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Se dirigía a paso firme encaminada al pozo que unía ambas épocas, mientras maldecía cierto nombre por lo bajo. Estaba tremenda mente furiosa. Tanto que de sus ojos castaños parecían salir llamar. No quería pasar ni un solo momento más en ese lugar, apuró el paso para llegar rápidamente a su destino. A lo lejos pudo observar entre los arboles por fin el objeto que la conectaba con su hogar. Sintió un ruido que la hizo detenerse en seco, era una presencia que se dirigía rápidamente hacia ella, no necesitaba agudizar mucho sus sentidos para saber de quién se trataba. Menos cuando los gritos de aquel enfurecido sujeto llegaron a sus oídos.
— ¡Kagome!, maldita, ¿Piensas huir de mi verdad?— Grito Inuyasha eufórico, dirigiéndose rápidamente hacia ella dando saltos.
Le bastaron dos Zancadas para estar frente a la Miko. La sujeto fuertemente por el brazo, sin llegar a hacerle daño, haciendo que el costado de su cuerpo se pegara un poco a él. Estaba loca esa mujer si pensaba que se iría tan fácilmente después de haberlo hecho comer tierra, lo iba a escuchar.
— ¡Quítame las manos de encima Inuyasha!, no tengo porque pedirte permiso para volver a mi casa — Gritó mientras forcejeaba para soltarse de aquel agarre, en ese momento no quería ni verle la cara. Al parecer aun no se enteraba de quien era Kagome Higurashi, y se iría. ¡Oh si!, ella regresaría a su casa aunque tuviera que estampar la cara del Hanyou en la tierra del Sengoku Jidai mil veces.
— ¡Estás loca si piensas largarte Kagome, no lo permitiré! — Bufo el hanyou manteniendo la presión en su brazo y mirándola directamente a los ojos, con el seño fruncido.
— ¿Quién demonios te crees que eres?, — Le grito la muchacha— ¡No tienes ningún derecho para prohibirme nada! — Exclamo al mismo tiempo que se soltaba del agarre del Hanyou.
— Kagome…—Gruño el Hanyou que parecía querer estallar en cualquier momento, ¿Qué se creía esta mujer?, estaba dispuesto incluso a cargarla en sus brazos y llevársela de ahí con tal de evitar que cruzara por el pozo.
— ¡Osuwari! — El Hanyou cayó inmediatamente al suelo, quedando estampado, ante la mirada furiosa de la Miko, quien comenzó a caminar a paso rápido en dirección al pozo, llego al borde de este, al mismo tiempo que el hechizo dejo de hacer su efecto, y mientras el Hanyou se levantaba mirándola furioso exclamo, — Escúchame bien Inuyasha. Me iré a mi casa y por tu bien, espero que no me sigas, o no respondo. ¡Vuelvo en tres días!
— ¡Maldita seas Kagome! — Grito el furioso Hanyou mientras la veía desaparecer dentro del pozo — ¡Ni creas que te esperaré tan tranquilo aquí durante tres días!
Sabía que la Miko ya no estaba en ese lugar, pero de todas formas lo dijo para poder desahogar su rabia aunque fuera un poco. Esa niña tonta había conseguido salirse con la suya, como siempre. Pensó mientras se sentaba cruzado de piernas a la horilla del pozo, esperaría a que se hiciera de noche para ir a buscarla, una vez que las cosas estuvieran más calmadas.
Por fin se encontraba en su época. Ese maldito Inuyasha y su manía de sacarla de quicio. Pensó a la vez que subía por la escalera que habían dispuesto dentro del pozo para que al llegar no le costara tanto salir.
Una vez que estuvo fuera del cuarto, comenzó a caminar en dirección a la casa, mientras intentaba disimular su enojo para que nadie de su familia lo notara, no los veía hace algunas semanas y obviamente no podía llegar molesta. Y mucho menos a causa del molesto del Hanyou.
— ¡Ya estoy en casa! — Anunció la muchacha al entrar al domicilio.
Su madre fue la primera en salir a recibirla mientras le brindaba un cálido abrazo.
—Kagome, ¿Cómo has estado hija? — Consulto su madre mientras la liberaba del abrazo.
—Hermana, ¿El orejas del perro no vino contigo? — Menciono Souta mientras se dirigía a ella para saludarla.
No termino de escuchar la pregunta cuando le lanzo una mirada a su hermano que lo hizo estremecer, mientras una gota de sudor caía por la frente del pequeño y la observaba temeroso. — Ay, hermana ¿dije algo malo?, ¿Estas molesta? — Pregunto el niño notando que su comentario solamente la había molestado más.
— ¡No! – Respondió riendo nerviosa y agitando sus manos al percatarse de cómo había mirado al pequeño — Solo estoy algo cansada creo que subiré a darme un baño. — Exclamo con nerviosismo para intentar disimular sus verdaderos sentimientos.
—Bueno hija, ve a cambiarte para que luego bajes a cenar, tenemos que ponernos al día — Hablo la señora Higurashi mientras le brindaba una sonrisa a su hija.
Comenzó a caminar desganada hacia su habitación, subió las escaleras a paso lento y entro a su cuarto, por fin podría relajarse aunque fuera por pocos días. Se tumbo sobre su cama. Había extrañado esa comodidad, abrazo a su almohada y aspiro sobre esta, olía a ella. Se acomodo para poder sentarse, quedo con la espalda pegada a la pared y la almohada sobre su regazo. Suspiro… ¿Qué estará haciendo Inuyasha? Pensó por un momento para luego agitar la cabeza, ¿Cómo era posible que estuviera pensando en ese tonto? No, de eso nada, había ido a su casa para relajarse y no pensaría en el. De pronto recordó los sucesos de horas antes.
FLASH BACK
Se encontraban caminando en dirección a la aldea, no faltaba mucho para el atardecer y esperaban llegar a tiempo para pasar la noche, venían algo silenciosos, la tarde no había sido muy provechosa para el grupo que se encontraba en busca de los fragmentos, no habían señales de Naraku, ni tampoco de ninguna de sus extensiones. Kagome detuvo en seco sus pasos.
—Siento un fragmento de la perla acercándose rápidamente — exclamo mientras miraba el camino que estaba detrás de ellos
Todos se voltearon a mirar, excepto cierto hanyou al que se le notaba la incomodidad en su cara, y cerraba su mano en forma de puño.
— Ese maldito…— Susurro Inuyasha al mismo tiempo que caminaba para ponerse frente a Kagome.
Un remolino se dirigía a ellos rápidamente, cuando estuvo lo suficientemente cerca se deshizo para dar paso a la Figura de un moreno hombre mitad lobo de ojos Azules.
—Kagome, preciosa —Exclamo al mismo tiempo que sujetaba el brazo del Hanyou para alejarlo de la mujer — ¿Te ha tratado bien esta bestia asquerosa?
Sango, Miroku, Shippo y Kirara miraban expectantes la escena, ya sabían de antemano que no terminaría bien, por lo que comenzaron a andar a paso lento en dirección a la aldea dejando a sus dos integrantes y a Kouga arreglar el asunto. Ese tipo de discusión
Les eran tan frecuentes que sabían que no era necesaria su presencia.
— ¿Se puede saber qué demonios pretendes lobo rabioso? — Exclamo el Hanyou al borde del colapso nervioso por ver al lobo tan cerca de Kagome
— ¿Acaso no es obvio maldita bestia? —Gruño Kouga mientras tomaba las manos de Kagome con delicadeza — Vengo a saludar a mi mujer
—Maldito… —Bufo Inuyasha al mismo tiempo que le lanzaba un certero golpe con sus garras, el cual Kouga esquivo rápidamente — Kagome no es tu mujer imbécil
La Miko solamente se dispuso a suspirar. Nuevamente pasaba lo mismo, ¿Acaso esos dos nunca iban a poder estar tranquilos?
—Inuyasha, ya basta — Menciono la chica refiriéndose al hanyou que la fulmino con la mirada
—Kagome…—le gruño el Hanyou indignado, con los ojos cerrados y con una ceja moviéndose a causa de lo que parecía ser un tic por la ira— No me digas que piensas defender a este lobo rabioso, no te metas en esto no seas impertinente —
¡¿Cómo llamaste a mi mujer bestia repugnante?! — Intervino Kouga al mismo tiempo que le lanzaba una mirada asesina al Hanyou
Kagome estaba demasiado cansada de la situación, por lo que busco la solución más rápida y certera
— ¡Osuwari! —Menciono calmadamente mientras el hanyou estrellaba la cara contra el suelo — Joven Kouga por favor es mejor evitar problemas, le pido que se retire.
—Maldita seas… — Susurro el Hanyou aun enterrado en el suelo
—Solo porque tú me lo pides hermosa, no olvides que eres mi mujer y que vendré por ti una vez que todo esto termine —Mencionó el lobo justo antes de darle un beso en la mejilla a la sorprendida chica, pero sobre todo frente a unos incrédulos e indignados ojos del hanyou que miraba desde el piso
— ¡Desgraciado, no vuelvas a tocarla! —Grito Inuyasha poniéndose de pie y dirigiendo su mano hasta la funda de su espada
— ¡Osuwari! – Otro estruendo y el Hanyou directo al piso
—Adiós Hermosa — Se despidió el joven lobo mientras echaba a correr y nuevamente formaba un remolino — más vale que la cuides apestoso.
Fue lo último que se escucho antes de desaparecer en la distancia.
— ¡¿Se puede saber qué demonios pretendes Kagome?! — Grito Inuyasha al ponerse de pie —Nuevamente lo dejaste escapar, ¿estás tonta o que te pasa?
— ¡¿Como me llamaste Inuyasha?! —Le pregunto la Joven molesta por su actitud
— Cada vez que ese maldito lobo se te acerca no pareces más que una niña babosa, ¡¿acaso no sabes darte tu lugar maldita sea?! — Estaba realmente furioso, ese estúpido la había besado y ella no había dicho nada, la muy traidora — Bufo acercándose a ella desafiante
— ¡¿Se puede saber de qué diablos me estas acusando Inuyasha?! —Pregunto indignada aguantándose las ganas de enviarlo directo al piso.
—De que cualquiera puede llegar y besarte como si nada, y tú ni siquiera protestas, tu actitud me repugna — Le grito desviando su mirada de ella, dolido.
—Eres un completo idiota, ¿sabes qué? No pienso seguir escuchando tus malditos reclamos, ¡me voy a mi casa, Idiota!, y ni se te ocurra intentar detenerme — Dijo la chica furiosa mientras comenzaba a caminar en dirección al Pozo
—Vuelve aquí Kagome, no he terminado de hablar contigo, Regresa ahora mismo —Le gritaba un indignado Hanyou detrás de ella
— ¡Osuwari! — Le gritó, al momento que aprovechaba la situación del hanyou para alejarse lo más posible de él, mientras que detrás de ella Inuyasha refunfuñaba mil maldiciones contra ella.
FIN FLASH BACK
— ¿Por qué tienes que ser tan idiota? — Susurro la joven con la mirada perdida en dirección a su ventana. Luego de un momento se sintió mal por ella misma. Seguía pensando en lo que había pasado. ¿Es que acaso no podía estar cinco minutos sin pensar en ese desconsiderado?, era suficiente. Mejor buscaría la forma de relajarse antes de que su madre comenzara a llamarla para cenar.
Se puso de pie y se encamino hacia el cuarto de baño para poder ducharse, quizás de esa forma se relajaría, para poder cenar en paz.
En la Época Feudal se encontraba un irritado Hanyou sentado en la misma posición desde hace al menos una hora, sumido en sus pensamientos. Bufó para sus adentros. La maldita de Kagome se había dejado besar por ese imbécil, además lo había dejado para largarse a pesar de que le exigió que se quedara. Sin bastarle con eso lo había mandado al suelo, no una, sino que cuatro veces antes de irse. Esa mujer sí que podía ser un peligro para su integridad física. Aunque no podía negar que extrañaba sentir su aroma, el cual se había perdido del ambiente en el momento en que abandono el lugar.
"Escúchame bien Inuyasha. Me iré a mi casa y por tu bien, espero que no me sigas, o no respondo. ¡Vuelvo en tres días!"
Tres días…eso había dicho antes de largarse. ¿Quién pensaba que era él?, ¿Un maldito juguete? — Miserable…— Gruño el Hanyou mientras cerraba su mano en un puño. Kagome estaba muy equivocada si pensaba que podía escapar de él. Se puso de pie con semblante de soberbia, y al momento que una media sonrisa se formaba en su rostro, dio un salto para aterrizar justo al interior del pozo y desaparecer en la penumbra de este.
CONTINUARÁ.
Hola a todos, planeo que esta sea una historia bastante interesante. Mostrando como se van relacionando poco a poco nuestros queridos Inuyasha y Kagome. Espero no decepcionarlos y que la historia sea bien recibida, no duden en dejar sus comentarios contándome que les pareció el primer capitulo de "Desafiándonos". Acompáñenme en este nuevo camino.
Pd: Quiero dejar mis agradecimientos ya que luego de mi primera historia, recibí consejos de como mejorar la calidad del fic, provenientes de Lis-Sama, ¡estoy muy agradecida por tu comentario!
Pueden encontrarme en: siliammr
