Disclaimer: Los personajes, no nos pertenecen, salvo Sophie, Catherine y Angeline. Si, nombres afrancesados, porque las niñas, vienen de París. Olvidaos de los chistes fáciles, porque no pretendemos lucrarnos a costa de esto, si no que simplemente, escribimos para pasar el rato.
Este fic se centra en el verano de los Merodeadores, que transcurre desde Sexto hasta Séptimo. Ellos son magos, pero ellas, según parece, no lo son, y no podemos arriesgarnos a hacer magia, de modo que rompamos el Estatuto Secreto, así que no queda otra que comportarse como personas normales durante dos meses. ¿Creéis que nuestros Merodeadores serán capaces?
El título se lo hemos copieteado un poco a Shakespeare, inglés e ídolo de masas, o al menos, eso tenemos entendido. Llamamos así al fic, porque transcurre en verano, poqrue lo escribimos por las noches y porque, si, escribir es como un sueño.
Sin más tardanza, BlackandGoldGirls featuring, os presenta, de la mente de dos locas, una locura, monumental. Sueño de una Noche de Verano!!!
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Primer Capítulo
Era una tarde magnífica, y como venia siendo habitual desde hacía unos años, Catherine y Sophie ayudaban a su abuela a ordenar la biblioteca de la Mansión De la Croix; ya que a su querida abuela Angeline le encantaba leer y transmitir a sus nietas el placer de la lectura y la sabiduría. Con nostalgia la señora De la Croix miraba la alfombra de la biblioteca, donde ahora dos jóvenes muchachas recogían de las cajas la nueva adquisición de antiquísimas novelas; antes, dos niñas preciosas escuchaban con atención las historias que le contaba su abuela.
Catherine y su prima Sophie eran unas niñas encantadoras. Catherine había heredado el pelo ondulado y de color castaño claro que caía graciosamente por sus hombros, era exactamente igual que el del hijo mayor de los De la Croix, aunque sus preciosos ojos azules los había heredado de su madre. Sophie en cambio era todo lo contrario a su prima; había sacado los ojos marrón oscuro de la familia y siempre tenían un brillo muy especial, el pelo era marrón oscuro y lacio como el de la madre. Pero había algo que las dos tenían igual, el mentón y los labios que eran igual a los de su abuela paterna y al hijo menor de esta, el padre de Sophie.
Después de contarles una historia, como cada sábado las niñas solían jugar ahí, en aquella preciosa alfombra persa de color granate en la biblioteca, con la que las dos niñas jugaban a que era una alfombra voladora y podían ir a un sin fin de lugares mágicos. Catherine siempre quería organizar el juego y Sophie casi siempre la obedecía y aguantaba los caprichitos de su prima, hasta que no podía más y salía la fiera que había dentro de ella, y como su prima no tenía mucho mejor caracter, comenzaban a pelearse.
Angeline recordaba como sus hijos y ella corrían ha separar a las niñas, y después del regaño, continuaban como si nada hubiese ocurrido, y como cada día de verano que pasaban en la mansión, iban a darse un baño a la piscina, en familia. Recordaba a sus hijos con sus bellas esposas y sus nietas jugando en el agua, las risas, los besos...
Ahora todo era diferente, sus nietas vivían con ella permanentemente y las risas de sus hijos y sus nueras ya no estaban...
DIN DOOONGG.
- ¿Sophie, puedes abrir la puerta?- le dijo cariñosamente a su nieta, mientras Catherine intentaba colocar los libros en la estantería más alta de la biblioteca.
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Las vacaciones de verano habrían sido aburridas, de no ser porque estaban los cuatro juntos, porque, si James tuviese que estar solo todo el verano, en aquel pueblucho lleno de ancianos y niños de menos de diez años, se habría vuelto loco. No era que no le gustasen los niños pequeños. No. Era que sin sus amigos, y sin ver a la pelirroja de sus sueños, acabaría enloqueciendo.
Aun que no todo era aburrimiento en aquel minúsculo pueblo costero. De hecho, las cosas acababan de ponerse interesantes. Muy interesantes. Porque, tal y como les había dicho su madre aquella mañana, mientras, entre los cuatro, daban buena cuenta de su pastel de chocolate, legendario y delicioso; dos chicas, de su edad, acababan de mudarse a la casa de una anciana que vivía al otro lado del pueblo, en el acantilado, entre le bosque y el mar. La casa gemela a la suya, en la otra punta de la bahía.
El pueblo en el que pasaban el verano, era bastante simple y aburrido. Una pequeña bahía, rodeada por acantilados, y el pueblo, propiamente dicho, entre las dos puntas de la bahía, rodeado de un bosquecillo espeso, que viajaba desde un acantilado al otro, rodeando el pueblo, y adentrándose más en la tierra.
De los tres caminos que se podían utilizar para llegar a la otra punta de la bahía, el que recorría el bosque, muy útil en luna llena. El que bordeaba la playa y cruzaba el pueblo, o ir en barca hasta el otro lado. Ellos escogieron el segundo, para, como les había dicho su madre, comportarse como personas civilizadas, e ir a darles la bienvenida a sus nuevas vecinas.
Decidieron ir en bicicleta, a pesar de que Peter protestase por tener que recorrer tres kilómetros en bici, porque el día estaba soleado y precioso, y cualquiera disfrutaría, paseando, con aquella placentera brisa marina. Además, no podían hacer alarde de magia, porque no sabían de la naturaleza de sus nuevas vecinas, y una cosa era ser bastante condescendiente con los muggles, y otra decirle a la cara que eres algo que considera inexistente.
Cuando llegaron al otro lado de la bahía, en menos de media hora, pese a los gruñidos molestos de Peter, y dejaron las bicicletas apoyadas al lado de la verja de la mansión, ni siquiera Sirius, que presumía de que pocas cosas podían asombrarlo, pudo contener un silbido de asombro.
La mansión era gemela de la de James, pero tenía un toque… diferente. Tal vez se debiese a las filigranas de oro puro que adornaban el portalón, o a los cuidados setos que bordeaban el camino hasta la puerta, pero la verdad era que el lugar intimidaba bastante.
Remus, pensaba que era hermoso, a él le gustaban las flores, como el resto de la naturaleza, al formar parte de ella. Esa parte de él que debía contener, por el bien de todos, y sobre todo, de las nuevas chicas muggles.
Peter, ansioso por hacer algo, se adelantó y timbró, mientras ellos llegaban a la puerta. Luego, por una extraña vergüenza, se medio ocultó detrás de Sirius y James, mientras unos pasos apresurados corrían a abrir la puerta.
Sophie fue abrir la puerta un poco molesta ya que se había acostumbrado a la comodidad del servicio de la casa. Pero se le paso en cuanto abrió la puerta y se encontró con unos ojos grises que quitaban el hipo a cualquiera. Había tres chicos más con él, uno con el pelo todo alborotado, otro sonriendo nerviosamente de tras de los anteriores y por otro lado estaba un chico de cabellos dorados con unos ojos miel preciosos...
-¿Sophie que te pasa, quién ha venido para quedarte plantada en la entra...da? Hoola...
-Buenas tardes- dijo Sirius cortésmente- somos vuestros vecinos, estamos en aquella mansión de allí pasando el verano y hemos venido a saludaros. Mi nombre es Sirius Back, este que esta a mi derecha es James, él es Remus y este de aquí, Peter.
- Encantadas- dijeron las primas a la vez.
-Mi nombre es Catherine- dijo esta al ver que Sophie se había quedado fija mirando a Remus- y ella es mi prima Sophie. Nos alegra conocer a alguien de nuestra edad. Este pueblo es bello pero no hay muchos adolescentes que digamos...
-Ya...de eso nos hemos dado cuenta... y digo yo, unas jóvenes tan bellas como vosotras, no deberíais estar encerradas todo el día teniendo tan buenos mozos a vuestra disposición...- dijo Sirius mirando a las chicas seductoramente...
-¿Y que sugiere el señor…?-continuo Catherine al ver a su prima sonrojada
-Black...sugiero que mañana vayamos a ir a pasar el día a la playa y tal vez...os gustaría disfrutar de nuestra gentil compañía.
-Me parece estupendo que os parece si nos venís a buscar a las nueve. Lo siento si no os dejo pasar, la casa esta patas arriba y llena de cajas, entre que acabamos de mudarnos y la nueva adquisición a nuestra biblioteca privada...
-Lo comprendemos, no pasa nada. Entonces mañana venimos a buscaros.
-Adiós chicos, ha sido un placer conoceros.
Catherine cerró la puerta y empezó a reír junto a Sophie.
-Vaya Sophie me parece que ya no nos vamos a aburrir más...has visto que chicos...bueno ese que se escondía era bastante raro pero los otros...
-No se si deberíamos de ir con ellos a la playa, les acabamos de conocer y a la abuela...
-La abuela estará muy contenta que hayamos hecho amigos y además podrás ver otra vez a Remus...es muy guapo verdad...
-¡¡¡¿¿ QUE ESTAS INSINUANDO??!!!- sin duda alguna Catherine sabía como molestar a su querida prima y era algo que le encantaba.
-Nada...-dijo inocentemente- vamos a ayudar a la abuela y la pedimos permiso...Oye nena ¿Qué nos ponemos mañana?
-Pues que nos vamos a poner Cathy, el bikini- dijo Sophie divertida al ver como su prima la miraba molesta.
-¡Jolín primita como te vas soltando! Me dices que no deberíamos ir con ellos porque les acabamos de conocer y ahora quieres ponerte el bikini para ligártelos jajaja- dijo Cathy satisfecha de haber dejado sin palabras a Sophie que estaba roja de la rabia y no sabía que responder.
-...¡Déjame en paz! Yo pasó de ligarme a unas hormonas con patas como ese Black...has visto como nos miraba..., que estará pensando hacer con nosotras.
-Bueno...ya empezamos..., disfruta de la vida...pareces la abuela. ¡Tened cuidado con los chicos!- dijo imitando la aguda voz de su abuela- No te va a pasar nada porque estés con un chico. Además con esos añazos que tienes...y ni siquiera te has besado...No sabes lo que te pierdes...y dirás que Black nos miraba...pero tu a Remus...pensaba que se te había olvidado pestañear...-dijo satisfecha de ver a su prima más enfadada aún y se le hinchaba la Yugular.
-¡¡¡MIRA, ME DA IGUAL LO QUE DIGAS!!! La que está calentando braguetas por hay y luego se va cuando le da la gana no soy yo, así que...- dijo Sophie con un brillo de victoria en su mirada.
-Cuida esa boquita, guapa, sino te quieres arrepentir, ya sabes de lo que soy capaz...
-¡¡QUE SON ESOS GRITOS Y ESAS FALTAS DE RESPETO ENTRE SEÑORITAS!!
Acababa de entrar Angeline enfadada por ver a sus nietas peleando, como de costumbre. Pero sabía que no podían vivir la una sin la otra aunque se molestaran de vez en cuando. Al fin y al cabo pasaban mucho tiempo juntas y se querían como hermanas, incluso iban al mismo internado en Francia. En septiembre les tendría que buscar un nuevo colegio por Inglaterra. Había barajado unas cuantas instituciones y todas ellas de renombre, pero el verano había comenzado y las niñas merecían un descanso y tiempo para asimilar todo lo que había ocurrido desde aquel trágico accidente donde habían muerto los padres de ambas...Tenía mucho tiempo para pensar en su educación y ahora solo quería simplemente disfrutar de ellas...
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¡Hola! Soy MoonysWolwerine. Esperó que os allá gustado el primer capítulo. Ya se que es cortito y tampoco hay muchas emociones, pero esperar al capí siguiente para ver nuestras locuras...por no hablar de los siguientes jaja. Este ha sido mi debut como escritora de fics junto con ¡¡mi gran profesora; nuestra querida Canutis!! La persona que me animó a escribir esta locura a medias. Siempre me gustó escribir, ahora solo queda que nos dejéis un review y que nos critiquéis un poquito. Hasta la próximaaa. Un besito a todos los que habéis decidido leer este primer capítulo.
¡Hola a todos! Soy BlackisKato Canutis, y si, esto es una gran paranoia. Esperad a que subamos los siguientes capítulos, y veréis cómo de locas podemos llegar a estar. Si no fuese por Lunática, es decir, la loca de arriba xD yo no sería capaz de escribir esto. Ahora, me voy a poner muy seria (saca el látigo) nos gustaría (chasquea el látigo, con cara de sádica) que nos dejaseis un review, porque, de verdad, tenemos muchas más cosas que hacer que esto, y nos gustaría que nuestras locuras fuesen apreciadas.
Muchas gracias por leernos!! Besitos con sabor a Merodeador!!
MoonysWolwerine & BlackisKat
