¡Hola!

Como ya es costumbre en mí, escribí esta viñeta inspirándome en una canción que escuché el otro día en el metro, aunque sólo utilicé una frase de ella que casualmente escogí de título, de allí nació toda la idea por lo que en realidad no es nada casual. De todas formas, para hacer publicidad a la música nacional, les diré que el tema se llama "Mi credo" y la interpreta Mario Guerrero.

También pensé en hacer un Taiora, tengo algunas frases sueltas, pero no sé si la publicaré aquí o por separado.

Eso es todo.

Disclaimer: Digimon es propiedad de Bandai y Toei Animation, no hago esto con fines lucrativos.


~ Mi trébol de buena suerte ~

Un buen día Takeru descubrió que Hikari siempre estuvo allí, justo a su lado, en los momentos más afortunados de su vida.

Estuvo ahí la primera vez que fue al digimundo y era sólo un niño asustado que dependía de su hermano en todo momento, ayudándolo poco a poco a superarlo, incluso si ella no se percató de ello. Poco importaba que no hubiera estado desde un inicio, porque cuando llegó fue como si siempre hubiera estado.

Estuvo ahí la segunda vez que las puertas del mundo digital se abrieron, enviando a los elegidos un llamado de auxilio por el peligro que entrañaba el emperador de los digimon, y conminándolos a pelear una vez más por defender aquel lugar que los hospedó durante tanto tiempo un par de veranos atrás.

Estuvo ahí en el primer partido de baloncesto que jugó por la secundaria y ganó, celebrando su victoria junto a él como si fuera propia, felicitándolo como si hubiera logrado una gran hazaña y haciéndolo sentir inmensamente grande.

Estuvo ahí cuando ganó el concurso de Literatura en el que ella misma lo instó a inscribirse, con más fe en él de la que Takeru poseía en sí mismo.

Estuvo ahí cuando obtuvo la beca para irse de intercambio por un semestre a Estados Unidos y lo despidió junto a todos sus amigos en el aeropuerto, haciéndole prometer que no la olvidaría y que escribiría a diario.

Estuvo ahí el día en que recibió la carta de aceptación de la Universidad de Tokyo a la que tan esperanzadamente había postulado para ingresar al programa de Letras, aún creyendo que año a año eran demasiado los interesados en obtener una plaza en aquella casa de estudios, como para conseguir hacerse un pequeño lugar entre sus muros.

Y entonces, cuando se dio cuenta de su constante presencia a su alrededor, todos los logros que creía propios de pronto le parecieron una extensión de la bondad de Hikari, una extensión de sus buenas energías que irradiaba a todos los demás. Supo que el mérito no era sólo suyo, que le debía mucho, pero por sobre todo, que ella era su trébol de buena suerte y no estaba dispuesto a perderlo. Ese fue el día en que se dio cuenta de que estaba enamorado y le pidió que fuera su novia. Primero le relataría todos esos momentos y le haría ver cuánto la necesitaba, después sólo podría rogar por ser merecedor de su amor, ser el dueño de aquel trébol que ella representaba pero nunca de ella por completo.

Cuando ella finalmente aceptara y lo llenara de dicha, confirmaría su teoría una y otra vez a lo largo de su vida. Estando a su lado no existía la mala suerte ni existiría nunca, pues era afortunado por el solo hecho de tenerla.


Gracias por leer :)