Hola a todos. Aquí les traigo este Fanfic como regalo de cumpleaños para mi amiga Sonye-San (Sonatika). Así mismo, si les interesa, los invito a unírsenos al foro "Esmeralda Madre". Seguro que les gustará.

Disclaimer

Todos los derechos de localizaciones y personajes pertenecientes al universo de Sonic the Hedgehog son propiedad de Sonic Teamy SEGA. La historia, sin embargo, si es de mi propiedad.


Más allá de la búsqueda

Capítulo 01: Decisiones.

Inicio POV Marine the Raccoon.

Todo era paz y armonía en el reino que gobernaba mi mejor amiga Blaze the Cat, guardiana de las místicas Sol Emerald's. Cualquier mal que osara en robar y utilizar con codicia aquellas gemas que mantenían el equilibrio de nuestra dimensión, tenía que vérselas con nosotras (y de vez en cuando los soldados del reino). Pero, cada año que pasaba los malos entendían que no se nos podía vencer tramaran lo que tramaran, en especial ahora que junto a mi amiga se encontraba su novio Silver the Hedgehog, quien reforzó nuestras defensas y tecnología con ideas sacadas, literalmente, del futuro.

– Marine, ¿me escuchaste? – Preguntó viéndome algo molesta Blaze, con unos planos en sus manos.

– Lo siento, no te presté atención. – Le indiqué, dejándola descontenta. – No he terminado de reparar los barcos, así como los aeroplanos. – Seguí informándole, dejándola aún más descontenta. Soltando un suspiro, su mirada se calmó.

– ¿Puedes decirme que te pasa? – Preguntó con calma, acariciando mi cabeza.

– Es que todo está bien. No hay males. – Respondí con tristeza.

– Y, ¿eso es malo? – Arqueó una de sus cejas ante su duda.

– Ya no nos enfrentamos a nada. Era divertido ir y buscar las gemas, enfrentándonos a tontos que querían vencernos. – Declaraba, esbozando una sonrisa, recordando todas aquellas increíbles aventuras que vivimos. – Ahora, ya no hay lugar que no conozcamos en la Sol Dimensión, ni enemigos que nos quieran hacer daño. Aún está Eggman Nega, pero él ya ha comenzado a perder el interés en dominar esta dimensión. – Finalizando, mis lágrimas hicieron acto de presencia. Con las yemas de sus dedos, Blaze limpió las lágrimas que se resbalaban por mi rostro.

– Oh, Marine. Me duele tu tristeza, pero las cosas cambian. – Trató de consolarme dándome un abrazo, pero no servía. "Necesitaba hacer algo que me animara".


Con carta en mano me dirigía a su oficina en el castillo, la cual que usaba especialmente para los asuntos con el gobierno que dirigía de su nación. Con un poco de vergüenza sorprendía a Blaze besando a Silver, quienes se separaron apenas me vieron.

– Toca antes de entrar. – Expresó Silver, tomando unos papeles del escritorio.

– Lo haré. Hubiera quedado traumada si los veía haciendo cosas más íntimas. – Le declaré, dejándolos rojo de la vergüenza. – Olvidemos lo que pasó. Quiero que tengas esto. – Le dije directamente a Blaze, entregándole la carta. Ella la leyó, mirándome confundida.

– ¿Quiere un año sabático? – Preguntó anonadada.

– Necesito replantear mis ideas. Necesito… redescubrirme. – Convenciéndola con mis palabras, firmó, con sello y todo, mi permiso de vacaciones.

– ¿Qué tienes en la maleta? – La pregunta de Silver me hizo detenerme en seco, girando mi cabeza para observar cómo me miraban atentamente.

– Mis cosas. No pienso usar este mismo atuendo todo el tiempo. Qué pensaran los chicos de mí – Les indiqué, apretando un poco mi maleta.

– Oh, chicos, ¿eh? – Insinuó con un poco de malicia Blaze. – Espero que me cuentes todo cuando vuelvas. – Se levantó, abrazándome. – Te quiero, camarada. – Se despidió de mí, mostrándome una sonrisa.

– Yo también te quiero, camarada. – Afirmé, cerrando la puerta detrás de mí. Soltando un suspiro, y con mi corazón latiendo como tambor, me sentí aliviada que no quisieran ver qué cosas tenía allí. "Sí, tenía pendras de vestir, pero también cosas que no debí tomar".


Vi como la puesta del sol, desde la isla que me encontraba, creaba un bello brillo verde esmeralda sobre Isla sur. Al tener la oscuridad como compañía, vi las dos Sol Emerald's, de colores verde y amarillo, que tomé sin decirle a nadie. Las hurté con la intención que me llevaran a ese bello lugar del que siempre oía cuando Silver y Blaze hablaban sobre las aventuras que pasaban en la denominada "Dimensión de Sonic". Las historias que contaban eran asombrosas, así como los continentes, y sus vastas extensiones de tierra firme. Quería ver todas esas maravillas por mis propios ojos, pero nunca pude; no porque Blaze me lo impidiera, sino que cada vez que trataba de llevarme a esa dimensión las Emerald's se "apagaban" o "negaban". Después de un tiempo, nos rendimos. Lo que me dolía era que ella podía traer a sus amigos de aquella dimensión, pero no podía llevarme a mí.

– ¿Debo hacerlo? – Me pregunté a mí misma, sufriendo con mis decisiones, con un remordimiento que me corroía. "Robé para mi beneficio propio".

No podía pensar, dormir o tan siquiera comer, dejando que mi estómago gruñera, decidiéndome si volvía y ponía las gemas en su lugar sin que nadie se diera cuenta, o tomaba valor y trataba de utilizarlas para cumplir mi deseo. Ante mis dudas rondando por mi cabeza toda la noche, vi como nuevamente el sol se alzaba por el horizonte, mostrando una vez más su brillo verde. "Si iba a tomar una decisión, era ahora".

– I wanna go (Quiero ir). – Les pedí a las gemas, con un tono de suplicia. "No quería que mis acciones hubieran sido en balde".

Con un aura de fuego envolviéndome a mí, y a mis cosas, me elevaba unos pocos metros sobre el suelo. Tenía miedo, y a la vez ansias, de que es lo que pasaría. Como una explosión, todo a mí alrededor cambió abruptamente, mostrándome cosas maravillosas; como estrellas y galaxias que se veían tan lejos y a la vez cerca. "Era como estar en el centro del universo". Al finalizar este bello acto, una nueva luz cegó mis ojos, pero me daba cuenta que ya había algo sólido en donde mis pies podían sostenerse. Abriendo un poco mis párpados, deseaba ansiosa de ver cuál sería la primera maravilla que me depararía.

– ¡OH MY GOSH! (¡Oh, cielos santos!) – Grité atemorizada, corriendo lo más que podía. "El cielo era rojo como la sangre de nuestros cuerpos". Lo primero que se me vino a la mente fue que yo ocasioné esto con mis actos egoístas. Por estar distraída, lo siguiente que supe fue que me choqué contra un árbol. Aun temerosa, abracé dicho árbol para sentirme segura de cualquier peligro cerca.

– Sí que me das mucha gracia. – Oí que alguien decía estas palabras en medio de un mar de carcajadas. Yo alcé la mirada, notando que quien se reía se encontraba en una de las ramas del árbol. Desde mi distancia, se notaba que era una ardilla de pelaje amarillo, excepto parte de su barriga que era solo piel, portando una bufanda azul, zapatos blancos con azul, unos guantes con las muñecas de estas de colores azules, y unas goggles (gafas) de vuelo. – Se nota que no eres de aquí. – Declaró.

– ¿Qué te hace pensar eso? – Le indagué, mientras él no dejaba de sonreír.

– Bueno, primero: apareces de una enorme estela de fuego que no quema el césped. – Explicaba, señalando mi antigua posición. – Segundo: corriste apenas viste el amanecer. –

– ¿A-Amanecer? – Pregunté, viendo como el cielo que aún tenía un tono rojizo comenzaba aclarase, cambiando a azul.

– Sí, amanecer. – Reafirmaba, dando un gran salto. Creí que se haría daño por la altura, pero ante mis ojos comenzó a volar (mejor dicho planear), dando giros acrobáticos. Posándose frente de mí, con elegancia, levantó su mano para saludarme. – Mucho gusto. I am Ray the Flying Squirrel, ¿y tú? – Preguntó, con la mano aun levantada. Más de cerca, pude deducir que su edad era casi como la mía, 12 años.

– Yo soy Marine the Raccoon. – Me presenté, estrechándole la mano. Una sensación rara pasó por mi cuerpo. La mirada de alegría y felicidad que proyectaba en sus ojos azules me cautivaba, y me sentía rara por ello.

– ¿Me devuelves mi mano? – Pidió, sacándome de mi trance. Soltando su mano, me sentí apenada. Nunca antes me había sentido así con otra persona, y en especial con un chico.

– Disculpa. – Le dije. – Es que nunca antes había visto un atardecer… así. – Mis palabras lo confundieron, pero levantó sus hombros y no le dio importancia. Lo siguiente que hice fue devolverme a donde dejé tiradas mis cosas, incluidas las Sol Emerald's. De hecho, ahora recordaba que una vez Blaze me habló de cuan diferente era nuestro mundo del suyo, mencionando la belleza del color rojo presidiendo la noche o el día. Tomando mis cosas, me di la vuelta a seguir un rumbo de descubrimiento, pero él seguí allí, cerca de mí. Comencé a caminar con rapidez, pensando que así lo perdería, pero Ray continuaba siguiéndome. "Ese acoso me sacaba de quicio". Tirando mi maleta, y abriéndola, saqué una pequeña escopeta recortada. Aunque su apariencia diera la impresión de ser solo un juguete, la verdad era otra. Disparando, una burbuja de agua salió del cañón y pasó al lado de Ray.

– Wow, cuidado con eso. – Comentó temeroso, levantando los brazos. Sonreí, ya que yo fallé el tiro a propósito para logar ese resultado.

– Deja de seguirme. – Le amenacé, sin dejarle de apuntar.

– Yo solo quiero ayudarte. – Expresaba, sin bajar los brazos. Con un pequeño gruñido de parte de mi estómago, una risa brotaba nuevamente por parte de Ray. – Si necesitas algo de comida, en nuestro cuartel hay mucha. – Sus palabras dieron en el blanco, pues me moría del hambre. Colocándole seguro, y abrochándola en mi correa, lo seguí muy vigilado.


La caminata fue tranquila. Ray no dijo nada, ni trató de hacer algo raro por el estilo. Lo único que me molestaba es que giraba un poco su cuello viéndome de reojo, mostrándome una sonrisa de vez en cuando.

– Deja de sonreírme. – Le indiqué molesta.

– ¿Cómo quieres que no lo haga si eres muy linda? – Declaró abiertamente. Tal pregunta me tomó por sorpresa, quedando pasmada. Jamás me habían dicho bonita (por parte de gente que no fuera conocida) "Ahora no sabía si lo decía en serio, o en broma".

Con ruido de explosión, mis pensamientos se disiparon. La mirada de Ray se volvió de preocupación. Sin decirme nada, salió corriendo antes de dar un salto y planear. Sin quedarme atrás, corrí detrás de él sin saber si era buena idea o no. Al llegar al final del sendero, había una pequeña bajada, notando como unas cabañas se encontraban siendo atacadas. Sabiendo lo que se debía hacer, ambos fuimos al rescate. Tomando mi arma, comencé a darles disparos desde la lejanía a lo que parecían ser unas avispas robóticas.

– Ray, que bueno que llegaste. – Escuché como un dijo alegre armadillo de colores rojo y negro. – Pensé que me divertiría solo. – Declaraba, pateando la cabeza de uno de los robots avispas destruido. La sonrisa en el rostro de Ray volvió, corriendo para abrazarlo.

– Creí que te habían hecho daño, Mighty. – Le decía, separándose de él.

– Pff, no digas esos. Esto es pan comido. Puedo hacerlo con los ojos cerrados. – Jactándose de sus habilidades, ninguno de los dos vieron que una de las avispas se levantó y le apuntó. Quise actuar con rapidez pero, ante mi mirada, algo pasó con una velocidad sorprendente destruyendo como si nada al robot. Al dejar de volar, me pude percatar que era una felina de ojos naranjas con pelaje amarillo anaranjado y cabello negro, vistiendo un vestido rojo con negro y cordones blancos como decorado, así como guantes blancos con rojo, botas rojas con negro y una diadema roja; y también tenía unas alas metálicas que le permitían el vuelo. Los dos le sonrieron, pero ella los miró con una mirada seria.

– Cuiden sus espaldas. – Sugirió esa felina como un regaño, provocando que ambos miraran al piso con vergüenza y asintieran, llamándola Honey. Soltando un suspiro, una sonrisa se delineó en su rostro. – ¿Quién es tu nueva amiga, Ray? ¿Es tu novia? – Su consulta provocó que Ray me miraba con pena, sonrojado en sus mejillas. Sentí lo mismo que él, y me apenaba tal pregunta.

– E-ella es Ma-Marine. – Me presentó ante ellos entre tartamudeos. Los dos me saludaron con emoción, para luego llevarme a una cabaña que tenían oculta. Allí, ante uno deliciosos platillos, comenzamos a charlar.


La noche llegó, y esta vez pude disfrutar del atardecer sin asustarme. Ese color rojo ahora me cautivaba más, deseando que durara más tiempo.

– ¿Segura que un mes será suficiente para que conozcas todo? – Nuevamente me preguntó Ray, quien no parecía muy animado del poco tiempo que estaría.

– Me temo que sí. Debo devolver las Emerald's a su lugar; y los científicos me dijeron que no querían arriesgarse. – Mentí esto último. Ray abrió su boca para decir algo, pero un zumbido fuerte lo detuvo. Rompiendo las ventanas, un Buzz Bomber (ahora que conocía su nombre) entró y comenzó a lanzar láseres con su avispón. Uno de los láseres me hubiera impactado si fuera porque Honey me empujó a un lado.

– ¡No! – Grité al ver como uno de esos rayos le impactaban a las presidas gemas, que había dejado en la mesa. Como una reacción, las gemas y le lanzaron una llamarada de fuego que calcinó al Buzz Bomber, derritiéndolo. Ahora flotando, las dos salieron despedidas en direcciones opuestas, como una reacción magnética. Salí de la cabaña, observando como poco a poco ambas gemas desaparecían de mi vista. Mi cuerpo tembló en ese momento y caí de rodillas. – Estoy muerta. – Dije al imaginarme lo "muy contenta" que estaría Blaze al saber lo que hice. – Sí, Realmente estoy muerta. – Seguí declarando, parándome y notando como los tres se me quedaban viendo.

– Creo que hay algo que no nos has contado. – Indicó Honey, con los brazos cruzados. Soltando un suspiro, me dispuse a contarles todo.


Caminando de un lado a otro Honey, su mirada pensativa demostraba que seguía tratando de entender todas mis palabras.

– Déjame ver si entiendo: Primero, tomaste, y cambiaste por otras falsas, sin autorización las gemas de tu amiga Blaze. Segundo, desactivaste un programa, en tu mundo, que avisa en caso de que las gemas desaparezcan a otra dimensión, como esta. – Seguía explicando. – Y por último, según los cálculos, tienes un máximo de 5 meses para recuperarlas y llevarlas a tu mundo, antes de que la realidad comience a distorsionarse. – Terminó de narrar las explicaciones que le di.

– Sé que estuvo mal, pero… – Traté de explicarme, pero la mano de la felina en mi hombro me detuvo de seguir.

– ¿Mal? Mal es poco. – Dijo, haciéndome sentir peor. – Me gustaría poder ayudarte a buscarlas, pero tengo planes que no puedo cancelar. – Se excusaba, y podía entenderla.

– Yo sí. Yo la ayudaré en todo lo que necesite. – Declaró Ray entusiasmado, poniéndose frente de mí, tomando mis manos.

– Sure? (¿Seguro?) – Le pregunté.

– Of course. (Por supuesto) – Respondió sin bajar su entusiasmo.

– Thank you. (Gracias). – Le agradecía con felicidad, abrazándolo en el acto. No sé cuánto tiempo duré así, pero me era agradable. Al soltarlo, el leve sonrojo que se observaba en sus mejillas me hizo reír. Organizando un pequeño plan de búsqueda, nos decidimos a salir al amanecer.

"Una nueva aventura comenzaría en la mañana".

Fin POV Marine the Raccoon.


Bueno, espero que les haya gustado. No olviden dejar sus Reviews con sus críticas constructivas.

Hasta la próxima. ;D