese una posibilidad, algo que evaluó al recordar que él no era afecto a los niños, no importaba, porque Chise no era la misma jovencita de hacía algunos años. Era más fuerte cada día, sabía cómo usar la magia, y tendría lo que siempre quiso. Serían una familia completa.

–Estoy…Estamos esperando… –Sintió que su respiración se cortaba de momentos, así que reunió las fuerzas posibles antes de proseguir – ¡Tendremos un hijo!

Finalmente estaba listo. Las palabras eran dichas y el silencio le precedió. Elías aproximó su mano a la de su esposa y le ayudó a incorporarse.

–Chise, ¿Desde cuándo lo sabes? –Preguntó Elías con suavidad en su voz.

–Desde hace una semana –Chise desvió su mirada.

–Se lo dijo el guardián de la Guarida de los Dragones –Murmuró Ruth.

–Típico de ese anciano –No iba a mentir, Elías sentía incomodidad al saber que su mentor y no el, supo acerca del embarazo de Chise.

–Fue un accidente –Agregó la joven –Estando allá, comencé a sentirme mal y me desmayé –Nuevamente, la preocupación le invadía.

–Eso no importa ahora –Elías tomó en sus brazos a su esposa, cargándola –Tenemos preparativos que hacer –Detrás de aquella voz, Chise supo que Elías estaba feliz por la noticia –Le diré a Silky que prepare algo de té para ti. También deberás comer más –Caminó junto a ella en brazos, hasta que se detuvo –Espera, no es la postura adecuada para ti –Acomodó el pequeño cuerpo de su esposa, cargándola como en aquella ocasión de su boda, al estilo tradicional –Desde ahora será mejor que descanses, y reduzcas tus actividades en el jardín, no queremos que te arriesgues.

–Si…–Chise respondió a la lista de indicaciones que el futuro padre daba. Ruth les seguía, pensando también en los cambios que deparaban a ambos.

Con el pasar de algunas semanas, las náuseas y los desmayos frecuentes seguían presentándose con regularidad. Sin embargo, Shannon se encargó de hacer visitas frecuentes a Chise, verificando su constante cambio físico y hormonal.

–Gracias por venir –Una Chise ruborizada miraba hacia la ventana, mientras su doctora de cabecera terminaba de hacer el chequeo rutinario.

–Descuida, no es problema –Shannon guardó sus implementos –Este no suele ser un caso común –Hizo una pausa –No todos los días un Slay Vega tiene éxito en la concepción, sobre todo si el padre es una criatura poco común como lo es Ainsworth.

Aquellas palabras causaron un profundo silencio en la habitación. Para Chise, era como si Shannon hubiese pensado lo mismo que ella. No era común el nacimiento de un hibrido entre un ser humano y un ser como Elías. También había el riesgo de peligros durante el desarrollo del bebé, puesto que al final, Chise era una Slay Vega que apenas había logrado, después de los 20 años, controlar su propia magia, además de sobrevivir por mucho más tiempo de lo estimado.

Pensó también en el hecho de que el niño pudiese parecerse a Elías, y eso implicaba un método de dar a luz completamente distinto.

-Shannon –Chise no sabía cómo preguntarlo -¿Crees que necesite de una…Cesárea? –Quería que la tierra se la tragara, que un dragón se la llevara en el hocico, que las hadas la arrastraran a su tierra, o que incluso Cartaphilus la secuestrara. Ahora la joven se encontraba arrepentida de hacer aquella pregunta.

–No lo veo necesario –Shannon acarició los cabellos de la chica –Tu cuerpo es pequeño, pero aun así veo tus caderas aptas para permitir la salida del bebé –Le obsequió una sonrisa –Es muy pronto para ver su desarrollo, pero estoy segura que con los cuidados que se te brinda todo saldrá bien. Sin embargo, durante los próximos meses tu hijo absorberá gran parte de tu magia, por lo que debes de ser cuidadosa y no dejar que te drene por completo, o de lo contrario ambos correrán peligro.

Aquello puso en alerta a Chise, pero antes de que pudiese decir algo, Silky apareció con un juego de té y pastelillos para ambas damas. Shannon comió con agrado, Chise también lo hizo, con algo de desgano. Lo último le hizo pensar en lo primero que hablaría con Elías al llegar. Tal vez Angélica podría hacer un dispositivo para controlar y canalizar su magia.

Fue cuestión de horas para que Elías, aun en su forma humana regresara, encontrándose con Chise entretenida en la lectura mientras Ruth calentaba sus descalzos pies. Silky preparaba la cena.

–Chise, ¿Cómo estuvo la revisión médica? –Preguntó Elías. En sus manos sostenía un par de cajas de tamaño mediano.

–Shannon encontró todo bien, pero…Dijo algo respecto al bebé absorbiendo la magia.

–A propósito, le pedí a Angélica algo que te será útil –Desempacó una de las cajas, dejando ver una hermosa cadena que ornamentaba el cuerpo, bañada en plata y con pedrería de jade –Angélica lo ha hecho a tu medida. Permitirá distribuir la magia de forma equitativa, otorgando al niño la cantidad necesaria sin afectarte.

Chise observó el ornamento. Era hermoso a pesar evocar algo de sensualidad. Quizás a una Leanan Sidhe podría quedarle perfectamente. Supuso que era la mejor manera de llevar a cabo el sano desarrollo de su parto.

–También he traído algunos dulces de una pastelería reconocida en Londres. Pensé que te gustarían –En la otra cajita, en efecto, había varios pastelitos preciosamente decorados con vivos colores, similares a aquellos que había visto en Japón. Provocativos a la vista, tomó uno, pero antes de morderlo, Ruth le observaba fijamente. Decidió sacrificar ese primer postre por el bien de su familiar, repartiendo uno a Silky y otro a su esposo, quien estaba sentado a su lado.

–Gracias –El rostro de la pelirroja tenía un encantador rubor, al saberse consentida por Elías, quien dejó una mano en su vientre, cual otorgándole calor a su pequeño. El pequeño que tendría en común con Chise.

–Una lectura interesante, ¿De qué se trata? –Preguntó Elías, observando el libro que Chise leía.

–¿Este? –Entrecerró el libro, empastado en verde y con hermosos brocados –Se llama "El Jardín Secreto" –Sus dedos palparon la cubierta –Fue un obsequio de Simon.

–Parece ser la lectura ideal para el desarrollo –Respondió Elías, ahora en su forma habitual.

–Lo es –Chise asintió levemente, antes de sentir arcadas y cubrir su rostro.

–¿Qué sucede, Chise? –Ruth se incorporó de inmediato.

–Los pasteles, me han caído mal –Chise apenas respondió, corriendo de inmediato al baño, a fin de evitar un desastre mayor.

Este acto dejó a Elías pensativo, quien observó con detalle el libro que su esposa leía, pensando en el clérigo que atendía a la naturaleza que mostraba, indiferentemente de su relación distante e incómoda. Sin embargo, Simon, siendo un hombre en extremo fiel a su celibato, desconocía las formas que adquiría una dama en su pleno embarazo, pese a que a él acudían varias pueblerinas en búsqueda de consejos, y el, abnegado, siempre tenía un obsequio para ellas, una taza de té, un libro, una oración y en algunos casos un refugio en la habitación de huéspedes en aquellos casos en que las figuras paternas resultaban ser violentas y un riesgo para la vida de la madre y el pequeño. Simon conocía un poco más allá de lo habitual, sin embargo, era normal que el embarazo de Chise le preocupara de sobremanera en cuanto el mismo comenzó a notarse gracias a sus síntomas.

–Estoy bien Simon –Chise respondía a la preocupación del párroco –Silky cuida de mi alimentación y Ruth de que no me caiga.

-¿Qué hay de Elías? Sabes que la Iglesia tendrá las puertas abiertas para ti y para tu hijo –Simón nuevamente hacía aquel ofrecimiento, preocupado de que la vida de madre e hijo pudiese correr peligro.

–Elías cuida muy bien de mi –Chise negó con su cabeza al ofrecimiento –Agradezco tu preocupación, pero no tengo nada que temer –Acarició el vientre que comenzaba a verse abultado debajo del vestido de algodón –Veo mi vida y nunca pensé que tendría una familia como la que Elías me dio, y ahora siento que una pieza de mi está completa –La joven sonreía con la ternura de una madre, misma que logró convencer a Simon por aquel día, quizás por varios meses.

–Entiendo –Se incorporó de su asiento –Debo retirarme. Dejaré los libros que he traído en esta mesa.

–Sí, gracias de nuevo –Pronunció la joven.

–Otra cosa –Agregó Simon.

–Sí, dime –Chise respondió.

–¿Podrías decirle a tu familiar que no me gruña al pasar la puerta? No tengo buenas experiencias con los perros desde niño.

A la puerta de la sala, permanecía Ruth vigilando de cerca al parroco. Era amable con Chise, pero no podía confiarse del todo.

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Con el pasar de las semanas, el vientre de Chise comenzaba a notarse, y con ello, la ropa que habitualmente usaba dejaba de servirle. Aquello implicaba un cambio en su forma de vestir, ya que los pantalones comunes le causaban presión, lo cual empezaba a limitar sus opciones de vestimenta. Chise no solía usar vestidos, pero aquellos que Silky hacía para ella resultaban ser más cómodos y prácticos para ella en su actual estado. Pero eso no significaba que se sintiera a gusto con vestimentas tan femeninas.

–No tiene nada de malo que te veas como una madre de vez en cuando –Fueron las palabras de Alice en aquella tarde en que, junto a Charlotte, la pequeña hija de Renfred, visitaron a Chise.

–No es útil para correr o caminar rápido al menos –Chise comía una de las tantas galletas que su amiga trajo desde la ciudad.

–No querrás correr en un par de meses más, eso es lo que he leído en este libro –Alice le mostró el mencionado texto sobre el embarazo que había traído para su amiga – ¡Charlotte! ¿Qué te he dicho sobre tocar objetos que están en otras casas? –Prácticamente alzó su voz, haciendo paralizar a la niña.

–Que no lo haga –Respondió con vocecita triste la pequeña de cabellos negros y alborotados, acercándose a su protectora.

–Ven acá –La rubia suspiró, atrayendo a su hija –Es así como nos manipula a su padre y a mí –Peinó con sus dedos el cabello de la niña –Es la razón por la que siempre tiene caramelos en su bolsillo. Por eso debes tener cuidado de no consentir demasiado a tu hijo, o se convertirá en un enemigo que conoce tus puntos débiles.

–Parece que se porta bien a pesar de lo que dices –Chise no lo negaba, le causaba ternura ver a su amiga al pendiente de aquella niña. Se preguntó si sería similar con su futuro hijo.

–Para nada, no dejes que su rostro de buena te engañe –Pellizcó con suavidad ambas mejillas de su niña, quien reía y disfrutaba de las caras que le hacía la rubia –Llevarla a la universidad es una pesadilla, corriendo de un lado al otro y escondiendo cosas. El otro día tomó las gafas de Adolf mientras dormía y las dejó caer en el inodoro –Reía con ese recuerdo –El único al que no le afectan sus bromas es a Tory. Ambos son hiperactivos al final de cuentas.

Ante aquellas palabras, Chise reía. Le pareció saber que Alice disfrutaba de cuidar a alguien más aparte de Renfred. Se preguntó si su pequeño sería más unido a ella, o quizás su vínculo con Elías sería más fuerte. Últimamente sus pensamientos eran más frecuentes y le llenaban de dudas e inseguridad, provocando que sus ánimos decayesen.

–Alice, ¿Crees que yo sea una buena madre? –Chise preguntó al ver como Alice seguía con su mirada a la pequeña Charlotte, que iba en dirección hacia Ruth para jugar con su enorme y alargada cola. El perro se dejaba manejar por la niña con toda la paciencia del mundo.

–Se parece al pelo de papá –Reía la niña, que acariciaba ahora el hocico del familiar de Chise.

–Lo serás, de eso estoy segura –La voz de Alice se suavizó –No eres como el resto de las personas, y te he visto con las criaturas, sé que cuidaras muy bien de tu hijo – Hizo una pausa –Cuando lo sostengas olvidaras el mundo a tu alrededor y solo existirá esa vida que has creado. Es una razón para continuar –Exhaló –O es lo que he leído en este libro.

–Pensé que se trataba de experiencia personal –Indagó Chise.

–Mi caso con Charlotte es diferente –Alice se incorpora –Los recuerdos que tengo son de mi padre y no sé cómo es la figura de una madre, pero sé que tú serás mejor que yo en esto.

Chise bajó su rostro, acariciando su vientre.

–Ten cuidado con las emociones, o te afectaran más de lo normal –Alice tomó la mano de su amiga –Todo es por efecto de las hormonas, recuérdalo –Se incorporó –Es tarde, Charlotte debe dormir temprano y tengo trabajo que hacer –Miró en dirección a la niña –Charlotte, despídete y da las gracias al perro, nos vamos.

–¡Si! –La pequeña de cinco años abandonó las orejas de Ruth y corrió hacia Alice, sonriendo a Chise, quien acarició sus cabellos.

–Nos vemos Chise –El tono de voz de Alice se suavizó, mientras tomaba de la mano a la sonriente y enérgica niña.

–Adiós –Charlotte movió su manita rápidamente, despidiéndose de Chise.

–Adiós –Chise sonreía a ambas, mientras Silky dejaba una pequeña caja envuelta en un pañuelo en la mano libre de Alice, un pequeño obsequio de agradecimiento por la visita otorgada a la Señora de la casa.

Tras marcharse, Chise ojeó el libro, más la nostalgia y los recuerdos de su madre encinta invadieron su mente. Ruth dejó caer su cabeza en el regazo de Chise.

–Tus emociones están revueltas. Será mejor que descanses por hoy, antes de que las hormonas te desequilibren –La voz de Ruth era de consejo.

–Si –Chise cerró el libro y se incorporó.

–Espera –Ruth tomó su forma humana rápidamente –Te llevaré hasta la habitación.

–No es necesario Ruth, gracias –Sonreía con ternura a lo más cercano que tenía a un hermano mayor.

Fuertes pasos se escucharon en la sala y antes de que pudiesen notarlo, los brazos de Elías acunaban a Chise.

–Es hora de descansar –La voz confiada de Elías hizo ruborizarse a la chica, quien se dejó llevar en silencio hasta la habitación que compartía con su esposo, el cual la depositó con cuidado en la cama.

–Espera, ¿Que harás? –Preguntó Chise al ver que Elías dejaba caer su cabeza sobre el vientre de su amada, haciéndola sonrojarse.

–Es curioso –Podía escucharse el buen humor en la masculina voz del mago –Nunca había visto de cerca el crecimiento de un humano en el vientre de su madre.

Chise asintió, acariciando la cabeza de su esposo.

–¿Puedes escuchar los latidos de su corazón? –Preguntó Chise.

–Puedo intentarlo –Elías hizo un breve silencio, tras el cual abrió su mandíbula.

–¿Lo escuchas? –Chise quería saber los detalles de aquel momento. Deseaba saber lo que expresaba su esposo al escuchar los latidos del pequeño de ambos que se formaba en ella.

–No sé cómo describirlo –El entusiasmo casi infantil en la firme voz del mago de las espinas resonaba en la habitación –Escucharlo provoca una emoción diferente a la que me ha causado algún otro sonido.

Aquella era la respuesta que Chise buscaba, la que disipaba parte de su preocupación. El tiempo pasó alrededor de ellos, pero era como si se hubiese detenido en aquella simple fracción. Aquel era un lazo irrompible y un momento único en donde un nuevo vinculo era creado, uno surgido a través del amor que nació entre dos seres que nunca pensaron en encontrar mutuamente aquello que desconocieron en sus vidas mucho antes de conocerse.

Ahora solo el tiempo diría la forma en que ese vínculo se haría más fuerte.

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Notas Al final del Capitulo: Hola! Como ven, esta es la precuela de "Pequeños Retos" la cual estimo será de dos capítulos. Sé que no detallaré mucho en temas que aun desconozco, como lo es el embarazo. De hecho tengo en marcadores del navegador temas que hablan sobre etapas del embarazo. Sería chistoso que quien los encontrase pensara que soy yo quien espero. ¿Me creerán si les digo que es para una historia?

Respecto a Alice y Charlotte, es una historia que desarrollaré más adelante, la cual si, tendrá resultados románticos, por lo que no se preocupen los fans de Renfred x Alice.

Sé que debo el segundo capítulo de "Pequeños Retos" pero es que me pidieron el tema del embarazo y además, es una cosa de lo más dulce.

Espero sea de su agrado. Los reviews siempre son bienvenidos, y sirven como un combustible para trabajar.

Espero que tengan una feliz semana.