Atención:
El siguiente fic es parte de una serie de fanfics: "Hermanos contra Hermanos" y "Chicas contra Chicos", para mayor entendimiento de algunas menciones es recomendable leer HvsH (Hermanos contra Hermanos) o el One Shot "Gracias a esa Chica".
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Era ya medianoche y Rukia seguía estudiando para el examen de la próxima semana. Tan sólo quedaban seis días antes del tan aterrador examen, y gracias al cielo sus padres habían decidido llevarse a los niños con ellos a una visita a su tía Shirayuki.
Pese a las insistencias de su madre acerca de que debería alimentarse bien durante los días que estarían fuera, Rukia había olvidado por completo comer algo en todo el día más que galletas y té. Sin embargo, no era en realidad porque estuviera muy concentrada en sus estudios, ese sábado había sido de los más geniales desde que tuvo la suerte de encontrar un novela escrita online sin esforzarse mucho por buscarla, subieron los últimos capítulos de su novela occidental favorita y hasta anunciaron el estreno de la película animada que llevaba esperando meses para ver. Eso sin contar con que había descubierto la página probablemente más maravillosa para descargar libros de manera gratuita –por no decir ilegalmente.
¡El día no podría haber sido más productivo!
Cuando, a las once de la noche, terminó por fin con el libro que había comenzado a leer desde el mediodía, se desperezó en su cama dispuesta a por fin darle la atención que se merecía a sus estudios.
De pronto, sintió gruñir su estómago.
– Oh, bueno –se resignó sin más protestas–. Todo el mundo sabe que no hay mejor concentración que cuando se está bien nutrido –y dicho lo último, se encaminó hacia la cocina para prepararse una buena taza de café con sándwiches que su madre ya había dejado preparados para ella.
Por las próximas dos horas, se distrajo viendo una película de misterio recomendada en unos de los tantos blogs que Grimmjow le había enseñado para buscar las mejores películas de terror y misterio, y ya que estaba sola en el lugar.
– ¡MADRE MÍA! ¡¿PERO QUÉ DIABLOS…?! –exclamó casi tirando el vaso al suelo cuando volvió por un poco de agua a la cocina.
Una gran araña, de cuerpo pequeño pero de largas patas, asomaba por la puerta que conectaba con las escaleras de la segunda planta. No se trepaba por las paredes sino que se encontraba posando en el suelo como si fuera una bella estatua antigua grecorromana. La muy descarada no se movía y Rukia no podía más que observarla sin mover un músculo; su respiración se aceleró y de repente sintió cómo todo su cuerpo se tensaba ante la situación.
¿Por qué diablos ahora? ¿Por qué no esperar a que sus padres regresaran en un par de días más? De seguro su madre sabía en donde se encontraba el insecticida, o su padre la mataría de un pisotón, o incluso Uryuu podría cazarla para luego liberarla felizmente en el parque. ¿Por qué debían pasar estas cosas cuando se encontraba sola en casa? Odiaba con toda sus fuerzas a las arañas y toda clase de insectos que fueran más grandes que una hormiga, y su rechazo la hacía parecer asustada en tanto ella estaba más bien asqueada frente un insecto de tales cualidades.
Situación equivalente a la que estaba pasando ahora.
– ¿N-ni siquiera piensas moverte, maldita? –preguntó como si de verdad esperará que la araña le contestara–. Sa-sabes que p-puedo matarte cuando guste, ¿verdad? –la pequeña ni se inmutó–. ¿Qué haces aquí y qué es lo que quieres?
– Nya.
– ¿Nya? –se preguntó confundida al escuchar la respuesta a su pregunta–. ¿Una araña ha dicho… Nya?
– Nya –volvió a oír llevándose una mano a la boca.
Sólo le bastó un segundo para notar que esa suposición había sido la más estúpida que había tenido en su vida. Incluso se disculpaba mentalmente con Nelliel y Orihime por haberlas llamado estúpidas alguna vez. Ese había sido su límite.
– Nya –Rukia giró levemente su cabeza para no perder de vista a la visita indeseada y sonrió al ver de reojo que el gato de la vecina aparecía a través de la ventana abierta del lugar.
– Hola, pequeño, ¿Cómo estás? –preguntó acariciando su lomo y relajándose un poco.
De pronto, el felino pegó un salto y aterrizó sobre sus cuatro para apresurarse a llegar a aquello que había visto moverse. Mientras el gato jugueteaba con la araña que se escabullía de sus garras de un lado a otro, Rukia reclamaba a gritos a éste para que dejara al engendro del demonio en paz antes de que lo enojara más, y Kon no hacía más que pasearse cerca, observando a su ama saltar y gritar aparentemente feliz.
Luego de diez minutos, el gato se cansó y se fue por donde llegó. Rukia se quedó observando la ventana con un ligero tic en el ojo y refunfuñó por lo bajo.
– Maldito gato traidor. Y yo que me escabullo con comida para alimentarse cada vez que vienes hambriento desde tu casa. Ya verás cuando vuelvas… ¡Y tú…! –dijo volteándose a ver a la araña que quedó nuevamente de piedra en su lugar–. Debería matarte pero no puedo sin sentirme culpable por ello. Eres bastante grande y me daría remordimiento saber que pude haber matado a la madre de cientos… de miles… de arañas bebé… –pensándoselo dos veces, terminó buscando con la mirada algún objeto lo suficientemente grande y pesado como para poder arrojarlo sobre la araña, de manera que no tuviera que acercarse tanto.
Posiblemente lo único que se hubiera adaptado a su búsqueda era la bolsa de comida de Kon.
– Perfecto. La bolsa será –se dijo a sí misma mientras Kon la miraba con atención–. ¿Qué? Uno de los dos debe sacrificarse y claramente no tiraré mi laptop –Kon le ladró y se dirigió hacia donde la araña aún seguía inmóvil–. ¡Kon! ¡¿Qué diablos haces?! –exclamó con horror al ver que se pasaba por encima de la araña y ésta rápidamente se apegaba a la pared–. ¡Idiota! Ahora no podré arrojarle la bolsa, no logrará aplastarla –en cuanto acabó de decirlo comprendió la astucia de su perro–. Te odio –le dijo entre dientes, mientras su perro ladraba y movía la cola.
Media hora pasó mientras Rukia seguía frente a la invitada indeseada. Estirándose como elástico consiguió alcanzar una silla sin despegar el ojo de la araña, y ahora se encontraba arrodillada sobre ella mientras suspiraba por enésima vez.
– No te mentiré. Me das miedo, ¿bien? –habló con franqueza–. ¡Es que sólo basta con mirarte! Cuerpo pequeño, patas largas, toda tú eres peluda… Santo Dios, ¿por qué debías ser tan fea? Sin ofender, claro. De seguro eres atractiva entre las de tu clase pero para los humanos eres horrible –se acomodó mejor en la silla cruzándose de piernas y tomó su celular–. Dame unos minutos, creo que tengo mensajes.
Desbloqueó su teléfono y observó las notificaciones de Facebook y varias conversaciones de Whatsapp sin leer. Suspiró y se dispuso a revisar cada una de ellas por los próximos cinco minutos.
– Oye –dijo riéndose por algún vídeo que sus amigas le habían compartido–, creo que va siendo hora de terminar con esto. Debo dormir y mañana…
La araña había desaparecido.
– N-no es gracioso, Witzy, ya hasta me caías bien –comenzó a buscar cautelosamente a sus alrededores sin poder encontrarla–. E-estaba pensando… que-que podría abrirte la puerta para que te vayas sin necesidad de usar la escoba. ¿Eh? ¿Qué dices Witzy?
Kon ladró sobresaltando a su dueña y cuando ésta se volteó vio cómo se recostaba sobre sus patas delanteras y miraba debajo de su silla. No podía ser posible…
Lentamente fue bajando la vista hacia el suelo y lo encontró en una de las patas de la silla.
Lo siguiente no fue demasiado… agradable.
– ¡Maldición, Witzy! ¡SUÉLTAME! –chilló como niña pequeña cuando saltó de la silla y sintió que la araña saltaba con ella para aferrarse a su pierna.
Cuando, de un manotazo, logró zafarse del agarre, se subió a la mesa y observó, con terror, cómo la pequeña corría de un lado a otro hasta quedarse nuevamente de piedra. Casi parecía que observándola a ella.
– Debo irme de la casa. No me quedaré aquí con un monstruo como ese –susurró temblando del pánico–. S-si le aviso a Grimmjow él vendrá y la matará… pero su casa está a varias calles de aquí y debe estar durmiendo. ¡Momo! Momo ha de estar despierta y no vive tan lejos… pero ¿qué tal si no ha puesto en vibrador su teléfono y sus hermanos despiertan? –se meció en su lugar entrando en desesperación por no saber qué hacer. Si llamaba a Soi la mandaría al diablo y si llamaba a Rangiku, ésta ni siquiera contestaría–. Piensa, Rukia, piensa –se animó a sí misma sin dejar de ver a la araña que de nueva cuenta se acercaba pero ahora con completa lentitud y parsimonia.
Su orgullo estaba en juego pero su salud mental también. Al diablo con todo, no quería más traumas en su juventud.
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Ichigo despertó de mal humor al sentir su teléfono vibrar en el escritorio. Toda su somnolencia desapareció al leer el nombre en la pantalla.
– ¿Rukia? –atendió confundido–. ¿Qué sucede? ¿Por qué llamas a estas horas?
– ¡Cá-cállate y escucha, i-idiota! –por el tono y temblor de su voz, de inmediato Ichigo notó que estaba muy nerviosa, y eso lo alarmó–. N-ne-necesito tu ayuda…
– ¿Qué ocurre?
– Dios, se acerca… se está acercando –casi podía escucharla sollozar–. Ichigo, por favor ven –dijo lo último ya con la voz quebrada.
– Cálmate y dime qué es lo que…
– ¡KYAAAAA! –la escuchó gritar antes de que perdiera la comunicación.
Sin pensárselo dos veces, se colocó una campera y corrió rumbo a la casa de los Kuchiki en pantuflas.
Casi lo atropellaron dos veces y, en incontables ocasiones, perros callejeros salían a correrlo. Uno incluso le había cazado una de sus pantuflas y poco le importó más que seguir corriendo hasta Rukia. Al llegar, escuchó el sonido de algo romperse en el interior de la casa. Y como la puerta principal estaba con llave, rodeó la casa para entrar por una ventana.
– ¡RUKIA! –gritó a todo pulmón buscándola desesperado con la mirada.
– ¿Ichigo? –preguntó ella asomándose desde la puerta que comunicaba con las escaleras.
– Vine… vi-vine… lo más ra-rápido que… pude… -articuló con dificultad mientras intentaba recuperar el aire–. ¿Qué era lo tan urgente? –dijo ya más calmo poniéndose en posición de defensa y volteándose a ver a todos lados.
– Oh, amm… Ya… Bueno, creo que lo peor ya ha pasado –explicó con pena–. Pero sí necesito que me ayudes a deshacerme del cadáver, creo que no podré hacerlo sola.
– ¿Ca-ca-cadáver? –preguntó con un hilo de voz y sintiendo como la sangre escapaba de su rostro–. Rukia… ¿Qué diablos has hecho?
– Escúchame, era ella o yo y claramente no iba dejar que fuera yo. No me vengas con discursos moralistas porque lo hice en defensa propia y si alguien quiere juzgarme por ello que primero piense qué hubiera hecho en mi lugar. Ahora, ¿Vas a quedarte allí parado o vas a ayudarme con este asunto?
– Sí eres consciente de que puedes ir a prisión por esto, ¿verdad? –Ichigo despeinó su cabello con desesperación sin poder parar de caminar de un lado a otro–. ¡Y Yo también por ser tu cómplice, Rukia! ¡¿QUÉ HAS HECHO?!
– ¿De qué diablos estás hablando? ¿Quién va a prisión por matar a una maldita…?
– ¿Si quiera estás segura de que esté muerta? ¿Has comprobado sus signos vitales?
– Aguarda, ¿estamos hablando de lo mismo?
– ¡¿ESTÁ REALMENTE MUERTA?!
– Pues eso espero porque su cuerpo estaba muy bien aplastado… cuando la dejé… ahí. No está –confirmó Rukia dejando escapar todo el aire de sus pulmones–. La desgraciada ha escapado. ¡Ichigo, no está!
– Gracias a Dios.
– ¿Cómo que "Gracias a Dios", imbécil? –preguntó dándole un golpe–. ¿Cómo que "Gracias a Dios", eh? –siguió golpeándolo intentando calmar su reaparecida desesperación.
– ¡¿Acaso estabas dispuesta a ir a prisión por matar a una persona?! –exclamó Ichigo horrorizado.
– ¡¿Qué?! –fue el turno de su ex novia con su tono más agudo posible–. ¡¿DE DÓNDE SACAS SIQUIERA QUE WITZY ES UNA PERSONA?!
– ¿Witzy?
– ¡SÍ! ¡WITZY, LA DESGRACIADA QUE LLEVA ACOSANDOME DESDE HACE HORAS Y AHORA ESTÁ DESAPARECIDA!
Ichigo masajeó el puente de su nariz con total parsimonia antes de suspirar profundamente y mirarla con su mejor cara de estás-muerta-enana.
– Dejé que una jauría de perros casi me arrancarán el trasero y aun así se llevaran mis mejores pantuflas… ¡¿PARA QUE ME DIGAS QUE TU MALDITA EMERGENCIA TIENE OCHO PATAS Y PUEDE SER APLASTADA CON UN ZAPATO?!
– Pff, ¿Lo de los perros es enserio? –se burló la pelinegra por lo bajo.
– ¡RUKIA!
– ¡Lo tenía todo bajo control hasta que llegaste y me distrajiste con tus suposiciones de que soy una asesina de personas! ¡PUDE HABERLA REMATADO!
– ¡LO SIENTO POR PREOCUPARME LUEGO DE UNA LLAMADA EN LA QUE CASI ME DEJAS SORDO!
– ¡¿Quién te manda a contestar mis llamadas?!
– Oh, pues, es que es casual que mi ex me llame a las casi tres de la madrugada –explicó con fingida calma en su voz.
– No son las tres de la madrugada –intentó restarle importancia corroborando la hora en su celular–. Ok, tal vez sea tan tarde pero en mi defensa esa emergencia de ocho patas puede ser venenosa y letal. Eres al único al que pude recurrir a estas horas y mis padres no vuelven hasta dentro de dos días más –confesó con pena tratando de evitar su mirada.
Ichigo tuvo que hacer grandes esfuerzos por contener la sonrisa que quería asomarse en su cara. Sus ojos brillaron y su corazón de repente se sintió lleno. Aún no era tarde para recuperarla.
– ¡Así que ahora espabila y ayúdame a encontrar y deshacerme de la desgraciada! –exclamó la pelinegra restando importancia a lo anteriormente dicho y volteándose para no dejar que él viera su sonrojo.
Ichigo pudo haber dicho algo, tanto para dejar en claro su obediencia a su petición como para fastidiarla un poco y divertirse un rato, pero la sorpresa que se llevó al notar una ligera diferencia protuberante en la espalda de Rukia lo dejó paralizado.
Y es que la famosa Witzy probablemente era la que ahora estaba observándolo casi con gracia desde el agarre del suéter de su ex novia.
"Tiene que ser una maldita broma"
– ¿Acaso piensas ayudarme? –espetó Rukia girándose a verlo con reproche–. Ichigo, no creo que te haya dicho esto antes, pero… Le tengo terror a los insectos grandes, sí, no es sólo asco, me paraliza y me desespera tener uno cerca…
"Vaya detalle, gracias por la aclaración" pensó el susodicho sonriendo con nerviosismo.
–…y si no encuentro a esa araña pronto no seré capaz de dormir o siquiera concentrarme en mis estudios.
Oh.
Diablos.
No.
Witzy avanzó ligeramente hasta posicionarse en el hombro izquierdo de Rukia. ¿Cómo es que ésta ni siquiera sentía sus patas caminando por su espalda?
– ¿…me estás escuchando?
– S-sí… te-te e-escucho… –respondió entre tartamudeos y asentimientos nerviosos.
– No me digas que también le temes a las arañas –concluyó ella al notar los repentinos cambios que Ichigo había tenido desde que anunció que perdió a la suya.
– Espera, ¿Qué?
– Lo siento, no lo sabía, Ichigo… Ahh, puedes… puedes irte si quieres, yo la encontraré por mí misma.
– ¿Enserio? –se burló enarcando sus cejas y cruzando sus brazos por sobre el pecho.
– Sí, soy valiente… ja, ja… ja –fingió sin creerse incluso ella misma.
– No le temo a las arañas, Rukia. Le temo a tu reacción cuando tú encuentres a Witzy.
– Pues correré y gritaré y me encerraré en mi cuarto hasta que me confirmes que te has deshecho de ella –contestó con completa naturalidad.
– Y qué si te digo que… Witzy está demasiado cerca de ti ahora.
La naturalidad de Rukia se fue por donde vino. Si su piel ya era pálida ahora el blanco no era anormal en su rostro.
– ¿Q-qué tan… cerca?
– Tanto que no podrás alejarte de ella aunque quieras –anunció con cautela tratando de evitar que entre en pánico.
Rukia cerró los ojos y trató de contar hasta diez. No podía ser tan malo, ya la había tenido en su pierna antes y llegó a saltarle en la panza antes de que la arrojara lejos en conjunto con el florero preferido de su padre.
– Dime sin más, ¿Dónde? –pidió tratando de regular su respiración.
Ichigo inclinó lentamente su cabeza, señalando con su mentón el hombro izquierdo. Rukia hizo lo mismo que él, pestañando innumerables veces antes de por fin dirigir su vista hacia su propio hombro izquierdo.
Witzy debía tener inteligencia propia.
Witzy levantó una de sus patas como si la estuviera saludando.
Y Rukia fue lo último que vio en el resto de la noche.
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– Entonces no la matamos, ¿verdad?
– Estuvieron a punto de hacerlo, pero afortunadamente no.
– Y ella está bien, ¿verdad?
– Ella está descansando ahora, igual que hace unas horas.
– Y… no le dirás nada a nuestros padres, ¿verdad?
– Bueno, no estuvo para nada bien que le hicieran esa clase de broma a su hermana sabiendo que le teme tanto a los insectos. De no haber estado yo, ¿Qué hubieran hecho ante esta situación?
– ¡Llamarte! –se escuchó al unísono del otro lado de la línea.
– Realmente, ustedes… –Ichigo dejó inconclusa la frase y suspiró cansado y ligeramente divertido–. Sólo… guarden en lo más recóndito de su habitación ese pequeño insecto robot si no quieren que Rukia se entere de la verdad.
– ¡Gracias, Ichigo! –fue lo último que escuchó antes de que finalizara la llamada.
Sinceramente podía comprender el temperamento de la chica a su lado cuando se trataba de sus hermanos, a veces éstos eran algo extremistas con sus bromas. ¿Quién instalaba una cámara a un insecto robot para manejarlo a larga distancia? ¿Y de dónde rayos se las ingeniaban para conseguir esas cosas?
La noche anterior había terminado por descubrir que todo había sido previamente planeado por los pequeños, cuando, minutos después de que Rukia se hubiera desmayado, Uryuu llamó más que preocupado por la condición de su hermana. Se enteró así mismo de que ellos habían estado vigilándola todo el tiempo, y sabiendo de sobra lo que planeaban hacer con esa pequeña vigilancia les hizo prometer que no dirían una sola palabra a cambio de su silencio también. Promesa que los otros dos aceptaron a regañadientes.
Terminó de limpiar el desorden que su ex novia había hecho en la sala y la cocina luego de haberla acomodado en su cama para que descansara. Y, a pesar de estar más que cansado, se quedó velando por su seguridad toda la noche.
Justo en el momento que por fin Ichigo había bajado la guardia, cayendo así en los brazos de Morfeo, Rukia despertó sintiendo el calor que la abrazaba desde la espalda. Sin querer abrir los ojos, decidió acurrucarse más contra ese "algo" que la reconfortaba y hasta hacía sentir más segura, aunque esa sensación hubiera sido más duradera de no haber notado que lo que rodeaba a su cintura no era sino el brazo de una persona. Rápidamente se giró sobre sí para notar que el dueño de ese brazo y ese calor acogedor no era otro más que Ichigo. Sus notorias ojeras y respiración pesada denotaban que posiblemente no había dormido en toda la noche y que al final ni siquiera se había dado cuenta de cuándo cayó rendido.
Hubiera querido despertarlo, hubiera querido empujarlo lejos de ella y exigido que se largara de su casa, pero tampoco podía olvidar lo ocurrido la noche anterior y cómo no dudó en correr hacia ella cuando más lo necesito… un sábado a la medianoche. Sonrió divertida ante ese pequeño detalle.
Tal vez replantearse al culpable de su separación, abriendo viejas heridas y lastimándose nuevamente para recordar, no sería una… muy mala idea. Pensó eso mientras retomaba su posición inicial para seguir durmiendo.
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– ¿Tomaste la foto?
– No me ofendas con esa pregunta.
– Da por hecho que mamá los mataría si ve esto.
– Oh, yo no, cariño, mejor los cuidamos de su padre, pero yo quiero todos los detalles de esa situación, ahora –resonó la melodiosa voz de su madre detrás de sus espaldas.
Tatsuki y Uryuu sintieron escapar sus almas para segundos después volver a su cuerpo.
– Isshin y Masaki estarán más que contentos de ver esto. Traeré el UBS para que me lo envíes a mi Whatsapp, cariño.
– ¡Es USB y se descarga a tu celular, mamá! –exclamó Uryuu al verla correr hacia la cabaña.
Al menos Witzy había servido para algo productivo.
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:O :o :O :o :OOOO
Kia de regreso, señoras y señores!
Aunque no sé por cuánto tiempo (No me tiren con la antorcha).
Irónicamente, en breve comienza mi período de relativo "descanso"en la universidad. Intentaré, para quienes leen mis long fics, actualizarlos. Sinceramente creo que Bleach es uno de los capítulos de mi vida sin cerrar, jaja, y no se cerrarán hasta que no acabe con esas historias. Para quien conozca y sea parte del fandom VKook, no saben cómo sufro no poder subir aunque sea One Shots, es que la nostalgia del IchiRuki ,e puede e incluso la culpa de intentar si quiera escribir para otro fandom sin terminar de cumplir en este TnT (y ese es mi extraño modo de amarlos, IchiRukistas hermanos).
Bien, espero que les haya gustado este nuevo fanfic, no es que sea completamente nuevo e incluso hay más de donde éste vino (recuerdo que en ese tiempo sufrí bloqueo de escritura), así que quién sabe y no termino de editar los demás, así agarro nuevamente la práctica. Pero trataré de enfocarme en actualizar los fics.
Coméntenme qué les pareció, qué no, si les gustó o si quieren asesinarme por lo corto (también me gustaría saber qué les parece la idea de subir mis fics a Wattpad y si debería comenzar a escribir con caps cortos). Saben que me gusta leer sus comentarios.
Nos leemos pronto. Bye! O.-/
