Antes que nada quiero agradecerles el tiempo que se toman para leer el primer capítulo de este que es mi primer fic, todo review lo leeré con atención y sus criticas me servirán para mejorar.
Los personajes que aquí intervienen pertenecen al gran Masami Kurumada, el único fin de este trabajo es dejar volar la imaginación sin ningún fin de lucro. Así mismo informó que presento contenido lemonade.
Hasta el próximo capítulo, espero lo disfruten tanto como yo al escribirlo ... ^^
LA DIOSA CAÍDA
Capítulo 1: el Castigo de Artemisa
-¡Frente a ti mi señor Zeus, confieso haberlo hecho pero solo para que los mortales comprendieran a quien deben adorar!-Declama Artemisa arrodillada ante su padre.
-¡El castigo fue excesivo!-Con tono de arrogancia menciona el dios Apolo, quien la mira con bastante soberbia-¡Yo no creo que debiera sera así el castigo hacia los humanos; abusaste mi querida hermana de tu poder!.
-!Hermano!, ¿acaso estas a favor de los mortales?-Contesta Artemisa un tanto extrañada y molesta ante la oración escuchada.
-!No seas tonta Artemisa!-mirándola con suma arrogancia e indignación-¡No soy Athena para amarlos pero ante todo somos dioses y no podemos proceder tan vana e impulsivamente!.
Zeus solo observaba y ponía atención a los argumentos de ambos.
-¡Oh poderoso Zeus, suplico su perdón ante tal acto!mirando suplicante a su padre.
-¡Poderoso Zeus!- interviene Apolo-¡la diosa Artemisa debe ser merecedora de un castigo, mi señor!
-¡Calla Apolo, no intervengas!
-¡Solo cumplo con mi deber, no olvides que soy la mano derecha de mi señor!
-¡Eres solo un arrogante Apolo!
-¡Tu categoría de diosa no te permite hablarme de ese modo!
Zeus se pone de pie y ordena silencio con un tono autoritario, Apolo se arrodilla para indicar obediencia y sumisión; Artemisa baja la mirada.
-¡Apolo tiene razón en muchas cosas sobre ti Artemisa!-dice Zeus con una voz profunda-¡haz abusado de tu poder en demasiadas ocasiones e incluso has desobedecido mis ordenes!
-¡Pero mi señor!dice Artemisa preocupada
-¡Silenció!-ordena Zeus enfurecido-¡No cumpliste mi orden de traer a Athena al olimpo, liberaste sin mi consentimiento a tu guardian Icaro y encima le devolviste su mortalidad después de que tanto me suplicaste darle la inmortalidad como semidiós; ahora castigas a los mortales por levantar una estatua de Afrodita cerca de tu templo, ¿dime di eso es el actuar de una diosa?
Artemisa apenada por tales acusaciones baja la cabeza y contesta-¡No mi señor, no lo es y por ello le ofrezco una disculpa!
-¡Hay cosas que aun debes comprender y para ello necesitas una lección!-con gran seriedad y haciendo uso de su jerarquia dijo-¡te ordeno irte un tiempo del olimpo!
Artemisa abrió los ojos con suma sorpresa y terror-!¿que?, pero mi señor, yo...!
-!Silencio Artemisa, no solo te destierro sino que también te quito tu titulo de diosa para que vivas entre mortales, ese es tu castigo!
Con un movimiento de su mano Zeus le quito la inmortalidad a la diosa, Apolo sonreía complacido ante tal acto y sin mas la diosa Artemisa bajo a la tierra cual mortal.
Al mirarse sola a mitad de un bosque camino sin sentido hasta llegar a un lago donde miró su rostro reflejado, era el mismo bello y angelical solo que ahora pertenecía a una mortal. Se sintió invadida por emociones jamas experimentadas y comenzó a llorar, a sentirse sola y asustada; corrió sin sentido alguno. Mientras tanto en el santuario Athena caminaba hacia el balcon de sus aposentos y miraba al cielo.
-¡Que extraño, sentí como desvanecía el como de mi hermana Artemisa!-colocó sus manos en su pecho como señal de preocupación y después de un momento regreso al interior de su santuario.
Pasaron algunos días de lo sucedido, Artemisa se encontraba muy débil a falta de comida y agua, caminaba sin sentido hasta que un grupo de lobos quiso atacarla; asustada gritó y se tapó el rostro con las manos asustada, en ese momento un joven apuesto de ojos azules atacó a los lobos con un ki muy suave, solo para asustarlos. Artemisa abrió los ojos...
-¡Icaro!-desvaneciendose inmediatamente, el joven corrió hacia ella, al descubrirle el rostro su sorpresa no tuvo limites -¡Mi señora Artemisa!.
De inmediato la llevo a su casa donde Maryn lo esperaba, Icaro entro con una mujer en brazos y muy sobresaltado.
-¿Icaro, qué sucedió?- pregunta Maryn al verlo
-!Maryn es mi señora Artemisa!- colocándola en su cama y limpiando su rostro con un paño húmedo.
-!La diosa Artemisa!, ¿como puede ser posible?
-¿No lo sé Maryn?, la encontré en el bosque muy confundida, ¡la salve del ataque de unos lobos!
-¡Icaro debemos llevarla con Athena!
-¡Athena!- menciono la diosa al abrir los ojos -¡No por favor!
-¡Mi señora Artemisa!- dice con gran alegría Icaro mientras hace una reverencia.
-¡Basta Icaro!- baja las cabeza y con gran tristeza dice Artemisa -¡Ya no soy tu diosa, ya ni siquiera soy una diosa!
Maryn e Icaro están sorprendidos ante tal confesion.
-¿Como puede ser eso posible señora Artemisa?
Icaro le ofrece agua y comida la cual Artemisa rechaza pero momentos después decide aceptar, Maryn e Icaro se retiran para dejarla descansar.
-¡No entiendo lo que sucede!- dice Maryn muy confundida
-¡Ni yo hermana!, ¿como puede ser que mi señora Artemisa ya no sea una diosa?
-¡Debemos decírselo a Athena, ella es su hermana y debe saberlo!
-¡Esperemos un poco maryn , mi señora aun no quiere que lo sepa!
-¡Solo unos días Icaro!
Icaro regreso a ver a la diosa, al entrar la encontró sentada en su cama y ausente de si -¡Mi señora!- haciendo una reverencia -¿como se siente?.
Artemisa voltea al oír su voz -¡No sé ni lo que siento Icaro!- ,comienza a llorar -¡Ya no soy la gran diosa de la luna!
-¡Comprendo lo que debe sentir mi señora pero digame por favor que le sucedió!
Ella volteo a otro lugar y permaneció callada, Icaro asintió
-¡No la obligaré a decírmelo si no lo desea, tal vez le haga bien ver a su hermana Athena!
-!Athena!- dijo indignada y molesta -¿Para qué?, ¿Para qué se burle de mi?, ¡Olvidalo Icaro, nadie puede ayudarme!
-¡Lo siento mi señora, no quería molestarla!
Artemisa nota a Icaro entristecido por su respuesta y siente remordimiento, se levanta y coloca su mano en el hombro de su guardian.
-¡Disculpa mis palabras Icaro, ahora que soy mortal no tengo control de mis emociones!
-¡No se preocupe mi señora yo la entiendo!
Se miran fijamente a los ojos, Icaro comprueba que a pesar de ya no ser una diosa sigue siendo muy bella y sin quererlo la abraza, a lo que Artemisa corresponde sintiendo una gran calidez y protección.
-¡Icaro me siento protegida en tu abrazo!
-¡Y lo esta mi señora, yo siempre la he de proteger!
-¡Pero ya no soy una diosa, no tienes porque hacerlo!
-¡Aun así mi señora, yo siempre estaré a su lado!
La noche transcurrió tranquilamente, Artemisa salio a contemplar la luna, la cual parecía brillar con melancolía, Icaro llego a su lado.
-¡La luna parece triste!
-¡Es porque usted lo esta, mi señora!
-¡Y cómo no estarlo!
-¡Artemisa debe ser fuerte!
-¡Icaro!
Volvieron a mirarse a los ojos como si miraran sus almas, la luna brilló mágicamente; Artemisa se acercó a él y cerró los ojos, Icaro dudoso la beso sabiendo que era lo que tanto deseaba, ambos se acariciaron poco a poco y muy tierno hasta sentir una mayor efusividad en sus cuerpos, Icaro comenzó a besar su cuello, Artemisa sentía placer y se dejó llevar. Carga de un lago se dejaron embriagar por el deseo, quitando sus ropas. Los labios de Icaro recorrieron lentamente el cuerpo de su amada señora quien solo podía gemir, la luna los iluminaba como maravillada por tal escena, el ambiente era casi etéreo y ante la mirada de su diosa Icaro se subió en su cuerpo para proveerle con suaves movimientos un placer indescriptible, Artemisa solo gemía y se aferraba a su amante con fuerza, las embestidas tomaron mayor rapidez y profundidad.
-¡Icaro!- suspiraba Artemisa
Él tomo sus manos con mucha ternura y entre gemidos terminó su entrega en el punto máximo de la pasión; ambos estaban agitados y cansados.
-¡La pasión mortal es maravillosa Icaro!- sonreía muy contenta
-¡No solo es pasión mi señora sino amor!
-¿Amor?
-¡Yo la amo desde hace mucho tiempo atrás, desde que estuve a su servicio!
-¿Y porque jamás lo dijiste?
-¡Porque usted era una diosa y jamas fijaría sus ojos en un simple ángel, por ello también anhelaba ser un dios, paras estar a su altura!- sonríe muy optimista -¡Pero ahora todo eso ya cambió!
Artemisa muy molesta se levanta y comienza a vestirse.
-¿Dije algo para molestarla mi señora?
-¡Icaro volveré a ser una diosa cueste lo que cueste!
Icaro se levanta frente a ella molesto -¿Es tan importante para ti ser lo?, ¿que hay de nosotros?, ¡Tienes la oportunidad de amar que es mucho mejor que ser una diosa!
-¡Basta Icaro!- abofeteandolo -¡Yo no nací siendo mortal, tú jamas lo habrás de entender porque eres un simple mortal!
Icaro toco su rostro y la miró muy desilucionado -¡Te equivocas Artemisa, lo entiendo mejor de lo que crees y al ver tu actitud me arrepiento de haber querido ser un dios! - baja la mirada entristecido -¡Te castigaron quitándote la inmortalidad pero en el fondo sigues siendo una diosa, egoísta y fría y así como lo dijiste naciste siendo una diosa, jamas comprenderás los sentimientos!
Diciendo esto se marchó Icaro de aquel lugar sin mirar atrás, Artemisa meditó las palabras de su fiel amante, sintió vergüenza de si misma y camino tratando de despejar su mente y encontrar la ruta al santuario. Maryn vio llegar solo a su hermano.
-¿Icaro y Artemisa?
Él solo pudo suspirar y en silencio se fue a su habitación, Maryn lo alcanzó.
-¡Hermano!
-¡Maryn aunque ella ya no sea una diosa en su ser siempre habrá vanidad y crueldad!
-¡Le confesaste que la amas verdad!
-¡No la amo!- dice Icaro muy molesto y apretando los puños
-¡No te mientas a ti mismo icaro, se te nota a simple vista desde que estabas a su servicio!
_¡Me equivoque, eso es todo!
-¡Mañana iré al santuario para decirle a Athena!
-¡Será lo mejor para ella, Maryn!- desolado y bajando la mirada
Ambos hermanos se abrazaron tiernamente y se quedaron en silencio, así paso la noche sin que Icaro pudiera dormir , pensaba en lo sucedido y solo se lastimaba a si mismo. Llegó el amanecer y se percataron de que Artemisa no volvió, de inmediato Icaro fue a buscarla mientras Maryn se dirigía al santuario para dar aviso de la situación.
