Disclaimer:
Los personajes, trama y detalles originales de Inuyasha son propiedad de Rumiko Takahashi, Shōgakukan y Shōnen Sunday (manga), Masashi Ikeda, Yasunao Aoki, Sunrise, Yomiuri TV y Nippon TV (anime).
Advertencias:
Basado en la obra del anime, influencias del manga.
Dedicatorias:
Para todas las fans de Shippō.
Celos
Estaba consciente de que iba a suceder tarde o temprano, como algo perfectamente natural. Y lo sabía desde mucho antes de que ellos siquiera se lo hubieran imaginado, y no precisamente por alguna clase de poder adivinatorio, sino como suposición simple de un espectador del comportamiento de ambos.
Sabía también que eso que sentía era de lo peor ya que, en su calidad de amigo, eso rayaba en lo absurdo y egoísta, pero aún así no podía evitar el sentirlo. Tan simple como cuando tenía frío o le daba de lleno un golpe de calor, como cuando se quedaba sin fuerzas por usar todos sus poderes o estaba regocijado y feliz con el estómago lleno, como cuando Inuyasha lo golpeaba en cabeza o una dulce caricia de Kagome lo dejaba dormir tranquilo. Así como así lo sentía.
Los labios le temblaban y los ojos le estaban dando escozor en clara señal de llanto, las manos las sentía torpes y frías, el corazón se le estaba desbocando del pecho por la fuerza con la que bombeaba la sangre mientras su estómago se oprimía. Tenía tentado el impulso para saltarles encima y quitárselos, pero eso era ridículo, además de que no había razón lógica para hacerlo y no iba a hacerlo.
Se quedó en su sitio por lo que le pareció un largo rato, completamente quieto sin saber exactamente qué hacer, tenía muchas cosas en mente pero ninguna era justamente muy amable, así que la opción más inteligente era quedarse donde estaba, haciendo nada.
Una nube de voces internas le envolvió la mente para reprenderlo por su actitud inmadura, se suponía que ya se había hecho a la idea y a fuerza de auto convencimiento casi lograba convencerse de que no le sucedería a él, porque esas reacciones eran propias de los humanos pero no de los kitsunes.
Sintió algo en su garganta.
A cada momento que pasaba y la ola de atenciones lo dejaba al margen de la situación sin poder moverse, y solo mirando la escena que acontecía frente a sus ojos, el sentimiento que albergaba era más fuerte.
Estaba celoso.
Lo reconocía descaradamente para sus adentros y no había forma alguna de negarlo porque resultaba que si bien lo querían, no había lazos de sangre que lo uniera a ellos de una forma más estrecha.
Al rato levantó las manos tentado a enjuagarse las lágrimas que querían escapar de sus ojos, delatando lo infantil de su condición, pero se abstuvo de hacerlo y solo levantó la cabeza encontrándose entonces con unos ojos dorados que lo miraban con cierto aire de desconcierto.
— ¿Y bien, enano? — preguntó Inuyasha sonriéndole con burla; — ¿No vas a saludar a tu hermana?
De todas la personas que estaban en la habitación, era de la última que habría pensado escuchar la frase más extrañamente reconfortante que le pudieran decir en ese momento.
Solo sonrió mostrando sus pequeños colmillos y saltando llegó hasta donde Kagome se encontraba sosteniendo entre sus brazos un pequeño bulto rosado.
La tensión desapareció, el ambiente era cálido y reconfortante, lo sabía, estaba con su familia.
Comentarios y aclaraciones:
Con la novedad de estoy viva y traigo este minúsculo aporte al fandom de Inuyasha que llegó mientras esperaba a la musa que se encarga de mis fics largos de Naruto (Sí, soy culpable de la sobrepoblación en ese fandom)
Espero que no sea de su desagrado.
¡Gracias por leer!
