Fairy Tail es Propiedad de Hiro Mashima; la historia es mía.
Gracias a mi amigo Francisco por ayudarme a revisar el escrito y a mi hermana Daniela por ser la "Beta tester".
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Capítulo 1: Petricor y Déjà vu [1° día]Calor, una inmensa sensación de calor y algunas punzadas breves y difusas que se pintaban en sus entrañas, despertándola de su letargo – ¿dónde estoy?– se preguntó aquella chica peliazul, abrió los ojos pesadamente, sintiéndose cansada y soñolienta; se encontró a sí misma recostada en su cama, aunque ésta le parecía más incómoda que nunca, le dolía la espalda como si hubiese pasado la noche durmiendo sobre una roca o algo parecido.
– ¿Qué día es hoy?– la cabeza le daba vueltas, se sentía fuera de sí, lentamente se acostumbró, era raro que le ocurriera, sólo le pasaba de vez en cuando, pero aún seguía la incógnita, ¿qué día era?, se levantó de su cama y tomó su teléfono. –Lunes 21 de Diciembre, eso explica el frío– tembló ligeramente mientras frotaba sus gélidas y delicadas manos por encima de las mangas de su pijama, –que extraño– decía la chica –se siente como un déjà vu– la piel se le erizó por completo mientras aquel extraño sentimiento que le despertó volvía, intensificándose poco a poco. –Ughh– se quejó ella, denotando con sus cejas el pequeño malestar – ¿será que no tarda en llegar este mes? –se preguntaba, sus periodos eran irregulares, a veces venían a tiempo y otras veces se iban por meses, Juvia atribuyó su dolor a este pensamiento –seguramente son calambres premenstruales, por estas fechas suele dolerme el vientre… y seguirá doliendo por un tiempo– se decía, como si necesitara darse una explicación a sí misma, miró el reloj y se dio cuenta de que aún faltaban 2 horas para ir a trabajar –hoy entro más tarde y aun así me levanté tan temprano… bueno, ya qué–.
Caminó hasta su baño, un baño color menta y molduras color blanco, un lugar relajante donde podía sacarse el estrés del día, necesitaba darse un baño tibio, tal vez el calor le quitaría aquel malestar; se sacó las pijamas de una forma que podría denominarse hasta erótica, sacando cada pieza con delicadeza y colocándola a un lado mientras la bañera se llenaba con el agua. Juvia se envolvió con una toalla, ajustándola justo en su pecho para que no se le cayera y tomó las sales de baño – ¿qué fragancia estaría bien?, ¿rosas?, ¿jazmín?, ¿cerezo?, ¿moras?, ¿petricor?*...– ¡¿petricor?! ¿Desde cuándo tenía ella una esencia para baño de petricor? –debo fijarme mejor en lo que compro– se replicaba, ya que la mayoría del tiempo compraba cosas sin darse cuenta, sólo por impulso, sin embargo algo la llamaba a tomar aquel envase –éste, éste estará bien– colocó un poco en la tina, lo suficiente para que el olor la hiciera relajarse, se metió a la tina justo después de librarse de la toalla que cubría su desnudo cuerpo, –lo suficiente para olvidar todo por un instante– dijo al amoldar su figura a la delicada curva de la bañera… –¿olvidar?, ¿olvidar qué?– se preguntaba mentalmente mientras se dejaba ir en la calidez del agua.
Entró a su alcoba envuelta en su toalla, la cual dejaba al descubierto parte de su pecho y sus muslos; ya que el baño conectaba con su habitación directamente, no tuvo que hacer el eterno y horrendo recorrido por el pasillo para huir del frío invernal; aquella habitación era su preferida de toda la casa, paredes del color del cielo despejado, puertas, ventanas y molduras del color de la nieve pura, decoraciones en color plata resaltando sobre los muebles de color chocolate que sostenían sus pertenencias, y su cama, su enorme cama con un edredón a juego con las cortinas y las sábanas, del color de las nubes de una tormenta venidera.
Se dirigió a su vestidor dejando tras de sí un rastro de gotas que se deslizaban de su cabellera mojada, eligió un vestido corto a rayas de tonos grises y negros que cubría aproximadamente una cuarta parte su muslo, unas botas negras de tacón alto sin muchas decoraciones que llegaban hasta su rodilla y una gabardina negra muy elegante con un cinturón que marcaba su cintura; sin embargo optó por dejarla a un lado, al menos hasta terminar de arreglarse para ir al trabajo. Se cepilló el cabello y lo secó, su cabello liso y sedoso llegaba hasta su cintura, era el toque de color que le faltaba a aquel atuendo tan hermoso; su maquillaje consistía sólo en un poco de polvo, delineador negro para darle profundidad a sus ojos, una delgada capa de máscara para acentuar sus ya llamativas, largas y curvas pestañas y un poco de labial rosa, el cual combinaba perfectamente con sus naturalmente sonrosadas mejillas. –Listo– dijo dándose una última mirada en el espejo, –espero verme bien– respiró profundo, y es que su preocupación tenía nombre y apellido, Gray Fullbuster, un joven de cabello negro y algo largo, ojos profundos y de tez aperlada, un chico que, al parecer, no conocía el significado de la palabra frío (o decencia), le gustaba ir ligero de ropa ya que como él decía, su cuerpo era muy cálido y no es como si Juvia lo hubiera averiguado, sino porque Gray lo demostraba cada que podía y más en verano, donde optaba por ir casi en traje de baño al trabajo; desde ese día el aire acondicionado del recinto se mantenía a 18 °C para evitar este tipo de problemas.
Bajó las escaleras y llegó hasta la cocina para tomar su taza de café, la máquina estaba programada para tenerla lista a la hora que Juvia tuviera que salir, solamente tenía que dejar las cosas listas la noche anterior y la cafetera se encargaría de lo demás; tomó su café y le agregó leche y azúcar, el café negro no era lo suyo, o mejor dicho, las cosas amargas no eran lo suyo. Tomó las llaves de su auto, un Malibu 2014 en color gris metálico que ella cuidaba en demasía, y se dirigió a su oficina.
Cada vez el déjà vu era más fuerte, es decir, no todos los días se te atraviesa un desfile con globos de dragones que hace que llegues tarde al trabajo, ni escuchas en la radio una noticia para nada normal que por alguna razón parece ser que ya conoces, por lo general las noticias no constan de vacas que causan pavor en los edificios entrando sabrá Dios como, –este día ha sido demasiado extraño… ¡y ni siquiera es medio día!– decía mientras estacionaba su auto; bajó el espejo para mirarse mientras se decía –todo listo Juvia, será un día largo, pero lo superarás, ahora sonríe y ve a trabajar– bajó del auto y se encaminó a la entrada; Juvia trabajaba en un edificio muy elegante, con grandes ventanas que dejaban entrar mucha luz solar y un enorme recibidor.
–Buenos días– saludaba a todos en el edificio, – ¡buenos días chicas!– saludó emocionada a las otras asistentes del gran buffet jurídico Fairy Tail.
–Buenos días– saludó Levy McGarden, asistente personal y novia del abogado Gajeel Redfox; se veía hermosa con su traje que consistía en una falda negra entallada que llegaba hasta la mitad de su muslo y una blusa color aqua, la cual combinaba perfectamente con su cabello, unos bellos tacones negros y un hermoso anillo de compromiso que adornaba su anular izquierdo.
–Buenos días Juvia– dijo Lucy Heartfilia con su rubia cabellera en un recogido colocado a su derecha y un vestido negro muy al estilo español, con escote en forma de corazón y una pierna casi al descubierto, dejando lugar a la imaginación, claro, si es que querías problemas con su celoso novio Natsu Dragneel, otro de los abogados del lugar y quien le había regalado a Lucy los pendientes y el collar que la adornaban.
–Buenos días– pronto se hicieron presentes los novios de las chicas.
Juvia se sentó en su escritorio y comenzó su trabajo, redactó y transcribió todas las notas, actas, escritos, contratos y demás papeles que necesitara su jefe inmediato, que para mala o buena suerte de Juvia era nada más y nada menos que Gray –Mirajane es muy rara y buena en esto– decía la chica mientras suspiraba; Mirajane, la jefa del departamento de recursos humanos y esposa del actual dueño del buffet, Laxus Dreyar. La guapa peliblanca decidía quien entraba a Fairy Tail y en qué área sería colocado, sin embargo su mayor hobby era colocarlos como ella pensaba que harían buena pareja, y hasta ahora no se había equivocado. Natsu con Lucy, Gajeel con Levy, Erza con Jellal, a Bickslow lo convirtió en su cuñado al unirlo a su hermana menor Lissana, su hermano Elfman con la hermosa Evergreen, bueno, cada pareja que ella ha formado en el trabajo, se ha establecido como una pareja romántica, todas menos ella y Gray.
–... via… ¡Juvia!– la voz de Gray la sacó de sus pensamientos –Juvia, ¿te sientes bien?– Gray tomo su mano con preocupación, – ¡tus manos están heladas!– gritó haciendo que todos voltearan a ver la escena.
–E-estoy bien– contestó algo apenada –mis manos siempre están frías en esta época, no te preocupes, además no están tan frías– contestó con una sonrisa tratando de hacer que sus compañeros dejaran de preocuparse y volvieran a sus asuntos antes de que ella muriera de la vergüenza.
–Además te ves muy pálida, ¿quieres que te lleve a casa?– dijo Gray mirándola fijamente a los ojos.
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*Petricor: es el nombre que recibe el olor que produce la lluvia al caer en los suelos secos.
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