La serie Inuyasha y todos los personajes reconocibles de este fanfic pertenecen a Rumiko Takahashi.

En realidad llevo mucho tiempo queriendo hacer esto. No sé cómo saldrá el experimento, la verdad.

La cuestión es que siempre me he preguntado que podría pasar en 500 años para que todos los youkais desaparecieran en el universo Takahashi. Eso es lo que quiero explorar con este fanfic, entre otras cosas.

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—La casa viene y va, dicen. Se recorta contra el cielo estrellado las noches de verano, y brillan las luces detrás de las puertas de papel de arroz. Dicen que quien la encuentra y se atreve a cruzar el umbral jamás vuelve a salir —El hombre habla con voz ronca, la cara sumida en la penumbra. Crispa las manos sobre la hakama negra.

El viento aúlla fuera, y se cuela entre las grietas de la madera quejándose con voz de mujer. Es un lamento desgastado, como si gimiera desde hace mucho. Sota siente a su madre arrimarse hacia él y tantear en la oscuridad hasta cogerle de la mano. Se da cuenta de lo pequeños que son sus dedos. Se da cuenta de que, arrodillados sobre el tatami, son casi de la misma altura.

Sobre la puerta corredera, la llama del farolillo temblequea como una mariposa nocturna. Cuatro polillas revolotean a su alrededor, y chocan contra el frágil papel en un vuelo breve, torpe, casi frenético.

—¿Y qué hay tras el umbral? —murmura Sota.

El hombre canturrea sin abrir la boca. Tiene los ojos cerrados y su voz suena desafinada y áspera en mitad de la noche.

—¡El reino de los espíritus! —susurra furiosamente el abuelo, inclinándose hacia su nieto—. ¡El mundo de los que ya no pueden ser…!

—Nadie ha vuelto para contarlo. La casa va y viene. Eso dicen —repite el hombre, y niega con la cabeza. Esconde las manos dentro de las mangas del haori, respira profundamente por la nariz—. Aunque hay quien afirma haber visto a una mujer cautiva con la piel blanca como una perla. Dicen que siempre tiene la cara vuelta hacia la luna. Y dicen que el viento siempre sopla hacia dentro de la casa, y que sopla siempre con voz de lobo.

Pero fuera el viento calla, y solo se escucha el susurro de las copas de los árboles, y el canto chirriante de los grillos. El hombre se levanta pesadamente, primero una rodilla, después la otra, y empuja la puerta corredera. Una ráfaga de aire se cuela dentro y apaga el farolillo, que ondea y golpea la madera vieja.

Todos miran el bosque casi sin atreverse a respirar. Los picos de los abetos se recortan contra el firmamento azul, salpicado de estrellas diminutas. Kagome piensa que parecen de escarcha.

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La hakama son unos pantalones tradicionales japoneses.

El haori es una chaqueta tradicional japonesa.

El título, La ternura de los lobos, es de una novela de misterio de Stef Penney. No la he leído, pero desde que oí hablar de ella he querido plagiarle el título :D

El nombre del capítulo, Pastores en vela, es una referencia al dicho popular "Lobos aullando, pastores en vela".

No sé si quedará por ahí alguien que siga leyendo fanfics de Inuyasha. Pero si alguien encuentra este mensaje cibernético en botella y lo lee, me gustaría conocer su opinión :P