ESCUADRÓN NINTENDO
Por Knight
Hace mucho tiempo, en una dimensión muy diferente, aunque paralela a la nuestra, se dice que existían muchos mundos distintos, en donde los héroes existían, y los humanos no eran la única raza inteligente. Este era un mundo de contrastes, en algunos lados nevaba, en otros era un clima tropical, en unas partes la paz abundaba, y en otras la guerra era el pan de cada día. Las diferentes razas peleaban por el poder, mientras otras por su libertad. En algunas partes la tecnología era muy avanzada, en otras era más primitiva, pero la mayoría tenía una mezcla de los dos. Y es en este mundo es en donde empieza nuestra historia; en un mundo que todos conocemos, pero nadie ha estado físicamente. Un mundo de fantasías, un mundo de aventuras épicas, de romance, de muerte, de poderes y de lo imposible... el mundo de Nintendo. Y es en este mundo, en donde algo está por suceder…
Reino de Hyrule...
Link se paseaba por un largo pasillo del castillo, seguido por Navi, la hadita. Link era una especie de humano, la diferencia era que eran un poquito más altos, y lo que más los caracterizaba eran sus orejas puntiagudas. Él era un joven fuerte, alto, y un buen espadachín. Siempre vestía unas ropas verdes: gorro largo verde, camisa y falda sujetada con un cinturón, y debajo de la falda unos pantalones cafés. Navi era una hada pequeña que cabía en la palma de una mano. Nunca se veía su cara, pues era luminosa, como una luciérnaga grande.
Link y Navi estaban platicando sobre los viejos tiempos.
"Pues ya no hay mucho que hacer," decía Link, desde que Ganondorf desapareció, ya casi no hay acción."
"Pero,"objetó Navi, "¿apoco te da tristeza de que estemos en paz?"
"No, no, no... no digo eso, sólo dije que simplemente es más aburrido. Ya no hay nada que hacer, mas que pelear contra simple bandidillos que no saben ni siquiera esgrimir bien la espada---."
"¿Y que de Doldub, el bandido? ¡Ése sí que te causó problemas!"
"Naaa, sólo me cachó desprevenido, fácilmente lo hubiera hecho papilla."
"Presumido." Salieron del pasillo hacia el hermoso jardín real. Estaba tan colorido como siempre, con el pasto verde, las flores de todo tipo de colores, y los frondosos árboles frutales. El día era fresco, y el sol se empezaba a ocultar detrás de las distantes montañas. Link al ver tanta hermosura recordó que hacía no mucho tiempo, todo había estado negro y horrible, bajo las tinieblas de Ganondorf. Pero ya mucho tiempo había pasado desde la última vez que se había escuchado del tal Ganon.
Se sentaron debajo de un manzano, y se pusieron a pensar, como normalmente lo hacían cuando no había nada que hacer. Pronto, el sol se metió, y el cielo se oscureció, mientras la luna brillaba iluminando parte de él. Los dos seguían allí. Pronto, Navi dijo:
"Oye, voy a darme un paseo por el palacio, y será mejor que ya te duermas, porque ya se está haciendo tarde."
"Si, mi general," dijo Link en tono sarcástico.
"Te lo digo en serio," dijo Navi.
"Esta bien." Así que Navii se alejó volando, y no había transcurrido ni un minuto cuando la cara de Link se iluminó, y él, estando sentado, cayó de espaldas. Era una luz azul intensa lo que no lo dejaba ver.
"¿¡Pero que rayos es eso?!" La luz venía de un portal, que lo empezó a succionar, lo raro, es que aunque su ropa y cabello volaban en dirección al portal, él parecía ser lo único atraido, pues ni las hojas de los árboles ni las flores se movían.
"¡Auuuxi---!" No pudo terminar su grito, pues tras succionarlo, el portal se cerró.
Navii regresó volando a toda velocidad. "Link, ¿fuiste tu el que gritaste...? Link, esto no da risa, ¿dónde estas?"
Link había desaparecido.
Reino Honguito...
Los hermanos Mario y Luigi Bros caminaban por un sendero pedregoso rumbo a su casa. Atrás de ellos, en el horizonte, se veía el gris, gótico y hermoso castillo. Las nubes blancas flotaban en un hermoso cielo azul, mientras que el redondo y brillante sol iluminaba el día fresco. Parecía un día normal. Pero eso iba a cambiar. Siguieron caminando, hasta llegar a su pequeña y humilde casa. No era la gran cosa: de dos pisos de sólo un cuarto cada uno, con su cocina, sala comedor, y una pequeña biblioteca abajo. En el cuarto de arriba estaban dos camas, en el respaldo de una tenía dibujada una grande letra "M" color roja, y en la otra una "L" color verde.
Entraron a su casa, y se tumbaron en el sillón. Mario, un humano chaparrito, bigotón, fuerte y que saltaba bastante, mucho más de lo normal para un humano, se quitó su sombrero color rojo y se rascó la cabeza, mientras Luigi, humano alto, con bigote también, fuerte pero delgado, bostezaba aburrido. Los típicos hermanos: uno chaparrito, el otro alto. Los dos medio locos, pero buenos para los golpes. Muy comelones, y a veces muy graciosos... pero eso sí, cuando se necesitaba seriedad, ellos sí que la tenían. Pero lo que tenían bastante en común era que los dos eran héroes. Por todo el reino los conocían, los niños jugaban a ser como ellos, ¡hasta habían muñecos con sus formas! Tal vez Mario era más famoso porque le gustaba más la aventura, y Luigi normalmente lo ayudaba cuando se necesitaba, aunque normalmente Mario se las arreglaba solo. Tenían sus diferencias, como todos los hermanos, pero les gustaba vivir juntos y sencillamente. No les gustaba la riqueza ni la fama, eran héroes de corazón, lo hacían por servir y ayudar.
"Oye, que tal si nos echamos un partidito de ajedrez, ¿eh?" sugirió Luigi.
"¡Sobres! Hace un buen rato que no jugamos, déjame ir por el tablero," dijo Mario levantándose, y fue hacia una mesita que estaba a un lado del sofá, donde ponían el ajedrez. Sacaron las piezas, unas rojas, que eran las de Mario, y unas verdes, las de Luigi.
Entonces empezaron a jugar. Mientras jugaban, estaban platicando.
"Oye, la Princesa Peach fue muy buena en invitarnos a comer hoy," dijo Luigi.
"Sip. Estuvo deliciosa la comida," respondió Mario.
"Como que hace todo lo posible por mantenerte cerca," dijo Luigi con una sonrisa maliciosa.
"¡No empieces! Ya sabía que ibas a decir algo así--."
"Pos es la verda', ¿no?"
"Jaque," dijo de repente Mario moviendo su reina atacando al rey de Luigi.
"¡Santas espadas! ¡Pero si sólo llevamos un minuto jugando!" dijo Luigi frustrado.
"Es la jugada del pastor," dijo Mario riéndose, "¡te agarré desprevenido!"
"Cual pastor ni cual pastor, ¡debe haber una salida!" dijo Luigi pensando mientras Mario se reía. Repentinamente, una intensa luz iluminó el cuarto.
"¿Pero que es eso?" dijo Mario llevándose la mano a los ojos para cubrirse la luz, al igual que Luigi. La luz era media azul, y venía de afuera, así que los hermanos, con la valentía que los caracterizaba, caminaron para ver que era. Abrieron la puerta.
"¡Es una especie de portal!" dijo Luigi apuntando a una puerta luminosa color azul, que flotaba en el espacio, como a medio metro del suelo. Repentinamente, empezaron a sentirse atraídos por el portal.
"¡Nos está succionando!" gritó Mario, los dos trataron de correr, pero la fuerza gravitacional del portal los estaba atrayendo más y más, hasta que después de un grito de los dos, el portal se los comió, y al instante se cerró.
Todo regresó a la normalidad... excepto que la puerta de la casa de los hermanos Bros estaba abierta, y ellos no estaban adentro.
En un lugar de la galaxia...
Todos los demás estaban en la cocina celebrando el cumpleaños de Frog. Sólo Fox McClaud y Falco estaban en el comedor. Ellos eran parte del equipo de Star Fox, unos guardianes de la galaxia, que normalmente la defendían de Star Wolf. Pero ahora había tiempo de paz. Fox era un zorro, y el comandante de Star Fox. Era alto, fuerte, de ojos sagaces y mirada fija. Muy bien conocido, pues a él y a su equipo se les consideraban héroes.
Falco, su amigo, era un halcón azul y un excelente piloto. Estaban sentados hablando sobre naves.
"Bueno, la X-74 es una buena nave... pero no me gusta el manejo de misiles," dijo Falco.
"Es que no es tan sencilla de usar como la H4," explicó Fox McCloud mientras movía sus manos explicando. Vestía una camisa azul y pantalones azul marino. En su cinturón descansaba su famosa arma láser, la 0-7.
"Te digo, para mi que todas las naves deberían ser fáciles de manejar, porque si no, imagínate, en un combate, lo mejor es manejar tu nave al máximo. De eso depende tu vida. En un combate, o ganas o mueres, amigo. Así son las cosas."
"Si, en combate aéreo sólo hay dos opciones: ganar o morir. La otra es efectuar retirada—pero eso lo considero más que todo una medida de emergencia."
"O cobardía," dijo Falco. Entonces Fox se paró para, según explicó, ir al baño. Falco decidió ir a comer algo de pastel. Fox caminaba por el metálico corredor color blanco con una franja azul en medio. Él era un veterano de combate aéreo, y algo por tierra. Sabía usar bien su 0-7, aunque no era un excelente tirador. La puerta de los sanitarios estaba a la izquierda, pero de repente, a varios metros de él, una fuerte luz azul se encendió. Apenas podía ver, la luz lo había paralizado, sólo veía que provenía de una especie de puerta que jamás había estado allí.
"¡Falco! ¡Ven a ver que centellas es esto!" dijo. Pero se dio cuenta que el portal lo estaba succionando con fuerza, y sin poder decir nada, despareció dentro del portal, y entonces éste se cerró.
Falco entró en el corredor. "¿Que decías Fox?" Miro a todos lados. La puerta del baño estaba abierta, no había nadie.
"¿Fox?" dijo de nuevo. Pero había desaparecido.
