INUYASHA NO NOS PERTENECE. ESTE FANFIC HA SIDO REALIZADO POR LAS CHICAS DEL GAZZIERO GUMI PARA CELEBRAR EL CUMPLEAÑOS DE ANALÚ (SOYEFIMERA).
SI QUIERES UNIRTE AL GRUPO SÓLO DEBES AGREGAR A CLAUDIA GAZZIERO A FACEBOOK (SU PERFIL ESTÁ EN SU PROFILE.
¡ESTAREMOS ENCANTADAS DE CONOCER MÁS GENTE!
¡ANALÚ, ESPERAMOS QUE LO DISFRUTES!
No había duda. Estaba embarazada. Kagome Higurashi estaba embarazada del primer hijo de Inuyasha. Tragó saliva nerviosa y sin poder creerlo. ¡Estaba embarazada! ¡Por Dios, iba a tener un hijo con Inuyasha!
EL PRIMOGÉNITO DE INUYASHA
Por: Gazziero Gumi
Claudia Gazziero. Primer mes. "La Noticia".
No había duda. Estaba embarazada. Kagome Higurashi estaba embarazada del primer hijo de Inuyasha. Tragó saliva nerviosa y sin poder creerlo. ¡Estaba embarazada! ¡Por Dios, iba a tener un hijo con Inuyasha!
Quiso salir corriendo de la cabaña y gritarlo a los cuatro vientos, pero luego recordó que Inuyasha había salido de la aldea junto con Miroku, y no volvería hasta la noche.
Obviamente, Kagome era una inexperta en esas materias, de hecho había asistido poco o nada a sus clases de biología y no recordaba nada sobre los cuidados durante el embarazo. Maldijo a Inuyasha por haber sido el causante de sus inasistencias a la escuela, ¡y aún más por haberla embarazado!
Quizás, ya estaba comenzando a ser víctima de los famosos cambios de humor que acompañaban al embarazo, ya que primero se sintió feliz, pero luego, no pudo evitar molestarse con Inuyasha.
¡Claro! Él la había tomado cada noche sin preocuparse mucho por las consecuencias! Y ella sólo tenía dieciocho años… Probablemente, las chicas en su época recién entraban a la Universidad y comenzaban su vida.
Bueno, tampoco era como si era el final de su vida, pero era diferente. Muy diferente a como siempre lo había imaginado. Aunque de pequeña, no tenía cómo imaginar que un viaje en el tiempo cambiaría su corazón y acabaría quinientos años en el pasado junto a un hombre mitad bestia al que amaba mucho más que a su época, su familia y todo lo que el futuro significaba.
Suspiró resignada. Aunque pensara en los pormenores una y otra vez, la verdad era que estaba feliz. Iba a darle un hijo a Inuyasha, un bebé que junto a ella, no permitiría jamás que él volviera a sentirse solo jamás.
—Anciana Kaede, creo que saldré a tomar aire un momento… —Murmuró con la voz apenas audible y aún pasmada.
—Está bien, hija… No pienses demasiado, un bebé siempre es una alegría para sus padres. Inuyasha estará feliz. —La animó la sacerdotisa reteniendo una lágrima. Kagome estaba cumpliendo todos los sueños de su difunta hermana. Sintió lástima por ella, y su truncada suerte, pero también se sentía bien por Kagome. Después de todo, ella era su reencarnación, y una chica muy noble que merecía la felicidad de ser madre.
Como no había nadie en la aldea, y necesitaba imperantemente gritar y contar a todo el mundo la buena nueva, corrió hasta la cabaña de Sango y entró en ella sin detenerse a anunciar su llegada.
—¡Sango, Sango! ¿Puedes creerlo? ¡Estoy embarazada! —Vociferó sin control adentro.
—¡Kagome, despertaste a las niñas! Están durmiendo su siesta de… ¿Qué? —No se había percatado al instante hasta que puso real atención a las palabras de la azabache—. ¿¡Estás embarazada!? ¿Cómo?
Kagome rió. ¡Era obvio cómo! —Bueno, Inuyasha y yo… —Se sonrojó.
Sango estalló en carcajadas y una lágrima alegre calló por su mejilla. —¡Eso ya lo sé, cuéntame cómo lo supiste!
—La anciana Kaede lo confirmó hoy. Lo sospechaba desde hace unas semanas, pero… ¡Ahora está confirmado!
Sango se abalanzó sobre su amiga. No podía negarlo, ¡estaba feliz! Al fin su amiga y el malhumorado hanyou se convertirían en una verdadera familia.
—¡Tenemos que celebrar! Hay que preparar una cena para cuando lleguen los muchachos! ¿Cómo se lo dirás? Tiene que ser emocionante… ¿has pensado algo? ¿Cómo crees que reaccionará Inuyasha? ¡Oh Dios, estoy tan emocionada! Estoy segura de que saltará de alegría. Ya no podrás andar saltando por los árboles sobre su espalda, Kagome. ¿Oíste? No te dejaré, tampoco puedes andar de pueblo en pueblo curando a las personas, puedes contagiarte cualquier enfermedad. También debes preparar las cosas para el bebe. Creo que tengo una que otra cosa que te servirá de los niños. ¡Cielos, es tan inesperado! Pensé que y tú e Inuyasha… ya sabes. Él es un poco tímido, creí que le tomaría más tiempo dar el primer paso. ¿Cuándo sucedió? ¿Cómo? ¿Fue bueno contigo? ¡Porque si fue brusco jamás se lo perdonaré!
Kagome observaba a Sango con la boca abierta. ¿Cómo era posible que tantas cosas vinieran a su mente? Quizás, era porque ella aún no lo asimilaba. —Él fue bueno, Sango… —Sonrió tímidamente—. Creo que en verdad me ama.
—¡Por supuesto que sí! No sabes cuánto sufrió cuando no estuviste…
Kagome lo sabía, pero por más que lo escuchara, le gustaba escucharlo de nuevo. Él la amaba, había sufrido por ella, la había esperado. No se había marchado y tampoco había caído. Su Inuyasha había sido fuerte todos esos años, con la esperanza de ella.
Sonrió.
En la noche, cuando los muchachos llegaron, Sango le aconsejó darle la noticia a solas. Saludó a Miroku con una mirada cómplice y Miroku comprendió de inmediato que ella quería tiempo a solas con Inuyasha. Después de todo, su mente no era muy inocente que digamos.
—Inuyasha… —Se acercó tímidamente a él. Tomó su mano y se encaminó hasta el lago—. ¿Sabes por qué te traje hasta aquí?
Él la observó profundamente. No sabía, pero lo sospechaba. —No estoy seguro…
Kagome tomó sus mano y la llevó hasta su bajo vientre. Miró sus pupilas dilatas y con una sonrisa le mostró todos sus dientes—. Tengo a tu hijo dentro de mí.
Inuyasha quedó pasmado. Sabía que aquello podía suceder, y lo estaba esperando fervientemente, pero nunca había pensado en lo que sucedería cuando de verdad llegara, ni en cómo reaccionaría. Era nuevo para él, al igual que lo había sido su primera vez y su primer beso con Kagome.
—¿Estás segura? —Musitó asustado.
—¿Estás dudando de mí? ¿Quieres sentarte? —Rió Kagome con una carcajada—. ¡Estoy embarazada! Tengo un mes…
De repente, se encontró en los brazos de Inuyasha y girando por la verde ladera. Sintió la calidez de Inuyasha, su cuerpo y su olor. Quería a ese hombre tanto tanto que quería darle aquel hijo y más.
No había duda, ella era la mujer de Inuyasha, y la madre de sus hijos.
El resto de las dudas, se habían ido con aquel abrazo.
CONTINUARÁ...
¿Y? Les gustó? Esperamos que lo hayan difrutado y estén atentos a los siguientes meses! Cada mes será narrado por una autora diferente! No se lo pueden perder.
¿Reviews?
Muchos saludos a todas!
02/01/2014
